Calesita

miércoles, 12 de agosto de 2020

O Gloriosa Domina

 Este himno surgido en el Siglo VI se lo atribuyen a Venantius Fortunatus (530-609), el obispo de Poitiers; por tal motivo figura entre sus escritos espurios.
La composición poética se titula In laudem sanctæ Mariæ y posee nueve estrofas. El oficio nocturno de Lecturas toma las cinco primeras, salteando la tercera, iniciándose en Quem terra pontus æthera; mientras el oficio de Laudes toma las tres restantes que analizaremos aquí. Estamos ante un himno popular, asumido por la liturgia latina. 
Este fue el himno favorito de San Antonio de Padua, quien, según la tradición, lo aprendió de su madre y lo cantó ante su próxima muerte.
Como ya es costumbre en nuestro análisis de los himnos, el Papa Urbano VIII en 1632, modificó con su reforma el texto transmitido por tradición.

1ra. Estrofa

Texto tradicional

Texto reformado por Urbano VIII

O gloriosa domina

excelsa super sidera,

qui te creavit, provide

lactasti sacro ubere.

O gloriosa virginum

sublimis inter sidera;

qui te creavit, parvulum

lactente nutris ubere.


¡Oh gloriosa Señora (domina)! La reforma desea dar un golpe de gracia al luteranismo, de allí su cambio de Señora por Virgen (virginum).
El segundo verso mantiene el sentido en ambos textos: Excelsa sobre... o sublime entre… (sublimis inter) los cielos.
En el tercer verso la reforma busca clarificar el provide del texto original, mutándolo en parvulum. Por tanto, en vez de quien (qui) con previsión (provide) te creó (te creavit)”, dirá que alimentó con sus sagrados pechos al párvulo. 

2da. Estrofa

Texto tradicional

Texto reformado por Urbano VIII

Quod Eva tristis abstulit,

tu reddis almo germine;

intrent ut astra flebiles,

cæli fenestra facta es.

--

--

--

cæli recludis cardines.



Lo que (quod) la infeliz (tristis) Eva impidió (abstulit), tú lo devuelves (reddis) con el santo (almo) vástago (germine); para que (ut) los llorosos (flebiles) entren (intrent) por la ventana (fenestra) que has hecho (facta es) en el cielo (cæli). Al texto reformado no agrada el tema de la ventana estelar y lo cambia por entrada (cardines); de modo que nos queda: abres (recludis, que lleva significado de abrir lo que está cerrado) la entrada al cielo.

3ra. Estrofa

Texto tradicional

Texto reformado por Urbano VIII

Tu regis alti ianua

et porta lucis fulgida;

vitam datam per Virginem,

gentes redemptæ, plaudite..

---

et aula lucis fulgida:

---

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Tú reinas (regis) en el elevado (alti) acceso (janua) y reluces como puerta llena de luz (lucis fulgida). Como los reformadores cambiaron ventana por entrada en la estrofa anterior, aquí no pueden repetir el tema de la puerta, que ya lleva dos sustantivos sinónimos (cardines y janua), por lo tanto cambian puerta (porta) por sala de un palacio (aula).
Por último se ordena aplaudir (plaudite)  a los pueblos redimidos (gentes redemptæ), por la vida (vitam) otorgada (datam) por la Virgen (per Virginem).
La última estrofa es la doxología apropiada a cada orden, la cual cierra la composición, como en todos los himnos.

Doxología final

Texto tradicional

Texto reformado por Urbano VIII

Patri sit Paraclito

tuoque Nato gloria,

qui veste te mirabili

circumdederunt gratiæ.

Amen..

Jesu, tibi sit gloria,

qui natus es de Virgine,

cum Patre, et almo Spiritu,

en sempiterna sæcula.

Amen.



Gloria (gloria) sea (sit) al Padre (Patri), al Paráclito (Paraclito) y a tu nacido (tuoque Nato), quienes (qui) te rodearon (te circumdederunt) admirablemente (mirabili) con un vestido (veste) de gracia (gratiæ).
Esta estrofa para los reformadores, conlleva olor de luteranismo, pues habla de un vestido de gracia. Para el luteranismo, la gracia es tan solo una prenda que recubre la maldad del hombre; por tanto cambian radicalmente la doxología, no mencionando dicho vestido. Estamos en los tiempos, donde se buscaba evitar todo lenguaje ambiguo, por suerte no eran los tiempos del Vaticano II donde señorea la ambigüedad y la duda.
Los monjes del Monasterio de Santa Magdalena en Barroux, donde pueden seguirse sus horas desde este enlace, cantan este himno. El texto se toma del Antiphonale Monasticum de 1934, página 709.

 



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