Las
bodas místicas.
El
tercer milagro o portento que se recuerda el 6 de enero, es el
realizado en las Bodas de Caná, que en el rito tradicional de
occidente se recuerda el Segundo Domingo después de Epifanía.
Símbolos
del icono
En el
icono hallamos los esposos coronados tal como se realiza en oriente,
y con vestiduras blancas que indican la nueva vida.
Jesucristo
lleva un rollo escrito en su mano, es el símbolo de su palabra.
San
Pedro a la derecha viste de azul, color indicando que Jesucristo
transmite su santidad. El maestro de ceremonias está de marrón,
color de la tierra que no alcanza a comprender el misterio de la
transformación.
El
sirviente que presenta el vino viste de verde, por la renovación
espiritual, siendo el verde en oriente, el color del Espíritu Santo;
pero quien vierte agua está de rojo, pues indica la plenitud de la
vida terrenal.
Entre
los esposos surge un pilar, la familia es el pilar de la sociedad, la
cual sostiene la piedra angular entre los dos templos, el antiguo de
color rosado y el nuevo con techo azul o santificado.
El
paño púrpura sobre el templo y sobre la piedra, indica la
revelación del Antiguo Testamento. Es el velo del templo que aún no
se rasgó. Además insinúa que la escena de renovación, se
desarrolla en el interior del hombre.
Seis
de enero, estamos en el sexto día de la Nueva Creación. La
nueva humanidad generada ahora por el Espíritu, ha vuelto a nacer,
adquiriendo una nueva potencia, que no tenía antes de entrar en las
aguas primordiales del bautismo. Y siguiendo la antífona de
Epifanía:
Hodie
vinum ex aqua factum est ad nuptias.
Hoy
(hodie) el vino (vinum) se hizo (factum est) del agua (ex aqua) en
las bodas (ad nuptias).
La
re-novación o ανακαίνωσις
Con el
bautismo el cristiano comenzó la anakáinosis. Es el agua que
enrojece en vino.
En el
término griego de anakáinosis, ανα-καίνωσις proviene de
aná (ανα), que significa encima y kainóo (καινόω)
que significa volver a crear; ergo, es un volver a crear
arriba de lo que se quita. El término griego no tiene desperdicios y
decir renovar, es quitarle en parte todo el significado que
trae, por tal motivo separamos el término en re-novar, es decir,
hacerlo todo nuevo
El
esquema del cuerpo carnal ha sido cambiado en el bautismo con la
re-generación, pero el viejo hombre, el cual persiste, no ha sido
re-novado.
Y
dijo el que estaba sentado en el trono: He aquí que hago nuevas
todas las cosas. (Ap. 21,5)
La
re-novación se hace mientras dure su vida carnal, en el cuerpo
psíquico.
Somos
como las seis vasijas de las bodas de Caná, que contienen el agua
primordial para las abluciones, limpiaron pero ahora su contenido
debe re-novarse.
Dijo
la madre a los servidores: Haced lo que El os diga. (Juan 2,5)
Como
estos servidores nos hemos puesto en las manos de María, Nuestra
Señora que toma la iniciativa, pues es la que nos re-genera en su
corazón místico, y hacemos lo que Jesucristo nos dice; de este
modo, esta agua vieja se re-nueva en vino. Es la potencia que se
actualiza en el nuevo género humano.
Estamos
en las bodas místicas entre el Cordero y su esposa, la Iglesia;
mientras permanecemos en las bodas, la re-novación será el
resultado de nuestra nueva vida en esta nueva creación.
Esta
re-novación lleva a una metamorfosis del espíritu humano, es el
agua que al obrar bajo la Palabra de Jesucristo cambia de esencia, no
por la sola Palabra, sino por la Palabra y la acción que la
acompaña; de este modo el agua ahora es vino. Decía San Pablo:
Todos
nosotros a cara descubierta reflejamos la gloria (δοξαν)
del Señor como en un espejo y nos transformamos (μεταμορφουμεθα)
en la misma imagen (εικονα), de gloria en gloria (απο
δοξης εις δοξαν), a medida que obra en nosotros el
espíritu del Señor (απο κυριου πνευματος).
(2Cor. 3,18)
Hablamos
de metamorfosis, otro término griego, que indica la transformación
que sufre la persona en la anakáinosis. Por eso vamos de
re-novación en re-novación, y esto produce la metamorfosis. Esta
metamorfosis, es el agua que cambió su esencia por vino.
Con
este texto, San Pablo nos presenta las cuatro causas de la
metamorfosis:
1.
La causa material, es el espíritu del cristiano.
Todos
nosotros a cara descubierta...(2Cor. 3,18)
La
cara descubierta (ανακεκαλυμμενω προσωπω), es lo
que se transforma. El verbo ana-kalipto ανακαλύπτω
que se encuentra en participio pasivo, implica revelar; es un llamar,
pero un llamar hacia arriba, hacia lo alto, hacia las alturas. Y este
llamado se hace ya con el rostro, con los ojos del rostro. El
cristianismo no es una logia que trabaja en lo oculto, sino “a cara
descubierta”.
Así
como vemos la degradación perpetuada en la cara de un ebrio, o como
lo notamos en el rostro de un homosexual, así el verdadero
regenerado, se metamorfosea y ya en su rostro y en sus ojos se
percibe la mutación realizada en su espíritu. Lo mismo hallamos en
esta otra cita:
Porque
Dios, que dijo: Brille la luz del seno de las tinieblas, es el que ha
hecho brillar la luz en nuestros corazones... (2Cor.4,6)
¿Pero
qué es lo que refleja ese rostro?
Esto
nos lleva a la segunda causa.
2.
La causa final consiste en reflejar la gloria de Dios:
...reflejamos
la gloria (δοξαν) del Señor...(2Cor. 3,18)
Esta
gloria es la Luz final.
Esto
nos lleva a la cita anterior donde San Pablo refleja mejor su
pensamiento:
...
para que demos a conocer la ciencia de la gloria de Dios que brilla
en el rostro de Cristo. (2Cor.4,6)
3.
La causa formal, es la doctrina de Jesucristo que actúa
permanentemente en la formación nueva. Es propiedad de la persona de
Jesucristo, ser el icono (εικον) del Padre, por lo tanto, toda
transformación producida en la anakáinosis, es una pincelada
o cincelada para ese icono de Jesucristo que somos nosotros.
...nos
transformamos (μεταμορφουμεθα) en la misma
imagen (εικονα), de gloria en gloria (απο δοξης
εις δοξαν). (2Cor. 3,18)
4.
La causa eficiente es la acción del Espíritu Santo.
...a
medida que obra en nosotros el espíritu del Señor (απο
κυριου πνευματος). (2Cor. 3,18)
Quien
realiza esta anakáinosis es el Espíritu Santo pero en sinergia con
la persona.
La
nueva creación se inicia con el Hombre Nuevo, por medio del cual
todas las demás cosas se renovarán. De allí el imperativo de
San Pablo:
No
se engañen unos a otros; despójense del nombre viejo con todas sus
obras, y vístanse del nuevo, que sin cesar se renueva, para lograr
el perfecto re-conocimiento, según la imagen de su Creador.
(Col. 3,9-10)
Tres
milagros del día seis, el día en el cual la Palabra de Dios,
crea la humanidad, y también el mismo día en que por tres
prodigios, se recrea la Nueva Humanidad, nacida del Espíritu, se
renueva y se transforma.
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