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lunes, 2 de junio de 2025

La Revolución Romántica: Los iconoclastas inventan la estética

 

El arte en las regiones alemanas dadas al luteranismo, deja de poseer función sacra. Ya no es la luz que destella en la imagen. Si los santos han sido eliminados dada la innata perversión humana, a la que ni la Gracia divina puede regenerar, ¿qué se puede esperar del arte sacro, sino su consecuencia final, la iconoclasia. No estamos ante un planteo social burgués como siempre dogmatiza la miopía socialista, sino ante un planteo de neto corte religioso. La economía y las clases sociales, aquí no juegan un papel principal en absoluto.

Este planteo religioso luterano, independiza el arte de lo sagrado y lo seculariza hasta transformarlo, primero en lógica y luego en una moral. Todo responde a la necesidad imperiosa de explicar el arte laico, para presentar una teoría que lo aleje de Roma, la nueva Troya.

Esta fue la tarea del pietista luterano Alexander Gottlieb Baumgarten (1714-1762), quien distinguirá el arte de la lógica, inventando el término de “estética”. La génesis es simple. Si la lógica rige el buen pensamiento, debe existir otra “lógica” para delimitar el conocimiento sensorial hacia lo bello. Como se comprueba, no existe motivo religioso alguno en este simple planteo laicista.

Hasta aquí se tomaba el arte como una representación, de lo natural o sobrenatural. Cuando se niega la luz divina en las formas que la representan, se cae el arte sacro y se va a la iconoclasia.

Para colmo, cuando estamos en el ocaso del siglo de la ciencia, la realidad se hace cada día más subjetiva. Esto agrava el planteo, pues ya dicha “lógica” pasa a idealizarse alejándose del objeto artístico. Esto hace que el arte sea un proceso autónomo donde la recepción de la belleza ya no responda a lo objetivo, sino totalmente al individuo. Dios ya no es con su reflejo, la belleza artística, sino que esta nace de la imaginación humana.

Longino

Un escrito de un retórico romano del siglo I, navegó por los siglos subsiguientes. Su autor permanece desconocido. Se lo ha llamado Dionisio Longino o el Pseudo Longino. Quien haya sido, está envuelto en la polémica. Este autor neoplatónico redacta un tratado llamado Περὶ ὕψους (Sobre lo sublime).

El autor define lo sublime como una elevación en el lenguaje, pues este lleva al éxtasis.1 El éxtasis es un término introducido por el neoplatonismo. Εκ-στασις, es un salir de sí mismo para ser trasladado a otra esfera en presencia directa de Dios.

Existen dos formas de llegar al éxtasis, la humana por la que se esforzaron en alcanzar los neoplatónicos y la divina, por la que nos dice San Bernardo que consiste en estar "fuera de la propia razón por gracia divina".

Para el neoplatonismo, el éxtasis no suprimía la razón, sino que se colocaba sobre ella y se llegaba a él humanamente. Según Plotino se conseguía por un ejercicio de purificación. Por consiguiente este escrito del Pseudo Longino traza un hilo imperceptible entre el arte y la moral. Estamos en el planteo, que sobrevendrá luego con el romanticismo, cuando la moral se hará estética. Por supuesto, el protestantismo rancio, al igual que el feroz racionalismo católico, niegan absolutamente cualquier estado de éxtasis.

Longino se plantea si existe un arte de lo sublime que se transformaría en una concepción artística, la cual no se da por normas técnicas. 2

Todo lo sublime depende de la naturaleza, pero el arte fija los límites. 3

En el folio ocho, menciona cinco fuentes para la grandeza de estilo: Talento, pasión, figuras de pensamiento y de dicción, composición digna y elevada.4

Longino no es original en su tratado, sino que corrige otras versiones, como la de Cecilio, que no llegó hasta nosotros. Este Cecilio, según Longino, no considera la pasión como fuente de lo sublime, pues consideraba que lo sublime y lo patético eran una misma cosa. 5 Estamos en el pathos (πάθος) griego.

Edmund Burke

El escrito de Longino fue traducido en Francia durante 1674 y en 1739 se tradujo al inglés. Una vez conocido este escritor en las islas, durante 1757 Edmund Burke publica en Londres una Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello. (A Philosophical Enquiry into the Origin of Our Ideas of the Sublime and Beautiful).

