Calesita

lunes, 30 de noviembre de 2020

Vox clara ecce intonat

Se hace realmente imposible reconocer el autor de este himno. Se calcula su origen en el siglo V o VI. Como es costumbre, los reformadores del barroco, cambiaron en 1632 ciertas partes del himno, conservando el tema original. En este caso, la reforma no aporta precisiones nuevas, pareciera que busca eliminar el latín medieval y adscribirlo al clasicismo surgido en el renacimiento, corrigiendo de paso errores de versificación. Esto lo podemos deducir del verso tercero, donde “eminus” pierde la “i” en la entonación musical, pues a dicho verso le sobra una sílaba.
Los versos son los usuales en la poesía cristiana de la época; son un dimetro, es decir, dos metros, que lleva en total ocho sílabas, y sigue el acento yámbico, donde una sílaba acentuada le sigue a una átona:
Vox cla/ra ec/ce in/tonat
Las dos versiones del himno
Texto monacal
Texto reformado por Urbano VIII en 1632
Vox clara ecce intonat
obscura quæque increpat:
pellantur eminus somnia:
ab æthre Christus promicat.
En clara vox redarguit
obscura quæque, personans:
procul fugentur somnia:
ab alto Iesus promicat.
Mens iam resurgat torpida
quae sorde exstat saucia;
sidus refulget jam novum,
ut tollat omne noxium.
Mens iam resurgat, torpida
non amplius iacens humi:
sidus refulget iam novum,
ut tollat omne noxium.
E sursum Agnus mittitur
laxare gratis debitum;
omnes pro indulgentia
vocem demus cum lacrimis.
En Agnus ad nos mittitur
laxare gratis debitum:
omnes simul cum lacrimis
precemur indulgentiam.
Secundo ut cum fulserit
mundumque horror cinxerit,
non pro reatu puniat,
sed nos pius tunc protegat.
Ut, cum secundo fulserit,
metuque mundum cinxerit,
non pro reatu puniat,
sed nos pius tunc protegat.
Laus, honor, virtus, gloria
Deo Patri, et Filio,
Sancto simul Paraclito,
in sæculorum sæcula.
Amen
Virtus, honor, laus, glória
Deo Patri cum Fílio,
Sancto simul Paráclito,
In sæculórum sæcula.
Amen
Análisis del himno
Primera estrofa
Presenta esta estrofa el inicio de la nueva creación, en la cual la naturaleza humana sale del reino de las sombras o del ζοφον griego, tal como lo relata la carta de Judas, que exponemos más adelante. (v.6)
Se inicia como las profecías, de allí la presencia del adverbio ecce. Cfr. Jer 23,5 o Isaías 7,14.
He aquí (ecce) que una voz luminosa (vox clara) resuena (intonat) y la cual (quæque) condena (increpat) la oscuridad (obscura).
Es indudable la antítesis entre clara y obscura, como los verbos marcan las primeras acciones de la noche antigua: una resuena (intonat) y la otra reprende (increpat).
El mundo antiguo está hecho dentro de la oscuridad por culpa del pecado, donde el hombre se asoció a Lucifer, príncipe de la oscuridad. Dice la carta de Judas:
Y a los ángeles, que no conservaron su primera dignidad, sino que desampararon su morada, los reservó para el juicio del gran día, en el abismo tenebroso, con cadenas eternales. (Judas 6)
En esta calígine (ζοφον) o abismo tenebroso donde también yacía la humanidad, resuena la claridad de una Voz.
La reforma del texto hecha por Urbano VIII, cambia los verbos. El primero es redarguit, como un volver a la argumentación, con el significado de contestación victoriosa a la infamia del pecado. El segundo verbo es personans, un participio presente, con el significado de retumbar con estrépito. Tal como se ve, en este caso la reforma busca intensificar el significado de los verbos.
El tercer verso los sueños (somnia) de esta humanidad caída son lejanamente (eminus) agitados (pellantur).
Para la reforma, los sueños (somnia) son a lo lejos (procul) puestos en fuga (fugentur).
El sueño alude a la Epístola de San Pablo que se lee en el primer domingo de adviento:
Hermanos: Es hora de levantarnos del sueño, pues nuestra salud está ahora más cercana que cuando creímos. La noche va muy avanzada y se acerca ya el día. (Rom. 13,11 y 12)
Por tal motivo la voz o dicha vox del primer verso, tiene múltiples sujetos. Puede tomarse como la de San Pablo en esta Carta a los Romanos, o la de San Juan Bautista en la profecía del texto de Isaías:
Ya oigo la voz del que clama en el desierto. Aparejad el camino del Señor, enderezad en la soledad la senda de nuestro Dios. (Is. 40,3)
También puede tomarse como la vox del Apocalipsis. La primera surge de las aguas primordiales presentadas en el Génesis 1,2.
Su voz era como el ruido de muchas aguas. (Ap. 1,15)
La última vox, es aquella que sale del trono en las bodas del Cordero:
