Calesita

sábado, 25 de enero de 2020

La herejía es la esencia


Siguen los disparates del hereje Bergoglio. Veamos algunos. Esto leímos el 17 de enero, como una muestra de los que dice a diario. Aclaro que tomo el texto de Vatican News, por lo cual no sé cuando transcriben, cuando resumen, o cuando eliminan.
1. “Jesús” nos permite ir a lo esencial. ¿Desde cuándo, Bergoglio va al mundo de las esencias? ¿No era que la fe no se basaba en ideas abstractas? Pues la esencia es una abstracción. Pero lo más grave es que se requiere el permiso del 'Jesus' bergogliano para poder abstraer, pues dice que 'Jesús' nos permite.
¡Así es mi buen pensador! Se requiere un permiso especial o implícito para poder usar la facultad de la abstracción, la cual es natural en el hombre. Lo siento por Bergoglio, pero no pienso pedir permiso para pensar y mucho menos a esta jerarquía elegida del lumpen.
Por supuesto, en este mundo irracional, abstraer es algo esporádico que suele suceder cada tanto, por ejemplo “cada muerte de obispo”, o cuando se cae un árbol.
2. ('Jesus') "Es un hombre de Dios". ¿No sé si ha leído bien? Jesús no es Dios, sino un hombre de Dios, por tal motivo es 'Jesús' y no 'Jesucristo'. Se ve que esto es ir a lo esencial.
3. ...sanó, pero no era un sanador... Como si dijéramos, construyó una casa, pero no era constructor. Arregló un motor, pero no era mecánico. Curó, pero no era médico ni enfermero. Se ve que esto también es ir a lo esencial.
4. “...enseñaba, pero era más que un maestro...” Como si dijéramos: Era un profesor o un doctor. Lo llamaban rabí, que según las traducciones era el maestro. Pero claro, era “algo más”. Y para ir a lo esencial, ¿qué es ese “algo más” mi gran discernidor?
5. A la mujer samaritana que le hace tantas preguntas, "hizo el papel de teóloga", …"Jesús pregunta por su marido". Va a lo esencial de la vida y, "lo esencial es tu relación con Dios".
¿Qué tiene que ver la pregunta por su marido, con la relación con Dios? Justamente es todo lo opuesto, las preguntas de “la teóloga” tienen que ver con la relación con Dios, pues no hace sino transmitir lo que le enseñaron. Se ve que el tema del marido, para el gran discernidor, es “ir a lo esencial”.
6. “Es algo sencillo que 'Jesús' nos enseña cuando va a lo esencial. Lo esencial es la salud, toda: del cuerpo y del alma. Guardamos bien la del cuerpo, pero también la del alma. Y vamos al Doctor que puede curarnos, que puede perdonar nuestros pecados. 'Jesús' vino para esto, dio su vida por esto.
O sea, que el 'Jesús' bergogliano vino a curar, pero cuidado, que no era sanador y no siendo sanador dio su vida para sanar y dar “la salud toda”, como ven es algo sencillo.
Dio su vida, por lo tanto se calla que redimió la humanidad, y se calla porque se niega. También esto es algo sencillo.
Lo esencial es la salud toda, lo cual no tiene nada que ver con la salvación, puesto que ejemplifica que es la del cuerpo y por supuesto agreguemos también la del alma; y mucho menos es la deificación del hombre por la Gracia. Más aún, siendo Jesús un hombre de Dios, no puede deificar a nadie.
Esta es la doctrina de este hereje. Es algo sencillo concordante con sus palabras, pues de su vacío mental, carente de esencias, nacen estas necedades, por no decir herejías, que todo un coro de apóstatas canta exultante a los cuatro vientos, bailando en rueda con tambores y gritos entrecortados por la mano, saltando alrededor de la Pachamama.
¡Brillante Bergoglio! ¡Esto es ir a lo esencial! Y lo esencial, es siempre la herejía. ¿No es esto sencillo?

