Del
Evangelio del Quinto Domingo de Pascua, el cual habla de la oración
impetratoria, cobran sentido los tres días anteriores a la ascensión
de Jesucristo, como las tres Ferias de la Rogativas.
Escribe
Righetti en su Historia de la Liturgia:
La
alegría de la Quincuagésima pascual está interrumpida por las
solemnes procesiones de penitencia (rogativas), prescritas
oficialmente por la Iglesia durante este tiempo; es decir, la litania
maior, que tiene lugar el 25 de abril, fiesta de San Marcos, y las
litaniæ minores, que se celebran en los tres días precedentes a la
Ascensión. 1
Las letanías menores
o rogativas nacieron, por el contrario, en Francia, por obra de
San Mamerto de Viena, en el 470, y en poco más de un siglo estaban
ya difundidas en muchas diócesis de la alta Italia. En las ciudades
se hacían desde la catedral; en las campiñas, desde las iglesias
urbanas, a las cuales, por tanto, debían acudir el clero y el pueblo
de las iglesias inferiores, lo cual hacía muy numerosas e imponentes
aquellas procesiones.
El
recorrido generalmente era muy largo, pero fraccionado con paradas,
durante las cuales el pueblo podía descansar. Para que todos
tuviesen modo de participar, el triduo de las rogativas era
considerado, al menos en la primera mitad del día, como festivo.
Como la letanía mayor, así también las menores tuvieron por fin el
impetrar la bendición celestial sobre los frutos del campo, pero con
un carácter penitencial más acentuado, que en parte se mantuvo no
obstante su inserción en el gozoso tiempo de Pascua. 2
Con
la llegada de la reforma litúrgica llevada a cabo sin escrúpulos
por el masón Annibale Bugnini, hoy en boga y en plena decadencia,
estos días de Rogativas, fueron exterminados.
¿Por
qué no se hacen?
Parece
ser que ya no existen terremotos, ni maremotos; no se ven erupciones
volcánicas que cubren de cenizas el suelo; no existe el hambre ni
la peste; no se suelen dar inundaciones ni sequías; no existen
muertes violentas en las calles ni hay ya latrocinios; no mueren los
cristianos a manos de los infieles como en otros tiempos. No existe
el genocidio o la masacre del aborto. Los estados no ordenan matar
niños no suministrando la medicación. ¡Esto ya no existe! Estamos
en el mundo de jauja, por el cual, según la interpretación de
Bugnini, ya no son necesarias las rogativas. Esta es la razón para no pedir la intercesión de los santos.
A este mundo de jauja, le llegó la epidemia que produjo la desolación en los lugares sagrados.
A esta Argentina de jauja, le llegó la sequía con las consecuencias que padecemos.
El
mundo solo se salvará por la oración. No se salvará por el
utópico poliedro de Bergoglio.
En
este catolicismo moderno y protestantizado, del cual Bergoglio es su
exponente máximo, es la Iglesia triunfante un gran estorbo para erigirse en sumo sacerdote de las religiones mundiales, razón por la cual, es mejor no pedir la intercesión de los santos, tal como hizo en ese patético jueves 14 de mayo, rezando a un dios extraño.
Dejo
en primer lugar el texto latino de las rogativas, extraído del Liber
Usualis, 1962
A
continuación, una traducción del texto:
Texto
y canto de las letanías de los santos:
1
Mario Righetti. Historia de la Liturgia. Tomo I.
2
Ibídem.
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