Calesita

martes, 28 de agosto de 2018

Otro fracaso

Otro estrepitoso fracaso del obstinado Bergoglio ha sido su viaje a Irlanda. Para este circo irlandés se pusieron en juego 32 millones de euros, de los cuales no llegaron a cubrir el costo faltando unos días de su visita.
Este promocionado encuentro para las familias contó con unas doscientas personas en su escandalosa apertura, ejecutada por el cardenal prohomosexual Vincent Nichols. Para esta parodia del lobby gay, nadie se presta, ni católicos ni hombres sensatos.
Los ornamentos “sacros” hacen alusiones paganas, como era de esperarse.

La misa de Bergoglio en Dublin contó con la escasa presencia de 130.000 personas, sin embargo Sergio Rubin de Clarín vio 500.000 asistentes. ¡Qué ojo de lince!

También como era previsible en este otro fracaso, todas son palabras, bla, bla, bla... Y lo entendemos, si emprende una sola acción contra este lobby gay, Francisco es hombre muerto. El astuto porteño ha quedado sin respuestas, encerrado en su propio círculo de amigotes, que lo llevan según sus intereses.
Otro capítulo se abre con la denuncia del cardenal Viganó, nuncio en Estados Unidos desde el 19 de octubre de 2011 hasta el 16 de abril de 2016, quien le contó a Bergoglio los abusos del homosexual McCarrick, sin que Francisco moviera un dedo. Todo tiene su lógica, McCarrick fue un sostenedor de su papado, al igual que Maradiaga. ¿Cómo atacar hombres tan valiosos? Solo lo destituye cuando el escándalo estalla, como diciendo:
Ya no puedo hacer nada para dejarte.
La carta donde Viganó relata su diálogo con Bergoglio, notificándole la escandalosa conducta de McCarrick, fue calificada de bomba atómica por algunos observadores. Como si no se supiera lo que sucede en dicho ámbito.
Para el pobre Bergoglio las cosas han empeorado ostensiblemente, lejos de su masa como lo vemos en la soledad de Dublin. El hombre vestido de blanco, porque es la moda del protocolo, no consigue adhesiones ni representa el sentir de los católicos. Es su desolación.
Su caída parece cuestión de breve tiempo. Se afirma que se le ha pedido la renuncia por parte de algunos cardenales. Hasta el Washington Post lo ha hecho en sus páginas. Su figura es molesta en todos los ambientes; pero el anciano Bergoglio es obcecado, posiblemente desee saborear algún otro fracaso.
Solo falta que la alicaída jerarquía episcopal argentina le envíe una carta de apoyo, así todo el volumen de caída se hace completo.
Y mientras tanto, unos se preguntan cómo se sale de este lodazal al que nos llevó el lobby gay; parecen ignorar que existe una sola salida: la excomunión contra todo clérigo homosexual. Es la única forma de hacer una verdadera Iglesia, todo esto es puro circo.



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