Calesita

miércoles, 28 de mayo de 2025

¿División o Unidad?

 

por Tony Velázquez Ruiz

La “bondadosa” cara de Bob es el contraste permanente con la recordada cara de Paco I, el hipócrita impostor.

¿Acaso se buscó un cónclave para cambiar la cara? ¿O compraron la cara en vez de defender la Verdad? Ya podemos estar seguros, que tenemos dos caras de una misma moneda y la moneda es un centavo de la herejía paquista, la cual está más viva que nunca. ¿Qué consorcio hay entre la justicia y la iniquidad? (2Cor 6,14)

Cuando en mi penúltimo artículo advertí junto a Kevin, el “santo súbito” para Paco I, nunca imaginé que Bob 14 lo aceleraría tanto. Es que recibió inspiraciones místicas, del nuevo santo, el San Paco I. Y pensar que estos prelados imbuidos en la lacra “lavanda”, no creen en manifestaciones del cielo. Lo atestigua el mismísimo Prefecto para la Doctrina de la Fe, el pornólogo Tucho, para quien todas las manifestaciones celestiales, son siempre “presuntas”.

En este caso, si Bob 14 no miente, las inspiraciones que siente del “presunto” San Paco, son reales. Por supuesto no proceden del cielo, sino del mismo infierno. Porque, ¿qacuerdo hay entre Cristo y Belial? (2Cor 6,15)

Que salga ahora el teutón Muller a decir que el Espíritu divino eligió a Bob, es lo más hilarante que este sesudo cardenal puede inferir. Por mi parte lo hacía más cauto, pero veo que me equivoqué. Las acciones siempre describen los personajes. En este caso las acciones describen a Muller, y por supuesto, al Bob 14.

Mientras unos miran lo que cambió, yo miro lo que permaneció, y no soy el único.

¿Pero qué es lo que permanece? La herejía paquista.

¿Qué cardenal la denunció? La aceptaron tácitamente como carneros, cuando ingresaron a un cónclave amañado.

Ya salen a decir, que hay que salvar la unidad. ¿De qué unidad hablamos? ¿Qué comunidad hay entre la luz y las tinieblas? (2Cor 6,14)

Los más condescendientes, gritan que por la pastoral ciertas tesis paquistas, pueden ser aceptadas. Por supuesto es la pastoral el reinado de la acción, la cual gesta el pensamiento. Así tenemos la Fiducia Supplicans, donde la acción señala el cambio de moral, y todo cambio de moral responde a un cambio de doctrina. Entonces me pregunto: ¿Qué bendición puede existir entre el creyente y los maricas? Los que ya hicimos ese camino “pastoral”, sabemos que no sirve para nada.

¿Buscan la unidad? Perdonen, pero en este caso, es mejor la división.


martes, 27 de mayo de 2025

La Revolución Romántica: Una época patológica

Es el romanticismo, el movimiento más subjetivo que realista. Mejor dicho, es el feroz realismo del Yo, quien es causa, fin y objeto de cuanto lo rodea. Desde la fórmula cartesiana de “pienso luego existo”, se inicia la era de la subjetividad.

Estamos en una época donde lentamente se va perdiendo la poca fe que queda. El pietismo es un ejemplo de ello. Con el opacamiento de la fe, se pierde la esperanza y se vive en un profundo malestar. Mientras la sociedad se muestra concentrada en un egoísmo extremo y frívolo.

El músico de origen calvinista Jean J. Rousseau (1712-1778) se percató que el Yo, no es solo razón, sino sentimiento, y por supuesto el sentimiento vende más que la razón, sea quien sea quien escribe.

¿Se conocía a Rousseau cuando en 1761 publicó Julia o la Nueva Eloísa? Lo que importaba era el desarrollo literario sentimental, que fue devorado en masa.

Nos encontramos en la era del iluminismo y el pleno dominio de la Enciclopedia francesa de Diderot, que fue publicada en 1751. Con Julia o la Nueva Eloísa, Rousseau se paró en la vereda de enfrente. Ya la Enciclopedia había sido sentenciada por Voltaire cuando afirmó que “nunca veinte volúmenes en papel harán una revolución”.

Rousseau, el ginebrino

El aumento de los espíritus, como personificación abstracta de costumbres concretas, el ideal libertario y la crítica al iluminismo, no producen una alegría social, sino todo lo contrario.

El hombre se siente aislado, solo. Es el fruto de la crítica que lleva a la libertad. Esta libertad lleva a la soledad. La soledad lleva a la melancolía y la melancolía a la depresión y la depresión al suicidio. Esta patología que se puede dar en una persona, se da en esta época dentro de la sociedad en mayor o en menor escala. El hombre se percibe como individuo no ya como persona, es el Yo. Sus sentimientos no siempre son correspondidos. Entonces el Yo, o la conciencia, pasan a la esfera central de las consideraciones.

Este escritor brindará a esta soledad, una visión de las capas sentimentales con introspección y autoanálisis. Imitando a San Agustín, publica en 1782 sus Confesiones. San Agustín lo escribe como la mirada de arrepentimiento de un pasado que dejó tras de sí al conocer la verdad. Rousseau lo escribe mostrando la miseria de un Yo herido y enfermo, sin cura posible. Es la lógica calvinista. 1 Sin embargo, bien alejado de su fe, verá la degeneración calvinista en la sociedad, la cual corrompe al hombre, quien nace al estilo pelagiano, totalmente bondadoso.

La condesa Pardo Bazán, analiza femeninamente su figura en dicha época. 2 Siglo frívolo donde el ginebrino le dio alimento en sus propios moldes, llenos de sentimentalismo barato. Dada la corrupción del siglo, Rousseau no hace sino justificar como hijo de calvinista, los bajos instintos humanos, hasta el punto de divinizarlos. 3

Ella afirma que los escritos que sobrevivieron, lo hicieron por curiosidad morbosa, tomando su vida como un espectáculo interior. 4

¿Quiénes fueron los mayores lectores de Rousseau? Las mujeres. Así dejó una escuela para las escritoras que vendrán detrás de él. 5

Históricamente, se lo considera al ginebrino, como uno de los instigadores de la próxima revolución francesa, porque dentro de un agitador sentimental, se da un agitador social. 6 Más aún, para la Bazán, el ginebrino rayaba en la locura, 7 pues ciertas expresiones pecaban de desequilibrio personal.