martes, 21 de enero de 2020

Esto es adjetivismo


En varias ocasiones dijimos que vivimos en una civilización en aguda decadencia, y como toda civilización decadente y efímera, deja de pensar, pues siempre la decadencia se inicia en el pensamiento.
Afirmaba Gonzaga Reynolds ya antes de la segunda guerra mundial:
El relativismo es la consecuencia extrema de la decadencia filosófica y de la anarquía moral, el recodo en el que ésta se convierte en anarquía moral.
Hoy, esta anarquía moral se ha constituido en el estado natural del hombre, y pretender otra cosa es forzar su naturaleza. Tanto se acostumbró el ser humano al estado inmoral, que ya le es propio naturalmente. Y seguía el pensador:
Como no se quiere ya hacer el esfuerzo de dominar la materia por el pensamiento, se deja que éste caiga bajo aquélla.
Por este motivo el pensamiento no es sino aceptación de lo que las bajas inclinaciones naturales proponen.
Este estado de bajeza natural, es propuesto por esta tonta civilización, como el ideal y el modelo a seguir, y como no existe ser superior ni redentor del género humano, el hombre moderno se espeja con el mundo animal. Llegamos de este modo a la plena definición de Aristóteles, “el hombre es un animal, que vive en sociedad”, pero cabe destacar, que esta sociedad es de hombres rebajados al estado animal. Por lo tanto todo instinto debe conplacerse sin cuestionamientos, y el matrimonio ahora se cae en pareja, como la de un par de chacales.
Pero la idea no puede reprimirse, porque el hombre, a veces piensa; pero esta idea que surge de a ratos en el torbellino del mundo, está solo para servir las concupiscencias y pasiones.
En varias ocasiones hemos hablado que lo característico de esta decadencia, es haber colocado la acción en el lugar del pensamiento. Es la dialéctica. En otras palabras, es la acción que se mueve y ajusta a las leyes del pensamiento. Gonzaga Reynolds decía con acierto:
No existe ya la acción, en el sentido humano, sólo existe el movimiento.
Y daba un bello ejemplo:
No se trata ya de conducir el tren, se trata de acomodarse lo más que sea posible, con un pequeño equipaje, en un rincón del compartimento provisorio que corre a toda velocidad hacia un destino desconocido, el descarrilamiento, tal vez. ¿Y qué importa?
Analicemos esto en este supuesto papado.
El relativismo teológico, o como lo llaman otros, el magisterio líquido, es la base del cansancio del pensamiento teológico. Bergoglio no quiere pensar. Lo da el hermoso ejemplo del celibato sacerdotal. Ayer decía que era bueno, después de la aparición de la diosa Pachamama afirma que tal vez sea muy rígido, y hoy se enfurece y prolifera amenazas con quienes lo sostienen.
Este problema no se trata tan solo de un nominalismo. El nominalista todavía pensaba, aquí se trata de adjetivismo. Veamos la hermosa lista de algunos adjetivos, que el gran discernidor, constituido en autoridad suprema, por una pléyade de cardenales miopes e irracionales, aplicó durante 2019 contra los católicos:
Clericales, cerrados en el pasado, doctrinales, fundamentalistas, hipócritas, ideólogos, legalistas, malignos, neuróticos, obsesionados, obstinados, paganos, cara de bronce, peligrosos, pietistas, presumidos, rebeldes, rígidos, rigurosos, ritualistas, asustadizos, inmersos en sí mismos, idólatras escurridizos, vanidosos, mentalmente locos. 1
Existe una gran diferencia entre nominalismo y adjetivismo, y es que el adjetivo no necesita demostrarse. El adjetivo es una apreciación subjetiva, no se demuestra como tampoco se mide. Tan solo puede aumentar o disminuir su significado apreciativo. Quien pinta la realidad solo con adjetivos, diseña su esencia moral. Esto es lo que el gran discernidor no llega a discernir. Pero a todo esto surge otro problema, y es que el gran discernidor afirmó el 23 de septiembre que era alérgico a los adjetivos; clara muestra de su habitual táctica, donde procura abarcar los dos extremos de esta paradoja, negando lo que siempre hace.
A este estado lamentable de pensamiento hemos llegado, siguiendo el formato del mundo, el cual aplaude cuando le gusta algo y te insulta o silba cuando cuando no le gusta. Es el pensamiento al servicio del instinto humano, que va parejo con esta sociedad de un hombre animal, tal como la que vivimos. La iglesia bergogliana, se asimiló a esta feroz decadencia, la adjetivación bergogliana lo demuestra. Y así entramos en la iglesia de los animales.
La teología sigue el impulso de las masas. ¿Pero de qué masas hablamos? No son las masas católicas, pues ya vimos los adjetivos que nos propinan, son las masas que fueron formateadas por los decadentes criterios de esta civilización. Son las masas neomodernas, si es que llegaron ya a ser masas, mas bien parecen sectas que intentan levantar cabeza.
La acción eclesial ya no existe. Bergoglio no intenta dirigir la iglesia, sino moverla, no importa hacia donde. Y si es hacia el cisma, no le preocupa en lo mínimo. Se trata tan solo de mover. Viaja de una parte del mundo hacia otra, pero sin ideas, siempre con los mismos slogans que encajan en esta civilización intrascendente. De allí la pregunta, ¿a dónde va y para qué? Tal vez para ponerse el micrófono en la boca y decir alguna tontería sobre el avión.
Ya no se trata de dialéctica, tan solo se trata que por favor se mueva, esta es la causa por la cual toda su administración bulle, pero en un perfecto caos.