Una cosa era el neoplatonismo y otra el anglicanismo. Si lo sublime era favorecer un éxtasis, algo muy distinto será con el empirismo inglés, que fue perdiendo la noción del mismo. Quitado Dios de lo sublime, cosa que no hace Longino en su neoplatonismo, todo cae en la inmanencia del hombre, y lo sublime termina en un vulgar escrito de plástica. Por consiguiente, Burke traducirá el neoplatonismo en una erudita concepción anglicana barata.

Todo se inicia con “el gusto”, o sea la apreciación de la obra, de lo cual también hablaron implícitamente los antiguos, pero que no definieron como lo hace él. 6

Luego se detiene para analizar empíricamente el tema del dolor y el placer. 7

Estamos en el desarrollo del pathos (πάθος) griego. Era a lo que apelaba la tragedia griega para conmover al espectador y procurar la catarsis. El pathos era un término eje dentro de la cultura griega, sobre el cual gira todo el sentir del hombre. No responde específicamente a una idea. Si Burke no supo definirlo, otros lo han hecho. 8

Cuando ingresa en el tema de los sublime, es cuando notamos el cambio efectuado.9

El salto de Burke y de todo el protestantismo en su conjunto, es realmente brutal. Si Longino llevó su tratado de un éxtasis divino, hacia el hombre, Burke lo lleva al sentimiento del terror. Aquí queda justificado el futuro Allan Poe y la literatura que lo imitará. La fuente de los sublime es el dolor, como el paso previo a la oscuridad. Entonces el infierno pasa a ser lo profundo (βαθὺς), tal como lo transcribe en una descripción tomada del poeta John Milton. 10

En su análisis, una cosa es el placer y otra el deleite, y afirma que el terror puede producirlo. 11

Si el dolor y el terror era individual, la belleza será social. 12

El arte no puede dar reglas, todo está en manos del individuo. Algo típico del romanticismo y su aversión a los dogmas. 13

¿Cuál es la causa eficiente de lo sublime y lo bello?

De manera que, cuando hablo de causa, y de causa eficiente, sólo me refiero a ciertas afecciones de la mente, que causan ciertos cambios en el cuerpo; o ciertos poderes y propiedades en los cuerpos, que operan un cambio en la mente. (Parte IV, Sección I)

¿Cómo se produce lo sublime? Por el terror. 14

El trabajo se asocia al dolor por grados y quita la relajación del cuerpo, un estado en el cual puede caer en visiones funestas. 15

Ni las matemáticas con su proporción ni la utilidad son causa de belleza, cosa que hace al comparar la misma con la cabeza de un cerdo (Sección VI). El ejemplo es el parque inglés, que contrasta con el simétrico parque francés. 16

Otra de las ideas que luego serán retomadas por Schiller, es la idea de “gracia”, pero aquí está tomada en el sentido de gracioso, no en sentido teológico.

¿Cuáles son las cualidades de la belleza? Ser pequeño, liso, variable, sin ángulos, delicado, colores claros y brillantes. 17

Con estas cualidades, Burke se aleja profundamente de Longino. El neoplatónico era un retórico y su objeto de análisis era la literatura. El objeto que analiza Burke, es la plástica. Se están teorizando cualidades sobre artes totalmente distintas.

Burke, a diferencia de los franceses y alemanes, es un tradicionalista. De allí su horror ante el arjé de la Revolución Francesa, y su distancia de los alemanes ante un luteranismo, para quien el pasado debe ser reformado. Sin embargo, también él llega a una modesta crítica del pasado. 18

A todo esto, ¿dónde ha quedado la divinidad en estas teorías antropocéntricas? Tan solo una lejana luz se vislumbra en la lejanía. 19

Llegó la hora del iconoclasta Kant

La visión de Burke con el planteo de Baumgarten, es retomado por Kant. Lentamente se desvanece la objetividad, todo comienza a ser subjetivo. Es como el ateo Schopenhauer lo reconoce. 20

Kant es un iconoclasta, y su misión inconsciente es no solo quitar la luz de las imágenes, sino vaciarlas de significado. Esto se ve reflejado en dos conceptos. El primero consiste en afirmar que las imágenes carecen de contenido, pero esto lo debe hacer al modo kantiano, por lo tanto dirá que la obra de arte no representa absolutamente nada. 21 Pero pueden surgir juicios estéticos. 22 Nuevamente estamos en la plástica.

Con este concepto, la obra de arte como no representa nada, tampoco exige del sujeto que se dirija a ella.

Si esto es así, ¿qué hace el cuadro de J. J. Rousseau colgado de la pared de su casa?