Goethe tras las huellas de Rousseau

Por supuesto para los alemanes que idealizaban a los franceses, todo era muy distinto. Tan solo se puede encontrar algo próximo a la verdad, en el realismo hispano.

Rousseau fue admirado por el pietista Kant. El inventor de la Kritik poseía en su casa un retrato del ginebrino. Era el icono, que dicho iconoclasta admiraba.

El reinado del individuo, es la manifestación del Yo, pero de un Yo desencantado. Así de los amores de Julia en 1761, pasamos en 1774, a los amores de Werther o a Las penas del joven Werther. Penas sufridas por el mismo autor. El resultado fue una literatura para explotar los sentimientos, con un final trágico que llevó a una ola de suicidios. ¿Acaso fue un mérito del romántico Goethe, este luterano que en 1780 ingresará en la logia Amalia? El mal de época, estaba en marcha, pero sobretodo, esta novela planteará el drama romántico en el tiempo. El yo es subjetivo y sentimental, es quien se enfrenta con una realidad que desea dominar, pues en cierto modo la genera con su pensamiento. Acontece que dicha realidad le es esquiva, y no logra manipularla con su juicio, y por lo tanto prefiere huir de ella con la muerte, pues el Yo generó una realidad que no coincide con los sentimientos.

El drama romántico, no deja de ser un duelo a muerte, entre el ich, el Yo y la realidad circundante. Las categorías mentales son del Yo y la realidad debe someterse a ellas. ¿Pero qué sucede si dicha realidad es adversa al ich y no se le somete? ¿Qué sucede en caso de conflicto entre ella y el Yo? Aquí arranca el duelo. En 1774 es Werther el que sucumbe bajo un disparo, dentro de 170 años, será toda la nación alemana que será abatida en este duelo idealista y romántico.

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1 «Hago lo que no hizo nadie: mi ejemplo es único; muestro patente mi interior, tal cual lo has visto tú, ¡oh, Ser Supremo!»

2  «El siglo era, quien lo duda, corrompido y frívolo, pero en medio de tales tendencias, brotaba ya por todas partes la sensibilidad.»

3 «Esta ha sido referida mil veces, y juzgada con severidad, sin más disculpa que el desequilibrio y hasta la vesania, pues aun cuando no recuerdo si Lombroso le incluye entre los matoides, hay que reconocer que, cuando menos, Rousseau, es un candidato a la locura. Han existido pocos escritores tan estrechamente dependientes de las circunstancias. Sus miserias físicas y morales formaron parte de su retórica, como en Villon el cinismo formaba parte de la poesía, pero la retórica de Rousseau fué más peligrosa que el cinismo de Villon, porque, en los tiempos que advienen con Juan Jacobo, va difundiéndose la tendencia de justificar y hasta divinizar los instintos humanos, por el mero hecho de que existen. No cabe duda que Rousseau es un hombre envilecido, y se saben rasgos de su biografía bien repugnantes, entre otras cosas, porque tuvo el desenfado de referirlos él mismo; pero todo esto, que es verdad, no quita para que también sea innegable la importancia capitalísima de su figura. La nueva Heloisa y Las Confesiones funden el lirismo moderno y el subjetivismo romántico.» E. PARDO BAZÁN. El lirismo de la poesía francesa. Págs. 116-117.

4...los escritos de Rousseau están más condicionados por los impulsos de la voluntad (en cuanto sentimiento individual) que por la razón (pese a las apariencias) no parecerá extraño que los libros suyos que más sobreviven sean la novela de amor; La nueva Heloisa, y la autobiografía, Las Confesiones. El segundo, sobre todo, aun puede interesar hoy a los que no lo lean literariamente sino por curiosidad del alma. Ibídem. 118.

5 Fueron sobre todo las mujeres las que se uncieron al carro de Rousseau. Sus doctrinas, las encontraremos en la Staél, en la Roland, en Jorge Sand, y, tardíamente, se reflejan en no pocas doctrinas de doña Concepción Arenal.Ibídem. 120.

6 En todo utopista hay un agitador larvado, y en Rousseau sabemos hasta qué punto lo fue. Pero el agitador sentimental, al través del tiempo, se sobrepone al agitador social; o por mejor decir, a la distancia en que hoy le vemos, el agitador social y el sentimental se confunden.Ibídem. 122.

7...cuanto más me paro a considerar la figura y la personalidad de Juan Jacobo, la encuentro menos grata, más contaminada de afectación, manía, locura, sentimientos turbios y cenagosos, y mal trabadas concepciones mentales.Ibídem. 123.

 

viernes, 23 de mayo de 2025

La Revolución Romántica: La Historia como Espíritu evolutivo


Mientras el judaísmo se aferraba a la letra de su Torá, la nueva generación de luteranos de finales del siglo XVIII, buscará una salida por el Espíritu, quien influye en cada sujeto para interpretar la letra de su “Biblia”. La dicotomía entre judaísmo y espíritu alemán, son dos vertientes que se oponen y también se complementan.

El buen romántico tiene un padre que es Lutero y una madre que es la logia a la cual se afilia. Protestantismo y masonería son siempre dos padres sin divorcio.

Herder

El romántico primogénito de esta familia fue Johann Gottfried von Herder (1744-1803). Este ministro luterano hijo de pietistas, fue formado en la filosofía de Kant, quien fue el maestro de todos los primeros románticos. En Riga, recibe su primer golpe de gracia al observar canciones populares letonas. Es el caminante pintado por Friedrich que en este caso no mira el paisaje sino las danzas en un casamiento, o tal vez de un bautismo. Todo es movimiento, por lo tanto es vida. También pudieron dejar huella en su mente la celebración del solsticio, viendo como todo se volcaba hacia la poesía. ¿Cómo se explica este fenómeno de la Kultur?

