Calesita

jueves, 16 de junio de 2022

Cionci a Mons. Schneider, el Codex Ratzinger explica el auto cisma de Bergoglio

 

Excelencia Reverendísima,

He escuchado sus reflexiones sobre la cuestión de la validez del pontificado de Francisco. Como autor de una investigación de dos años sobre la cuestión de los dos papas, avanzada con más de 200 artículos publicados en periódicos nacionales en Italia y publicados recientemente en un libro de 340 páginas, espero que no me juzgue presuntuoso si me permito dirigirle esta carta pública, confiando en su apertura intelectual y en su valeroso y loable esfuerzo por defender la verdad.

Ud. sostiene que la teoría, según la cual Benedicto XVI no ha abdicado, “desafía la tradición de la Iglesia”.

Sin embargo, en la historia de la Iglesia hemos tenido unos 40 antipapas, por lo que no es una novedad que personas ligadas a los poderes mundanos hayan buscado conquistar el Papado mediante el uso de la fuerza: esto de hecho es parte de la “tradición”. Lo que es absolutamente nuevo —y en esto tiene Ud. razón— es la genial respuesta que el legítimo Papa ha dado para defenderse de esta agresión al Papado, agresión anunciada para el final de los tiempos por el profeta Daniel.

De tal sistema, escribí en el libro, “Codice Ratzinger” (ByoBlu ed.), una copia la cual está siendo enviada a su domicilio.

Sin embargo, según usted, la perspectiva de Benedicto como único Papa sería imposible porque, citando sus palabras: “La ley humana que regula la asunción del oficio papal o la destitución del oficio papal debe estar subordinada al bien mayor de toda la Iglesia, que en este caso es la existencia real de una cabeza visible de la Iglesia y la certeza de esta existencia para todo el cuerpo de la Iglesia, clero y fieles”.

Si entendí bien, simplificando, esto sería imposible porque tiene que haber permanentemente, por el bien de la Iglesia, un Papa activo.

Discúlpeme, pero usted mismo ha declarado valientemente hace algún tiempo que el Papa Francisco “debe convertirse”. Tiene Ud. razón, pero al reconocer a Francisco como el papa legítimo, de hecho se presupone la existencia de un papa no católico y ¿cómo podría esto constituir el mayor bien de la Iglesia? El hecho de que Bergoglio no sea católico, medido por la Fe, se deriva de no ser Papa, de no tener el munus, la investidura divina (retenida por Benedicto XVI) que garantiza la infalibilidad ex cathedra y la asistencia ordinaria del Espíritu Santo (art. 892 CCC).

Si la cabeza legítima de la Iglesia “se debe convertir” al catolicismo, algo que está en conflicto con su propio papel como Papa, esto es una desgracia atroz y, por lo tanto, en consecuencia, todos sus actos anticatólicos de este inédito papa no católico no corresponden para nada al bien supremo de la Iglesia, sino que son espiritualmente nocivos y letales para Ella. Por tanto, el bien supremo de la Iglesia es precisamente que éstos sean anulados en su totalidad, cosa que sucede precisamente gracias a la condición de sede impedida del Papa Benedicto XVI. Basta con echar un vistazo a las nominaciones de cardenales hechas por Bergoglio: un montón de ultra modernistas que han pasado en bloque a una religión globalista alternativa y, desde nuestro punto de vista, tienen muy poco que ver con el catolicismo.

Usted afirma, sin embargo, que nuestra discusión es configurable a una especie de sedevacantismo, pero no estamos hablando aquí de una sede vacía, porque hay un Papa, y él es Benedicto XVI. Hablemos más bien de una sede impedida, un estado enteramente tenido en cuenta por el Derecho Canónico, cuya sede impedida, en efecto, produce “un pontificado de excepción” que, retomando la conceptualización de Carl Schmitt, provoca una providencial suspensión jurídica general en la vida de la Iglesia.

Ciertamente, es chocante que en nueve años se haya anulado toda la práctica activa de la Iglesia visible, pero esto es un bien supremo, considerando que ese “administrador” actual no es católico. Todo esto ha sido permitido por el Santo Padre, Benedicto, con un propósito preciso: la purificación final de la Iglesia como respuesta al ataque del partido herético modernista masónico. Estamos hablando, por tanto, de un período escatológico de tremenda importancia milenaria y el Papa Benedicto, como ha destacado el Dr. Giorgio Agamben, ha “reforzado el papado” de esta manera separando la buena semilla de la cizaña y concediendo a sus enemigos un breve período de anarquía antes de que sean "lanzados a la gehenna".