Es importante anular toda intermediación entre la obra y el sujeto. Todo depende del “gusto” impuesto por Edmund Burke, y el gusto no deja de ser subjetivo. Con esto damos otro paso al idealismo absoluto.

Kant, une la estética descubierta por Baumgarten con los aportes del irlandés Burke, quien no emplea el término “estética”. 23 Todo lo que dice el irlandés es muy “importante y bello”, pero según él, no escapa a la “antropología empírica”. Con los aportes hechos hasta este momento, Kant pasa a todos ellos por la picadora de carne de la Kritik, la cual se llamará invariablemente: Crítica del juicio.

En este análisis de la Kritik, el pietista Kant analizará lo bello en cuatro momentos. En el primero lo bello es desinteresado, es bello porque me gusta.24

En un segundo momento, es porque les tiene que gustar a todos. No puede decir que no son universales, pues esto rompería su filosofía, dado que si se emiten juicios y estos se hacen con las categorías, las cuales están en la naturaleza humana, debe ser gustado por todos. 25

Decían los clásicos que "De gustibus non disputandum est". Era algo totalmente subjetivo. Ahora este subjetivo es universal. Si a mí me gusta, le tiene que gustar a todos. Adiós al refrán tradicional, donde otro podía decir, y con razón, que no le gustaba. Algo típico de un pietista. No dar importancia a los dogmas, pero se cae en el barranco de su importancia. Pues al decir que debe ser gustado por todos, se hacen universales y se cae tristemente en el dogmatismo, y para colmo de un dogmatismo subjetivo, del cual se pretendía salir.

La actitud de este pietista luterano, no es la del hombre que acepta el mundo, sino la del mundo que se conforma con el saber del hombre. El centro no es la realidad, sino la mente humana que mira dicha realidad. 26

No es el objeto que sea bello, sino que mis facultades lo hacen bello. Si para un buen cristiano, la belleza es un reflejo de la belleza divina, ahora la belleza es un reflejo humano. Pasamos con los protestantes, del teocentrismo, al antropocentrismo, y todos los católicos que levantan la bandera del hombre, ingresaron inconscientemente en el protestantismo. Y es el protestantismo que incurre en contradicciones insalvables. ¿Cómo puede ser que la naturaleza humana tan depravada por la falla original, pueda dar belleza? Así la Kritik, llega a la definición de belleza con un dogma subjetivo. 27

En un tercer momento, analiza los fines del “objeto bello”. Uno es interno y responde al “cómo”; el otro es externo y responde al “para qué”. Si llevásemos su lógica al aristotelismo, diríamos que existe una causa final, el “para qué” y luego mezcla la causa formal con la material en el “cómo”. A no sorprenderse. El objeto artístico, posee causa formal y material, tiene una finalidad, pero adolece de una causa finalísima. ¡Increíble! Este oxímeron se da, pues si tuviera un fin último, tiene un interés. ¿Es la belleza en abstracto?, pues se logra con algo, pero no puede reflejar el fin último por lo cual es bello, pues como dice él, es una "finalidad sin fin". Traduzcamos su oxímeron. Si el arte sacro tiene un fin último, llevaría a la divinización por la Gracia. Pero él es iconoclasta y debe negar esta divinización, pues la naturaleza humana está corrompida y es depravada. La Gracia tan solo cubre su depravación a los ojos divinos. Ergo es una “finalidad sin fin”.

Las reglas del “gusto” no existen, pues es un juicio del sujeto que otorga al objeto y no a la inversa. 28

Con lo cual, nada proviene del objeto, ni siquiera leyes, pues son como dogmas, ni belleza pues se la da el juicio del sujeto, ni mucho menos luz espiritual, ni representación alguna. Quien dará las leyes será el Genie, el genio, el cual es innato, o sea que forma parte de la naturaleza humana.

¿Cómo hacemos para reconocerlo como Genie? Lo hacemos por su originalidad, la cual produce modelos ejemplares. ¿Quién es el Genie? El que lo obtiene de su naturaleza. Antiguamente los griegos se lo pedían a las Musas, pues era algo divino. Pero estamos en el antropocentrismo, estamos en el luteranismo rebajado a pietismo, ergo el Genie es natural a ciertos hombres. Esta aparición de das Genie, será muy útil para los románticos posteriores.

Todo esto, no deja de ser un absurdo que sus discípulos no siguieron, pues no se convencieron.

En su cuarto momento, afirmará que los juicios del gusto son necesarios, pues en caso contrario cae toda su filosofía centrada en el hombre. 29

Debe dar también una respuesta al “empirismo” de Burke, entonces dirá que el terror no causa lo sublime. 30 Adiós Allan Poe con sus imitadores.

