Calesita

miércoles, 26 de junio de 2019

Delirio revolucionario vaticano

Prototipo de cardenal amazónico, según Marco Tosatti

Que nadie se asuste, si el espejo le devuelve la caricatura expuesta, es la que comenzamos a ver de nuestros delirantes cardenales inmersos en esta Revolución Vaticana.
El delirio político del che Bergoglio, envuelto en su proyecto personal, se puso de manifiesto con sus viajes tanto a Marruecos como a Nápoles.
El che, busca un espacio político-religioso transversal, cuyo eje es el mar Mediterráneo. Su concepción hieroteocrática, es reinar entre los invasores musulmanes que huyen hacia la utopía europea, donde encontrarán más problemas que los que dejaron en su país.
Por este utópico proyecto, el che sabe que nada puede con los ortodoxos, quienes ya lo declararon archihereje en el 2016. Sus esfuerzos por ponerse en el bolsillo a los hebreos, le mostró una realidad: nadie hace pasar por el aro a un rabino. Por lo tanto, ahora todos sus esfuerzos se dirigen hacia dos grupos: los invasores musulmanas por un lado, y los musulmanes moldeados a “la masonería” por otro.
Pero nuevamente aquí le amargaron la noche. Salvini frustró su proyecto cerrando los puertos de Italia. El hecho de obligar a todos los obispos italianos a secundar su utopía política, es una clara muestra de debilidad e incompetencia de su parte, quien se ve forzado a retirarse ante cualquier acción que emprende en este sentido.
La camarilla revolucionaria que comanda nuestro che, tan solo pudo hilvanar un lastimoso acuerdo con los musulmanes de Marruecos, decretando estúpidamente que todas las religiones son queridas por Dios. De este modo, como Judas, se besó con el imán Sheikh Ahmed al Tayeb. Ni los católicos se creen esto, ni los musulmanes lo escribirán apócrifamente en el Corán.
Para colmo de sus desgracias, los auténticos católicos le dieron la espalda, no solo dogmáticamente, sino también políticamente.
Ahora todas sus iniciativas se comienzan a “tomar a la chacota”, basta leer en este sitio la ferocidad de la sátira empleada.
La camarilla revolucionaria, a pesar del esperpento en su contra, no se rinde; sino que avanza ante el cómplice silencio de quienes deberían enfrentarse.
Siguiendo el paso del tiempo, el che Bergoglio dio una muestra más del encriptado luteranismo de su corrupta fe. No entiendo el rasgarse las vestiduras de ciertos católicos ante sus afirmaciones sobre la eucaristía. ¿Qué esperaban que dijera? El che es hereje desde su base de lanzamiento en Buenos Aires. Su afirmación sobre el “empanamiento” de “Jesús”, (jamás habla de Jesucristo), es típico de su luteranismo. El che continúa con su simulación. Si se expone el Santísimo, no se arrodillará ante él ni que le apunten con un fusil. ¿Cómo se arrodillará ante un simple pan? Tan solo se limita a seguir el protocolo ritual.
La lógica luterana dice que finalizada la “cena” o “comida”, “Jesús” regresa al Padre. El che Bergoglio es fiel a esta concepción, bien guardada, pero que aflora a la superficie de vez en cuando. De allí que la multiplicación de los cinco panes, no fue tal. ¿Qué fue entonces? Un estiramiento de la “materia primordial” de cinco, que siempre fueron cinco, aunque parezcan cinco mil. Como diría Parménides, los sentidos siempre nos engañan y esta vez engañaron a los evangelistas.
Y si el pan encierra a “Jesús”, ¿cómo no va a encerrar a la estructura revolucionaria de la iglesia?; estructura que es el árbitro, no solo de la moda como lo era Petronio en la Roma de Augusto, sino también, el árbitro de la verdad de este momento.
Por su parte el che es un encriptado arriano. ¿Cómo puede darse en “Jesús”, nacido de una “mujer normal”, una transhipostación o transubstanciación? A otros con esta idea abstracta. Todas cosas de monjas “que rezan mucho” o de franciscanos “chapados” a la antigua.
Es su lógica revolucionaria. Lógica donde las monjas “chapadas a la antigua” y “que rezan mucho”, le dieron con la puerta en la cara. ¿Cambiarnos?, jamás. Le aplicaron al peronista Bergoglio el lema de los radicales argentinos, “que se rompa, pero que no se doble” y lo denunciaron ante la justicia. Todo un ejemplo que deberían aprender los “obedientes” y ridículos eclesiásticos de nuestros días, quienes parece que ya no se miran en el espejo.
Otro capítulo se inicia ahora, con la nueva sátira, que dará no solo para reírse, sino también para llorar.
Ya se habla del Amazonis Lætitia. Se sabe, que en secreto se elabora el sínodo, puesto que el circo lo harán en octubre, con indígenas en estado paleolítico con toda su hermosa coreografía de época. Octubre es siempre el mes nefasto, donde estas caricaturas revolucionarias darán otro golpe al ancestral catolicismo, cosa que a la desaparición del líder porteño, nadie pueda reconocer como ha quedado desquiciada esta iglesia.
Y si de indígenas en estado paleolítico se trata, los gorditos teutones, (que siempre se las saben todas), les montarán la nueva y revolucionaria estructura eclesial. Parece que no se han percatado que el catolicismo en las ideales tierras de Germania, comenzó a desaparecer, tendencia que pretenden llevar a todo el mundo, si es que los sensatos no se oponen a esta otra utopía del un idealismo alemán ya totalmente fuera de época.
Que nadie se asuste, si el espejo le devuelve la caricatura expuesta al inicio, es la que comenzamos a ver de nuestros delirantes cardenales amazónicos.