Esto lo mueve a dos conceptos iniciales que todo romántico debe asimilar, el Nationalcharakter de la gente, y “das Genie” de cada pueblo, cuyo texto se vuelca en “Poesie”.

¿Pero por qué se dan culturas tan diversas?

La ceremonia del solsticio puede ser el ejemplo concreto de sus deducciones. Una ceremonia que se hace en un determinado momento del clima, y dentro de un lugar determinado, como puede ser en Riga, es distinta a la ceremonia popular de la noche de San Juan celebrada en el norte de España. La misma fecha, pero las condiciones del clima difieren, por lo tanto, la peculiar geografía de cada pueblo que vemos en el clima y la historia, determinan das Genie y este se plasma en Poesie. Así llegamos no solo a las influencias, las cuales de hecho existen, sino al determinismo romántico, la geografía y el tiempo señalado en la historia.

Estando en Riga, durante 1766, Herder ingresa a la logia Zum Schwert. En su Gespräch explicita la logia como una sociedad global, dado que es el objetivo de la masonería, y cuyo fin es die Humanität. El Drang o impulso, lo recibe de esta humanidad que es la unión definitiva hacia la cual va el Volksgeist o espíritu del pueblo.

Aquí está la síntesis herderiana. La Humanität tiene una historia, que se origina en la naturaleza, esta Natur se hace Kultur y lleva en sí misma el movimiento a la unificación, o sea una evolución. Acaba de nacer la Filosofía de la Historia.

La historia de la humanidad está determinada por la continuación racional de la historia natural. Es un determinismo inmanente en una naturaleza, la cual recibe de Roussseau. Es una naturaleza que se mueve como se mueve la Razón. Este es el principio fundamental del idealismo.

Lo que le importa es la vida propia de cada pueblo, de cada lugar que visita. Esta vida diferenciada en cada uno, se llamará Kultur, la cultura. Si la vida representada en sus manifestaciones, no es otra cosa que un Geist, un espíritu diferente en cada Kultur y este espíritu se manifiesta en la poesía, se da entonces el Volksgeist, el espíritu del pueblo, en el cual el papel de la “Biblia” luterana, será ejercido por la poesía, cual otro escrito “divino”, inspirado por la Kultur.

El Clima moldea la sensualidad y el modo de pensar de la gente, a su vez la gente moldea su país de manera funcional, cultivando el Yo. Este es el objetivo de la historia humana:

Es parte de la perfección de la naturaleza humana el que ésta se organice y se forme de nuevo bajo cada cielo, según cada tiempo y estilo de vida. 1

Su carrera masónica continúa en 1783 donde se inicia con los “Illuminati”, abandonando esta logia al año siguiente.

Su primer viaje

Con estas ideas, nuestro romántico deja Riga y emprende un viaje con sus “hermanos” de logia. Cuando se vio sobre una nave para embarcarse a la aventura por los mares, ya había tirado su teología por la borda. Hizo su recorrido partiendo de Riga a Nantes, y de allí a París. Por supuesto en el viaje confraterniza con sus “hermanos tres puntos”, entre ellos Diderot y D’Alembert.

Alemania destrozada en la guerra de los Treinta Años del siglo XVII, comenzaba “a tomar conciencia” de sí misma. Todo el romanticismo se inicia arrojando por la ventana ciertos dogmas luteranos, pero conservando su estructura mental, la cual se aplica a todas las cosas. Todos los primeros románticos son luteranos que dan un paso hacia afuera, o sea hacia las logias de los delantales.

El viaje para Herder, fue una nueva “revelación”, la de la vida. Su huida fue ir al encuentro de la vida, la cual es existencia y espontaneidad, pero juega la estructura mental luterana. Esto hace que se plantee el papel de los modelos clásicos existentes. Como reformista aplica su fobia a la tradición, la cual, evidentemente, está representada por los moldes clásicos de su época.

Herder, ya no es el Caminante de la pintura de Friedrich parado sobre la cúspide del monte, sino el navegante que mira las olas en movimiento. Como lo concebía Tales de Mileto. El movimiento es vida, es alma, es ψυχὴ. Esta vida llega a la consciencia del Volk y de allí a la Gewissen del Yo. El Yo por su fantasía es creativo, lleno de sentimientos, móvil en la naturaleza. El Yo es romántico.

La lengua vernácula como logos

La lengua para un luterano, es algo importante, porque ella es el único camino para expresar una “Revelación”. De allí, que la lengua posee una vida propia. Es un logos griego. ¿Pero dónde se encuentra la “revelación” en cada lengua? En la poesía particular de cada pueblo. Es el poeta, que está inspirado por el “espíritu de cada pueblo”. El Volksgeit, crea la nueva revelación. Por lo mismo, el poeta debe “crear desde la nada”, para lo cual no se emplea la razón, sino la imaginación.

Herder, no hará sino aplicar el subconsciente luterano a la vida de cada comarca. Si el Espíritu me ayuda a interpretar la “Biblia” y es algo personal, es coherente aplicar la misma estructura en la vida de los pueblos.

El Espíritu habla por la “Biblia”, pero cada pueblo tiene su “Biblia” popular, o sea la poesía que inspiró el Espíritu del pueblo. Dicha poesía es sagrada, y quien escribe poesía, escribe movido por der Geist, el Espíritu.