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domingo, 19 de enero de 2020

viernes, 17 de enero de 2020

Tríptico del 6 de enero (IV)


Las bodas místicas.
El tercer milagro o portento que se recuerda el 6 de enero, es el realizado en las Bodas de Caná, que en el rito tradicional de occidente se recuerda el Segundo Domingo después de Epifanía.
Símbolos del icono
En el icono hallamos los esposos coronados tal como se realiza en oriente, y con vestiduras blancas que indican la nueva vida.
Jesucristo lleva un rollo escrito en su mano, es el símbolo de su palabra.
San Pedro a la derecha viste de azul, color indicando que Jesucristo transmite su santidad. El maestro de ceremonias está de marrón, color de la tierra que no alcanza a comprender el misterio de la transformación.
El sirviente que presenta el vino viste de verde, por la renovación espiritual, siendo el verde en oriente, el color del Espíritu Santo; pero quien vierte agua está de rojo, pues indica la plenitud de la vida terrenal.
Entre los esposos surge un pilar, la familia es el pilar de la sociedad, la cual sostiene la piedra angular entre los dos templos, el antiguo de color rosado y el nuevo con techo azul o santificado.
El paño púrpura sobre el templo y sobre la piedra, indica la revelación del Antiguo Testamento. Es el velo del templo que aún no se rasgó. Además insinúa que la escena de renovación, se desarrolla en el interior del hombre.
Seis de enero, estamos en el sexto día de la Nueva Creación. La nueva humanidad generada ahora por el Espíritu, ha vuelto a nacer, adquiriendo una nueva potencia, que no tenía antes de entrar en las aguas primordiales del bautismo. Y siguiendo la antífona de Epifanía:
Hodie vinum ex aqua factum est ad nuptias.
Hoy (hodie) el vino (vinum) se hizo (factum est) del agua (ex aqua) en las bodas (ad nuptias).
La re-novación o ανακαίνωσις
Con el bautismo el cristiano comenzó la anakáinosis. Es el agua que enrojece en vino.
En el término griego de anakáinosis, ανα-καίνωσις proviene de aná (ανα), que significa encima y kainóo (καινόω) que significa volver a crear; ergo, es un volver a crear arriba de lo que se quita. El término griego no tiene desperdicios y decir renovar, es quitarle en parte todo el significado que trae, por tal motivo separamos el término en re-novar, es decir, hacerlo todo nuevo
El esquema del cuerpo carnal ha sido cambiado en el bautismo con la re-generación, pero el viejo hombre, el cual persiste, no ha sido re-novado.
Y dijo el que estaba sentado en el trono: He aquí que hago nuevas todas las cosas. (Ap. 21,5)
La re-novación se hace mientras dure su vida carnal, en el cuerpo psíquico.
Somos como las seis vasijas de las bodas de Caná, que contienen el agua primordial para las abluciones, limpiaron pero ahora su contenido debe re-novarse.
Dijo la madre a los servidores: Haced lo que El os diga. (Juan 2,5)
Como estos servidores nos hemos puesto en las manos de María, Nuestra Señora que toma la iniciativa, pues es la que nos re-genera en su corazón místico, y hacemos lo que Jesucristo nos dice; de este modo, esta agua vieja se re-nueva en vino. Es la potencia que se actualiza en el nuevo género humano.
Estamos en las bodas místicas entre el Cordero y su esposa, la Iglesia; mientras permanecemos en las bodas, la re-novación será el resultado de nuestra nueva vida en esta nueva creación.