martes, 18 de junio de 2019

La soledad actuante



Existen algunos que no pueden mostrar lo que escribieron hace algunos años, pues notaríamos como se equivocaron en el análisis de la realidad que los circunda. Existe uno en especial, que cada tres o cuatro años borra su página y comienza de cero, pues el pobre hombre es una suma atroz de desaciertos, de más está decir, que un libro suyo, al año es obsoleto.
Por mi parte, puedo mostrar lo que he escrito en años anteriores, y doy gracias a Nuestra Señora, porque no me dejó errar.
Dejo un artículo que escribí el 3 de abril de 2013 haciendo un pronóstico de lo que sería el seudopapado de Bergoglio. Lo reproduzco a continuación, con algunos pequeños arreglos, para hacer por último una actualización del mismo.
Los resultados están a la vista. Bergoglio actúa en total soledad, o acompañado por su propio demonio. No se puede explicar su accionar, de otro modo. Soledad, a la que siempre llama sorpresa del Espíritu Santo. Para él serán sorpresas, como afirmar que se cierra una congregación religiosa, porque “rezan mucho”. Sorpresas que para nosotros son locuras inéditas.
Otro resultado son las concupiscencias que no se combaten. La del sexo, "hominum divomque voluptas"; y la del dinero, "auri sacra fames". Tan solo la autorreferencialidad es tenazmente perseguida, ingresando en la escasa ciencia humana, que perfila aventuradas hipótesis, sobre una tierra que es devorada por la falta de cuidado en el hombre. Descuido este, que sin prestar a la Divina Providencia la mínima atención, pasó a ser el primer pecado del nuevo decálogo.
Por último, gracias cardenales por darnos al hombre que cambió la Iglesia, que mutó a Jesucristo en un simple Jesús, que trastocó la moral y que permanentemente nos ataca en forma solapada.
Que Dios no se los pague.

