Algún día se tenía que
caer la careta papal. Y así sucedió. Todos los habitantes del orbe,
contemplaron el auténtico rostro de Francisco, el misericordioso,
que en un instante pasa de la risa a la ira, con la velocidad del
rayo.
Es difícil actuar. Mucho
más difícil es actuar durante casi siete años, esto algún debía
suceder y sucedió y es probable que vuelva a suceder.
El hecho pasa a ser un icono
de su figura, la cual abarca sus relatos heréticos y su falsedad
actuante. Dios siempre desenmascara la hipocresía, si no es ahora, será en el juicio final. Tratemos de discernir, un poco más que el "gran discernidor": no es una mujer china que lo contuvo del brazo, sino tal vez, el último intento de Jesucristo para traerlo al redil. ¡Lástima de su reacción!
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