Calesita

martes, 29 de mayo de 2018

La profecía de Paulo IV


La crisis presente de esta Iglesia, fue preanunciada hace mucho tiempo por los mensajes del cielo. Sucede que todos estos mensajes se arrojaron al basurero, porque nos decían estos sabihondos, que la fe no requería de ellos. Entre ellos se encuentra el otrora Card. Ratzinger, que es aún hoy Benedicto XVI.
Así nos enseñaban que eran revelaciones privadas, opuestas a la Revelación de la Fe. Estos genios de la teología, no lograban discernir entre la Revelación eterna y la profecía temporal y oponían la eternidad con el vulgar mensaje temporal, pues le era contrario.
Los mensajes no aludían a la Revelación, sino al camino con el cual esta Revelación debía tropezar. Esto es profecía. Acontece que el profeta, para ser profeta, debe ser perseguido, pues a quienes va dirigida la profecía nunca comprenden su esencia.
Una cosa es la esencia y otra muy distinta es la existencia. La Tradición es nuestra esencia, pero el Camino de dicha Tradición es nuestra existencia. Los mensajes del cielo aludían a la existencia, al Camino, cosa que molestaba, pues estorbaba las veleidades de muchos.
Así como existieron oráculos en el Antiguo Testamento, existen oráculos en el Nuevo Testamento, fuera de toda Tradición escrita u oral, pues no atañen a su esencia, sino a la vida que dicha esencia debe transmitir.
A estos ciegos no se les puede hablar de aparicionismo, pues salen diciendo como Bergoglio, que son simples correos, y solo admiten lo que la estructura eclesial afirma.
BULA PROFÉTICA
De este modo y para toda esta gente, apelo a un escrito realmente profético firmado por Paulo IV, quien preanuncia estos tiempos y otorga las herramientas para enfrentarlos.
Para interpretar una profecía, se debe ser profeta de algún modo, esta es la causa por la cual el escrito fue pésimamente interpretado por los sedevacantistas. Como reflejé en otros contenidos, el sedevacantismo entre Juan XXIII y Benedicto XVI, es una gigantesca estupidez, es un pozo en la cual cayeron muchos ciegos.
Una cosa es el error, y otra la herejía. Se puede cometer un error, pero construir una estructura basada en dicho error, ya es herejía. Muchos sacerdotes y prelados comenten errores, pero de ningún modo son herejes ni pretenden construir una herejía.
Hoy tenemos un sedevacantismo de facto y no de jure, por las razones que ya expuse en otros artículos, como ser una renuncia a la forma del papado, pero no a su materia; y un papa electo que manifiesta abiertamente haber caído en herejía doctrinal y moral.
Por este motivo expongo este texto polémico pero real, surgido de las entrañas mismas de la Iglesia. Me refiero a la Bula Acerca del peligro de autoridades heréticas, escrita por Paulo IV en 1559. Luego de este somero análisis, dejo sobre el final el texto bilingüe completo; el cual fue tomado de Documenta Catholica Omnia.
La Bula no es a mi criterio una exposición de infalibilidad pontificia, ni mucho menos un dogma, sino mas bien un escrito de sentido común,
Para algunos es un escrito jurídico, no contradigo esta opinión; pero la ley se basa en la disciplina, la disciplina se basa en el orden y el orden se basa en la doctrina. Nótese como todo está relacionado.
Por todos estos motivos llamo a este escrito: profecía. En ella se hallan los elementos útiles para responder a las situaciones críticas de nuestro tiempo.
LA BULA
En el Exordio se afirma que es obligación del Papa:
1. Poseer una asidua vigilancia.
2. Excluir del rebaño de Cristo ...para que no prosigan con la enseñanza del error ...aquellos que en estos tiempos:
a. ya sea por el predominio de sus pecados;
b. aquellos que se levantan contra la disciplina de la verdadera Fe de un modo realmente perverso;
c. aquellos que trastornan con recursos malévolos y totalmente inadecuados la inteligencia de las Sagradas Escrituras.
Todos estos desprecian ser discípulos de la Verdad.
Hoy hallamos los mismos síntomas de esta enfermedad, pero la clerecía que tiene en sus manos la Iglesia, ni vigila ni separa, y oculta bajo la alfombra a los que son denunciados por el predominio de sus pecados.
Desde el irresponsable Juan XXIII hasta la fecha que no se separa de la iglesia a estos desviados, excepto los que cuestionan esta decadencia.
Sin embargo hoy este mal llega al clímax por su § 1: Más alto está el desviado de la Fe, más grave es el peligro. ¿Qué más alto puede estar, que oficiando falsamente de Vicario de Cristo?
¿Y si este desviado de la Fe fuese “papa”? Afirma la Bula: que si fuese encontrado desviado de la Fe, podría ser acusado.
Bergoglio ya es fácil blanco de acusaciones, las cuales pululan numerosas todos los días, y se ataja diciendo que se puede criticar al papa. No Bergoglio, esto no es así.
Primero se le presentaron dudas, luego se le hicieron correcciones, hoy hacemos acusaciones, y de ningún modo son críticas. Críticas eran al inicio, ahora que ningún espíritu demoníaco cambie la carátula de lo que se le enrostra a Bergoglio.
¿Por qué hacemos acusaciones?
...para que no acontezca algún día que veamos en el Lugar Santo la abominación de la desolación, predicha por el profeta Daniel;...
Con Bergoglio, Kasper, Marx, Cupich, Maradiaga y Malley la desolación está a las puertas del Vaticano, bajo la mirada impávida e ineficiente de nuestros timoratos cardenales, que ya se parecen a perros mudos, o mercenarios.
Esto motiva lo que se afirma en el § 2:
1. ...aprobamos y renovamos todas y cada una de las sentencias, censuras y castigos de excomunión, suspensión, interdicción y privación, u otras, de cualquier modo adoptadas y promulgadas contra los herejes y cismáticos...
2. ...queremos y decretamos que dichas sentencias, censuras y castigos, sean observadas perpetuamente (ac perpetuo)... y deben permanecer con todo su vigor.
3. Y queremos y decretamos que todos aquellos que hasta ahora hubiesen sido encontrados, o hubiesen confesado, o fuesen convictos de haberse desviado de la Fe Católica, o de haber incurrido en alguna herejía o cisma, o de haberlos suscitado o cometido; o bien los que en el futuro se apartaran de la Fe... o lo confiesen, o lo admitan, de cualquier grado, condición y preeminencia, incluso Obispos, Arzobispos, Patriarcas, Primados, o de cualquier otra dignidad eclesiástica superior; o bien Cardenales, o Legados perpetuos o temporales de la Sede Apostólica, con cualquier destino;... en fin queremos y decretamos que cualquiera de ellos incurra en las antedichas sentencias, censuras y castigos.
En el § 3 se priva ipso facto de todo oficio eclesiástico cuando se incurre en herejía o cisma.