De hecho, dudo mucho que vuestra sanatio in radice derivada de la pacífica aceptación universal pueda acaso curar, de un día para otro, bajo las actuales normas canónicas, el golpe de estado que comenzó con un cónclave convocado cuando el Papa precedente no estaba muerto, ni había abdicado, sino que fue impedido y no tenía intención de dejar el trono de Pedro. De lo contrario, se legitimaría la ley de la selva en el seno de la Iglesia.

Incluso la doctrina de ecclesia supplet (la Iglesia suministra), que usted cita, se refiere a los Sacramentos, no al orden jurídico. Por eso, el Papa Benedicto XVI ha custodiado el alma de los simples que de buena fe, sin saberlo, continúan acercándose a los Sacramentos en comunión con el que creen ser el Papa legítimo, pero al mismo tiempo, Benedicto defiende la Iglesia de la usurpación forzosa aprovechándose del derecho canónico, que no es “accesorio” en la vida de la Iglesia sino que regula la legitimidad de cada disposición.

La idea de que Benedicto ha puesto a prueba a sus enemigos, que querían hacerle abdicar y que, de hecho, se han metido ellos solos en el cisma, no es —disculpe — un callejón sin salida, como usted escribe, sino una inteligente estrategia para purificar definitivamente a la Iglesia. Sería, por otro lado, un callejón sin salida, sostener que puede sentarse en el trono de Pedro un Papa legítimo que no es católico: eso sería equivalente a decir que Cristo ha abandonado Su Iglesia. Otro callejón sin salida, absolutamente el peor de todos, sería aprobar otro cónclave inválido, que, con alrededor de 90 no cardenales bergoglianos, ciertamente le regalaría a la Iglesia a otro antipapa, un Zuppi, un Tagle o un Maradiaga, tal vez. incluso con el nombre semi-antipapal de Juan XXIV. Un verdadero suicidio al que estarían de acuerdo los numerosos cardenales propuestos por Bergoglio,

En su intervención se citan las declaraciones de Mons. Gaenswein que abrió el campo a la teoría del “error sustancial” según la cual el papa Benedicto quiso crear un papa emérito, pero se equivocó y cometió un error de concepto al pretender duplicar el papado en dos pontificados, uno contemplativo y otro activo .

Esta es una posición compartida por una parte importante del mundo tradicionalista, pero la Declaración (del Papa Benedicto XVI del 11 de febrero de 2013) no se basa únicamente en la inversión de los términos munus y ministerium (lo que a lo sumo podría llevar a uno a creer que hubo un error conceptual), sino que se trata más bien de una especie de cocktail de mecanismos canónicos implosivos que, más allá de hacer completamente inaceptable tal hipótesis, que habla de una abdicación, evidencia, por el contrario, un extraordinario, perfecto conocimiento del verdadero Papa en redactar un anuncio coherente de auto exilio en una sede impedida (canon 412). Una renuncia al papado, de hecho, debe ser simultánea y nunca puede ser diferida por 17 días: el ministerium no puede ser separado jurídicamente del munus. Esto sólo puede tener lugar de facto y no de jure en el caso de una sede impedida cuando el obispo no puede ejercer su poder porque está impedido por fuerzas preponderantes.

En efecto, si Benedicto hubiese querido separar jurídicamente munus y ministerium sobre la base de un error sustancial, después de las 20:00 horas del 28 de febrero de 2013, aunque por error, seguramente habría confirmado por escrito o verbalmente su —aunque imposible— renuncia jurídica al ministerium. Un pensamiento que nunca sucedió, como se ha demostrado en el libro de Carlo Maria Pace. Por lo tanto, como se puede ver, el Papa Ratzinger era perfectamente consciente de lo que estaba haciendo.

Además, Benedicto XVI recomienda —y no por casualidad— en su Declaración que el próximo Papa deberá ser elegido “por aquellos que sean competentes”, es decir, por los que fueron cardenales nombrados antes de 2013 y no por falsos cardenales nombrados por un antipapa. El verbo vacet, que se ha traducido arbitrariamente a la lengua vernácula como “sede vacante”, debería traducirse literalmente por “sede vacía”, porque las expresiones “sede de Roma” y “sede de San Pedro”, no tienen valor jurídico para ser dejadas vacantes, como reveló el abogado Arthur Lambauer.