Esta re-novación lleva a una metamorfosis del espíritu humano, es el agua que al obrar bajo la Palabra de Jesucristo cambia de esencia, no por la sola Palabra, sino por la Palabra y la acción que la acompaña; de este modo el agua ahora es vino. Decía San Pablo:
Todos nosotros a cara descubierta reflejamos la gloria (δοξαν) del Señor como en un espejo y nos transformamos (μεταμορφουμεθα) en la misma imagen (εικονα), de gloria en gloria (απο δοξης εις δοξαν), a medida que obra en nosotros el espíritu del Señor (απο κυριου πνευματος). (2Cor. 3,18)
Hablamos de metamorfosis, otro término griego, que indica la transformación que sufre la persona en la anakáinosis. Por eso vamos de re-novación en re-novación, y esto produce la metamorfosis. Esta metamorfosis, es el agua que cambió su esencia por vino.
Con este texto, San Pablo nos presenta las cuatro causas de la metamorfosis:
1. La causa material, es el espíritu del cristiano.
Todos nosotros a cara descubierta...(2Cor. 3,18)
La cara descubierta (ανακεκαλυμμενω προσωπω), es lo que se transforma. El verbo ana-kalipto ανακαλύπτω que se encuentra en participio pasivo, implica revelar; es un llamar, pero un llamar hacia arriba, hacia lo alto, hacia las alturas. Y este llamado se hace ya con el rostro, con los ojos del rostro. El cristianismo no es una logia que trabaja en lo oculto, sino “a cara descubierta”.
Así como vemos la degradación perpetuada en la cara de un ebrio, o como lo notamos en el rostro de un homosexual, así el verdadero regenerado, se metamorfosea y ya en su rostro y en sus ojos se percibe la mutación realizada en su espíritu. Lo mismo hallamos en esta otra cita:
Porque Dios, que dijo: Brille la luz del seno de las tinieblas, es el que ha hecho brillar la luz en nuestros corazones... (2Cor.4,6)
¿Pero qué es lo que refleja ese rostro?
Esto nos lleva a la segunda causa.
2. La causa final consiste en reflejar la gloria de Dios:
...reflejamos la gloria (δοξαν) del Señor...(2Cor. 3,18)
Esta gloria es la Luz final.
Esto nos lleva a la cita anterior donde San Pablo refleja mejor su pensamiento:
... para que demos a conocer la ciencia de la gloria de Dios que brilla en el rostro de Cristo. (2Cor.4,6)
3. La causa formal, es la doctrina de Jesucristo que actúa permanentemente en la formación nueva. Es propiedad de la persona de Jesucristo, ser el icono (εικον) del Padre, por lo tanto, toda transformación producida en la anakáinosis, es una pincelada o cincelada para ese icono de Jesucristo que somos nosotros.
...nos transformamos (μεταμορφουμεθα) en la misma imagen (εικονα), de gloria en gloria (απο δοξης εις δοξαν). (2Cor. 3,18)
4. La causa eficiente es la acción del Espíritu Santo.
...a medida que obra en nosotros el espíritu del Señor (απο κυριου πνευματος). (2Cor. 3,18)
Quien realiza esta anakáinosis es el Espíritu Santo pero en sinergia con la persona.
La nueva creación se inicia con el Hombre Nuevo, por medio del cual todas las demás cosas se renovarán. De allí el imperativo de San Pablo:
No se engañen unos a otros; despójense del nombre viejo con todas sus obras, y vístanse del nuevo, que sin cesar se renueva, para lograr el perfecto re-conocimiento, según la imagen de su Creador. (Col. 3,9-10)
Tres milagros del día seis, el día en el cual la Palabra de Dios, crea la humanidad, y también el mismo día en que por tres prodigios, se recrea la Nueva Humanidad, nacida del Espíritu, se renueva y se transforma.



miércoles, 8 de enero de 2020

Tríptico del 6 de enero (III)


