A
través de varios medios de noticias, el Cardenal Gerhard Ludwig
Müller, ex prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, ha
manifestado su punto de vista sobre la crisis actual de la Iglesia. De
sus palabras asoman una serie de realidades, las cuales muestran
verdades y errores de apreciación sobre lo que sucede.
MÜLLER
VE LA CRISIS. – Es indudable
que el cardenal conoce la crisis, cuando dice:
...“las
autoridades de la Iglesia deben escuchar a quienes plantean preguntas
serias o justas reclamaciones, no ignorarles o, peor aún,
humillarles”. 1
CRISIS
MAL ANALIZADA. – Sin embargo,
comete un grueso error de apreciación, los planteos no son
preguntas serias o justas
reclamaciones, son otra
cosa, son acusaciones directas o indirectas de herejía; para decirlo
en lenguaje comprensible, son voces que se alzan para indicar que la
doctrina de Jesucristo fue abandonada por las
autoridades de la Iglesia.
DEFECCIÓN.
– Es increíble constatar que
un ex prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, no
reconozca al menos que la Doctrina de la Fe es atacada. ¿Qué clase
de defensor de la Fe es Müller? ¿Cuándo le vimos defender la
doctrina de Jesucristo frente a Bergoglio? Por desgracia, son los laicos los únicos que
salen a defenderla en estos momentos.
HORA
DEL LAICADO. – Hoy, muchos
laicos poseen una dimensión de lo que sucede, mucho más acertada que
ciertas autoridades. La tienen y la dicen, no como el silencio cómplice de los prelados. En este campo, reconozco
el acierto de Sandro Magister, en su artículo del 12 de noviembre.
EL
CISMA YA EXISTE. – Continúa
este prelado alemán afirmando:
...“sin
quererlo, podría aumentar el riesgo de una lenta separación que
podría acabar en un cisma por parte de un sector del mundo católico,
desorientado y decepcionado. La historia del cisma protestante de
Martín Lutero hace 500 años debería enseñarnos qué errores se
deben evitar”. 2
Nuevo
error del cardenal. El cisma ya está instalado, quien lo efectivizó
es la Revolución Vaticana. Indudablemente, aquí se plantea un
problema. ¿Cómo salimos de este cisma tácito?
¿VERDAD
O ESTRUCTURA? – Para Müller
el cisma es simplemente estructural y no doctrinario, por ello habla de una
lenta separación que podría acabar en un cisma. No percibe Müller que el cisma se da, no solo porque en estos momentos
un sector del mundo
católico, desorientado y decepcionado
existe, sino también porque existe el sector que ha vencido la desorientación y la
decepción, y acusa a este papado periférico de herejía formal.
DIALÉCTICA
MISIONERA EN MYANMAR. – La
desorientación aparente de Bergoglio es enorme. ¿Qué fue hacer a
Myanmar? Viaje desapercibido e intrascendente. Si se me dice que fue
a misionar, les recuerdo lo que este hereje opina sobre las misiones,
las cuales fueron una de sus tesis más cacareadas en sus inicios.
La misión en su concepto tal como lo expusimos el 25 de febrero de 2016, es
para Bergoglio una dialéctica. Según tu tesis, misionar no es un anuncio del evangelio seguido de bautismo, para él esto es proselitismo. Para Bergoglio, misionar es tan solo un servicio. Esta dialéctica es puesta en práctica en
Myanmar, de allí que Sandro Magister afirme con acierto, que de Jesús tan solo habla una budista.
CUANDO
SE ES UN TIBIO – Volviendo a
Müller, algunos han creído que podría ser la cabeza de una
reacción contra la Revolución Vaticana y en tal sentido se lo han
propuesto. De este episodio nos preguntamos: ¿Qué vieron en Müller
para proponerle tal objetivo? Esto señala lo mal apreciada que es la
crisis actual, producida por una Revolución de un puñado de
aventureros sin escrúpulos reunidos en San Galo, con apoyo de fuerzas ocultas.
También
señala que, aunque mínima, existe una reacción contra lo que
sucede, y algunos buscan una cabeza, pues carecen de convicción y
agallas para serla ellos mismos.
EL
GRAN KAIRÓS DEL PRESENTE. – Lo que vivimos es un momento único de esta historia, para elevar un nuevo Atanasio, un
Cirilo o un nuevo Máximo Confesor; momento que las autoridades
eclesiales, enceguecidas y adormiladas, dilapidan tontamente.
Como
era de suponer, Müller no tiene las agallas suficientes para este
kairós, nunca las tuvo. Se
ha revelado como un tibio en todo su trayecto dentro del Vaticano. Y
para colmo se lamenta con lágrimas de cocodrilo:
Es
desconcertante cuando un famoso periodista ateo presume de ser amigo
del Papa mientras que, al mismo tiempo, un obispo católico y
cardenal como yo es difamado como adversario del Santo Padre. 3
¿QUIÉN ES EL SANTO PADRE? – Llamar a Bergoglio como lo hace Müller, “Santo Padre”, es un equívoco de los peores y no hace más que agregar leña al fuego de la confusión y de la decepción. Tenemos dos papas, ninguno de ellos defiende la Verdad, uno porque no quiere y el otro porque la Verdad no le importa y hace rato renunció a ella. En síntesis, el papado que se presenta al mundo como el viejo consulado de la República Romana, compuesto por dos cónsules, está en estos momentos, totalmente vacante de facto.
SIN
UNIDAD A CRISTO, NO EXISTE IGLESIA. – Por
último, nos preguntamos, ¿qué es más importante, si la Verdad o
la estructura eclesial?
Si en
nuestros días viviera el monje atonita, Gregoria Palamas, nos diría
que la estructura eclesial que no está unida a Jesucristo no es
eclesial. Es simple, si no se está unido a la Verdad, no se es
Iglesia, donde no se está unido a Jesucristo que es su Cabeza.
Hoy
vivimos una nueva mundanidad eclesial, donde la estructura
eclesial se respeta a rajatablas, tan respetada está, que ya no
importa la herejía y mucho menos la Verdad.
¿Acaso puede vivir
unida una estructura eclesial, para servir al dios de un relativismo
abúlico, intrascendente y chato?
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https://infovaticana.com/2017/11/27/muller-la-iglesia-no-puede-ignorar-menos-humillar-quien-preguntas-serias/