Por último, Kant debe darle un “juicio crítico” a lo sublime, por tanto dirá que es sublime porque es grande (!). 31 De este modo pasamos del éxtasis, meta de lo sublime por medio del pathos, algo imposible para un luterano, a la grandeza. Ella le acarrea varios problemas. Porque podemos hablar de grande en orden a la cantidad, la cual se expresa de dos formas, con las matemáticas, o con una estimación estética, digamos que es cualitativa y por tanto no se contabiliza. Por otra parte, podemos hablar de sublimidad dinámica la cual trata no de la magnitud matemática, sino de la fuerza natural. 32

Pero si hablamos de grandeza, hacemos la obra objetiva y esto erosiona su filosofía, por lo tanto reafirmará que todo radica en la naturaleza humana 33, la cual posee categorías mentales. 34 Al ser sublimes, podemos medirnos con la naturaleza omnipotente.(!) 35

Con esto llegamos a una estética realmente torpe, como toda filosofía de la iconoclasia, y Kant puso su firma en ella, lo cual manifiesta que su idealismo insipiente, no es capaz de explicar las cosas concretas, y el arte, es una de ellas.

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1 ...lo sublime es como una elevación y una excelencia en el lenguaje… Pues el lenguaje sublime conduce a los que lo escuchan no a la persuasión, sino al éxtasis. (Περὶ ὕψους 1; 3 y 4)

2 Sin embargo, deberíamos preguntarnos, en primer lugar, si existe un arte de lo sublime (ὕψους) o de lo profundo (βαθὺς), ya que hay quienes creen, y en esto se engañan completamente, que pueden someter tales cosas a reglas técnicas. (Περὶ ὕψους 2)

3 Se podría aplicar también a la literatura aquello que dice Demóstenes del destino común de los hombres, de que el mayor de todos los bienes es la buena fortuna, pero en segundo lugar, y no menos importante, es el tomar sabias decisiones, pues a quienes esto les falta les será destruido totalmente también lo primero; la naturaleza ocupa aquí el lugar de la buena fortuna y el arte el de las decisiones sabias. (Περὶ ὕψους 2)

4 La primera y más importante es el talento para concebir grandes pensamientos, como lo hemos definido en nuestro trabajo sobre Jenofonte. La segunda es la pasión vehemente y entusiasta. Pero estos dos elementos de lo sublime son, en la mayoría de los casos, disposiciones innatas; las restantes, por el contrario, son productos de un arte: cierta clase de formación de figuras (éstas son de dos clases, figuras de pensamiento y figuras de dicción), y, junto a éstas, la noble expresión, a la que pertenecen la elección de palabras y la dicción metafórica y artística. La quinta causa de la grandeza de estilo y que encierra todas las anteriores, es la composición digna y elevada.

5 ...hay algunas que Cecilio ha pasado por alto, como por ejemplo la pasión. Si lo hizo porque le [...] pareció que los dos, lo sublime y lo patético, son una y la misma cosa, que siempre existen y crecen unidas entre sí, está en un error; pues existen pasiones que no tienen nada que ver con lo sublime y que son insignificantes, como los lamentos, las tristezas y los temores; y, a su vez, hay muchas veces sublimidad sin pasión. (Περὶ ὕψους 8,1-2)

6 Pero, con el fin de evitar todo pretexto para cavilar, no entiendo por la palabra Gusto más que aquella facultad o aquellas facultades de la mente, que se ven influenciadas por, o que forman un juicio acerca de, las obras de la imaginación y las artes elegantes. (Discurso preliminar)

7 El dolor y el placer son ideas simples, que no pueden definirse. (Sección II)

8  Repercusión en el ánimo del espectador de la tragedia, producida por el desarrollo de la acción dramática (Poética de Aristóteles).- Recurso retórico (provocar la emoción) que, junto a emplear la lógica y suscitar la empatía, tiene a su disposición el orador para conseguir la adhesión del público. (Retórica de Aristóteles). Diccionario Español de Términos Literarios Internacionales (DETLI) Dirigido por Miguel Ángel Garrido Gallardo.