Dogma es muerte

La vida es movimiento. He aquí un texto de Herder. Como se podrá apreciar, nunca deja su pesado y ampuloso esquema de predicador. Es la oratoria protestante, donde la lengua adquiere más movimiento que las ideas:

Si nos introducimos algo más en las circunstancias de todas las llamadas ilustraciones del mundo vemos siempre lo mismo. Aquí en gran escala, allí en pequeña escala, azar, destino, divinidad. Lo que puso en marcha las reformas fueron siempre pequeños detalles que nunca iban inmediatamente acompañados del grandioso plan que exhibieron posteriormente. Al contrario: cuantas veces ha sido un hecho ese grandioso plan humano previo, meditado, otras tantas ha fracasado. Todos vuestros grandes concilios eclesiásticos, emperadores, cardenales y señores del mundo, nunca cambiarán nada. Lo hará, en cambio, Lutero, ese monje sin finura, ignorante. Y lo hará a partir de cosas pequeñas, cosas con las que lo que menos pensaba era llegar tan lejos; con medios que, en términos de nuestra época, expresado filosóficamente, nunca hubiesen hecho esperar tal resultado; las más de las veces él fue quien menos lo produjo; simplemente incitó a otros, suscitó reformadores en todos los demás países; él se puso en pie y dijo: «Yo me muevo; existe, pues, el movimiento.» Así se produjo lo que resultó, ¡la transformación del mundo! ¡Cuántas veces habían surgido Luteros anteriormente y habían desaparecido! ¡Cuántas veces se les tapó la boca con humo y con llamas, o bien su palabra no encontró el ambiente donde resonara! Pero ahora es primavera: la tierra se abre, el sol la incuba y surgen mil plantas nuevas. Hombre, nunca has sido, casi contra tu voluntad, más que un pequeño instrumento ciego. 2

Si todo se mueve, el movimiento es vida, lo opuesto es muerte. ¿Dónde encontramos esta oposición? En los dogmas, y en las estructuras clásicas que fijan una literatura. Ya el pietismo había abandonado lo dogmas y su discusión. Es el caso de Kant. Ahora se los rechaza por retrógrados e inmóviles, lo mismo dígase de la filosofía medieval cristiana, con su lenguaje babilónico:

El genio de la metafísica sabrá quizá bajo qué elemento gráfico inventaron los escolásticos sus entidades y quididades, y quizá sepa también qué esquemas tienen las intuiciones y las formas del pensar anteriores a toda experiencia,
where entities and quiddity
the ghosts of defunct bodies fly
(donde hay entidades y esencias
los fantasmas de cuerpos difuntos vuelan)
Aquí reside, pues, el embrollo que durante tanto tiempo ha hecho —que seguirá haciendo, especialmente entre nosotros, los alemanes— del lenguaje metafísico un dialecto babilónico. 3

Sin embargo, ese lenguaje “babilónico” hablaba de un Dios infinito y perfecto, y por eso mismo no se movía. Por lo tanto, toda revelación, debe mover no a un movimiento, sino a una relativa quietud.

La crítica de la crítica

Herder aplica la máquina romántica, la cual sirve para “picar carne”, de la cual no se salva ni la crítica kantiana. Así hace su aparición la metacrítica. Una carne picada dos veces y ajustada en otros moldes. Ahora frente el dogma o la crítica, se opone la metacrítica. Es el Lutero llevado a sus últimas consecuencias:

La metacrítica es, pues, protestantismo; protesta frente a todo papismo dogmático, impuesto acrítica o afilosóficamente a la razón y al lenguaje. [... ] 4
Como el autor de la Crítica de la razón pura presenta su escrito como una obra «que expone la facultad pura de razón en toda su amplitud y todos sus límites» *, no debe ni puede leerse sino con un examen, es decir, críticamente. Las observaciones surgidas de tal examen no pueden llevar un nombre más modesto ni más apropiado que el de metacrítica, es decir, crítica de la crítica. 5

Frente el movimiento, frente la vida, frente el Drang de die Humanität, la Crítica de la razón pura de Kant, es un palabrerío hueco, sin creatividad alguna, falto de movimiento, falto de vida. Esta concepción deja detrás de sí, los restos de un inútil iluminismo kantiano.

La ruptura romántica

Como ya se expresó, no es casualidad, que quien vea el Espíritu, no ya en la letra, sino en la vida de cada pueblo, sea un ex-teólogo luterano.

Esta concepción se introducirá en el Círculo de Jena. Así como el Geist luterano romperá con Roma, del mismo modo el Geist de la Kultur romperá con la unidad clásica. La ruptura es doble. Por un lado aflora una cultura oficial, regida por los filósofos y la clase ilustrada que nada tienen que hacer con la vida del pueblo, con sus concepciones complejas y por momentos alambicadas, y por otro lado aparecerá la Kultur opuesta a la oficial, el sencillo Volksgeist.

El Geist romántico, deberá imbuirse del Volk simple, sencillo y diverso para plasmar literariamente, pues el Espíritu inspira, la divinidad de su poesía o de su literatura de masas. Así, la escritura alemana, con una lengua escrita que nadie habla, pues para esto están los dialectos, llega a todo el público. Nadie sigue a Kant, tan solo siguen los que leyeron a Kant y pretenden ir más allá de sus opiniones, pues Kant entró en la máquina romántica que pica toda la carne que encuentra. Por tanto, los filósofos dejan de tener peso, y toda la influencia recae sobre la novela, la poesía o el editorial de un periódico. No es Kant quien influyó sobre los albores del romanticismo, sino los escritores imbuidos de Kant, que lo vuelcan en los moldes que le proporciona el Volksgeist. No es el rosbif lo que le llega al público, sino la salchicha. Es la gran revolución romántica que se echa a rodar, desde las tertulias, sin guillotinas, ni napoleones. Tan solo ejerciendo el escrito para un público, que habla distintos dialectos alemanes. En respuesta, éste se une en esta lengua no hablada, para sentirse dentro del Volksgeist germano.

Multiplicidad de espíritus

Así se multiplicarán los espíritus. Ya el neoclásico Winckelmann (1717-1768) hablaba del “espíritu” griego al estudiar el arte clásico. No será el romanticismo alemán, quien conciba la antigua Roma como el modelo para imitar. Roma es Troya, la ciudad del papado a la que estos luteranos se rebelaron, como un anécdota más de una rivalidad milenaria entre germanos y romanos. Roma se copió de Grecia, por lo tanto, los alemanes siguen el modelo griego, de quienes se creen sus descendientes. Es la nueva Grecia que se rebeló a la nueva Troya, como ejemplo y cúspide de toda la Kultur, en la que Alemania podrá regenerarse a sí misma. La Grecia pagana será a partir de este instante, el modelo fáctico de toda nueva concepción.

