Mientras
el judaísmo se aferraba a la letra de su Torá, la nueva generación
de luteranos de finales del siglo XVIII, buscará una salida por el
Espíritu, quien influye en cada sujeto para interpretar la letra de
su “Biblia”. La dicotomía entre judaísmo y espíritu alemán,
son dos vertientes que se oponen y también se complementan.
El
buen romántico tiene un padre que es Lutero y una madre que es la
logia a la cual se afilia. Protestantismo y masonería son siempre
dos padres sin divorcio.
Herder
El
romántico primogénito de esta familia fue Johann Gottfried von
Herder (1744-1803). Este ministro luterano hijo de pietistas, fue
formado en la filosofía de Kant, quien fue el maestro de todos los
primeros románticos. En Riga, recibe su primer golpe de gracia al
observar canciones populares letonas. Es el caminante pintado por
Friedrich que en este caso no mira el paisaje sino las danzas en un
casamiento, o tal vez de un bautismo. Todo es movimiento, por lo
tanto es vida. También pudieron dejar huella en su mente la
celebración del solsticio, viendo como todo se volcaba hacia la
poesía. ¿Cómo se explica este fenómeno de la Kultur?
Esto
lo mueve a dos conceptos iniciales que todo romántico debe asimilar,
el Nationalcharakter de la gente, y “das Genie”
de cada pueblo, cuyo texto se vuelca en “Poesie”.
¿Pero
por qué se dan culturas tan diversas?
La
ceremonia del solsticio puede ser el ejemplo concreto de sus
deducciones. Una ceremonia que se hace en un determinado momento del
clima, y dentro de un lugar determinado, como puede ser en Riga, es
distinta a la ceremonia popular de la noche de San Juan celebrada en
el norte de España. La misma fecha, pero las condiciones del clima
difieren, por lo tanto, la peculiar geografía de cada pueblo que
vemos en el clima y la historia, determinan das Genie y
este se plasma en Poesie. Así llegamos no solo a las
influencias, las cuales de hecho existen, sino al determinismo
romántico, la geografía y el tiempo señalado en la historia.
Estando
en Riga, durante 1766, Herder ingresa a la logia Zum Schwert. En su
Gespräch explicita la logia como una sociedad global, dado
que es el objetivo de la masonería, y cuyo fin es die Humanität.
El Drang o impulso, lo recibe de esta humanidad que es la
unión definitiva hacia la cual va el Volksgeist o espíritu
del pueblo.
Aquí
está la síntesis herderiana. La Humanität tiene una
historia, que se origina en la naturaleza, esta Natur se hace
Kultur y lleva en sí misma el movimiento a la unificación, o
sea una evolución. Acaba de nacer la Filosofía de la
Historia.
La
historia de la humanidad está determinada por la continuación
racional de la historia natural. Es un determinismo inmanente en una
naturaleza, la cual recibe de Roussseau. Es una naturaleza que se
mueve como se mueve la Razón. Este es el principio fundamental del
idealismo.
Lo
que le importa es la vida propia de cada pueblo, de cada lugar que
visita. Esta vida diferenciada en cada uno, se llamará Kultur,
la cultura. Si la vida representada en sus manifestaciones, no es
otra cosa que un Geist, un espíritu diferente en cada Kultur
y este espíritu se manifiesta en la poesía, se da entonces el
Volksgeist, el espíritu del pueblo, en el cual el papel de la
“Biblia” luterana, será ejercido por la poesía, cual otro
escrito “divino”, inspirado por la Kultur.
El
Clima moldea la sensualidad y el modo de pensar de la
gente, a su vez la gente moldea su país de manera funcional,
cultivando el Yo. Este es el objetivo de la historia humana:
Es parte de la perfección de la
naturaleza humana el que ésta se organice y se forme de nuevo bajo
cada cielo, según cada tiempo y estilo de vida.
Su
carrera masónica continúa en 1783 donde se inicia con los
“Illuminati”, abandonando esta logia al año siguiente.
Su
primer viaje
Con
estas ideas, nuestro romántico deja Riga y emprende un viaje con sus
“hermanos” de logia. Cuando se vio sobre una nave para embarcarse
a la aventura por los mares, ya había tirado su teología por la
borda. Hizo su recorrido partiendo de Riga a Nantes, y de allí a
París. Por supuesto en el viaje confraterniza con sus “hermanos
tres puntos”, entre ellos Diderot y D’Alembert.