miércoles, 12 de junio de 2019

Georg Gänswein o La Quinta Columna Revolucionaria


Cuando escuchamos a Georg Gänswein, secretario privado de Benedicto XVI, afirmar en su conferencia brindada el 4 de junio en Karlsruhe, Alemania, que la práctica de la homosexualidad es accidental a la esencia de un ser humano 1, constatamos la acelerada decadencia intelectual de esta revolución vaticana.
Las procesiones de la hipóstasis personal, son accidentales al ser, pero no son accidentales a la existencia del ser. Si yo no me alimento, me muero; si tengo una enfermedad mortal y no tomo los remedios del caso, también me muero. Algo que el teutón Gänswein no percibe, ni quiere percibir.
Existe una vida para el espíritu, cuando la hipóstasis personal se ha re-generado por medio del bautismo, el cual es un nuevo nacimiento para el alma. Esta nueva generación posee una nueva vida otorgada por la Gracia, algo que las distintas religiones ignoran, gracias a estos revolucionarios vaticanos, que no la quieren predicar ni enseñar.
Existe una muerte espiritual, de la cual, la muerte corporal es su imagen. Esta muerte espiritual no es la que solapadamente propaga Bergoglio, afirmando que el espíritu se autodestruye. Dios no puede destruir su propia imagen, la cual es nada menos que la hipóstasis personal del hombre, así como no destruyó los espíritus que se le rebelaron. Dios nunca improvisa, ni crea para experimentar.
La homosexualidad y todas las enfermedades del espíritu producen la muerte en las almas regeneradas y nadie les otorgará la vida, si ellas no buscan los remedios adecuados con sus procesiones.
Esta es la causa, por lo que los dichos de Gänswein, son un auténtico disparate. Estamos ante un arzobispo, que no aprobaría ni siquiera el examen de una simple introducción a la teología.
El juicio y la Fe
Otra consideración, merece el tema del juicio final.
Dice el ignorante de Gänswein, que si alguien fue homosexual “no tendrá importancia” en el Juicio Final.
El juicio no es el objetivo de Dios, sino una consecuencia del hombre que actúa según sus propios criterios. Dios Padre hace todo lo posible para evitar el juicio. ¿Quiénes van a juicio? Aquellos que deben ser juzgados por alguna fechoría. Por tal motivo, cuando escuchamos a estos revolucionarios vaticanos complacidos por ir al juicio, no hacemos otra cosa que interpretar que viven en una burbuja dentro la Luna teñida de sangre.
El gran protocolo de Bergoglio
Estos son los que nos hablan que no se debe tomar la Escritura en forma literal, pero cuando llegan a este pasaje de Mateo 25, 31 y ss., no hacen otra cosa que aferrarse a la letra con uñas y dientes. Tanto es así que Bergoglio lo llamó en su exultante e hilarante Exhortación Apostólica, que este pasaje es un “gran protocolo”. 2
Protocolo se deriva de προτος y κολλος, es decir la primera página de un manuscrito encolado o unido. Si es la primera página, es porque lleva el título. Hoy el término se emplea como un código aceptado de normas oficiales para proceder en determinados casos.
Con este término, el gran nominalista, Bergoglio, no solo toma este pasaje de Mateo al pie de la letra, sino que lo eleva por encima del decálogo.
¿Por qué motivo se hace esto? Los pecados más aberrantes e impuros, son los que se comenten contra el orden natural, y estos pecados son moneda corriente en ciertos ambientes eclesiásticos; esto motiva, que se aferren a este pasaje en forma desesperada, para aliviar el sopor de los reproches de estas conciencias que forman parte una naturaleza depravada.
Esto explica la inicial era de la misericordia bergogliana, y ahora explica el ataque inmisericorde contra “los rígidos”; pues su sola existencia les señala con el dedo sus horribles depravaciones.
¿A todo esto, de qué la juega Gänswein? De quinta columna. Secretario de Benedicto XVI, en connivencia con el lobby gay vaticano.
Para cerrar estas simples reflexiones es bueno releer a San Agustín, pecador arrepentido y elevado a la santidad, no por el “protocolo bergogliano”, sino por la Gracia, la cual en él no fue estéril, como en estos revolucionarios de cartón. 3
***
Pues Dios envió su Hijo al mundo no para que juzgue al mundo, sino para que el mundo se salve mediante él 4. En cuanto, pues, depende del médico, ha venido a sanar al enfermo. Se suicida el que no quiere observar los preceptos del médico.
Ha venido el Salvador al mundo. ¿Por qué se le ha llamado Salvador del mundo, sino para que salve al mundo, no para que juzgue al mundo? Si no quieres que te salve, serás juzgado por ti mismo. ¿Y por qué diré «serás juzgado»?
Mira qué afirma: El que cree en él no es juzgado; quien, en cambio, no cree —¿qué esperas que diga sino que es juzgado?— ya está juzgado, asevera.
Aún no ha aparecido el juicio, pero ya está hecho el juicio.
El Señor conoce a quienes son suyos 5: conoce quiénes permanecerán hasta la corona, quiénes permanecerán hasta la llama; en su era conoce el trigo, conoce la paja; conoce la mies, conoce la cizaña.
Ya está juzgado quien no cree. ¿Por qué juzgado? Porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios 6.
Ahora bien, éste es el juicio: que la luz ha venido al mundo, y los hombres amaron las tinieblas más que la luz, pues eran malas las obras de ellos.
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1 Cfr. CatholicNewsAgency.com
2 Gaudete et Exsultate, 95
3 Cfr. Tratado 12. https://www.augustinus.it/spagnolo/commento_vsg/index2.htm
4 Jn, 3,17.
5 2Tm, 2,19
6 Jn, 3,18