Y del solio salió una voz, que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, pequeños y grandes, Oí también una voz como de gran gentío, y como el ruido de muchas aguas, y como el estampido de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya!, porque tomó ya posesión del reino del Señor, Dios nuestro Todopoderoso. (Ap. 19, 5 y 6)
En el último verso dicha voz se hace realidad. Cristo (Christus) se muestra (promicat) desde el cielo (ab æthre). Para la reforma será Jesús (Iesus) que se muestra (promicat) desde las alturas (ab alto)
Segunda estrofa
Con la Nueva Creación, la naturaleza humana retorna a su primitivo estado, aquel que era anterior a la defección de nuestros primeros padres.
Con esta claridad de la voz, ya (iam) la mente (mens) como imagen del espíritu, se levanta (resurgat) de su inmovildad o torpeza (torpida), a su estado primitivo; la cual (quae) deteriorada (saucia) y sucia (sorde) sale de ese estado (exstat).
Para la reforma, este espíritu no yace (non iacens) más (amplius) sobre la tierra (humi).
Ya (iam) resplandece (refulget) la estrella nueva (sidus novum), para (ut) quitar (tollat) toda (omne) culpa (noxium).
El sidus novum es la señal del nacimiento de un gran rey, tal como lo concebían los antiguos. Así lo hace Virgilio (70-19 AC), Eclog. 9, 47-50:
Daphni, quid antiquos signorum suspicis ortus?
Ecce Dionaei processit Caesaris astrum,
astrum, quo segetes gauderent frugibus et quo
duceret apricis in collibus uva colorem.
Dafne, ¿por qué analizas las alturas huertos de antiguos astros? He aquí en cambio como el astro de Dione sale airoso, astro de César, que brinda a los campos de mieses ricas y que en las colinas los viñedos expuestos al sol enrojece.
Lo mismo hace Horacio (65-8 AC), quien nos habla de la claridad de la estrella:
Dicam et Alciden puerosque Ledae,
hunc equis, illum superare pugnis
nobilem; quorum simul alba nautis
stella refulsit,
Cantaré también a Alcides y a los hijos de Leda, célebres uno por las victorias de sus caballos y el otro por la fuerza de sus puños. Su estrella clara, (alba stella) tan pronto como se ofrece resplandeciente a los marineros. (Oda 12, 25-28 )
En el vaticinio de Balaam aparece la estrella nueva, la misma que será seguida por los magos en epifanía:
Le veo, pero no como presente,
le contemplo, mas no de cerca:
una estrella sale de Jacob. (Núm. 24,17)
Tercera estrofa
Bajo la figura del Cordero, Jesucristo, tan usada en el Apocalipsis, esta estrofa se adentra en el misterio de la redención. El himno no solo habla del perdón, sino también de la actitud para obtenerlo.
Un Cordero (Agnus) fue enviado (mittitur) desde las alturas (e sursum).
Para los reformadores, dice el inicio del verso: He ahí que (en), un Cordero (Agnus) fue enviado (mittitur) para nosotros (ad nos).
Este envío del Cordero es para desatar (laxare) la deuda (debitum) gratuitamente (gratis); por cuyo motivo todos (omnes) para alcanzar perdón (pro indulgentia) demos (demus) una voz (vocem) con lágrimas (cum lacrimis). Se destaca en este verso, que de la voz inicial sobre la calígine, surgen ahora voces que desean salir de dicha tiniebla.
Mientras que para los reformadores, todos (omnes) junto (simul) con las lágrimas (cum lacrimis) pidamos (precemur) el perdón (indulgentiam).
Cuarta estrofa
En esta esta estrofa, el himno mira la segunda venida de Jesucristo, de la cual habla el evangelio de este primer domingo de Adviento.
Para que (ut) cuando (cum) relampaguee (fulserit) su segunda venida (secundo) y (-que) ciña (cinxerit) de pavor (horror) al mundo (mundum), no (non) nos (nos ) castigue (puniat) por (pro) la condición de reo (reatu), sino que (sed) entonces (tunc) piamente (pius) nos proteja (protegat).
El verbo fulserit que proviene de fulgere, recuerda la segunda venida, la cual será como un relámpago o el fulgur latino. (Cfr.Mateo 24,27)
La reforma barroca ordena el hipérbaton del texto monacal, separando la proposición final que encabeza el ut (para que) de la proposición temporal ecabezada por el cum (cuando); asimismo cambia el sustantivo horror (pavor como una encrespadura del cabello) por metu (temor). Es indudable que con metu mejora la musicalidad del verso segundo; pero podríamos decir que estamos ante un atisbo de modernidad, la cual consiste en dejar el sentido, pero vaciarlo un poco de contenido.
Quinta estrofa
Como es habitual en los himnos, la última estrofa es una doxología, que toma una versión propia en el texto monacal y otra para la versión reformada.
Aquí damos la versión cantada en vivo por los monjes de Barroux. El texto se toma del Antiphonale Monasticum de 1934, página 782.



