Calesita

viernes, 5 de mayo de 2023

Breve comentario y crítica sobre Vaticangate de Vicens Lozano


«El complot ultra contra el papa Francisco y la manipulación del próximo cónclave», reza el subtítulo.

Antes de leer el libro, nos preguntamos si para este rumor, se necesita escribir nada menos que 423 páginas agobiantes. Es indudable que el autor desea dar forma de libro a las innumerables entrevistas que ha hecho.

Estamos ante un periodista, que por lo que escribe, es hombre de mundo. El mundo ama lo suyo (Juan 15,19) y Lozano ama Bergoglio.  Es un periodista  de estos que salen bien formados en el esquema mental de la socialdemocracia. Por tanto no debe extrañar que vea la realidad teniendo como pirata, tapado su ojo derecho. Así a lo largo de las páginas, no solo no logra disimular su ideología, a pesar de su esfuerzo en poner en boca de sus entrevistados sus propias opiniones, sino que sus tesis son reiterativas hasta el cansancio. Este ingenuo cree firmemente que la ideología socialdemócrata es el sentido común de esta desastrosa civilización occidental. Busca una infinidad de temas, pero difícilmente analice a fondo, uno en concreto. Superficial como todo periodista de masas.

Por tanto no se extrañe el lector de la calificación desacreditadora de sus adjetivos. Si el nominalismo marcó la decadencia de la escolástica, el calificativismo marca la decadencia de esta sociedad atrapada en un cuello de botella, al que llaman cultura. Por lo tanto hallaremos el mote “ultra” unas 168 veces, ya sea desde el título como ante los calificativos que le acompañan. Le sigue en saga el término "conservador", empleado 167 veces. Ya los próximos bajan de categoría. El apelativo “extrema derecha”, se emplea 33 veces y el "fascista", tan solo 23 veces. El término de "neocón" va al descenso con un empleo de solo 6 veces. No seguiré con mi ranking para no aburrir al lector con estadísticas de este tipo. En este tema recurro a su entrevista, con el Cardenal Müller, a quien le pregunta:

¿Son exponentes, Juan Pablo II y Benedicto XVI, de una doctrina tradicional que quiere ahora destruir el papa Francisco?

Responde Müller astutamente luego de una pausa:

Este vocabulario de tradicional y no tradicional no lo entiendo.

En el desarrollo de su obra, el autor se toma todo su tiempo, incluso para mandar saludos a un espía amigo.

De las actuales “izquierdas” posee una pésima visión , pues dice:

«...en Europa donde la izquierda se ha convertido en minoritaria, y donde la socialdemocracia agoniza en un mar de confusión, divisiones internas y desprestigio. Una izquierda incapaz de ofrecer alternativas a la crisis, que contemporiza con el avance del fascismo.»

Entonces, ¿cómo puede ser que una “izquierda” tan inútil halla entronizado al dios “Progreso” dentro de la civilización actual? ¿Quién es el responsable de ello? No busque una respuesta en el libro, pues la misma no existe.

De todo su complot contra un antipapa no conocemos en concreto quién lo hace. Tan solo se limita a una capa de sospechas tan amplia, que tal como se afirma, tal puede ser negada. Este tema dentro de su planteo está unido sin distinción alguna sobre la manipulación del próximo cónclave. Aquí el autor se soslaya sobre una serie de organizaciones y personajes, algunos de ellos en el mejor anonimato, sobre lo cual, el lector debe poner la fe en juego para pensar que no miente.

Unas hermosas páginas posee cuando habla del espionaje ya sea intramuros o extramuros, hasta encontrar un micrófono oculto en el Grand Hotel Plaza, en la Via del Corso. El mismo estaba bajo el mantel de la mesa donde hacía el reportaje, y fue descubierto por casualidad por el entrevistado.

Conocemos su what periodístico, pero al fin del libro seguimos ignorando el who, when y where. Sólo responde al why y ya sabemos que sabor tiene.

No todo es negativo. Comparto su visión acerca de la psicología del pedófilo, la cual indica la perversión de su personalidad. No comparto que esta perversión sea la cultura tradicional en la Iglesia. En mi vida me topé con un centenar de sacerdotes, pero solo dos encontré con esta lacra, sin contar sacerdotes acusados injustamente. Que la moral en los clérigos haya caído, es indudable, y todo gracias al Vaticano II, al que el autor alaba como un hito del Progreso.

Un silencio sepulcral se nota sobre la Argentina. El homosexual Zanchetta, condenado en Salta, no figura en su libro. La razón es obvia, aquí no se encuentran excusas para defender a Bergoglio. Nada de Grassi, nada de nada. Ni siquiera ha leído a Horacio Verbitsky, otro izquierdista como él, pero situado en la vereda de enfrente, para quien Bergoglio es un sucio represor. 

Se esmera para exaltar al Cardenal peruano Castillo, el cual es su candidato a Papa, hundiendo en el abismo a su oponente Cipriani.

En fin, todo una prédica para sus compinches. No logra convencer a sus oponentes, pues carece de una formación acorde para los temas que emprende. Por momentos llega a la difamación. El Cardenal Burke es presentado como el enemigo número 1 del antipapa, quien lo deja con el micrófono en la mano. Así lo leemos:

«Yo “solo” le había preguntado qué le parecía que todos los medios del mundo le tildasen de “enemigo número 1 del papa en la Santa Sede”. ». Quizá no fui lo bastante hábil. Con una mirada y una sonrisa burlona me dejó con la palabra en la boca.»

Poco hábil”, llama a un certero ataque frontal de entrada en un diálogo periodístico, y acto seguido lanza sus dardos contra él induciendo al lector, que Burke es homosexual.

Siguiendo su mismo método, yo puedo tildar de homosexual a Bergoglio, ya que posee un “secretario” gay como “Juanca” y en ocasiones llevó de la "manito" a otros homosexuales. Si bajo la rigidez se oculta la mundanidad, ¿qué podredumbre no se oculta bajo la laxitud?

Para aquel que busque lugares en Roma que sean de buen comer con exquisitos vinos acorde, el lector no quedará frustrado.

Para finalizar, hago mías las palabras de ese supuesto general que entrevista, con nombre falso:

«Veo que usted conoce algunos movimientos que estamos haciendo para devolver a la Iglesia adonde tiene que estar, pero en realidad no sabe casi nada.»

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