En l770 Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) de origen pietista, se contacta con Herder en Estraburgo. Las logias siempre simplifican y aceitan los contactos. Iluminado por las ideas de este “navegante” llegado a buen puerto, comienza su Fausto en poesía, para manifestar el Volksgeist. Este será la “nueva revelación” de la nación germánica, dicho en categorías luteranas, un evangelio para la gran Germania.
En la primera parte de este poema se tiene con Goethe y su alquimia, un Geist der Erde, Espíritu de la Tierra, con forma de fuego, lo cual nos recuerda los primeros fisiólogos griegos.
Este luterano ha sido instruido por la teoría de los espíritus que aparece en la Primera Epístola de San Juan (Cap, IV). Sabe que son muchos, pero no parece distinguirlos entre sí, en especial cuando se busca poseer el imposible conocimiento total de la realidad. La novedad de la revolución romántica alemana, es la multiplicación de los espíritus y espíritus que hablan demasiado. Uno de ellos es el que dice Fausto que lo inspira en el Anfang, o en el αρχὴ teutón; y otro es el Espíritu de la tierra, quien se le aparece como una llama rojiza. Este Espíritu es orador y poético:
En el oleaje de la vida, en el torbellino de la acción,ondulo subiendo y bajando,me agito de un lado a otro.Nacimiento y muerte,un océano sin fin,una actividad cambiante,una vida febril:así trabajo yo en el zumbador telar del Tiempotejiendo el viviente ropaje de la Divinidad. (501-509) 1
Esta definición del Espíritu de la tierra, des Erdgeistes, se da como acción, pero no una simple acción, sino como una tormenta de acción, el Tatensturm. Estamos ante la primera fase romántica, la cual brota de la tierra y es tormenta, Sturm. Lo es como algo propio de este alquímico Erdgeistes, que hasta hace poesía. Su Sturm es un mar eterno, un creador dentro del tiempo. Y lo que crea lo hace tejiendo, pues es el vestido viviente de la divinidad, o sea, la Natur. Es lo que El Caminante contempla en el icono de Caspar Friedrich, un movimiento de nubes que envuelven la Natur.
Sin embargo, muy distinta era la concepción bonaventuriana, donde el “hermano sol” y la “hermana luna” eran los vestigios divinos, cuya materia se asociaba al hombre. Por los vestigios se llegaba a Dios. Ahora, en cambio el Geist elabora la vestidura, el Kleid, ante el cual el ich no se rebaja para considerarlo hermano, sino que lo contempla como divinidad, tal como la vemos pintada en el icono de Friedrich.
Con este paso, Goethe y su influjo asimilado de la alquimia, regresa inconscientemente a la consideración, que la Natur no es profana, sino divina. Estamos en una naturaleza sacra, no secularizada. Ante ella, el hombre no puede darle las espaldas. Este es el ich el que se dice a sí mismo:
¡Ea! ¡Fuera de aquí! ¡Huye al dilatado campo! 2 (418)
Pero el ich va con un compañero:
Y este libro misterioso,Por la propia mano de Nostradamus,¿No te parece suficiente escolta?3 (419-421)
¿Pero qué aprenderá de esta alquimia?
Entonces conocerás el curso de los astros,y si la Naturaleza te alecciona,entonces surgirá el poder del alma,y te hablará como habla un espíritu a otro espíritu.4 (422-425)
De allí la importancia de la alquimia, porque le devuelve un Espíritu a la materia, ese espíritu que el cristianismo le quitó. ¿Este es el hallazgo del luterano Goethe? Mas bien es el hallazgo de Herder que inicia el Sturm romántico y junto con Goethe elaboran un Manifiesto. Fausto, el Caminante de Friedrich, dialoga con el espíritu de la Natur:
¿Soy un dios? ¡Todo se hace para mí tan claro!En estos simples rasgos veo expuesta ante mi almala Naturaleza en plena actividad.Ahora, por vez primera, comprendo lo que dice el Sabio:“El mundo de los espíritus no está cerrado;tu sentido está obtuso, tu corazón está muerto.Arriba, báñate, estudiante, impávido¡El pecho terrenal en el amanecer!” (439-446)
Sin embargo, ¿qué puede hacer el ich ante el espectáculo de la Natur?
¿Por dónde asirte, Naturaleza infinita? (455)
Estamos ante una Natur hermética, esotérica:
Misteriosa en pleno día,la Naturaleza no se deja despojar de su velo,y lo que ella se niega a revelar a tu espíritu,no se lo arrancarás a fuerza de palancas y tornillos. (675-675)
Por último, esta concepción de la Natur está envuelta de pura subjetividad. No es la Natur real, sino la que se ve con el Geist del autor:
FAUSTOTú, que vagas por toda la redondez de la vasta tierra,Espíritu afanoso, ¡cuán cerca me siento de ti!EL ESPÍRITUTe igualas al Espíritu que tú concibes,¡no a mí! (510-513)
Desde este punto, ya podemos vislumbrar el inicio del idealismo alemán. Es la concepción de un Espíritu, ¿pero dicho Espíritu es real? El artista y Herder dirán que sí. Es su ideal, simplemente eso, su ideal.