viernes, 7 de junio de 2019

Praxis de la Revolución Vaticana


Como afirmamos en artículos anteriores, el che Bergoglio persigue la praxis revolucionaria, pues si esta no está en movimiento, esta revolución que está en su etapa doctrinaria, queda inconclusa.
Por tal motivo, es una idiotez hablar de una Tradición en movimiento, excepto cuando esta sea el velo del templo que oculta la praxis revolucionaria.
La mecha que hizo estallar esta praxis revolucionaria, la encendió Juan XXIII, cuando habló del aggiornamento de la Iglesia. He aquí una de las grandes razones para ser elevado a los altares. Juan XXIII ya puede ser comparado al Rousseau de la Revolución Francesa, por su alegre optimismo en el ser humano que desbordaba de su personalidad.
Aggiornar es adaptar. El Rousseau de Juan XXIII partió de la base, que la Iglesia se presenta ante el mundo como un ser fuera de época, como se decía por entonces, estamos en una iglesia “acartonada”. De la gruesa espuma aggiornada de este mar del mundo, nació la imperiosa necesidad de adaptación, a la cual se plegará eufórico, el entonces joven Ratzinger.
La necesidad de adaptación, se constituirá en una praxis de búsqueda dentro de los años anteriores al papado de Juan Pablo II, praxis que abarcará no solo a la cabeza, sino que tendrá su motor propio en los elementos básicos de la estructura eclesial, como sacerdotes y religiosos, los cuales a cada momento cantarán el jaque de los cambios a sus autoridades respectivas.
Sin embargo, el elemento intelectual de esta adaptación, no surge simplemente de las bases ni de la cabeza, sino que nace en las universidades romanas. Es allí donde los obispos envían sus mejores sacerdotes para capacitarse en profundidad, y de allí regresan pregonando nuevas formas, las cuales se basan en nuevas teorías, a las cuales se puso el nombre de New Theology.
La “enciclopedia” de los jesuitas. 
Si Juan XXIII fue el Rousseau de esta Revolución Vaticana, las universidades, forjaron la “enciclopedia” de esta misma revolución. Tomemos como ejemplo la Pontificia Universidad Greogoriana. ¿Quiénes regentean esta universidad? La vanguardia de los jesuitas, es decir, los nuevos enciclopedistas.
De este modo se formó el camino reformista: la necesidad de adaptación produjo la praxis y la praxis bebió el agua marina de la New Theology. En este contexto, la reforma cae como un fruto maduro del árbol.
El ejemplo de lo que estamos afirmando, lo vemos con toda claridad, en el camino seguido para que se comulgue usando las manos. Esta praxis nace de la necesidad de adaptación, pero la teoría se forja en las universidades, y los estudiantes la llevan a sus diócesis, de tal forma que se genera una acción que va contra todas las normas, pero que respeta el principio de adaptación o aggiornamento. Se presiona con la praxis, y la autoridad debe ceder para no llegar a un mal mayor. Hoy, comulgar con las manos bien contaminadas, es lo habitual y al que abre la boca, le dicen de todo. La praxis revolucionaria funcionó a las mil maravillas.
Etapas de adaptación
Las etapas de esta adaptación pueden distinguirse con toda claridad. Una se dio antes del papado de Juan Pablo II y la segunda, después de la virtual renuncia de Benedicto XVI.
En la primera etapa, dentro de la locura desatada por algunos elementos que buscaban afanosamente la adaptación, se buscó desesperadamente un punto de equilibrio, y es el que algunos mantienen en la actualidad, a pesar del paso del tiempo. Quien lo expone es Hans Urs von Balthasar en una entrevista cuando se le preguntó si se había vuelto conservador:
Sigo siendo lo que era. Estas son cosas que se toman prestadas de la política, que aquí no tienen sentido. Pero si quiere le diré que hay que ser al mismo tiempo conservadores y progresistas: conservar lo que es esencial y caminar con la Iglesia en el aggiornamento para la época moderna. 1
Este es el criterio con el que responden los así tildados de neocones.
Si con Juan Pablo II se dirá que las reformas terminaron, surgirá el cardenal Martini, jesuita y padrino político de otro jesuita, el che Bergoglio, quien declarará con toda seriedad que la Iglesia lleva un atraso de doscientos años. Falta adaptación, falta más New Theology, falta praxis, faltan reformas.
La segunda etapa de esta adaptación, la sufrimos en carne propia, dentro de la oscura ambigüedad del che Bergoglio. Esta etapa de adaptación, sufre el siguiente proceso:
1. Oscuridad, el camino de la duda. La adaptación lleva al cambio, pero para que se produzca un cambio, se debe oscurecer el panorama. Es la densa espuma del mar. De este modo lo que ayer era seguro, hoy ya no lo es; lo que hasta ayer se afirmaba como real, hoy se afirma como dudoso.
Oscuridad y duda, generan la inmovilidad de lo que se viene haciendo. Es la filosofía del idealismo kantiano llevada al “boliche”. Es en la mesa del café porteño, donde alguien opina que para que se dé una categoría a posteriori, se requiere una niebla inicial a priori. Para que se dé una reforma por medio de la mente humana, se requiere una oscuridad inicial que la exija. La realidad en este afrancesado café, siempre es una masa informe, como la materia informe, que requiere de la mente para que le dé su propia forma.
El dialéctico Bergoglio cumple a las mil maravillas con este objetivo, y da el ejemplo, afirmando lastimosamente que le asaltan dudas. La dialéctica no puede existir, sin el idealismo que la genera.
Para contrarrestar esta idiotez del neomodernismo, que camina como un bereber en la neblina de su imaginario desierto, es conveniente apelar a San Agustín, para quien la duda era la auténtica enemiga de la razón; y la razón, que de por sí siempre es insuficiente, es iluminada por el ojo de la Fe, por tal motivo, así empleaba su propios argumentos retóricos:
Y en estas verdades (de la Fe) no hay temor alguno a los argumentos de los académicos, que preguntan: «¿Y si te engañas?». Si me engaño, existo; pues quien no existe no puede tampoco engañarse; y por esto, si me engaño, existo. Entonces, puesto que si me engaño existo, ¿cómo me puedo engañar sobre la existencia, siendo tan cierto que existo si me engaño? Por consiguiente, como sería yo quien se engañase, aunque se engañase, sin duda en el conocer que me conozco, no me engañaré. Pues conozco que existo, conozco también esto mismo, que me conozco. Y al amar estas dos cosas, añado a las cosas que conozco como tercer elemento el mismo amor, que no es de menor importancia.
Pues no me engaño de que me amo, ya que no me engaño en las cosas que amo; aunque ellas fueran falsas, sería verdad que amo las cosas falsas. ¿Por qué iba a ser justamente reprendido e impedido de amar las cosas falsas, si fuera falso que las amaba? Ahora bien, siendo ellas verdaderas y ciertas, ¿quién puede dudar que el amor de las mismas, al ser amadas, es verdadero y cierto? Tan verdad es que no hay nadie que no quiera existir, como no existe nadie que no quiera ser feliz. ¿Y cómo puede querer ser feliz si no fuera nada? 2
