San
Antonio de Padua (1195-1231), nace en Portugal, de noble linaje, su
nombre en el siglo era Fernando Martins. En Coimbra se dedicó a la
oración y al estudio. Como canónico al conocer el movimiento
franciscano que estaba en sus albores, se pasó a los frailes
menores, tomando el nombre de Antonio.
Partió
como misionero a Marruecos, desde donde intentó regresar a Europa
por hallarse enfermo de malaria; pero en una tormenta, la nave
naufraga y así llega a las costas de Sicilia. Desde allí irá hacia
Asís, donde conoce a San Francisco.
Enseñó
teología a los franciscanos y predicó por el sur de Francia contra
los herejes. Pasó sus últimos años en Padua, falleciendo a los 35
años.
En él
se unía la oratoria y el conocimiento, dejando perplejos hasta a los
mismos dominicos, orden especializada en la predicación. San
Francisco lo llamó en una de sus cartas “mi obispo”; a su vez el
papa Gregorio IX lo tildó de “Arca del Testamento”.
Es por
pedido del Papa, que redacta una serie de Sermones para instrucción
de los clérigos.
Los originales latinos se
pueden bajar desde este enlace. Para leerlos en castellano, se pueden buscar desde este enlace.
Su
metodología:
Este
sermón sobre la Natividad de la Virgen María, nos revela su
metodología:
Todo
se basa en las Sagradas Escrituras. El libro de Job, uno de los más
complicados para descifrar y entender, parece ser su preferido.
En él
hallamos todos los sentidos para interpretar las Sagradas Escrituras:
El sentido literal, el figurativo, el moral y el anagógico.
Todo
concluye siempre con una oración.
Debe
recordarse que estamos en el siglo XIII, aún la escolástica no se
había desarrollado con sus grandes autores. El santo patavino usa la
versión bíblica de la vieja vulgata latina, en castellano la
encontramos en la traducción didáctica de Félix Torres y Amat.
También
debe tomarse en cuenta, que en dicha época los libros, todos
escritos a mano, escaseaban. De allí la imposibilidad de un
protestantismo en estos siglos. De modo que hoy los reformadores
luteranos y otras yerbas, viven todos no por el ímpetu del Espíritu
Santo, sino por el impulso del invento de la imprenta. Esto hace que
el santo, como todos los de su época, escriba las citas, las cuales
eran aprendidas de memoria; de allí que no siempre concuerden
exactamente con el texto.
Para
el ocho de septiembre donde se celebra la festividad del Nacimiento
de la Virgen María, dejo a continuación este hermoso y profundo
Sermón de San Antonio sobre su Natividad.
***
1.
La gloriosa Virgen María fue “como la estrella de la
mañana entre las nubes” (Eclesiástico 50,6).
Dice
el Eclesiástico:
Belleza
del cielo es la gloria de las estrellas, la gloria que ilumina el
mundo. (43:10)
En
esta expresión se destacan tres acontecimientos que resuenan
gloriosamente en el nacimiento de la Santísima Virgen María.
Ante
todo, la exultación de los ángeles, indicada por las palabras
"Belleza del cielo". Se dice que un hombre santo,
mientras perseveraba en la oración devota, oyó la suave melodía de
una canción angélica que venía del cielo. Después de un año, la
volvió a escuchar el mismo día. Luego le pidió al Señor que
revelara el significado de este acontecimiento. Se le dijo que María
nació ese día, y en el cielo los ángeles cantaban alabanzas de
Dios por su nacimiento: por eso hoy se celebra el nacimiento de la
gloriosa Virgen.
En
segundo lugar, se pone de relieve la pureza de su nacimiento con las
palabras "la gloria de las estrellas". Como "cada
estrella se distingue de las demás por su esplendor" (1 Cor
15,41), así el nacimiento de la Santísima Virgen se distingue del
de todos los demás santos.
En
tercer lugar se recuerda la luz que cubrió todo el mundo con las
palabras "ilumina el mundo". El nacimiento de la
Virgen Gloriosa iluminó el mundo, que fue cubierto primero por la
oscuridad y la sombra de la muerte.
Por lo
tanto afirma con razón el libro del Eclesiástico:
"Como
la estrella de la mañana en medio de las nubes" ... etc.
2.
La estrella de la mañana se llama lucero, porque brilla más que
todas las estrellas, y más exactamente se le dice jubar 1,
resplendor, astro luminoso. Lucero, que precede al sol y anuncia el
día, bañando la oscuridad de la noche con el brillo de su luz.
Estrella
de la mañana, o lucero (portador de luz), es la Virgen María, que
nacida en la oscuridad de la nube, disolvió la tenebrosa sombra, y a
todos aquellos que estaban en tinieblas, y en la mañana de la gracia
anunció el sol de justicia.
De
hecho, refiriéndose a ella, el Señor le dice a Job:
¿Eres
tú quien hace salir a su tiempo la estrella de la mañana? (Job
38, 32).
Cuando
llegó el "tiempo para usar misericordia" (Sal 101,
14), "el tiempo para edificar la casa del Señor"
(Ag 1, 2), "el tiempo favorable y el día de la salvación"
(2 Co 6, 2,) entonces el Señor hizo salir la estrella de la mañana,
es decir, la Virgen María, para que fuera la luz de los pueblos. Y
los pueblos tienen que decirle lo que la gente de Betulia le dijo a
Judith:
El
Señor te bendijo con su poder, porque por tu medio ha aniquilado a
nuestros enemigos.