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1 Johann Gottfried Herder: Obras completas, 33 volúmenes. Editado por Bernhard Suphan. Olms, Hildesheim 1967: aquí Vol. XII: 8.

2 Herder. Obras Selectas. Otra Filosofía de la Historia, 320

3 Herder. OBRA SELECTA. Metacrítica. 413.

4 Ibídem. 371

5 Ibídem. 372.

 

sábado, 17 de mayo de 2025

La Revolución Romántica: Kant, el revolucionario

 

El criticismo, es la filosofía de Kant, que se podría tomar como la filosofía del pietismo. Esta fue su invención filosófica. Si los filósofos cristianos buscaban investigar el ser, Kant por el contrario investigará el conocimiento del ser. De este modo llegamos al idealismo. Una cosa es pensar el ser, otra muy distinta pensar sobre la idea. Esto se hace más grave, cuando el ser queda reducido al conocer. Esta es en síntesis, la revolución kantiana.

En 1781, aparece “Crítica de la Razón Pura”, así la llamó el pietista Kant. En su Crítica, no se puede superar la experiencia, de allí la imposibilidad de una metafísica. Por tanto su teoría del conocimiento lleva no solo a la negación de la metafísica, sino a sobrevalorar las ciencias. Algo lógico, estamos en una época donde las ideas nacen de la praxis. Este será uno de los principios fundamentales del romanticismo. Si la praxis genera el pensamiento, la metafísica carece de sentido, pues no engendra nada, al contrario, es hija de la acción.

De este modo hace su aparición el criticismo. Todo consiste en sentar en el banquillo de los acusados al conocimiento. Así Ferrater Mora cierra la exposición  del criticismo en su diccionario:

...la indiferencia, la duda y, por último, una severa crítica son más bien muestras de un pensamiento profundo. Y nuestra época es la propia de la crítica, a la cual todo ha de someterse. En vano pretenden escapar de ella la religión por su santidad y la legislación por su majestad, que excitarán entonces motivadas sospechas y no podrán exigir el sincero respeto que sólo concede la razón a lo que puede afrontar su público y libre examen.

¿Qué acaba de hacer Kant?

Simplemente, aplica a Lutero, ya no en la “Biblia” protestante, sino extendiendo su hermenéutica en todo el pensamiento y en la forma como se obtiene la idea. De este modo, el individuo (inspirado por el Espíritu), somete a juicio todo lo que lo rodea y el ser pasa a ser un esclavo de esta investigación. Esto motiva un juicio hermenéutico, a todo lo que se conoce de la vida. Acaba de nacer la Kritik.

Esta Kritik demuele el pensamiento filosófico y justifica la Enciclopedia. Así se da una relativa transición del iluminismo al romanticismo. Por consiguiente se publican de Kant las distintas críticas:

Crítica de la Razón Pura. Kritik der reinen Vernunft en 1781. Crítica de la Razón Práctica. Kritik der praktischen Vernunft en 1788. Crítica del Juicio. Kritik der Urteilskraft en 1790, y la publicación de una autoría de Fichte: Ensayo de una crítica de toda revelación en 1792.

Un juicio a la razón

En 1808 sale la primera parte del Fausto de Goethe. Allí Mefistófeles se enfrenta a Dios, como el Satán de Job y lanza su queja sobre la razón humana otorgada al hombre:

Un poco mejor viviera si no le hubieses dado esa vislumbre de la luz celeste, a la que da el nombre de Razón y que no utiliza sino para ser más bestial que toda bestia.

El drama de la razón, es la primera queja que Fausto se hace a sí mismo:

Con ardiente afán ¡ay! estudié a fondo la filosofía, juris- prudencia, medicina y también, por mi mal, la teología; y héme aquí ahora, pobre loco, tan sabio como antes. Me titulan maestro, me titulan hasta doctor y cerca de diez años ha llevo de los cabezones a mis discípulos, de acá para allá, a diestro y siniestro.... y veo que nada podemos saber.

Grande debe haber sido el desencanto de un siglo que se tildó como “siglo de las luces”. La tragedia consiste en saber dónde está dicha luz, que el hombre demuestra con los hechos históricos que no la tiene.

La sátira de Heine sobre Kant

Que Alemania entraba en una revolución, muy bien se percató de ello el judío alemán Heinrich Heine (1797-1856), quien en 1822 admirará el judaísmo jasídico pero confesará en sus cartas:

Yo tampoco tengo fuerza para llevar barba, para que me llamen judío y para ayunar.

Motivo por el cual en 1825 se pasará al protestantismo, antes de recibir su Doctorado en Leyes en Göttingen. Fue un entusiasta seguidor del socialismo utópico, motivo por el cual se exilió en Francia. Allí sin pelos en la lengua, escribió sus ensayos. En 1834 escribirá en Para la historia de la religión y la filosofía en Alemania:

Kant ha tomado el cielo por asalto, ajusticiando a toda la guarnición. Ahora yacen sin vida los guardias de corps ontológicos, cosmológicos y psicoteológicos; la misma divinidad, privada de toda demostración, ha sucumbido; ya no hay misericordia divina, ni bondad paternal, ni recompensa futura para las privaciones actuales; el alma ve cómo su inmortalidad entra en agonía. No se oyen sino estertores y gemidos. Y el viejo Lampe 1, afligido espectador de semejante catástrofe, deja caer su paraguas; le corren por el rostro gruesas lágrimas y sudor de angustia. Esto logra enternecer a Kant y demuestra que no solamente es un gran filósofo, sino también un hombre bueno; reflexiona y dice con aire entre bonachón y malicioso: “Es preciso que Lampe tenga un Dios, sin lo cual no puede ser feliz el pobre hombre. Así pues, quiero muy de veras que nuestra razón práctica garantice la existencia de Dios”. Como consecuencia de tal razonamiento, Kant distinguirá entre razón teórica y razón práctica, para utilizar ésta como una varita mágica y resucitar al Dios que había matado la primera. Es muy posible que Kant emprendiera esa resurrección no sólo por amistad con Lampe, sino por temor a la policía. 2

La sátira de Heine no deja de ser real y patética. A esto llegó no Kant, sino el luteranismo devenido en pietismo, donde lo que importaba era la piedad y la moral. Esta es la paradoja del luteranismo, que en definitiva es la paradoja kantiana. Para Lutero, las acciones no salvaban la degeneración humana, sino la sola fe.

