La Inmaculada de El Escorial Bartolomé Esteban Murillo (1618-1682) |
Juan Duns Scoto (1266-1308)
Scoto, fue un fraile menor
de la orden franciscana, por su nombre, se deduce que nació en
Escocia, aunque los datos de su niñez son un tanto inciertos.
Enseñó teología en las universidades de Oxford y París.
Se lo llamó el Doctor
Sutil, por la agudeza y perspicacia de sus argumentos. Su gran
mérito fue elaborar una doctrina válida para demostrar la verdad de
la Inmaculada Concepción, de allí que también se lo llama el
Doctor Mariano.
Sus argumentos se opusieron
a toda la corriente escolástica, que opinaba lo opuesto sobre la
Inmaculada Concepción, y habiendo sido amenazado por la Inquisición, debió
exponerlos y convencer a la corriente tomista y dominica de dicha
verdad.
A continuación dejo una
película fechada en el 2011, sobre este particular autor. Fue
realizada por impulso de los Franciscanos de la Inmaculada Concepción
(FFI), esa rama de los franciscanos, que actualmente sufre una de las
peores persecuciones de la absoluta “misericordia” de Bergoglio,
quien se ensañó con ellos, para reducirlos a cenizas. De allí que
en el film, los franciscanos lleven el hábito del color de los FFI.
El eje de la película
abarca acontecimientos que están entre los años 1303 y 1305, y como
acostumbra el cine moderno, realiza muchas digresiones en medio de
esta narración.
Todo se inicia en París,
donde Juan es profesor de la universidad. El libreto explaya aquí
los argumentos de Duns, en favor de la fuerza noble de la voluntad;
contrario a los dominicos que ennoblecen la inteligencia.
Con motivo de la lucha entre
Felipe IV “El Hermoso”, y el Papa Bonifacio VIII. Juan Duns, se
niega a firmar una nota contra el Papa, motivo por el cual debe
regresar a Oxford, no sin antes exponer el libretista de la película,
la confrontación entre la inteligencia y la voluntad, de donde
deduce el motivo de su desobediencia al negarse públicamente a
firmar la nota del Rey.
De aquí se pasa al tema de
la falsedad y la Verdad. De este argumento, uno de sus alumnos
manifiesta la idea de un Dios, tal como lo conciben los musulmanes y
termina sus argumentos, Juan, diciendo al alumno una de sus grandes
conclusiones:
Dios es amor.
Juan nota que su alumno,
sufre una feroz tentación en este sentido, y le da su consejo,
consejo que nuestros teólogos de hoy deberían poner en práctica:
Rezar más y no estudiar tanto, es decir, mayor contemplación. En
esto, Duns Scoto se une al concepto de teología oriental:
Si eres teólogo, orarás
de verdad; y si oras de verdad, serás teólogo. (Evagrio
Póntico)
En su viaje a Oxford,
reflexionará sobre la inmensidad de Dios, al que compara con la
visión del mar en la costa francesa.
Este episodio le da pie al
libretista, para insertar episodios de la infancia de Scoto.
De regreso a París, pues
Bonifacio VIII fallece ese mismo año, 1303, el libretista abre el
enfrentamiento de Duns Scoto con los dominicos por el tema de la
Inmaculada Concepción.
El film, realiza una
Disputatio, una controversia dentro de la universidad, como
método de investigación sobre la Inmaculada Concepción. Es aquí
donde el protagonista dará todos sus argumentos. El lenguaje
empleado en las universidades, como en sus escritos, era el latín,
lengua cultural de occidente, que aquí aparece esporádicamente.
La película incurre en una
ambigüedad o en un anacronismo simbólico. El contrincante de Duns Scoto se llama Tomás de Aquino; pero Santo Tomás de Aquino había
fallecido en 1274. Cosas del cine...
Todo sus argumentos, han
quedado sintetizados en tres verbos latinos:
Potuit, decuit, ergo
fecit.
Dios podía hacerlo, era
conveniente que lo hiciera, por lo tanto lo hizo. Es por esto que se
ha escrito sobre Duns Scoto:
Por tanto, históricamente
hablando, fue decisivo el influjo de Escoto a favor de la progresiva
concreción y difusión de esta doctrina en la Iglesia y para el
triunfo dogmático de este privilegio mariano en 1854, por obra de
Pío IX. Hoy todos admiten la actualidad de sus argumentos teológicos
a favor del dogma de la Inmaculada Concepción. 1
La película, muy rica en su
diálogo, dedica también un espacio al tema de la eucaristía, de la
cual afirma Scoto:
Digo, pues, como opinión
mía -escribía a propósito de la presencia universal del Cuerpo
eucarístico de Cristo en cualquier parte del espacio y del tiempo
cósmico-, que ya antes de la Encarnación y antes de que "Abrahán
existiese", en el origen del mundo, Cristo pudo haber tenido una
verdadera existencia temporal en forma sacramental... Y si esto es
así, se sigue de ahí que la Eucaristía pudo haber existido antes
de la concepción y de la formación del Cuerpo de Cristo en la
purísima sangre de la Bienaventurada Virgen. 2
Este teólogo fue quien hizo
virar el pensamiento contrario a la Inmaculada Concepción, que desde
el siglo IX, le era adverso; motivo por el cual, Lucifer no podía
pasar por alto a quien tanto daño le hizo. La generación posterior
vio la influencia de su filosofía, como origen de todos los males de
nuestra época.
A esto contribuyeron, su
muerte temprana (42 años), sus escritos muy oscuros por su
terminología, siempre inmersos en la disputa y como no dejó escrita
una síntesis de su pensamiento, el mismo se formuló como deducción
de sus escritos, entre los cuales, algunos no son suyos. Aún hoy, oímos altos escolásticos arremeter contra su pensamiento como
causante de la decadencia. La realidad histórica, muestra que Duns Scoto, fue hijo de su tiempo, y la decadencia escolástica ya
proliferaba durante su corta vida.
La mejor respuesta, la dio
Juan Pablo II, al declararlo Beato en 1993, haciendo algo de justicia
en este mundo.
1
Extracto del artículo de Alfonso Pompei, OfmConv.: Giovanni Duns
Scoto e l'Immacolata Concepzione. Revista: Commentarium OFMConv,
Roma, 102 (2005), 130-150. Traducción: Fr. Tomás Gálvez
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