Lógicamente, estos argumentos para el che Bergoglio son el agujero negro de su mente.
2. Salida neomoderna de la duda. Para que este bereber salga de la niebla de su duda, los neomodernos hallaron el criterio de la transversalidad.
Lo que es transversal, es cierto. Sin detenerse a pensar si dicha transversalidad no es impuesta por los magnates de turno, se lanzan a construir nuevos esquemas, a los que se les da el nombre de paradigmas.
He aquí la novedosa iglesia del turco Bergoglio, saliendo de su neblina. De más está explicitar los temas de la transversalidad: divorcio, aborto, homosexualidad, calentamiento global, justicia social, etc.
Esto es lo que Bergoglio intenta aplicar en su nefasto papado, por cuyo motivo, son misericordiados los gay en la iglesia y en los sacramentos.
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Otro de los inventos de nuestro Rousseau católico, Juan XXIII, fue el ecumenismo, ¿y qué es el ecumenismo sino una necesidad de adaptación a las infinitas herejías que se desprendieron de la catolicidad? No es que los herejes se adapten al catolicismo, sino que los católicos se adaptan a los herejes. Como dice una nefasta jerarquía episcopal, “demos el primer paso”.
Dejar de lado las excomuniones, fue el primer paso, excepto para aquellos que rechazaron esta forma de pensar. No existen anatemas hacia la herejía y sí hacia los tradicionalistas. Un católico tradicional siempre será visto con asco, peor que un pentecostal gritando desaforadamente en la plaza.
La praxis ecuménica está hoy en pleno auge, a tal punto que en algunos casos, no sabemos de qué religión nos están hablando y a toda esta Babel doctrinaria la llamaron con el rimbombante nombre de “Pueblo de Dios”, aunque muchos de ellos sean ministros del mismísimo infierno.
Una vez elaborada la nueva praxis, llamada en algunos casos, la pastoral, se llegará a la nueva norma, la cual como Venus, nacerá desnuda de las espumas de las tumultuosas aguas marinas del mundo, y será bautizada con esas mismas aguas con el apelativo de reforma.
Reforma significa que se cambió de forma, y si se cambió de forma, es porque la hipóstasis que la sostiene, ahora es distinta.
Es lo que ha sucedido con el Novus Ordo del masón Bugnini. El Novus Ordo, no el del billete de un dólar, sino el de Bugnini, es una reforma. Pero la nueva forma es irreconocible mirando la anterior forma. Es una forma totalmente nueva y adaptada al luteranismo. ¿Qué cambió en el Novus Ordo? La hipóstasis, pues estamos ante un rito nuevo, sin pasado, con tan solo un presente y de un dudoso futuro. Este rito novedoso, será el caldo de cultivo para seguir efectuando adaptaciones: bailes en ceremonias litúrgicas, comulgar con las manos, introducir mujeres para todo uso y efecto, concelebrar con herejes, representar obras teatrales en las iglesias o hermosos conciertos; y hoy aterrizamos con los semiopíparos banquetes que ofrece Bergoglio a presos y musulmanes.
El che Bergoglio es el Vaticano II llevado a su sima profunda, y continúa con las adaptaciones que siguen un vertiginoso curso revolucionario. Bienvenidos los luteranos, recemos las vísperas con los anglicanos, bienvenidas las bendiciones o avivamientos pentecostales, o hagamos un monasterio, donde nadie sabe de qué religión se trata. Praxis, todo praxis revolucionaria.

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1 Regreso a la Iglesia de comunión. ESQUIÚ, Año XXIX Nº 1468 del 10 de junio de 1988, Páginas 31 y 32.
2 La Ciudad de Dios, Cap. XXI.