Para obtener una idea de sobre como se concebía en el protestantismo la degeneración humana, se puede leer un fragmento satírico de la escritora Luise Gottsched quien satiriza en La pietista en falda de ballena (Die Pietisterey im Fischbein-Rocke)

Sr. Scheinfromm. Porque toda la naturaleza está corrupta en su fuente, en su esencia y en su constitución interna. Un incrédulo que hace innumerables favores a su padre no debe pensar que está haciendo algo bueno: está cometiendo un pecado. Una madre que ama a sus hijos; una mujer que es fiel a su marido, a menos que lo haga únicamente por el poder de una gracia sobrenatural, peca.
Catalina. Esto es triste. Así que tendremos que casarnos como monos y monas, a quienes sólo podremos amar con ayuda sobrenatural. La verdad es que no sé si esta creencia hace feliz a la gente...(2,II)

Al abocarse a la piedad y la moral se dejaba de lado la razón y se acentuaba el actuar. Toda una actitud bien romántica, que levanta el principio donde primero va la acción y a ella le sigue el pensamiento. Si lo que se debe salvar es la moral, Kant actuó en consecuencia. La moral está primero, Dios viene después. Kant en este caso, fue el Lutero leído a la inversa. Por esto, nadie puede extrañarse que Nietzsche, haya afirmado que “Dios ha muerto”. Este hijo de pastor calvinista, no hace sino continuar con la lógica kantiana. Kant, el revolucionario, es lo que Heine pone en evidencia al escribirle a los franceses:

Dicho con franqueza, vosotros, franceses, sois mansos y moderados en comparación con nosotros, los alemanes. Lo máximo que pudisteis hacer fue matar a un rey, cuya cabeza ya estaba perdida antes de que lo descabezarais. […] A decir verdad, se dispensa demasiado honor a Robespierre comparándolo con Immanuel Kant. Maximilian Robespierre, el más grande pequeño-burgués de la rue Saint-Honoré, tenía sin duda sus ataques de cólera destructiva cuando se trataba de la monarquía y se agitaba con harta violencia en su epilepsia regicida, pero, en cuanto se hablaba del Ser Supremo, se limpiaba la blanca espuma de la boca, se lavaba la sangre de las manos, vestía su gabán azul de los domingos, con los botones pulidos, y, para colmo, se ponía un ramillete de flores en la ancha pechera. 3

Para Heine, Kant, mucho antes que Nietzsche fue quien puso a Dios en la guillotina:

Dicen que los fantasmas nocturnos se sobresaltan al ver la espada de un verdugo. ¡Cuál no sería su susto si se les presentara la Crítica de la razón pura de Kant! Ese libro fue la espada con la que se ejecutó al deísmo en Alemania. 4

Toda revolución tiene sus revolucionarios y su teoría revolucionaria. Heine exageradamente compara Kant con Robespierre:

Por de pronto hallamos en ambos la misma probidad implacable, tajante, sobria y falta de poesía. Luego comparten el mismo talento para la desconfianza, sólo que uno de ellos recela del pensamiento y a eso lo llama crítica, mientras que el otro recela de los hombres y a eso lo llama virtud republicana. Por lo demás, los dos representan en grado superlativo al tipo del pequeño-burgués ... La naturaleza les había predestinado para pesar café y azúcar, mas el destino quiso que determinaran el peso de otras cosas y puso un rey en la balanza de uno y un Dios en la de otro. ¡Y dieron el peso justo! 5

Mas bien, Kant podría ser comparado con los antecedentes revolucionarios franceses, como J. J. Rousseau, no tanto con Robespierre. Y continúa Heine:

¿U obró así por convicción? ¿Acaso Kant, al destruir todas las pruebas de la existencia de Dios, no se propuso sino demostrarnos cuán penoso nos resulta no saber nada de la existencia? En ese caso, actuó tan sabiamente como mi amigo de Westfalia, quien, tras haber roto todos los faroles de la calle Grohner en Gotinga, nos pronunció en la oscuridad un largo discurso sobre la necesidad práctica de los faroles, que había roto teóricamente sólo para demostrarnos que sin ellos no podíamos ver nada. 6

Esta es la época donde el cristianismo alemán había perdido su brújula, desequilibrándose a sí mismo, dentro de una era de profundas contradicciones. Los dogmas traen la guerra, pero la razón es una diosa donde en Notre Dame se le rinde culto. ¿Pero acaso no son los dogmas fruto de una razón iluminada por la fe? Las acciones del hombre no pueden salvarlo según la raíz luterana, pero se acentúan las acciones por medio del pietismo. La metafísica deja de darle una base a la moral, la cual se rebaja a un “imperativo categórico”, fruto del simple deber; pero al mismo tiempo, un Espíritu exalta y dirige las acciones.

Esta concepción, donde el Espíritu determina la naturaleza, será la semilla del idealismo alemán, y el hombre lúcido en concebirla como un nuevo evangelio, será Goethe.

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1Criado de Kant.

2Cfr. Enrique Heine, Alemania (edición de Max Aub), UNAM, México, 1972, pp. 82-83

3Heine, HDA, 8/1, p. 81; Ensayos, p. 88

4Heine, HDA, 8/1, pp. 80-81; Ensayos, p. 88.

5Heine, HDA, 8/1, p. 82; Ensayos, p. 89.

6Heine, HDA, 8/1, pp. 89-90; Ensayos, p. 97.


martes, 13 de mayo de 2025

La Revolución Romántica: De Lutero al pietismo

Para entender el inicio del romanticismo, se hace necesario primero entender el pietismo luterano. Este movimiento empezó en Leipzig, su fundador fue Philipp Jakob Spener sobre los años 1680.