Este punto es esencial, pues quien cae en herejía de alguna forma, como lo muestra elocuentemente la fotografía donde Bergoglio se arrodilla ante los pastores pentecostales, quien cae en este tipo de herejía, pierde ipso facto toda su autoridad, de nada sirve ahora que se lo eleve a la silla ocupada de Pedro. 

Por ello se dice que automáticamente caen todos sus títulos:
...quedarán privados ... de sus jerarquías, y de sus iglesias catedrales, incluso metropolitanas, patriarcales y primadas; del título de Cardenal, y de la dignidad de cualquier clase de Legación, ...
Pero no solamente caen ipso facto los títulos:
...quedarán privados ... además de toda voz activa y pasiva, de toda autoridad,...
También pierden toda su autoridad en el cuerpo de la Iglesia:
...quedarán privados ... de toda autoridad,...
Para que esta pérdida de cargos, enseñanzas o autoridad no se requiere un trámite burocrático previo, como ser un concilio como afirma el artista del arte de besar, "Tucho"; no se requiere sínodo, ni consistorio, pues se afirma expresamente:
...sin necesidad de ninguna instrucción de derecho o de hecho,...
La causa de esta medida extrema es grande, pues es un gran crimen...
...con su prevaricación pecan más gravemente que los otros, pues que no sólo se pierden ellos, sino que también arrastran consigo hasta la perdición los pueblos que les fueran confiados
Esta Constitución no es transitoria ni posee tiempo de expiración, pues la Fe no es transitoria y su envase no tiene fecha de vencimiento:
...esta Nuestra Constitución, válida a perpetuidad, contra tan gran crimen -que no puede haber otro mayor ni más pernicioso en la Iglesia de Dios-...
Por último esta pérdida de autoridad total no posee por arrepentimiento un regreso a su primera autoridad, pues...
...siendo del todo contrarios e incapacitados para tales funciones, serán tenidos además como relapsos y exonerados en todo y para todo, incluso si antes hubiesen abjurado públicamente en juicio tales herejías. Y no podrán ser restituidos, repuestos, reintegrados o rehabilitados, en ningún momento, a la prístina dignidad que tuvieron,...
Y continúa la dureza de esta bula afirmando que las autoridades eclesiales caídas en herejía...
...serán tratados y estimados, y además evitados como relapsos y exonerados, de tal modo que habrán de estar excluidos de todo consuelo humanitario.
En el § 5 se excomulga ipso facto a todos los que favorezcan a herejes o cismáticos:
Incurren en excomunión ipso facto todos los que conscientemente osen acoger, defender o favorecer a los desviados o les den crédito, o divulguen sus doctrinas; sean considerados infames,...
Por otra parte, quienes estén bajo dicha autoridad, caducada por herejía...
... nadie estará además obligado a responderles acerca de ningún asunto.
En § 6 se declara la nulidad de todas las promociones o elevaciones de desviados en la Fe.
Por dicha lógica, Bergoglio en ningún instante fue Papa, pues su elección fue y es nula:
Agregamos que si en algún tiempo aconteciese que un Obispo, incluso en función de Arzobispo, o de Patriarca, o Primado; o un Cardenal, incluso en función de Legado, o electo Pontífice Romano que antes de su promoción al Cardenalato o asunción al Pontificado, se hubiese desviado de la Fe Católica, o hubiese caído en herejía, o incurrido en cisma, o lo hubiese suscitado o cometido, la promoción o la asunción, incluso si ésta hubiera ocurrido con el acuerdo unánime de todos los Cardenales, es nula, inválida y sin ningún efecto; y de ningún modo puede considerarse que tal asunción haya adquirido validez, por aceptación del cargo y por su consagración, o por la subsiguiente posesión o cuasi posesión de gobierno y administración, o por la misma entronización o adoración del Pontífice Romano, o por la obediencia que todos le hayan prestado, cualquiera sea el tiempo transcurrido después de los supuestos antedichos.
Tal asunción al papado por parte de Bergoglio es ilegítima, por tal motivo sus encíclicas, enseñanzas, homilías son inválidas y carecen de fuerza, si bien, ya para algunos de nosotros son causa de jocosidad:
Tal asunción no será tenida por legítima en ninguna de sus partes, y no será posible considerar que se ha otorgado o se otorga alguna facultad de administrar en las cosas temporales o espirituales a los que son promovidos, en tales circunstancias, a la dignidad de obispo, arzobispo, patriarca o primado, o a los que han asumido la función de Cardenales, o de Pontífice Romano, sino que por el contrario todos y cada uno de los pronunciamientos, hechos, actos y resoluciones y sus consecuentes efectos carecen de fuerza, y no otorgan ninguna validez, y ningún derecho a nadie.
Los laicos no estamos obligados a obedecer a estos nuevos desviados de la Fe, como se muestran en la Argentina a los hijos predilectos de Bergoglio: Poli, Ojea, Colombo y otros. Estos, por apoyo incondicional a las herejías de su “papa negro”, adolecen de todo derecho eclesial sobre nosotros. Nadie nos puede obligar por obediencia a cambiar nuestro Fe: ni un sacerdote, ni un obispo, ni un cardenal, ni un papa negro, ni un ángel del cielo.
Esta decisión de sentido común, la hallamos en el § 7, donde se nos enseña que los fieles no deben obedecer sino evitar a los desviados en la Fe.
La consecuencia de haberse desviado de la fe no requiere ningún tipo de declaración:
...sin necesidad de hacer ninguna declaración ulterior,...
Y su causa es la siguiente:
...están privados de toda dignidad, lugar, honor, título, autoridad, función y poder;...
Desobedecer a tales personas es perfectamente lícito:
...y séales lícito en consecuencia a todas y cada una de las personas subordinadas... ...sustraerse en cualquier momento e impunemente a la obediencia y devoción de quienes fueron así promovidos o entraron en funciones, y evitarlos como si fuesen hechiceros, paganos, publicanos o heresiarcas,...
Avanza la misma bula, haciendo lícito la fuerza secular para quitar estos herejes del cuerpo de la Iglesia:
...(séales lícito) requerir el auxilio del brazo secular, y no por eso los que se sustraen de ese modo a la fidelidad y obediencia para con los promovidos y titulares, ya dichos, estarán sometidos al rigor de algún castigo o censura, como sí lo exigen por el contrario los que cortan la túnica del Señor.
La obediencia será restituida cuando cese la causa de dicha desobediencia:
lo que no obsta que estas mismas personas hayan de prestar sin embargo estricta fidelidad y obediencia a los futuros obispos, arzobispos, patriarcas, primados, cardenales o al Romano Pontífice, canónicamente electo.
El resto de los párrafos 8 y 9 son de forma, tan solo cierro con el párrafo 10:
Por lo tanto, a hombre alguno sea lícito infringir esta página de Nuestra Aprobación, Innovación, Sanción, Estatuto, Derogación, Voluntades, Decretos, o por temeraria osadía, contradecirlos. Pero si alguien pretendiese intentarlo, sepa que habrá de incurrir en la indignación de Dios Omnipotente y en la de sus santos Apóstoles Pedro y Pablo.
CÓMO ACTUAR
La gran pregunta del laico en estos momentos difíciles, es saber cómo moverse.
El mismo Bergoglio presenta sin saberlo la solución. Todo se basa en el discernimiento. El problema es que se debe tener un criterio muy distinto del bergogliano para adoptar ciertas medidas. El criterio tiene su base en la teología que genera un orden dentro de la iglesia.
Mientras todo se mueva en aguas de borrajas, el primer criterio es elegir al sacerdote sin pecados y escándalos manifiestos, afianzado en el orden establecido, sin excesos de ningún tipo, desechando tal vez algún que otro error que pudiese escapársele.
Errar es humano, ser hereje es diabólico. La piedra del criterio consiste en observar si el tal sacerdote o prelado es disciplinado.
La disciplina garantiza el orden, la indisciplina es el camino fácil para la herejía de nuestro tiempo.
No se puede abandonar toda transmisión de la gracia como hacen algunos sedevacantistas acerebrados, que por estar en crisis, se cierran sobre su eterna lógica de fracasos. Esto implica la muerte no solo de la iglesia, sino de la persona.
Finalizo con otra apelación a los cardenales: más demoren en deponer este papa negro, más daño harán a la Iglesia.



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