Bendita
tú, hija, delante del Dios Altísimo más que todas las mujeres que
viven en la tierra.
Bendito
sea el Señor Dios que creó el cielo y la tierra y te guió para
golpear la cabeza de nuestros enemigos.
Hoy
él exaltó tu nombre para que tu alabanza nunca cesase en la boca de
los hombres."(Judit 13,22-25)
La
bienaventurada Virgen María, en su nacimiento, fue por lo tanto como
la estrella de la mañana. De ella dice también Isaías:
Saldrá
un brote del tronco de Jesé, y de su raíz se elevará una flor.
(Is 11: 1)
Observa
que a la Virgen María se la compara con el brote debido a las cinco
propiedades que posee: es largo, recto, sólido, sutil y plegable.
Así
que María fue larga en la contemplación, recta por su perfecta
justicia, sólida en la firmeza de la mente, sutil (sobria) para la
pobreza y plegable por la humildad.
Este
brote surgió de la raíz de Jesé, que fue el padre de David (cf. Mt
1.5), de estos desciende María (Cfr. Lc 1,27), "de quien
Jesús nació, llamado el Cristo" (Mt. 1:16). Por este
motivo en la fiesta se lee el pasaje del Evangelio que recuerda la
genealogía de Cristo, hijo de David (Mt 1.1).
Saldrá
un brote del tronco de Jesé, y de su raíz se elevará una flor.
(Is 11: 1)
3.
Consideremos el significado moral de estos tres elementos: la
raíz, el brote y la flor.
En
la raíz se muestra la humildad del corazón; en el brote
la integridad de la confesión y el compromiso de la reparación; en
la flor la esperanza de la bienaventuranza eterna.
Jesé
se interpreta como "isla" o "sacrificio", e
indica al penitente, que su mente debe ser casi una isla. Se llama
isla porque se sitúa in salo 2,
esto es en medio del mar.
La
mente, el alma del penitente, se coloca en el mar, es decir, en la
amargura, porque es golpeada por las olas de las tentaciones, y sin
embargo se mantiene inquebrantable, y ofrece a Dios un obligatorio
sacrificio de suave aroma.
La
raíz de Jesé es la humildad de la contrición, de la cual asoma el
brote de la franca confesión y el compromiso de una penitencia
adecuada.
Y
observa bien que la flor no nace de la cima del brote, sino de la
misma raíz:y de su raíz se elevará una flor, porque la
esperanza de la beatitud eterna no brota del sufrimiento del cuerpo
sino de la humildad del espíritu.
Y todo
esto concuerda también con el pasaje del evangelio, en el cual
Mateo, describiendo la genealogía de Cristo, coloca primero a
Abraham, en segundo lugar a David y en tercer lugar la deportación a
Babilonia.
En
Abraham cuano dice – Ya que una vez he comenzado, hablaré a mi
Señor, aunque sea yo polvo y ceniza. (Gn 18,27), – se figura
la humildad del corazón; en David, cuyo corazón era recto con el
Señor, – Encontré en David un hombre según mi corazón
(Hechos 13,22) – se indica la franqueza de la confesión; en la
deportación a Babilonia se recuerda la práctica de la penitencia y
la resistencia a las tribulaciones.
Si
existen en ti, estas tres "genealogías", también
obtendrás la cuarta, esto es aquella de Jesucristo, que nació de la
Virgen María, de la cual hoy cantamos:
Surgiste
en medio de las nubes, como la estrella de la mañana.
4.
Y en fin:
Como
la luna que resplandece en los días de su plenitud.
La
Bienaventurada Virgen María se compara con la luna llena porque es
perfecta bajo todo aspecto.
Mientras
la luna en su ciclo es a veces incompleta, cuando se reduce a la
mitad y cuando se oculta, la gloriosa Virgen María nunca tuvo
imperfecciones: ni en su nacimiento, porque fue santificada en el
vientre y custodiada por los ángeles 3;
ni durante los días de su vida, porque jamás pecó de orgullo:
siempre brillaba de perfección. Y se le dice luz porque disolvió la
oscuridad.
(Oración)
Por
esto te rezamos, oh Nuestra Señora, porque tú eres la estrella de
la mañana, expulsa con tu esplendor la nube de la sugestión
diabólica, la cual cubre la tierra de nuestra mente.
Tú
que eres la luna llena, llena nuestro vacío, disuelve las tinieblas
de nuestros pecados, para que merezcamos alcanzar la plenitud de la
vida eterna y la luz de la gloria infinita.
Explicación
del icono
La
imagen que ilustra nuestra portada, muestra los ángeles cantando su
nacimiento, en el centro la Bienvanturada Virgen María entre sus
padres, Joaquín y Ana, quien, como flor, está parada sobre el brote
y su raíz que asoma bajo el icono, es el mismo Jesé. A nuestra
izquierda asoma desde su casa, el Rey David, cantando sus Salmos. A
nuestra derecha nos muestra la casa de la Humanidad, en las sombras y
con tinieblas en su interior.
______________________
1
Término latino donde se da a continuación el significado propio.
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