Calesita

lunes, 26 de septiembre de 2022

¡Cuidado con los rígidos!

La Revolución Vaticana, como un hongo que crece al margen de la realidad que lo rodea, y se nutre de la descomposición de un Vaticano II en su peor período, como es el actual, ha elaborado sus propios vocablos. Uno de ellos es el rígido.
Los rígidos son necesarios. Guardan toda la información del pasado, y operan en las aplicaciones, si bien ahora aparecieron los rígidos móviles.
El “rígido” de la “Revolución Vaticana” es un grave problema, no sólo porque el porteño Bergoglio lo repite sin cansancio, sino porque es el que detiene la Revolución.
Con rígidos no existe praxis revolucionaria.
El porteño Bergoglio es un auténtico jesuita ignorante. No sabe teología, no sabe historia, como un buen iconoclasta protestante, detesta la filosofía, su exégesis suele ser ridícula, solo se alimenta de la praxis.
Este es el talón de Aquiles de esta Revolución, adolece de una teoría revolucionaria. Desmontar las ideas del porteño Bergoglio es lo más simple, y ya ni nos preocupamos de hacerlo.
Que el porteño es hereje, lo saben hasta sus compinches del Vaticano.
Que el porteño es un cismático, lo dice él mismo.
Que el porteño es un masón, lo dicen sus palabras sobre el cambio climático, y sobre su poliedro religioso en cuanta ocasión se le presente.
¿Queda ya algo para descubrir?, entiendo que no. Hacerlo es perder el tiempo.
Todas las cartas del antipapa Bergoglio en este juego del truco argentino están sobre la mesa, sabemos que no tiene "envido" y canta "truco" con tres cuatro.
Que el porteño se basa en la mafia lavanda para sostenerse en el poder, lo gritan las piedras.
Que el porteño hace política, lo saben hasta los mismos bergoglianos. Jamás imaginé un porteño ignorante y a la vez miembro de los jesuita, los cuales ya han mutado en una feroz secta. Todos los días es lo que se contempla. 
La Revolución tiene sus etapas
El porteño ya no sale a visitar a sus amigos pentecostales. Comer kashrut con sus amigos rabinos, ya no es frecuente. Los ortodoxos fueron los primeros en tildarlo de archihereje, motivo por el cual, el porteño se ha retirado a su trinchera, compuesta por homosexuales, pedófilos e ignorantes como él.
Estamos en la última etapa de esta torpe Revolución, donde todos los días vemos lo limitado de sus pretensiones. La cháchara de su política globalista. Las alabanzas a la vacuna anticovid. La "ternura" misericordiosa para expulsar "rígidos". El indigenismo anglosajón a trasmano de la historia, y sobre todo, el vacío que siempre lo rodea.
Y no es para menos, pues monta una religión nueva con todo el lumpen del que que siempre se rodea, cuando sale de caza por las periferias.


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