Fue un movimiento adaptado a la mentalidad femenina del momento. Poca razón, mucha piedad y sobretodo actitud moral. Por alguna razón, el pietista Kant era confidente de varias damas. El monacato fue abolido por todo el protestantismo en masa. Su instrumento fueron los príncipes que se apoderaron de sus posesiones. Una vez más, la codicia superaba la fe. Sin embargo, el pietismo con su búsqueda de lo frugal, parecía añorarlo.

Este movimiento, muy extendido en Alemania influyó sobre ciertos filósofos, y fue quien abonó el suelo para el romanticismo alemán.

El pietismo acentuaba la experiencia religiosa personal de Cristo más que el mismo culto, lo cual es una consecuencia lógica del vaciamiento litúrgico efectuado por el mismo Lutero. Por supuesto se enfatizaba la lectura de la “Biblia” protestante y se pensaba en un sacerdocio universal del creyente, con lo cual los “pastores” perdían interés ante sus fieles. La piedad daba gran importancia al sentimiento y sensibilidad, apta para la receptividad femenina, donde la oración personal con vivencia interior era más importante que la misma liturgia, la cual estaba devaluada y corría hacia una evolución laicista.

El pintor noruego Adolph Tidemand (1814-1876) nos brinda la escena que vemos en la portada. La obra se titula “La devoción de los Haugians”, y muestra un momento devocional de este resurgimiento del pietismo ubicado en este caso dentro de un ahumadero noruego. La luz, como iluminación del espíritu, queda retratada por el humo, en una campana que desciende del cielo hacia el predicador que hace una pausa. Los sectores en sombras, marcan incredulidad o negligencia, como el niño dormido a la derecha. Frugalidad, intimismo, laicismo y religión libresca. Todas cualidades del pietismo.

Quien nos dará una imagen, tal vez exagerada del pietismo, es la escritora Luise Gottsched (1713-1762). Transcribo la primera escena de su obra La pietista en falda de ballena, para que se pueda formar la opinión de cómo caía este movimiento, en ciertos círculos alemanes.

Srta. Luisa. ¡Catalina!
Catalina. ¡Señorita Luisa!
Srta. Luisa. ¿Qué es ese paquete de libros que estás escondiendo ahí?
Catalina. ¡Oh! simplemente no pregunte; lo descubrirá pronto.
Srta. Luisa. ¿Cómo? ¿Será otro de esos libruchos desesperados que mi mamá siempre me da para leer?
Catalina. ¡Sí, sí! ¡Eso sería un verdadero susto para mí! ¡No, mi querida señorita Luisa! Es una hermosa y gran obra en octavas, si queréis saberlo: y agradeced al autor que, al parecer, se haya cansado de mentir; de lo contrario habría sido un folio verdaderamente bueno. Sólo lea el título: Huellas de las maravillas de Dios en Hällischen Wäysen-Haus. ¿No es eso gracioso?
Srta. Luisa. ¡Oh Catalina! Estoy casi enojada hasta la muerte.
Catalina. ¡Sí, sí! Creo que preferiría leer una novela o una comedia; pero su mamá entiende la cosa mejor: bonitos catecismos de Hertzen; Un santo o un animal; El Cristo desconocido de Hoburg; Fundación de Freylingshausen; ¡Eso es parte de la crianza de una niña que va a hacer fortuna en el mundo!
Srta. Luisa. ¡Simplemente manténgase en silencio!
Catalina. Sé que está comprometida con el señor Liebmann desde hace dos años; y que la consumación del matrimonio depende únicamente de la madre: ¿Pero piensa ella que la mujer entregará su fe a un hombre antes de estar debidamente doctorada y firmemente establecida en la doctrina del verdadero cristianismo interior del corazón? ¡Así no, así no! ¿Apuesto a que ella ni siquiera sabe qué es Cristo en nosotros, y qué son la unción y la superación?
Srta. Luisa. ¡Al diablo con eso! ¿Por qué debería saberlo?
Catalina. ¿Cómo? ¿Y quieres casarte? ¡Vamos, señorita Luisa!
Srta. Luisa. ¡Oh! Te lo ruego, por favor no te pongas del lado de mi madre. ¿Hay en el mundo una muchacha más infeliz y tontamente educada que yo? Mi madre, que ya no sabe qué figura debe presentar en el mundo, ha adoptado los locos caprichos del pietismo. ¡Qué carácter tiene! ¡Qué testaruda y obstinada es, a pesar de toda su aparente dulzura!
Catalina. ¿Dulzura? ¡Sí! ¡Simplemente confía en ello!
Srta. Luisa. Estoy comprometida con el señor Liebmann desde hace dos años; Sin embargo, apenas tengo permiso para hablar con él. No veo a nadie más que todo tipo de hipócritas, candidatos, maestros y ridículas hermanas Beth. En casa se habla de ortodoxos y herejes; Si salgo, tengo que volver a escuchar este tipo de cosas. Ya sabes que para complacer a mamá, me aprendí de memoria los sermones de Spener sobre el renacimiento y muchas otras cosas. Hasta ahora he actuado como si estuviera de acuerdo con ella; pues sólo quería complacerla: pero ahora también estoy cansada de eso. ¡No lo soporto más! Y si mi padre no regresa pronto después de su larga ausencia y pone fin a toda esta confusión; como esto...
Catalina. ¡Oh sí! Usted es ciertamente una de las personas que hace las cosas bien. Usted no tiene corazón para decirle una palabra a su madre.
Srta. Luisa. ¡Es cierto! Pero ahora lo he decidido: ¡no voy a fingir más! Quiero decirle mi opinión y no pasará de hoy.
Catalina. Debo confesar que tu padre está actuando de manera muy injusta al dejarnos en manos de la voluntad de sus tontas esposas durante tanto tiempo. Él la ha comprometido: ella debe consumar la boda, mientras él viaja a Inglaterra por negocios. ¡Dios esté con él! Pero creo que se asustará mucho cuando regrese y la encuentre todavía soltera y su casa en tan lindo estado. Su bodega se utiliza para imprenta; sus pisos se han convertido en librerías pietistas; y sus habitaciones se convirtieron en iglesias de Winckel. ¡Qué asombro quedará cuando encuentre una multitud de bohemios y charlatanes entusiastas y vea a su esposa sentada entre ellos como una papisa! Los mismos lacayos ya se pelean por los oscuros pasajes de la escritura; y hace poco oí que el cochero insultó a sus caballos delante de gente ortodoxa; porque no conocía una palabra peor.
Srta. Luisa. Pero eres tú mismo quien más adula a mi madre con esta tontería.