Alemania
destrozada en la guerra de los Treinta Años del siglo XVII,
comenzaba “a tomar conciencia” de sí misma. Todo el romanticismo
se inicia arrojando por la ventana ciertos dogmas luteranos, pero
conservando su estructura mental, la cual se aplica a todas las
cosas. Todos los primeros románticos son luteranos que dan un paso
hacia afuera, o sea hacia las logias de los delantales.
El
viaje para Herder, fue una nueva “revelación”, la de la vida. Su
huida fue ir al encuentro de la vida, la cual es existencia y
espontaneidad, pero juega la estructura mental luterana. Esto hace
que se plantee el papel de los modelos clásicos existentes. Como
reformista aplica su fobia a la tradición, la cual, evidentemente,
está representada por los moldes clásicos de su época.
Herder,
ya no es el Caminante de la pintura de Friedrich parado sobre la
cúspide del monte, sino el navegante que mira las olas en
movimiento. Como lo concebía Tales de Mileto. El movimiento es vida,
es alma, es ψυχὴ. Esta vida llega a la
consciencia del
Volk y de
allí a la Gewissen
del Yo. El
Yo por su
fantasía es creativo, lleno de sentimientos, móvil en la
naturaleza. El Yo
es romántico.
La
lengua vernácula como
logos
La
lengua para un luterano, es algo importante, porque ella es el único
camino para expresar una “Revelación”. De allí, que la lengua
posee una vida propia. Es un logos griego.
¿Pero dónde se encuentra la “revelación” en cada lengua? En la
poesía particular de cada pueblo. Es el
poeta, que está inspirado
por el “espíritu de cada pueblo”. El
Volksgeit,
crea la nueva revelación. Por lo mismo, el poeta debe “crear
desde la nada”, para lo cual no se emplea la razón, sino la
imaginación.
Herder,
no hará sino aplicar el subconsciente luterano a la vida de cada
comarca. Si el Espíritu me ayuda a interpretar la “Biblia” y es
algo personal, es coherente aplicar la misma estructura en la vida de
los pueblos.
El
Espíritu habla por la “Biblia”, pero cada pueblo tiene su
“Biblia” popular, o sea la poesía que inspiró el Espíritu del
pueblo. Dicha poesía es sagrada, y quien escribe poesía, escribe
movido por der Geist, el Espíritu.
Dogma
es muerte
La
vida es movimiento. He aquí un texto de Herder. Como se podrá
apreciar, nunca deja su pesado y ampuloso esquema de predicador. Es
la oratoria protestante, donde la lengua adquiere más movimiento que
las ideas:
Si nos introducimos algo más en las
circunstancias de todas las llamadas ilustraciones del mundo vemos
siempre lo mismo. Aquí en gran escala, allí en pequeña escala,
azar, destino, divinidad. Lo que puso en marcha las reformas fueron
siempre pequeños detalles que nunca iban inmediatamente acompañados
del grandioso plan que exhibieron posteriormente. Al contrario:
cuantas veces ha sido un hecho ese grandioso plan humano previo,
meditado, otras tantas ha fracasado. Todos vuestros grandes concilios
eclesiásticos, emperadores, cardenales y señores del mundo, nunca
cambiarán nada. Lo hará, en cambio, Lutero, ese monje sin finura,
ignorante. Y lo hará a partir de cosas pequeñas, cosas con las que
lo que menos pensaba era llegar tan lejos; con medios que, en
términos de nuestra época, expresado filosóficamente, nunca
hubiesen hecho esperar tal resultado; las más de las veces él fue
quien menos lo produjo; simplemente incitó a otros, suscitó
reformadores en todos los demás países; él se puso en pie y dijo:
«Yo me muevo; existe, pues, el movimiento.» Así se produjo
lo que resultó, ¡la transformación del mundo! ¡Cuántas veces
habían surgido Luteros anteriormente y habían desaparecido!
¡Cuántas veces se les tapó la boca con humo y con llamas, o bien
su palabra no encontró el ambiente donde resonara! Pero ahora es
primavera: la tierra se abre, el sol la incuba y surgen mil
plantas nuevas. Hombre, nunca has sido, casi contra tu voluntad, más
que un pequeño instrumento ciego.
Si
todo se mueve, el movimiento es vida, lo opuesto es muerte. ¿Dónde
encontramos esta oposición? En los dogmas, y en las estructuras
clásicas que fijan una literatura. Ya el pietismo había abandonado
lo dogmas y su discusión. Es el caso de Kant. Ahora se los rechaza
por retrógrados e inmóviles, lo mismo dígase de la filosofía
medieval cristiana, con su lenguaje babilónico:
El genio de la metafísica sabrá quizá
bajo qué elemento gráfico inventaron los escolásticos sus
entidades y quididades, y quizá sepa también qué esquemas tienen
las intuiciones y las formas del pensar anteriores a toda
experiencia,
where entities
and quiddity
the ghosts of
defunct bodies fly
(donde hay
entidades y esencias
los fantasmas
de cuerpos difuntos vuelan)
Aquí reside, pues, el embrollo que
durante tanto tiempo ha hecho —que seguirá haciendo, especialmente
entre nosotros, los alemanes— del lenguaje metafísico un dialecto
babilónico.
