Calesita

La Siega




 Volver a lo viejo, pide Nuestra Señora, es decir, volver a la Tradición, volver a este río de aguas vivas, que recibe todos los arroyos de los tiempos, pero cuya agua siempre es la misma, cuyo origen es la fuente de agua viva, la misma que baña al desembocar en la Jerusalén celestial.
Hoy presentamos algo viejo, que será nuevo, porque dado la corriente del agua ecuménica, se observará que estas aguas son distintas, dispares y antagónicas: son lo viejo que hoy será para muchos, nuevo.
Este autosacramental fue compuesto por Lope de Vega durante los últimos 14 años de su vida, cuya muerte se produce en 1635.
Dejamos de lado al autor, cuya apasionante biografía se puede tomar de muchas sitios, con lo cual, mucho menos abriremos un juicio sobre su persona.
Este auto desarrolla la parábola del trigo y la cizaña tratada en Mateo 13,24-30, y le dio el nombre de La Siega, es decir, la cosecha final.
Estos escritos son una fuente de meditación, y un compendio de visión católica tradicional, pues el catolicismo es uno, ayer, hoy y mañana, mal que le pese a Bergoglio y a los reformadores.
Abundan las citas bíblicas, en un momento donde hoy nos afirman los católicos filoprotestantes que en este tiempo no se leían las Sagradas Escrituras, algo que este documento desmiente profundamente.
He puesto mis explicaciones entre corchetes para guiar al lector. Como es un castellano que nace en plena era barroca, explico términos, alusiones y conceptos, por medio de numerosas notas.
La poesía que brota del texto es un deleite en nuestra era, donde lo poético ha perdido fuerza e importancia.
Solo he corregido la acentuación de acuerdo a las normas de nuestra época, para que se haga más simple para el lector de nuestros días.
Por mi experiencia, cuando el lector se enfrenta con este lenguaje, sufrirá un golpe al inicio de la lectura, pero se irá acostumbrando a medida que termina la obra, haciéndosele algo natural.



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