9 Todo lo que resulta adecuado para excitar las ideas de dolor y peligro, es decir, todo lo que es de algún modo terrible, o se relaciona con objetos terribles, o actúa de manera análoga al terror, es una fuente de lo sublime; esto es, produce la emoción más fuerte que la mente es capaz de sentir. (Sección VII)

10 He above the rest. / In shape and gesture proudly emineni / Stood like a tower; his form had yet noí lost / All her original brightness, nor appeared / Less than archangel ruined, and th ’excess / Of glory obscured; as when the son new risen / Looks through the horizontal misty air / Shorn of his beams; or from behind the moon / In dim eclipse disastrous i wilight sheds / On half the nations; and with fear of change / Perplexes rnonarchs.

11 ...el terror es una pasión que siempre produce deleite cuando no aprieta demasiado; y la piedad es una pasión acompañada de placer porque procede del amor y del afecto social. En la medida en que estamos formados por la naturaleza para alguna acción, la pasión que nos mueve hacia ella va acompañada de deleite, o de alguna especie de placer, sea cual sea el asunto del que se trate. (SECCIÓN XIV)

12 Considero la belleza una cualidad social, ...(SECCIÓN X) ¿Qué viene a ser la belleza?...es un término que aplicaré a todas aquellas cualidades de las cosas que provocan en nosotros un sentimiento de afecto y ternura o cuaquier otra pasión lo más parecida a éstas.(Recapitulación)

13 Pero, el arte nunca puede dar las reglas que hacen un arte. ...El verdadero modelo de las artes está en manos de cada hombre; … (Conclusión)

14 Habiendo considerado el terror como causa de una tensión anormal y de ciertas emociones violentas de los nervios, fácilmente se deduce, de lo que acabamos de decir, que cualquier cosa capaz de producir una tensión semejante ha de producir una pasión similar al terror, y, por consiguiente, tiene que ser una fuente de lo sublime, pese a que no haya de acarrear consigo ninguna idea de peligro. (Seccióm V)

15 La melancolía, el abatimiento, la desesperación, y a menudo el suicidio, son consecuencia de esta funesta visión de las cosas que tenemos en este estado relajado del cuerpo. El mejor remedio para todos nuestros males es el ejercicio o trabajo; y el trabajo es una superación de dificultades, un ejercicio del poder contractor de los músculos; y, en calidad de tal, se asemeja al dolor, que consiste en tensión o contracción, en todo salvo en grados. (Sección VI)

16 ...y nuestros jardines por lo menos pusieron de manifiesto que las ideas matemáticas no son las verdaderas medidas de la belleza. (Sección IV)

17 En conjunto, las cualidades de la belleza, como son cualidades meramente sensibles, son las siguientes: primero, ser comparativamente pequeño. Segundo, ser liso. Tercero, presentar una variedad en la dirección de las partes; pero, cuarto, no tener estas partes angulares, sino entrelazadas, por asi decir, unas con otras. Quinto, tener un perfil delicado, sin ninguna apariencia destacable de fuerza. Sexto, ser de colores claros y brillantes, pero no muy fuertes y resplandecientes. Séptimo, o de ser su color resplandeciente, que se halle diversificado con otros. Estas son, creo, las propiedades de las que depende la belleza; propiedades que actúan por naturaleza y que se hallan menos expuestas a ser alteradas por capricho, o confundidas por una diversidad de gustos, que ninguna otra. (Sección XVIII. Recapitulación.)

18 Cabría esperar que los propios artistas fueran nuestros guías más seguros; pero los artistas han estado demasiado ocupados en la práctica: los filósofos han hecho poco; y lo que han hecho era principalmente en vistas a sus propios esquemas y sistemas. Y en lo que respecta a los así llamados críticos, por lo general han buscado la regla de las artes en el lugar equivocado; la han buscado entre poemas, pinturas, grabados, estatuas y edificios. Pero, el arte nunca puede dar las reglas que hacen un arte. (SECCIÓN XIX)

19 Pero, tengamos en cuenta que apenas hay nada de lo que puede impresionar a la mente con su grandeza, que no haga una especie de aproximación al infinito. (Conclusión)

20 Aun cuando los cuerpos organizados nos aparecen necesariamente como si estuvieran compuestos conforme a un concepto de fin previo, sin embargo, esto no nos autoriza a admitirlo así objetivamente. Pues nuestro intelecto, al que las cosas le son dadas desde fuera y mediatamente, nunca conoce el interior de las mismas merced a lo cual surgen y subsisten, sino que sólo conoce su cara exterior y no puede captar la peculiar índole de los productos naturales orgánicos más que por analogía, en tanto que los compara con las obras elaboradas intencionalmente por los hombres, cuya constitución está determinada por un fin y el concepto de éste. Esta analogía es suficiente para hacernos concebible la coincidencia de todas sus partes para con el todo e incluso para proporcionarnos el hilo conductor de su estudio, pero en modo alguno cabe convertirla en la explicación efectiva del origen y la existencia de tales cuerpos. Pues la necesidad de concebirlos así es de origen subjetivo. Así resumiría yo la doctrina de Kant a este respecto. Cfr. A. Schopenhauer, WWV, vol. I, pp. 610-631.

