por
José Alberto Villasana Munguía
Benedicto
XVI fue el último Papa de esta era de la Iglesia. Ahora, un grupo de
obispos fieles al Evangelio, al Magisterio auténtico y a la
Tradición, tendrá que elegir a su sucesor, a un verdadero Papa, sin
la necesidad de recurrir a un cónclave con los cardenales inválidos
nombrados por Jorge Mario Bergoglio.
...
...
la ilicitud de la "renuncia" del Papa BXVI y las
transgresiones a la Constitución Universi Dominici Gregis, que en
2013 produjeron un antipapa, Jorge Mario Bergoglio, y llevaron a
algunos canonistas a hablar de Sede “vacante” (es decir, Iglesia
sin cabeza), como ya ha sucedido varias veces en la historia. En
realidad, lo que nos dijo el Papa Benedicto XVI es que estábamos,
más bien, no ante una Sede vacante, sino ante una Sede impedida o,
para ser más precisos, una Sede auto-impedida pues una situación
externa lo obligó a abandonar el ejercicio activo del ministerio
petrino.
Por
ello estableció claramente en el Decreto de su Renuncia, el 27 de
febrero de 2013, que no renunciaba al ministerio petrino, el cargo de
ser el Vicario de Cristo y sucesor de San Pedro, sino solamente al
ministerio activo del obispo de Roma. No puede haber dos Papas con el
munus petrinum.
Dice
así en el texto de la renuncia de Benedicto XVI (párrafo 11):
“Permitidme aquí volver de nuevo al 19 de abril de 2005. La
seriedad de la decisión reside precisamente también en el hecho de
que a partir de aquel momento me comprometía siempre y para siempre
con el Señor. Siempre: quien asume el ministerio petrino (munus
petrinum) ya no tiene ninguna privacidad (…). El “siempre” es
también un “para siempre” –ya no existe una vuelta a lo
privado. Mi decisión de renunciar al ejercicio activo del ministerio
no revoca esto".
Así
de sencillo. ¿Por qué fue inválida la renuncia del Papa Benedicto
XVI al cargo petrino? Simplemente PORQUE NO QUISO RENUNCIAR A ÉL, SOLO QUISO RENUNCIAR AL EJERCICIO ACTIVO DE ÉSTE QUE, SEGÚN SU
DECRETO, DERIVA DEL OBISPADO DE ROMA. Es la primera vez en la
historia en que un Papa hizo una distinción entre ambos ministerios.
Algo parecido a lo que sucede en España y en otros países donde
existe un rey, que lleva el cargo del soberano, y el primer ministro,
que lleva el cargo de la administración del Estado.
Por
otro lado, es evidente que la Sede vacante no se da sino hasta ahora
que el Papa Benedicto XVI ha muerto, pues el Código de Derecho
Canónico No. 412 señala que solo existe cuando un obispo sufre
"cautiverio, relegación, destierro o incapacidad". Ninguna
de esas causas fueron las que obligaron a BXVI a auto exiliarse.
Adicionalmente, en una carta personal enviada al cardenal Walter
Brandmüller, el Papa BXVI aceptó que el status de Papa "Emérito"
no existe en el Derecho Canónico: según los Decretos papales
anteriores debió haber vuelto a ser cardenal (como en el caso de la
renuncia del Papa Gregorio XII quien volvió a ser cardenal Angelo
Correr, o la renuncia del Papa Celestino V, quien volvió a ser el
monje Pietro Murone).
Benedicto
XVI dijo que inventó el status de “Emérito” y no observó lo
establecido en los decretos establecidos por los anteriores Papas
renunciantes (Gregorio XII y Celestino V) que establecen cómo debe
ser la renuncia: haciendo a un lado todas las prerrogativas papales
(seguir vestido de blanco, llamándose Papa, con el apelativo Su
Santidad, con el nombre Benedicto XVI, con el anillo del pescador y
permaneciendo en El Vaticano). Él no observó esas prescripciones,
explica en su carta al cardenal Brandmüller, pues era "la única
manera de mantenerme absolutamente inaccesible a los medios de
comunicación".
Pero
el Decretal de Bonifacio VIII es claro (in 6°, 1.1, T.7, cap. 1) De
Renunciatione se lee: «renunciare valeat Papatui, eiusque oneri, et
honori...". Es decir, se establece que debe renunciar
explícitamente a su cargo y a todos sus honores.
Benedicto
XVI tampoco usó la fórmula empleada para renunciar usada por el
Papa Celestino V: «cedo Papatui, et expresse renuncio loco, et
dignitati, oneri, et honori» («me retiro del Papado y,
expresamente, renuncio al lugar y a sus dignidades, cargas y
honores»).
Ahora
que el Santo Padre Benedicto XVI ha muerto, entonces sí hay sede
vacante, la Iglesia no tiene cabeza. Un pequeño grupo de obispos
fieles al Evangelio, a la Tradición y al Magisterio auténtico
tendrán que elegir a un Papa verdadero, un sucesor de Benedicto XVI,
a fin de poner fin a la Sede vacante que hoy tenemos. Ya no volverá
a haber otro cónclave como ahora lo conocemos. Hoy día, en
varios idiomas y países se están llevando a cabo congresos de
teólogos y canonistas acerca de esta cuestión, y todos coinciden en
lo mismo: la renuncia del Papa Benedicto XVI fue inválida, y basta
que un pequeño grupo de obispos pertenecientes a la verdadera
Iglesia se reúnan para elegir un nuevo Vicario de Cristo.
En
sí mismos, como lo vemos en la historia de la Iglesia, los
cardenales no son necesarios para una elección. La figura de
cardenal se creó en el siglo IV para que los obispos y sacerdotes
que vivían en Roma ayudaran al Papa en sus distintas labores. Pero
al inicio del cristianismo no eran los “electores”. Bastaba que
se reuniera un grupo de obispos, incluso a veces solo un triunvirato
de un arzobispo, un obispo y un sacerdote de prestigio doctrinal y
moral, y entre esos tres elegían al Papa.
Y
durante los dos mil años de la Iglesia se han elegido diversos Papas
sin el consenso de todos los obispos o cardenales. Destaca el caso
del Papa Honorio II. Se rodeó de un grupo de ocho obispos de
prestigio doctrinal y moral a quienes nombró electores. Cuándo
Honorio falleció, los obispos eligieron a Inocencio II. La facción
contraria, que era mayoría, eligió al cardenal Pierleoni como
Anacleto II, quien resultó ser, a pesar de eso, un antipapa. El
cisma requirió varios años para resolverse.
...La
inmensa mayoría consideran en este momento a Jorge Mario Bergoglio
como un Papa válido, se reza por él en la Misa, si bien pocos lo
leen. Pero la fe no es cuestión de estadísticas, de números o
de mayoría democrática.
...
P.S.
Por cierto, el principio de derecho canónico "pacifica
universalis ecclesiae adahesio", que algunos pretenden traducir
en que, si la mayoría de la Iglesia aceptó a Bergoglio como
verdadero Papa entonces sí lo es, no aplica en este caso, pues ese
principio, aprobado por la Bula "Inter cultos" del Papa
Martín V, presupone claramente que la elección del Papa haya sido
válida, sin ninguna irregularidad canónica, cosa que en el caso de
Francisco no se dio.
Pidamos
mucho discernimiento al Espíritu Santo, pues la confusión y el
cisma que se viene serán mayúsculos.
Artículo completo