La Logia Vaticana, ya no sabe qué hacer. Es difícil caminar por tierra y a la vez nadar por mar. Es difícil cambiar la Fe y contener a los católicos para que no se escapen. Esta es la desesperación que los domina en medio de la soledad en que se encuentran.
El anciano y caduco Bergoglio hoy se encuentra atrapado entre dos frentes. El primero es que sus ideas no lograron entenderse a fondo. El segundo es que el pueblo católico no le responde. Todo esto hace difícil seguir con su agenda de transformaciones. Siempre hizo gala de poseer una teología popular, pero sucede que ya su figura es antipopular y las plazas vacías de San Pedro lo demuestran.
Sus achaques de salud lo obligan a una ida y vuelta secreta al Gemelli, si bien la última que se conoce, fue dramática, pues llegó con un infarto y al borde de la muerte. Él tiene a su flanco un enfermero de confianza. ¿Acaso lo tiene porque sabe que puede salvarlo en momentos de peligro? Nada de eso. El ancianito Bergoglio teme por su vida, pues en cualquier momento, sabe que la Logia Vaticana lo puede mandar al juicio divino y el enfermero de confianza es su única garantía.
Indudablemente la Pachamama no encaja con la Misa Gregoriana. Esto lo sabe hasta un chico de primera comunión. Pero el anciano Bergoglio es tozudo y rígido en sus opiniones, ya que la masonería no lo perdonaría si las cambiara.
Gran problema para esta Nueva Fe: ¿cómo hacer que la Pachamama encaje en el rito latino? Todo un problema, que ningún jesuita pudo resolver. Por lo tanto, no queda otro camino que suprimir el rito latino tradicional.
Primero se pensó que el rito latino tradicional era una moda. Pero mientras ellos miraban quienes los seguían con cara de lástima, sucedió que la moda tomó cuerpo e hizo entrar en pánico la Logia Vaticana.
El anciano Bergoglio ya se siente fuera de lugar, y no es para menos, pues ha perdido la Fe, al parecer, desde hace mucho tiempo. Ha perdido el “pueblo” católico que lo esquiva, ha perdido la administración vaticana, que no hace nada sin una nota por él firmada. Todo cuanto dice, confirma hasta los ateos, quienes afirman que es un hombre hueco y vacío de contenido.
¿Pero cómo hacer para suprimir cosas que cuando se suprimen vuelven a crecer? ¿Qué es esto que se da orden de suprimir, y se le busca la vuelta para que continúen? El anciano Bergoglio se sacó la careta y hace tiempo que tiró la nariz de payaso con la cual se hacía el popular. Ahora muestra una cara arrugada, triste y bien envejecida, lista para la tumba.
Más paradójico no puede ser, que un anciano a lo Bergoglio, imponga a los jóvenes lo que él cree novedoso y estos no le hagan caso.
Por tanto los sesudos masones de la Logia Vaticana, sacaron otro mote, tan viejo que en breve cumplirá un siglo de vejez: tenemos una Nueva Teología.
Para ellos, como para los modernos del siglo pasado, esta Teología era “Nueva”, puesto que ha cambiado y seguirá cambiando, pues (a ver si lo aprenden de una vez), “el tiempo es superior al espacio”. Todo evoluciona, y la teología es un vulgar espacio que no escapa al proceso del tiempo.
«Es una manera de aplicar el principio de la Nueva Teología: “Una doctrina que ya no es actual, ya no es verdadera”» i
Siguiendo esta tesis de la Nouvelle Théologie, acontece que la misma tiene un siglo, por lo tanto ya no es actual, y como consecuencia, ya no es verdadera.
Decía Garrigou-Lagrange en el siglo pasado:
«Estas definiciones sólo buscan reconciliarnos con el modernismo.» ii
Pero acontece que el modernismo, mal que le pese a los jesuitas, pasó de moda. Hoy la sociedad occidental ingresó a raudales en el ultramodernismo. De allí que la feroz Logia Vaticana, debe decir, si esta teología es la Nouvelle Théologie del siglo pasado, o si es otra. De nada sirve hacer silencio.
De toda la Logia Vaticana, el alumno más adelantado es el ancianito Bergoglio, quien sí ingresó en la ultramodernidad, y lo descubrimos por la propuesta surrealista, de instaurar un rito amazónico. La Pachamama marca la ultramodernidad y los absurdos propios de esta época, a tal punto, que podemos decir, que el surrealismo no ha muerto. Al menos vive en los bergoglianos.
Las “viejas teologías” trabajaban en base a un teocentrismo. Dios era el centro del universo. Para San Buenaventura, Cristo es el centro del cosmos material y espiritual. La Nueva Teología, se caracterizó por colocar al hombre en el centro del cosmos. Esta fue la mística de Teilhard de Chardin. Este es el antropocentrismo moderno. La Nouvelle Théologie es antropocéntrica. En cambio la misa tridentina es teocéntrica. Esta es la diferencia insondable.
La Nouvelle Théologie, ya es más vieja que el caduco Bergoglio. ¿Por qué motivo? Porque el tiempo es superior al espacio, (a ver si lo aprenden de una vez). Con este fluir del tiempo, hoy ya no vivimos en la modernidad, ella es cosa del pasado y de los ancianos que tomaron el Vaticano por asalto, hoy cruzamos el milenio. Hoy se vive en la ultramodernidad, donde el cosmos ya no tiene centro, porque este es “vacuo”, el cosmos hoy es “acéntrico”. Por lo tanto, la Nouvelle Théologie antropológica, ya es vieja y pasada de moda. Tiene razón la Logia Vaticana al decir que la Teología cambió, pues ya no es antropocéntrica, por lo tanto el rito del masón Bugnini, llamado vulgarmente Novus Ordo, ya pasó de moda.
Lo que hace viejo a un rito basado en el hombre, es el paso del tiempo. Por lo tanto, se debe buscar un rito que vaya más allá del tiempo. Un rito que supere la vetusta evolución. Dios no evoluciona, pues es pura Actualidad. En el mundo latino, solo existe un rito que escapa al tiempo, es el rito tridentino, todas las inculturaciones de los jesuitas, son payasadas ejecutadas en un tiempo, del cual no aprendieron a poder escapar.
A todo esto, si el tiempo es superior al espacio, ¿a qué inculturar? ¿Acaso la inculturación no responde también al espacio más que al tiempo?
El rito tridentino, al ser teocéntrico, es Actualidad pura, de allí que su teología es universal, tanto en el espacio como en el tiempo. Por este motivo, la moda del Novus Ordo ya no le sirve a los jóvenes.
Toda Nueva Teología, anclada en el rito amazónico, es tan solo un sueño, un sueño surrealista que solo se basa en el absurdo de la ultramodernidad.
Conclusión práctica
Cuando alguien te diga que “cambió la Teología", pregúntale simplemente:
¿A qué teología se refiere? ¿A la teocéntrica del catolicismo, a la antropocéntrica del modernismo, o a la acéntrica de la ultramodernidad?
ii Ibídem.
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