En la Escena II, la madre de Luisa, la Señora Glaubeleichtin dice de su maestro pietista:

¡El hombre, el señor Scheinfromm, es sin duda un auténtico modelo a seguir para los primeros creyentes! Primero me enseñó las doctrinas de la naturaleza y de la gracia, y del ser interior del yo. Él me enseñó a hablar siempre con gentileza y mansedumbre, a amar la paz y a gustar la unción del Espíritu que se encuentra en los escritos de nuestros hombres de Dios. ¡Ciertamente! ¡El hombre posee el espíritu de la iglesia primitiva en un alto grado! Pero todos lo conocéis...


A su vez el personaje de Luisa dice en la Escena III:

¿Qué debo leer? Veo que todas las escrituras dicen siempre lo mismo. Un terrible lamento por los ortodoxos; varios dichos del Evangelio. La Escritura, o del Doctor Lutero, aplicada a voluntad; muchos gritos sobre la chispa interior oculta, y todo tipo de parloteo que no entiendo; Eso es todo lo que encuentro allí.

Este era el retrato del pietismo en esta sátira. Por cierto que la obra nunca se actuó y el libro salió de forma anónima obstaculizándose su venta. Y pensar que allí no existía inquisición.

Luise Gottsched estudió varias lenguas, entre ellas el francés, no sería extraño se inspirara en el Tartufo de Moliere. Algo adaptado a la Alemania de su tiempo, pero el Tartufo se representó y La pietista con falda de ballena nunca se pudo hacer.

Como se puede apreciar, ya tenemos varias características románticas dentro del pietismo, es lo que esta página de la Gottsched nos muestra. Intimismo, subjetivismo. Solo falta el genio que enlace pietismo, ilustración y la intimidad de Rousseau. Y este Genie apareció, metódico, apocado pero influyente. Es Manuel o Immanuel, (pues él mismo se cambió el nombre), Kant.

 

domingo, 11 de mayo de 2025

La política de Bob

 

por Tony Velázquez Ruiz

En política es frecuente el uso de concesiones entre las partes. Lo que aquí nos preguntamos, es ¿hasta dónde pueden hacerse concesiones políticas dentro del papado?

Toda concesión implica un reconocimiento a lo que se concede. Hablamos de políticos de ética correcta o justa. Un político corrupto, la usará como máscara para pasar situaciones de simple coyuntura y borrar con el codo lo que escribió con la mano.

Con este principio, no pueden hacerse concesiones políticas dentro del papado, que vayan contra la doctrina de Jesucristo.

Con la muerte de Paco, el impostor, la iglesia sale de una situación donde la Verdad no solo se vio altamente comprometida, sino sobretodo negada. El gran impostor, fue un hereje, hecho y derecho. Se sintió siempre más cómodo en el Reino de las Tinieblas, que en el Reino de la Luz.

Sin lugar a dudas, Bob Prevost Martínez, fue un hábil político. Cualidad de la que careció Tagle y hasta el mismo Pietr0 Parolin, a pesar de toda su astucia y secretismo. Bob fue cauto y silencioso. Avanzó como una víbora entre los pantanos de Nueva Orleans, mientras PP (Pietr0 Parolin), el “papa sustituto”, se quemaba políticamente, ya sea con su pacto chino (cuyas cláusulas son secretas, porque no se pueden decir), ya sea con sus turbios negocios en Londres, de los cuales no podrá despegarse tan fácilmente.

¿Dónde leemos la política implementada por Bob?

Todos los cardenales ingresaron a la Capilla Sixtina para el Consistorio, cantando el Veni Creator, (himno ignoto para muchos cardenales, tanto, que hasta el mismo PP no lo pronuncia bien). Con él se pide la intervención del Espíritu Divino, algo muy apreciado, sobretodo por los románticos hegelianos.

Sin embargo, no se repara frente al fresco del juicio final de la Sixtina, juicio que para muchos cardenales, no sería más que otro mito.

En ese ámbito, mezcla de fe y mezcla de política, llega el momento de las negociaciones. Y cuando se negocia, (lo que el Impostor llamaba diálogo), se dan las concesiones.

Dicen fuentes inglesas, que PP lideraba hasta el mediodía del jueves, con una suma entre 45 y 55 votos; mientras Bob contaba entre 34 y 44 votos.

Este es el momento en que el astuto PP se percata que su cara no solo es avinagrada, sino que su alma tampoco es tan brillante. Acto seguido, se retira de la contienda dando a Bob todo su apoyo, no sin antes acordar con el silencioso Bob, cuya cara contrasta abruptamente con la de PP, y se presenta más potable a los ignotos cardenales.

Medios italianos, nos hablan de una reunión anterior al Cónclave entre Bob y Burker. ¿Qué acordaron secretamente?

Fue el apoyo de PP, lo que permitió a Bob superar la mayoría de dos tercios necesaria (89 votos), y fue elegido como papa. Aquí se plegaron cardenales moderados estadounidenses, sudamericanos y europeos.

¿Qué concesiones hizo Bob a PP?

Lo podemos deducir de su salida al balcón, diciendo sin ponerse colorado:

―¡Gracias Paco!.

Y luego la frutilla del postre:

Tutti Frutti !!!

Todos en nuestra vida hemos hecho cambios. No existe edad para no cambiar. ¿Ha cambiado Bob? Todo parece indicar que lo ha hecho. El “hijo de San Agustín” puede convertirse en el hijo de Paco, pues se lo vio rezar frente su tumba.

¿Será así?

Pronto lo sabremos.