Sin
embargo, ese lenguaje “babilónico” hablaba de un Dios infinito y
perfecto, y por eso mismo no se movía. Por lo tanto, toda
revelación, debe mover no a un movimiento, sino a una relativa
quietud.
La
crítica de la crítica
Herder
aplica la máquina romántica, la cual sirve para “picar carne”,
de la cual no se salva ni la crítica kantiana. Así hace su
aparición la metacrítica. Una carne picada dos veces y
ajustada en otros moldes. Ahora frente el dogma o la crítica, se
opone la metacrítica. Es el Lutero llevado a sus últimas
consecuencias:
La metacrítica es, pues, protestantismo;
protesta frente a todo papismo dogmático, impuesto acrítica o
afilosóficamente a la razón y al lenguaje. [... ]
Como el autor de la Crítica de la razón
pura presenta su escrito como una obra «que expone la facultad pura
de razón en toda su amplitud y todos sus límites» *, no debe ni
puede leerse sino con un examen, es decir, críticamente. Las
observaciones surgidas de tal examen no pueden llevar un nombre más
modesto ni más apropiado que el de metacrítica, es decir, crítica
de la crítica.
Frente
el movimiento, frente la vida, frente el Drang
de die
Humanität,
la Crítica de
la razón pura de Kant, es un
palabrerío hueco, sin creatividad alguna, falto
de movimiento, falto de vida. Esta concepción deja
detrás de sí, los restos de un inútil
iluminismo kantiano.
La
ruptura romántica
Como
ya se expresó, no es casualidad, que quien vea el Espíritu, no ya
en la letra, sino en la vida de cada pueblo, sea un ex-teólogo
luterano.
Esta
concepción se introducirá en el Círculo de Jena. Así como el
Geist luterano romperá con Roma, del mismo modo el Geist
de la Kultur romperá con la unidad clásica. La ruptura es
doble. Por un lado aflora una cultura oficial, regida por los
filósofos y la clase ilustrada que nada tienen que hacer con la vida
del pueblo, con sus concepciones complejas y por momentos
alambicadas, y por otro lado aparecerá la Kultur opuesta a la
oficial, el sencillo Volksgeist.
El
Geist romántico, deberá imbuirse del Volk simple,
sencillo y diverso para plasmar literariamente, pues el Espíritu
inspira, la divinidad de su poesía o de su literatura de masas. Así,
la escritura alemana, con una lengua escrita que nadie habla, pues
para esto están los dialectos, llega a todo el público. Nadie sigue
a Kant, tan solo siguen los que leyeron a Kant y pretenden ir más
allá de sus opiniones, pues Kant entró en la máquina romántica
que pica toda la carne que encuentra. Por tanto, los filósofos dejan
de tener peso, y toda la influencia recae sobre la novela, la poesía
o el editorial de un periódico. No es Kant quien influyó sobre los
albores del romanticismo, sino los escritores imbuidos de Kant, que
lo vuelcan en los moldes que le proporciona el Volksgeist. No
es el rosbif lo que le llega al público, sino la salchicha. Es la
gran revolución romántica que se echa a rodar, desde las tertulias,
sin guillotinas, ni napoleones. Tan solo ejerciendo el escrito para
un público, que habla distintos dialectos alemanes. En respuesta,
éste se une en esta lengua no hablada, para sentirse dentro del
Volksgeist germano.
Multiplicidad
de espíritus
Así
se multiplicarán los espíritus. Ya el neoclásico Winckelmann
(1717-1768) hablaba del “espíritu” griego al estudiar el arte
clásico. No será el romanticismo alemán, quien conciba la antigua
Roma como el modelo para imitar. Roma es Troya, la ciudad del papado
a la que estos luteranos se rebelaron, como un anécdota más de una
rivalidad milenaria entre germanos y romanos. Roma se copió de
Grecia, por lo tanto, los alemanes siguen el modelo griego, de
quienes se creen sus descendientes. Es la nueva Grecia que se rebeló
a la nueva Troya, como ejemplo y cúspide de toda la Kultur,
en la que Alemania podrá regenerarse a sí misma. La Grecia pagana
será a partir de este instante, el modelo fáctico de toda nueva
concepción.