Si Benedicto hubiera creído en una duplicación del cargo papal en dos legítimos pontífices, habría insistido sobre todo desde 2013 tratando de convencernos de que esto era posible, defendiendo su imposición errónea, al menos diciendo algo como: “Hay dos papas, ambos válidos, pero el más importante es Francisco”. No ha pasado nada por el estilo, de hecho, lleva 9 años repitiendo que “Solo hay un Papa”, sin explicar nunca cuál. Si el papa es —en el sentido del verbo ser— uno solo, no puede haber dos papas legítimos a la vez, sino uno legítimo y contemplativo (Benedicto en una sede impedida) y otro ilegítimo y activo (Bergoglio usurpando el trono) como Mons. Gaeswein lo ha explicado en su famoso discurso de 2016. (link)

Además, si solo hay un Papa, y es Francisco, ¿por qué el Papa Benedicto escribe que el Papa emérito es el Sumo Pontífice (link) y por qué imparte su propia Bendición Apostólica (link)?

En resumen, el Papa Ratzinger ha dicho simplemente que así como no le quedaban fuerzas suficientes para gobernar, a causa de su reciente declive, renunció en todo al ejercicio del poder, dejando de hecho la sede vacía. Con abnegada mansedumbre, habiendo aceptado con cristiana resignación su propio ser impedido, ha permitido que otro usurpe su propio poder, considerándolo abdicado, y se ponga en cisma por su propia mano, habiéndose arruinado a sí mismo por su propia infidelidad. y anhelo de poder. Un plan perfecto, incluso desde el punto de vista teológico, que no comprende por cuáles motivos (si no están relacionados con la pérdida de beneficios materiales) fue tomado como rehén y no comprendido por muchos católicos conservadores que se oponen ferozmente a Bergoglio.

Sólo a partir de estos breves comentarios se comprende que el argumento es enormemente complejo de reconstruir, pero en su esencia es de lo más sencillo. Además, es necesario leer la investigación en detalle para tener una visión general y, sobre todo, para explicar los momentos diversos, pero solo aparentes, que parecen contradecirla (como Su discurso por el 65 aniversario de su sacerdocio). , o el presunto juramento de fidelidad, etc. link).

Mi propia investigación, en un principio, en lugar de considerar especulaciones filosóficas ajenas a los documentos reales, “escuchó” lo que el Papa Benedicto XVI dijo que había hecho y no he sido desmentido ni siquiera por el Santo Padre (el verdadero) cuando me honró, con Su propia carta, en la que, además, me proporcionó la única respuesta que podría indicar una sede impedida, reforzando su mensaje incluso con Su propio emblema heráldico como el Papa reinante.

He aquí que por esto le digo: preste atención, Excelencia, esta cuestión es inimaginablemente más grave de lo que piensa. Le suplico que lean con más atención el libro “Códice Ratzinger”. He diseccionado e ilustrado el sutil sistema de comunicación que utiliza el Papa Benedicto XVI desde su sede impedida, que ha empleado para hacer entender al “que tiene oídos para entender” y “para separar a los creyentes de los incrédulos”, como Él mismo declaró al Herder Korrespondenz. el verano pasado. Pero no se trata aquí de nada trascendente o “gnóstico” como alguien tuvo la osadía de afirmar, sino que este estilo comunicativo, que repite en bloque el que usó Jesús contra sus acusadores (link), está abierto a todos y fue entendido y certificado por especialistas que se tomaron el tiempo de considerarlo y examinarlo con gran atención:

La objetiva y extraña ambigüedad del lenguaje de Benedicto XVI denominado “Código Ratzinger”, admitida incluso por periodistas, e incluso lectores, no es casual, ni se debe a la edad de su autor ni, menos aún, a su falta de preparación. Son mensajes sutiles, pero inequívocos, que nos conducen a la situación canónica descrita en la investigación. El Papa Benedicto se comunica en un estilo sutil porque está en una situación impedida y, por lo tanto, no puede expresarse libremente. El “Código Ratzinger” es su propia forma lógica e indirecta de comunicación que aprovecha las aparentes inconsistencias que no pasan por alto los lectores cultos. Tales frases, “descifradas” con la necesaria investigación de las referencias que el Papa hace a la historia, a la actualidad y al Derecho Canónico, ocultan un subtexto lógico perfectamente reconocible, con un significado preciso y unívoco. En otras ocasiones, Benedicto XVI opta por frases “anfibológicas” no exentas de sus puntos humorísticos —que pueden interpretarse de dos formas diversas—. Estas técnicas de comunicación dan a “los que tienen oídos para entender” un medio para entender que Él sigue siendo el Papa y que Él está en una situación impedida. Además, quien sostuviera que los mensajes del Código Ratzinger son interpretaciones caprichosas o no ha entendido o niega la evidencia”. 

