Calesita

sábado, 4 de febrero de 2017

Otra tesis de su dialéctica


La gestión bergogliana no se centra sobre el dogma. Para Bergoglio, la doctrina es un conjunto de ideas abstractas que nada pesan sobre la realidad, de hecho nunca habla de los dogmas en concreto. Bergoglio, es un activista, de esos que hemos conocido en la vida política. Para él, todo es actividad. Cuando la acción pasa a ser el centro de la vida de una persona, no se ata a ninguna doctrina propiamente dicha. Es lo que Perón hizo en el plano político y lo que él imita. Aquí se explica de algún modo la acusación de rigidez, que hace sobre quienes siguen coherentemente una doctrina y ajustan sus acciones a ella.
EL DISCERNIMIENTO. – El puro y escueto hombre de acción, solo sabe ver lo que pasa, prefiere escuchar atentamente, y saca conclusiones sobre los hechos: esto en el lenguaje bergogliano se llama discernimiento.
HOMO DIALECTICUS. – El hombre sin doctrina, es un simple dialéctico, donde todo se resuelve por los contrarios. ¿Pero dónde están los contrarios?, he aquí el gran problema, pues la realidad de todos los días no es dialéctica. Como la han calificado algunos, es una innecesaria complejidad. Entonces aquí interviene el discernimiento, que en definitiva es quien fuerza la realidad. El homo dialecticus es, quien sabe ver los contrarios en una acción determinada, donde el profano no ve absolutamente nada.
CRITERIO SUBJETIVO y CIRCUNSTANCIAL. – Esta práctica dialéctica implica poseer un criterio; pero este criterio está alejado del dogma, pues es una idea abstracta sin implicancia en las acciones; por lo tanto el criterio es nétamente subjetivo; y cuando se quiere ser objetivo, se obtiene que las circunstancias pasan a estar en primer plano y desplazan todo indicio de doctrina.
EL NUEVO ACTO MORAL. – Veamos como funciona esto en el acto moral. ¿Tal acto es bueno o es malo? Primero, escuchemos a los actores del acto moral, segundo se analizan las circunstancias, tercero se discierne. Entonces se llega a una conclusión de certeza: Tal vez nosotros hubiésemos hecho lo mismo.
SIMPLE LÓGICA DE VENDEDOR. – Este criterio posee una lógica, la cual no es neoplatónica, ni aristotélica, ni nada que se le parezca, es la lógica del vendedor de automóviles, como muy bien la llamó Christopher Ferrara en The Remnant. 1
AL PODIO DE LOS DESMEMORIADOS. – Esta lógica olvida, el dogma, el cual impregna toda la vida del católico; pues no es una idea abstracta, sino un misterio: he aquí la diferencia con la enfermiza ideología bergogliana; y es el misterio que en la vida del católico lo impregna todo.
Nuestros obispos bonaerenses, solos se han subido al podio de los hombres que perdieron la memoria, como quien los encabeza, Sergio Fenoy, y se muestran siempre dando muestras o de ignorancia o de una patente voluntad de romper con la Iglesia Católica. Desde lo alto del podio dirán estos insensatos que el doble lenguaje de los Amores de Leticia:
...no ofrece ningún cambio en la doctrina católica.
El caso, es que se pretende aplicar el discernimiento en un solo caso moral: el divorcio, es decir, aquellos que profanaron el sacramento del matrimonio. Pero si se cambia un acto moral, es porque se cambia toda la moral.
EPISCOPADO MUY DISTRAÍDO. – Esta lógica bergogliana se olvidó de muchas cosas.
Lo primero que olvidaron quienes la practican, es la presencia de la naturaleza humana caída por el pecado, donde fue el poeta Ovidio quien decía:
Veo lo mejor, lo alabo; pero yo hago lo peor.
EL IMPERIUM DE LAS CIRCUNSTANCIAS. – Esta lógica construida por estos charlatanes, olvida una simple tesis de cualquier tratado de ética general: Las circunstancias pueden atenuar o agravar el hecho moral; pero nunca cambiarlo, pues a pesar de ellas, lo malo y lo bueno seguirán siendo malo y bueno. Por ello si se discierne, quien cree no ser culpable del mal, comienza a serlo también subjetivamente, pues lo malo siempre es malo.
CUANDO NO EXISTE DOCTRINA. – Esta lógica dialéctica, olvida lo que la arroja al basurero: el misterio de la Santísima Trinidad: No es el Espíritu Santo quien engendra al Hijo, sino el Padre. El Espíritu Santo, quien actúa, es una procesión. La acción humana es una procesión, y como procesión se basa en un criterio surgido de una hipóstasis de Fe, plasmada en una doctrina enseñada por Jesucristo.
Toda acción que no fue plasmada y santificada con la doctrina de Jesucristo, es improcedente y mala por cuanto está fuera de la Fe.
EL JUICIO DE LUCIFER. – El discernimiento bergogliano es un juicio, no solo sobre las personas, sino sobre sus hechos. Como juicio es prematuro, lleno de errores, subjetivo, y fuera del misterio católico. Resumiendo, es el juicio de Lucifer que lleva lentamente a la idolatría centrada en las pasiones humanas de una naturaleza que actúa contra sí misma.
NACIMIENTO DE VENUS. – Desde este escenario de la lógica del mecánico de automotores, nace de las espumas del mar, la nueva Venus de su hermosa Tesis Dialéctica: Discernimiento vs. Rigidez.
¡Oh!..., ¿por qué tanta rigidez? – se pregunta Bergoglio.
Por la doctrina, Bergoglio, doctrina que no cambia.
EL DIOS DE LAS SORPRESAS. – Después de todo, si se profana la Eucaristía manoseándola con la mano; si es bueno darle la comunión a un protestante, como afirmaba en privado Benedicto XVI; si ahora se puede comulgar en pecado mortal sin confesarse; entonces, ¿por qué no se puede profanar el sacramento del matrimonio?, ¿por qué no se puede comulgar en pleno divorcio consciente y efectivo? ¿Por qué tanta rigidez?
Como vemos, es la dialéctica la que nos lleva a una evolución, aquella que va hacia el Averno, y cuando llegan a él, dirán que hallaron al Dios de las sorpresas.
Por supuesto, existe un solo Dios de las sorpresas, y es aquel que encontrarán en el día del juicio final. 2


1 http://remnantnewspaper.com/web/index.php/articles/item/3013-the-heresy-of-discernment
2 Cfr. Mateo XXV, 37-39;44.   

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