Una jugada maestra
por Tony Velázquez Ruiz
Paco I, siempre sueña con su Flores amada, la cual pertenece a un barrio porteño, y por casualidad está ubicado en la Argentina.
Años de trabajo le dio hilvanar su poder en todo el territorio. No voy a historiar todas sus decisiones, pues Paco en la América Latina pisa fuerte, no así en la de habla inglesa, idioma que no conoce ni piensa estudiar, no porque no le falten cualidades, sino porque le es una pérdida de tiempo. Para lo único que le sirvió el inglés, es para enviarle una carta a Macri. Todo una befa.
El cardenal Poli, (“Mongo Aurelio” para los íntimos), disciplinado pero sumiso hasta el colmo, presentó su renuncia para jubilarse con la paga mínima de cardenal. Muchos se relamían luego de años de agacharse y chupar medias, esperando el purpurado argentino, pero la decisión cayó en lo insólito, García Cuerva.
El el famoso blog, donde te esperan con la botella abierta, no paran de proferir insultos contra Paco I. ¡Paren la mano muchachos! Miren bien las cosas. El nombramiento fue una jugada maestra, ni a Maquiavelo se le ocurriría algo mejor. Analicemos fríamente el caso.
El sargento García es un buen maricón, motivo por el cual, exultará de alegría el gigantesco 0,20 % de toda la población argentina y llevará adelante el sínodo a pedir de boca, detalles que los muchachos de la botella parecen no dar mucha importancia.
El sargento García mantendrá la prensa conservadora a distancia, pues nadie quiere ser homófobo, los periodistas tampoco, pues están inmersos en el último hito de la avanzada civilización: la inclusión.
El sargento García, según dicen "los de la botella", “es del palo” de Massa, algo que tal vez no sea tan así, aunque todos sabemos de qué palo se trata.
El sargento García enfrentará al próximo gobierno, el cual tendrá muchos colores, excepto el del “palo peronista”, con lo cual, Paco I, se garantiza una resistencia activa, sin prensa opositora, donde pueden regresar los nostálgicos de los fierros, que siempre sueñan con lo años setenta, que tan malos recuerdos le traen al Curro. De este modo, por un lado socava la base del futuro gobierno conservador, poniéndose al frente de las reivindicaciones de "los más pobres"; y por otro lado, impondrá la revolucionaria agenda LGBT en la vetusta iglesia argentina. Como decía un risueño corto televisivo argentino:
—Semilla de maldad.
Ya la prensa elogia a García (el cuervo):
—“¡Es un cura villero!,”— gritan entusiasmados. A la prensa le cae bien, (es inclusivo). No es rígido, no es conservador, no es un “neocón” cualquiera, todo lo opuesto, es revolucionario. Por el contrario otros dirían con sus malas lenguas:
—¡Bah! Otro revolucionario de cartón. Además, ¿cuántos revolucionarios gays conocemos?
Dice Paco I que el año próximo visitará la Argentina. ¡Mentira! No viene de visita, viene a celebrar su triunfo. Así ingresará en Flores, que por casualidad queda en la Argentina, ceñida su frente de laureles, cual otro Pompeyo triunfador, en silla de ruedas sobre el carro de la victoria, tirado por augustos corceles, para refregárselo en la cara, a todos los prelados que se le opusieron.
Por supuesto, siempre están los detestables imprevistos. Que se venga a pique el avión mientras cruza el Atlántico. Que un “copito” le gatillee en la cara. Que un nazi detestable le ponga una bomba en la silla de ruedas. Son cosas que no pueden preverse, tan solo la Pachamama lo sabe.
De todos modos, las Potestades Infernales, brindan por su decisión, desde los agujeros negros del Kosmos, con ambrosía negra en copas de plástico descartable y reciclable, mientras los que ansiaban el cargo del jubilado Poli, recogen sus lágrimas en un odre.
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