Firmado:

Prof. Antonio Sànchez Sàez, Catedrático de Derecho, Universidad de Sevilla

Prof. Gian Matteo Corrias, Catedrático de Literatura y ensayista de historia de las religiones

Prof. Alessandro Scali, Catedrático de Letras Clásicas, escritor y ensayista

Prof. Gianluca Arca, Catedrático de Latín y Griego, filólogo, investigador y ensayista

Doctor Giuseppe Magnarapa, psiquiatra, ensayista y escritor

¿Un ejemplo de lo anterior? En “Últimas conversaciones” (link), Benedicto XVI responde así al periodista Seewald: “¿Hubo algún conflicto interior respecto a la decisión de dimitir?”.

La respuesta del Papa Ratzinger fue: “No es tan fácil, naturalmente. Ningún Papa ha dimitido en mil años e incluso en el primer milenio constituyó una excepción”.

Un error aparentemente clamoroso (puesto que 6 papas han abdicado en el primer milenio, y 2 en el segundo), si no se considera la propia renuncia como la de únicamente ministerium y así se indica perfectamente a esos dos papas (Benedicto VIII y Gregorio V) que en el primer milenio, antes de las reformas gregorianas, fueron expulsados temporalmente por los antipapas y perdieron su propio ejercicio práctico del poder, su ministerium, pero siguieron siendo papas. He aquí un caso de una sede impedida antes de que hubiera ningún canon al respecto.

Como ven, no hay nada de gnóstico en esto, sino un mensaje comprensible para todos, incluso para el que suscribe, autor del descubrimiento, que ciertamente no es un especialista en historia de la Iglesia.

Hay decenas y decenas de ejemplos de este tipo y van desde los más sencillos y directos, hasta los más complejos y refinados. Tal estilo lógico se ha convertido ya en patrimonio del lector común, que lo ha unido a otros descubrimientos de mensajes, abiertos y brillantes, contenidos en los escritos del Papa.

Repito: se trata aquí de una realidad OBJETIVA a la que nadie, aún ahora, ha intentado responder con una refutación que es más que esnobismo o sin las elusivas acusaciones de “conspiración”, “fantasía” y “tramas ficticias”.

Mis críticos, además de insultarme gratuitamente (link), sistemáticamente y con una mentalidad superficial consciente, y que es potencialmente fatal para la existencia de la Iglesia visible, se niegan a analizar y refutar este corpus de declaraciones papales.

Se teme a la evidencia, a la verdad, si uno tiene miedo a “echar una mirada canónica”, si uno tiene miedo a leer los cientos de mensajes en el Código Ratzinger, porque en este caso hay que entrar en el campo, tomar posición, y renunciar a las comodidades materiales, a apartarse de las propias convicciones pasadas, y muchos no tienen el valor de hacerlo, aunque lo exija la salvación de la Iglesia y también de la propia alma, si la miramos desde la luz de la fe. El “camino ancho” es pensar que, al final, cuando Bergoglio abandone la escena, será fácil recomponerlo todo.

Pero no: como usted mismo ha señalado, el próximo cónclave compuesto por una multitud de no cardenales nombrados por Bergoglio elegirá otro antipapa y la Iglesia visible canónica estará acabada y, tal vez, tendrá que levantarse contra ella desde las catacumbas “abandonando la sinagoga”.

Atención: con su propio lenguaje sutil y cristológico, el Papa Benedicto, vicario legítimo de Jesucristo, está seleccionando “su propio” ejército. Es fácil para tantos DESERTAR confundiendo los papeles en la mesa canónica e ignorando sus propios mensajes, marcándolos como "una teoría de la conspiración".

Pero llegará el momento de la revelación final y del cisma purificador. Lo importante será encontrarse en el lado justo.

Les ruego que me crea: no he invertido gratuitamente 800 horas de mi tiempo para poner en peligro mi reputación profesional, o por alguna miserable especulación comercial.

Lea el libro que le envío. Examínelo con mucha atención y podrá reconocer el “mosaico” completo, reconstruido, en la medida de lo posible, pieza por pieza.

Con respetuosos y cordiales saludos….

Andrea Cionci

Fuente

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