El “hodie” de La Teofanía.
De la nueva Luz de la Epifanía, pasamos al agua nueva del bautismo, para que luego del agua primordial surja el vino.
Hodie in Jordane a Joanne Christus baptizari voluit, ut salvaret nos.
Hoy (hodie) en el Jordán (in Jordane) Cristo quizo bautizarse (baptizari voluit) por Juan (a Joanne) para salvarnos (ut salvaret nos), aleluya.
El término Teofanía, se origina del griego Theós (Θεός), Dios y faino (φαιίνω), mostrarse. Estamos ante una manifestación divina, de esas que los racionalistas de todas las épocas, incluidos cristianos, rechazan sin previo análisis, solo por simple prejuicio.
Tal como lo relata la antífona de Epifanía, este es el segundo “milagro” o “portento”.
Nuevamente con Jesucristo, el hombre nuevo, se da la presencia del Espíritu sobre las aguas primordiales representadas por el río Jordán. Este es el río que dividía el destierro del pueblo hebreo, de la tierra prometida. A partir del bautismo de Jesucristo, la nueva agua comienza a generar vida, pero la vida del Espíritu de Dios.
Dice Mario Righetti en su Historia de la Liturgia:
La fiesta de la Epifanía (6 de enero) mira exclusivamente a exaltar la divina manifestación de Cristo en su bautismo del Jordán.
Es llamada por San Gregorio Nacianceno “sancta luminum dies” porque en la noche anterior tenía lugar la solemne bendición del agua y el bautismo de los catecúmenos.
La bendición del agua, posiblemente de río, lago o estanque, tiene lugar todavía hoy la tarde de la vigilia, como prescribió ya desde el siglo V Pedro Fullón, patriarca de Antioquía, usando una magnífica fórmula, atribuida a San Sofronio de Jerusalén (c. 650), pero que probablemente es, en gran parte, anterior a él.
Terminado el rito, todos se proveen de ella y la usan como agua bendita.
Righetti detalla el rito bautismal de los primeros siglos:
En la práctica, la inmersión estaba limitada a la parte inferior de las piernas, que quedaban sumergidas en el agua de la piscina hasta casi las rodillas, mientras el ministro, imponiendo la mano izquierda sobre el bautizando, derramaba con la derecha por tres veces el agua sobre su cabeza, la cual después fluía a lo largo de todo el cuerpo. Los antiguos monumentos confirman esta práctica litúrgica.
Pila bautismal de los primeros siglos
Esta ceremonia se hacía con temperaturas benignas. En oriente en zonas cálidas podía ser en enero, de allí el bautismo en la noche de que precede al día seis; pero no en Roma, donde las temperaturas son fuertemente bajas en esta época; por lo tanto se pasó el bautismo a la primavera, que la tenemos en la pascua florida.
El bautizado se ha vuelto a generar con una segunda naturaleza la que recibe de un segundo nacimiento. Una naturaleza que renace de la vieja naturaleza, pero esta es conforme a Dios.
Observando el icono, Jesucristo ingresa en las aguas primordiales del Jordán. Hasta la misma geografía nos habla de esta depresión. Estamos a 200 metros bajo el nivel del mar, es la imagen del abismo cubierto por las aguas del Génesis 1,2. El inglés que tomó la medida, pensó que tenía roto el aparato. Cristo continúa con su kénosis descendente.
Estamos en un sarcófago acuoso. El bautismo del ser humano, implica la muerte al hombre viejo, y de las aguas primordiales renace el hombre nuevo del Espíritu de Dios. Jesucristo, sin las vestiduras de cuero que Dios otorgó para vestir al viejo Adán (Cfr. Gén. 3,21), se sumerge en las aguas hasta las rodillas, tal como se hacía en el rito de los primeros siglos. Lo que era muerte, ahora es vida.
Dice Mario Righetti en su Historia de la Liturgia (Tomo II):