Der Anfang o el αρχὴ romántico
Francia se había reiniciado desde cero, como una nueva era. Cambiando los nombres de los meses y estableciendo nuevas medidas. Creyeron entrar en otra historia. Fue su αρχὴ.
Alemania se reiniciaba con el criticismo. Todo está bajo la lupa de la discusión, del discernimiento. Típica actitud luterana, donde el ser humano es el juez y determina la veracidad de los planteos. Sin embargo, es el inicio o αρχὴ del idealismo. La realidad para los “críticos” está en su punto de análisis. Es la carne picada en la maquinaria del criticismo, que dio esta salchicha. Lo que importa es el juicio ejercido por el hombre por medio de sus esquemas mentales, o categorías. En este reinicio todavía la realidad tiene alguna existencia, pobre, pero todavía reconocida, Está como carne picada en el embutido.
El evangelio romántico
Si para Descartes el arjé fue su Yo, para Goethe será todo muy distinto. Lo curioso es que él mismo se empeña en exponerlo. ¿Cómo lo hace? Con el mismo método de los kantianos, por medio de la “crítica”.
La suya no será ni de la razón pura, ni de la razón práctica, es tan solo una interpretación hermenéutica, al estilo luterano, sobre el arjé de San Juan.
El alquimista Fausto, se encierra con un perro en su laboratorio, y hace la “crítica” del inicio del Cuarto Evangelio. Fausto se encuentra en Pascua, que coincide con la fiesta de la primavera, es el inicio del tiempo. Tal como lo hicieron los revolucionarios franceses, se da en la obra un nuevo inicio, un nuevo arjé en la vida. Tanto Francia como Fausto, están emprendiendo algo nuevo en esta metáfora de la primavera de la humanidad. Fausto en su laboratorio, como Francia con su guillotina. La alquimia para Fausto, como las ideas luminosas de los revolucionarios franceses propulsan un nuevo inicio. De este modo se piensa que la revolución, es en cierto modo una nueva Revelación, por ello…
suspiramos por una Revelación,que en ninguna parte brilla más augusta y bellaque en el Nuevo Testamento. (1217-1219)5
Esta Revelación se encuentra en moldes lingüísticos ajenos al alemán, por lo tanto, pasar de la Revelación, a la Revolución, es como pasar el griego al alemán:
Siéntome impulsado a consultar el texto primitivo,a verter con fiel sentidoel original sagradoa mi amada lengua alemana. (1220-1223) 6
Esta Revelación, ya traducida a Revolución cambiará todo el curso de la teología, la cual es mal vista por Fausto.
Con ardiente afán ¡ay! estudié a fondo ...por mi mal, la teología; (334,336) 7
Fausto hará el mismo camino emprendido por Lutero. No puede ser otro por la educación del autor, en un luteranismo que se venía cayendo. La alquimia de Fausto, no es otra cosa que la libre interpretación de la “Biblia”, sin intermediarios de ninguna clase.
Escrito está: “En el principio era la Palabra” …Aquí me detengo ya perplejo. ¿Quién me ayuda a proseguir?No puedo en manera alguna dar un valor tan elevado a la palabra;debo traducir esto de otro modosi estoy bien iluminado por el Espíritu. (1224-1228)8
Todo se basa en una traducción, pero la traducción carece de los conceptos básicos de lo que se habla. Una cosa es el Logos (λογος) griego, otra cosa es “das Wort” alemán. Una cosa es la Persona del Logos y otra la simple palabra o Wort alemana. Para el romántico no existe la Persona, solo tenemos el individuo y éste enquistado en el ich. Fausto como un pésimo Lutero, al cual conoce dado que lo ha estudiado, comete un grueso error de apreciación “inspirado por el espíritu”. De este modo el razonamiento siguiente no hace sino desmenuzar el error inicial:—Escrito está: “En el principio era el Pensamiento”.... Medita bien la primera línea;que tu pluma no se precipite.¿Es el pensamiento lo que todo lo obra y crea?.... (1229-1232) 9
Pensamiento (der Sinn) es otra posible traducción del Logos en este inicio o arjé (αρχη), al que los alemanes llaman Anfang. Pero la miopía de Goethe, se maneja por su época, la de la diosa Razón, a la cual no está dispuesto a presentar su adoración. Una cosa es la Razón divina y otra la torpe razón humana. Una es el Logos, la otra es un muñeco de un ser rebelado contra toda Revelación, por medio de su Revolución, la cual es su nuevo arjé. En la lógica de Goethe, ¿qué “Revolución-Revelación” puede hacer el Sinn o la Razón?