21 Así pues, no hay perfección de ningún tipo, ni finalidad interna alguna a la que se refiera la composición de lo múltiple, que se ponga como fundamento de este juicio. … De este modo, los dibujos a la grecque, el follaje en las cenefas o sobre papeles pintados, no significan nada por sí: no representan nada, ningún objeto bajo un concepto determinado, y son bellezas libres. (§ 16)

22 El juicio también se denomina estético precisamente porque su fundamento de determinación no es ningún concepto, sino el sentimiento (del sentido interno) de aquella unanimidad en el juego de las capacidades del ánimo, en la medida en que tal unanimidad sólo puede sentirse. (§ 16)

23 Burke, que en este tipo de tratamiento merece ser considerado como el autor más importante, encuentra por este camino (p. 223 de su obra) «que el sentimiento de lo sublime se fundamenta sobre el impulso de conservación y sobre el temor, esto es, sobre un dolor, el cual, puesto que no alcanza hasta la perturbación real de las partes del cuerpo, produce movimientos, que, al purificar de obstrucciones peligrosas y molestas los vasos más sutiles o más vastos, están en condiciones de suscitar sensaciones agradables, ciertamente no placer, sino una especie de satisfactorio escalofrío, una cierta serenidad, que se entremezcla de horror». Lo bello, que él fundamenta sobre el amor (del cual, sin embargo, querría ver apartado al deseo) lo reconduce (pp. 25 1-252) «a la relajación, a la distensión y al adormecimiento de las fibras corporales, o sea, al ablandamiento, desleimiento, lasitud, desvanecimiento, desmayo, previo al deleite». Y atestigua estas explicaciones mediante casos en los que no sólo la imaginación junto con el entendimiento, sino incluso junto con sensaciones sensibles, pueden suscitar en nosotros el sentimiento de lo bello tanto como el de lo sublime. En tanto que consideraciones psicológicas, estos análisis del fenómeno de nuestro ánimo son sobremanera bellos y ofrecen suficiente materia para las más dignas investigaciones en el campo de la antropología empírica. (239-240)

24 Gusto es la capacidad de enjuiciamiento de un objeto o de un tipo de representación por medio de una satisfacción o una insatisfacción, sin interés alguno. El objeto de una satisfacción tal se llama bello. (§ V)

25 Lo bello es lo que agrada universalmente sin concepto. (§ IX)

26 El gusto de reflexión, en cambio, precisamente por tratar de la acción de facultades mentales que son comunes a todos, es universalizable. Ibídem.

27 Bello es lo que, sin concepto, place universalmente.

28 Belleza es la forma de la finalidad de un objeto en cuanto es percibida en él sin la representación de un fin. (Tercer momento)

29 Bello es lo que, sin concepto, es conocido como objeto de una necesaria satisfacción.

30 El que se atemoriza no puede en modo alguno juzgar sobre lo sublime de la naturaleza, ...(B 103)

31 Sublime llamamos lo que es absolutamente grande.

32 ...llamamos voluntariamente estas cosas sublimes, porque elevan las fuerzas del alma por encima de su medianía ordinaria, y porque nos hacen descubrir en nosotros mismos un poder de resistencia de tal especie, que nos da el valor de medir nuestras fuerzas con la omnipotencia aparente de la naturaleza. (35 Furchtbar)

33 A partir de aquí se ve también que la verdadera sublimidad sólo tiene que buscarse en el ánimo del que enjuicia, no en el objeto de la naturaleza cuyo enjuiciamiento da lugar a esta disposición del ánimo. (B 95)

34 Así pues, lo sublime siempre tiene que guardar relación con el modo de pensar, esto es, proporcionar superioridad sobre la sensibilidad a lo intelectual y a las ideas de la razón. (236)

35 Llamamos a estos objetos sublimes porque elevan la fortaleza del alma por encima de su media habitual, y permiten descubrir en nosotros una capacidad de resistencia de un tipo muy diferente que nos da valor para poder medirnos con la aparente omnipotencia de la naturaleza. (220)


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