Jesús, sometiéndose, aun sin pecado, a la ablución simbólica del agua, recomendada por el Bautista, pretendió consagrar para siempre aquel elemento como principio de regeneración espiritual para todos aquellos que lo usasen y como medio para entrar a formar parte del reino de Dios y ser consagrados a él. En efecto, en el bautismo de Jesús se manifestó separadamente toda la Trinidad. El Padre da testimonio de su Unigénito; el Hijo fue acreditado ante el mundo como legado del Padre; el Espíritu Santo, que desciende sobre él, lo consagra en su divina misión. Lógicamente, más tarde, Jesús se referirá a las tres augustas personas en la fórmula oficial del sacramento dada por El a sus apóstoles.
En el hombre, compuesto de alma y cuerpo, hay que distinguir un doble nacimiento: el de la carne y el del Espíritu; con la diferencia de que uno depende de la voluntad del hombre; el otro, de la acción misteriosa de la gracia. A manera de viento impetuoso, el Espíritu de Dios hace germinar, según su beneplácito, la vida sobrenatural en el alma arrepentida de sus pecados, la cual es transformada y regenerada por El.
En el bautismo, el hombre deja de ser un ser puramente pasivo, tal como eran las aguas primordiales; y el Espíritu que es procesión, le imprime su poderosa acción.
Con el bautismo del cristiano se da inicio a la Nueva Creación.
La primera acción, es iniciar todo de cero, por lo tanto se quita el pecado de origen, con sus tres elementos presentados en el Génesis (Cfr. 1,2):
1. Lo informe o bohw (בֹהוּ) hebreo.
2. El vacío o tohw (תֹהוּ) hebreo.
Ambos elementos señalan la falta del ser.
3. Las tinieblas o joshek (חֹשֶׁךְ) para el hebreo que indican lo incomprensible, lo cual cubre la posibilidad de alcanzar la profundidad de todo el misterio cristiano. Es el abismo o thowm hebreo (תְהֹום) que presenta el Génesis.
De este modo un alma pasiva con un Espíritu activo, se sumerge en las aguas primordiales.
Observando el icono, la aparición del Espíritu Santo en forma de paloma, hace alusión al Espíritu del Génesis que aleteaba sobre las aguas. Dirá San Juan Damasceno:
El Espíritu Santo planeando sobre las aguas primordiales ha suscitado la vida, al igual que planeando sobre las aguas del Jordán suscita el segundo nacimiento de la nueva criatura.
Y San Proclo de Constantinopla:
Contemplad estas nuevas y estupendas maravillas: el sol de justicia se baña en el Jordán, el fuego se sumerge en el agua, Dios es santificado por ministerio de un hombre. Hoy toda la creación prorrumpe en este himno: Bendito el que viene en nombre del Señor”.
Considerad este admirable y nuevo diluvio, superior en todo al que tuvo lugar en tiempos de Noé. Porque entonces el agua del diluvio destruyó al género humano; mas ahora el agua del bautismo, con la eficacia que Cristo le comunica al ser él bautizado, retorna los muertos a la vida. Entonces una paloma, llevando en su boca un ramo de olivo, designaba la fragancia del olor de Cristo Señor; pero ahora el Espíritu Santo, al venir en forma de paloma, pone de manifiesto al mismo Señor de la misericordia”1.
En el icono, los ángeles que le sirven son tres, a imagen de la Trinidad, tal como se representa la teofanía en Mambré (Cfr. Gén.18). Todos tienen en sus manos vestiduras blancas, pues los bautizados las llevaban hasta el día domingo siguiente, que en el rito romano, se llama Domingo “in Albis”.
Juan alza una mano para el bautismo y la izquierda hacia la divinidad, es el hombre viejo que espera el hombre nuevo y lo señala, como el Cordero de Dios.
Al pie del icono vemos un arbolillo y un hacha, donde se hace alusión a la predicación de San Juan Bautista:
Ya está el hacha puesta en la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. (Mt 3,10).
El árbol termina en una bifurcación de dos ramas, son las dos naturalezas de Jesucristo, la humana y la divina.
Los tres peces que se ven en el Jordán, son los cristianos nacidos en el bautismo. Recordemos que en los primeros siglos, se distinguían y se daban a conocer por el pez, que en griego se dice ijtys (ΙΧΘΥΣ), el cual era un acróstico que señalaba a Jesucristo.
Leemos en el acróstico: Jesús, Cristo, Dios, Hijo, Salvador.