Debiera estar así: “En el principio era la Fuerza”.... (1233)10
De la Palabra se pasó al significado de dicha palabra, ahora se pasa al die Kraft, que es la fuerza o el poder que emana el Logos. Nadie puede discutir que el Hijo del Padre no tenga poder para hacer el cosmos o en términos escolásticos, no sea la total potencia del Padre, pero en la letra de la Revelación no lo ejecuta por su poder, sino por el Logos. Pero aquí estamos en la “Revolución-Revelación”:
Pero también esta vez, en tanto que esto consigno por escrito,algo me advierte ya que no me atenga a ello.El Espíritu acude en mi auxilio.De improviso veo la solución,
y escribo confiado: “En el principio era la Acción.” (1234-1237) 11
El viejo protestante Goethe, es idéntico a todos los protestantes cuando leen la Revelación. Sienten particularmente el influjo del Espíritu, sin mediación que regule su interpretación. En esto consiste la protesta luterana. Libre interpretación. Libertad. Esta libertad está inspirada por el Espíritu, aunque se afirme el disparate más grande que se les pueda ocurrir. Aquí está el ejemplo de lo que afirmamos. Del Logos inicial, llegamos a die Tat, el acto o la acción en esta alquimia revelativa y debe llamarse acto, pues el proceso se realizó. Es el proceso de la “Revolución-Revelación”.
Si la acción es el nuevo dios, las normas cambian, pues es actividad incesante, por lo tanto se abre un nuevo camino. El artista, cual otro Elías se sube al carro de fuego, al Feuerwagen, que lo transporta no por la materia sino por lo etéreo, lo divino:
Un carro de fuego flota sobre alas ligeras.¡Ven a mí! Me siento listo,Para penetrar el éter por un nuevo camino,Hacia nuevas esferas de actividad pura.¡Esta alta vida, esta dicha divina! (702-706)
Las implicancias de esta interpretación, señala toda la revolución romántica. El mundo o la historia es un gigantesco atanor, donde se producen los procesos que el sabio experimenta. Lo único que vale en dicho proceso, es el resultado final, el cual deja de ser final, sino inicio, arjé. Por lo tanto, la acción engendra el pensamiento, el Logos, pues quedó demostrado, que se llegó a “la piedra filosofal” que con tanta desesperación se estaba buscando. Este acto señala el pensamiento o la teoría para llegar a él sin error, y de ambos tanto acto como pensamiento se da la procesión final que le dio origen. Es la trinidad católica invertida. El Espíritu engendra el Logos y de ambos procede la Verdad. Ya no es la Verdad que engendra el Logos, de donde procede el Espíritu activo.
Estamos en el retrato filosófico y realista de la Revolución Francesa. La guillotina engendra la ideología y esta pasa a ser verdad.
De este modo nacía un nuevo evangelio, el del romanticismo, que es la consecuencia histórico-cultural, de la revolución de Lutero, asociada a las logias con su propia filosofía kantiana.
Del significante, se pasa a lo significado, del creador a lo creado. Este acto señala la creación como el pivote. Estamos en el icono de Friedrich. Goethe tuvo la lucidez de describir sin tapujos, este Nuevo Evangelio de la Volksgeist.
Con el andar del tiempo, este romanticismo ingresará en la teología católica, alumbrando la “pastoral”, o sea, una acción que señala el pensamiento para llegar a la Verdad. Otro evangelio invertido y de estirpe bien romántica.
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1 In Lebensfluten, im Tatensturm // Wall ich auf und ab, // Wehe hin und her! // Geburt und Grab, // Ein ewiges Meer, // Ein wechselndes Wehen, // Ein glühend Leben, // So schaff ich am laufenden Webstuhl der Zeit // Und wirke der Gottheit lebendiges Kleid.
2 Flieh! auf! hinaus ins weite Land!
3 Und dies geheimnisvolle Buch, // Von Nostradamus’ eigner Hand, // Ist dir es nicht Geleit genug?
4 Erkennest dann der Sterne Lauf, // Und wenn Natur dich unterweist, // Dann geht die Seelenkraft dir auf, // Wie spricht ein Geist zum andren Geist.
5 Wir sehnen uns nach Offenbarung, // Die nirgends würd’ger und schöner brennt // Als in dem Neuen Testament.
6 Mich drängt’s, den Grundtext aufzuschlagen, // Mit redlichem Gefähl einmal // Das heilige Original // In mein geliebtes Deutsch zu übertragen.
7 Habe nun, ach! Philosophie, // … // Und leider auch Theologie.
8 Geschrieben steht: „Im Anfang war das Wort!” // Hier stock ich schon! Wer hilft mir weiter fort? // Ich kann das Wort so hoch unmöglich schätzen, // Ich muß es anders übersetzen, // Wenn ich vom Geiste recht erleuchtet bin.
9 Geschrieben steht: Im Anfang war der Sinn. // Bedenke wohl die erste Zeile, // Daß deine Feder sich nicht übereile! // Ist es der Sinn, der alles wirkt und schaffi?
10 Es sollte stehn: Im Anfang war die Kraft!
11 Doch, auch indem ich dieses niederschreibe, // Schon warnt mich was, daß ich dabei nicht bleibe. // Mir hilft der Geist! Auf einmal seh ich Rat // Und schreibe getrost: Im Anfang war die Tat
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