sábado, 14 de noviembre de 2020

¡Ay Jalisco, no te rajes!


 

Presentamos este monumento a la imbecilidad. ¿Qué es? ¿Credo u oración? No lo sabemos, o mejor dicho es un credo que se muta en anatema y concluye como oración.

El cura enmascarado, cual otro Zorro “mejicano”, desde la ciudad de Jalisco, invita a rezar al fin de la misa una oración. Misa del Novus Ordo, donde se da la espalda al Santísimo.

¡Qué lindo sería si hubiese elevado una oración por la pobre alma de Bergoglio! Pero no, es un Credo hacia una persona, porque dicha persona es la reencarnación del Espíritu Santo.


Los 6 primeros puntos se basan en la fe. Como esto procede del infierno, tenemos 6 puntos a creer, es decir, 6 nunca 7. Con lo fácil que era agregar: Creo en la Pachamama.

Leamos los 6 artículos de fe:

1. Creo en el Papa Francisco como sucesor legítimo del apóstol Pedro.

2. Creo que el Espíritu Santo habla a la Iglesia a través de él.

3. Creo que guía la Iglesia Católica como verdadero pastor.

4. Creo que diligentemente se preocupa por toda la humanidad, porque todos somos hermanos e hijos de Dios.

5. Creo en su magisterio, que está en perfecta sintonía con la fe y la moral de la Iglesia.

6. Creo que sus opiniones personales reflejan la actitud evangélica de los creyentes en Cristo.

Analicemos esta fe, o este credo de 6 dogmas.

Dice la carta a los Hebreos (11,1):

La fe (πιστις) es la substancia (υποστασις) de las cosas (πραγματων) que se esperan; demostración (ελεγχος) de las cosas (πραγματων) que no se ven (ου βλεπομενων).

1. Para ser fe (πιστις) se requiere que las cosas (πραγματων) no se vean. ¡Pero aquí se ve todo! Y es por lo que se ve que se opina de un falso papado.

2. Pero la realidad, las cosas (πραγματων) que se quieren ver, no se ven; entonces se recurre a la substancia (υποστασις) de la fe.

3. Para que sea fe (πιστις) se requiere una demostración (ελεγχος) de las cosas que no se ven. ¿Dónde está la demostración de la legítima sucesión del papado? ¿Dónde el magisterio con asistencia divina? ¿Dónde la sintonía con la tradición evangélica? No existe. Nada de todo esto existe. Y como no existe, se apela a la fe. ¡Brillante Satanás, eres un genio!

¡Ay, Jalisco!

Luego de la fe como substancia en la inexistencia de las cosas que se ven, se pasa a dos (nunca tres) anatemas:

1. Rechazo toda ofensa a su persona, descréditos e insultos.

2. Así como los que rechazan su autoridad, afirmo que están en un error tanto eclesiástico como de comunión.

A partir de aquí este sector de Jalisco, (pues no todos son tan estúpidos), pasa a militar en el cisma. ¿Qué falta hace echarlos de la Iglesia, ellos mismos ya se fueron.

¡Ay Jalisco, te rajaste de México y te fuiste a “Méjico”!

Por último llegamos al final, de lo que se titula:

Oración por el papa.

¿Dónde está la oración, si hasta aquí no existe ninguna oración? Y termina este obsecuente, pues es evidente que para ser obsecuente se debe ser un ignorante supino:

Todo esto te lo pedimos, Señor, por Jesucristo nuestro Señor. (Y, por favor, que valga la redundancia)

Fuente: https://www.facebook.com/pastoralparroquial/videos/387510635963346/