Como dice Tertuliano:
Nosotros, pececillos, que tomamos nuestro nombre del que es el ἰχθῦς, Jesús el Cristo, nacemos en el agua y sólo permaneciendo en esta somos salvados. (De Baptismo I, 3)
Así fue profetizado:
Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. (Ez 36, 25-27).
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1 De las Disertaciones de san Proclo de Constantinopla, obispo (Disertación 7, En la santa Teofanía, 1-3: PG 65, 758-759).

lunes, 6 de enero de 2020

Tríptico del 6 de enero (II)


El “hodie” de la Epifanía
Con este “hodie”, entramos en en el primer misterio. Continúa la antífona de Epifanía que precede al Magnificat:
Hodie stella Magos duxit ad præsepium:...
Hoy (Hodie) la estrella (stella) condujo (duxit) a los Magos (Magos) al pesebre (ad præsepium). 
El número tres se emplea en todo este ciclo. Tal como lo vemos en el icono: A la derecha, el tres de la Sagrada Familia, a nuestra izquierda el tres de los magos, y en sus manos los tres regalos: el oro como signo que reconoce la realeza de Jesucristo, el incienso como señal que reconoce su sacerdocio eterno y la mirra como símbolo donde se preanuncia la redención.
El nombre epifanía surge del griego epí (επί) sobre, arriba; y faino (φαιίνω) mostrarse; mostrarse arriba, desde lo alto. Tal como lo observamos en nuestros pesebres surgidos de San Francisco de Asís; la Navidad se une a la epifanía, donde los Magos siguen la Luz hasta adorarla en Jesucristo. De allí que la fiesta de Navidad, en sus inicios se celebraba en ciertos lugares el 6 de enero.
La Nueva Creación sigue el esquema del Génesis. En el primer día se crea la Luz (1,3) y esta es la que vemos en epifanía. Es la Luz que llega a las naciones. Es la Luz que adoran los Magos.
Dice el papa San Gregorio en su Homilía 10 sobre los Evangelios:
En el nacimiento del Redentor, un ángel se apareció a los pastores de Judea, mientras no un ángel, sino una estrella guió a los Magos de Oriente a adorarlo. Esto es así porque los Judíos, haciendo uso de la razón para conocerlo, era correcto que debía predicarlo una criatura razonable, es decir, un ángel: mientras que los gentiles, porque no sabían usar la razón, fueron llevados a conocer al Señor, no por una voz, sino con los signos. Desde donde también Pablo dice: "Las profecías se dan a los fieles y no a los infieles; los signos por el contrario a los infieles y no para los fieles" (1 Cor. 14:22). Y así a unos son dadas las profecías, porque eran fieles, no a los infieles; y a estos son dados los signos, porque eran infieles y no fieles.
Este es el primer “prodigio” dentro del tiempo del “hodie”, el signo de la nueva luz que alumbra una tierra nueva:
¡Cómo rebosa de felicidad la fe de los magos al ver reinar en aquella Jerusalén celestial a quien ellos adoraron cuando lloraba en Belén! Aquí lo vieron en un albergue de pobres, allí en el palacio de los ángeles; aquí en pañales como uno de tantos niños, allí en el esplendor de los santos; aquí en el regazo de su Madre, allí en el trono de su Padre. La fe de los bienaventurados magos mereció ciertamente ser recompensada con tan feliz visión, pues aun cuando no vio en el Niño sino un ser débil y despreciable, sin embargo no se escandalizó y no desdeñó adorar a Dios en hombre y al hombre en Dios. Sin duda había brillado en sus corazones la estrella nacida de Jacob (Núm. 24,17), la estrella de la mañana, el lucero que no conoce ocaso (Pregón pascual), que también había hecho brillar exteriormente a la estrella indicadora de su nacimiento matutino. En este sentido se puede entender convenientemente lo que está escrito en Salomón:
«La senda de los justos es como una luz brillante que va en aumento y crece hasta el mediodía.» (I Cor. 13,1)
Primero los magos entraron en el camino de la justicia siguiendo la luz del astro brillante, bajo cuya guía progresaron hasta ver el nuevo nacimiento de la luz matutina; y finalmente llegaron a contemplar el rostro del sol de mediodía rutilante en el día de su poder. 1


1 Guerrico de Igny. Sermón 12,4.

sábado, 4 de enero de 2020

Tríptico del 6 de enero (I)


En la Teofanía, Dios se manifiesta: Los magos siguen la Nueva Luz. Los cielos se abren. El Dios Padre lo hace por un rayo de Luz que incluye el Espíritu Divino. Se oye la voz del Padre y ambos dan testimonio del Dios Hijo.
Por último, el agua cambia su sustancia por el vino. Se da inicio a la Nueva Creación.
Dice la Antífona de Epifanía que precede al Magnificat:
Tribus miraculis * ornatum diem sanctum colimus: hodie stella Magos duxit ad praesepium: hodie vinum ex aqua factum est ad nuptias: hodie in Jordane a Joanne Christus baptizari voluit, tu salvaret nos, alleluia.
Esta antífona es una de las más antiguas, por los elementos que une.
Analicemos sus partes:
Tribus miraculis ornatum diem sanctum colimus:
Nosotros veneramos (colimus) este día (diem) bello (ornatum) y santo (sanctum) por tres milagros (tribus miraculis).
Aquí está resumida toda la historia de este seis de enero, tal como lo afirma la Historia de Mario Righetti:
Es sumamente probable que Roma, ...no conociese todavía la (fiesta) de la Epifanía, que se celebraba en Oriente el 6 de enero.
Otro documento en apoyo del precedente se ha querido encontrar por algunos en el discurso tenido por el papa Liberio en San Pedro en el 353 con ocasión de la velatio de Santa Marcelina, hermana de San Ambrosio.
El tenor del discurso nos es conocido en la revocación hecha por el santo obispo en el De Virginibus, escrito veintitrés años después. En él se habla, es cierto, de la fiesta que se celebraba en Roma en aquel día, el nacimiento del Salvador; pero en el mismo día se recordaba en la liturgia el milagro de Caná y la multiplicación de los panes y en el mismo día era cosa normal la velación de las vírgenes.
Una tal celebración natalicia no puede ser otra, por eso, que la de la Epifanía, la cual en Roma, en el 353, debía ya coexistir con la fiesta del 25 de diciembre.
De este modo se ligaban los tres “prodigios”, dado que son tres manifestaciones de la divinidad para dar inicio a la Nueva Humanidad.
Dice Guerrico de Igny en su Sermón 12:
Este día de las luces lo hizo luminoso para nosotros y lo santificó el que es Luz de Luz, 1 porque hoy el que permanecía oculto y desconocido se dignó revelarse al mundo para iluminar a todos los pueblos.
Hoy se reveló a los caldeos mediante el signo de una nueva estrella, cuando en estas primicias inauguró la fe de todos los pueblos.2
Hoy se reveló a los judíos, no ya por el testimonio de Juan, sino por el del Padre y del Espíritu Santo, cuando al ser bautizado en el Jordán consagró el bautismo de todos.3
Hoy manifestó su gloria ante sus discípulos, cuando por el cambio del agua en vino preanunció aquel misterio inefable en el cual, por medio de su palabra, se cambia la sustancia de las cosas. 4
La estructura del hodie, se da inicio con la Antífona de Navidad para el cántico de vísperas:
Hodie * Christus natus est:
Hoy nació Cristo:
hodie Salvator apparuit:
Hoy apareció el Salvador:
hodie in terra canunt Angeli, lætantur Archangeli:
Hoy en la tierra cantan los Ángeles y se alegran los Arcángeles:
hodie exsultant justi, dicentes: Gloria in excelsis Deo, alleluia.
Hoy exultan los justos diciendo: Gloria a Dios en las alturas, aleluya.
Es la misma estructura que encontramos en el primer responsorio del Nocturno:
Hodie nobis de cælo pax vera descendit:
Hoy bajó del cielo la verdadera paz:
Hodie per totum mundum melliflui facti sunt cæli.
Hoy por todo el orbe los cielos destilan miel:
Hodie illuxit nobis dies redemptionis novæ,
reparationis antiquæ, felicitatis æternæ.
Hoy brilla para nosotros el día de la nueva redención, de la antigua reparación, de la felicidad eterna.
Así entramos en los tres milagros del hodie u hoy, para Epifanía. Cantando esta antífona de vísperas para el cántico, analizaremos los tres hodie.
Los monjes del Monasterio de Santa Magdalena en Barroux, quienes siguen el Rito Romano antiquor con toda su belleza, hoy destruida por los neomodernos, cantan en vísperas esta Antífona. El texto se toma del Antiphonale Monasticum de 1934, página 296.
Todas las horas pueden seguirse desde este vínculo--->

1 Credo de Nicea.
2 Mt. 2,1-12.
3 Mt. 3,13-17.
4 Jn 2,1-11.

viernes, 3 de enero de 2020

¿Qué te pasa, Pancho?


Algún día se tenía que caer la careta papal. Y así sucedió. Todos los habitantes del orbe, contemplaron el auténtico rostro de Francisco, el misericordioso, que en un instante pasa de la risa a la ira, con la velocidad del rayo.
Es difícil actuar. Mucho más difícil es actuar durante casi siete años, esto algún debía suceder y sucedió y es probable que vuelva a suceder.
El hecho pasa a ser un icono de su figura, la cual abarca sus relatos heréticos y su falsedad actuante. Dios siempre desenmascara la hipocresía, si no es ahora, será en el juicio final. Tratemos de discernir, un poco más que el "gran discernidor": no es una mujer china que lo contuvo del brazo, sino tal vez, el último intento de Jesucristo para traerlo al redil. ¡Lástima de su reacción!