Calesita

martes, 30 de julio de 2019

Las cinco empanadas de Bergoglio


En la última festividad de Corpus Christi, el magisterio empanado de Bergoglio salió a relucir en la homilía del 23 de junio de 2019 1, toda su gnosis teológica, plena de accionismo y de reforma luterana.
Al realizar la exégesis del pasaje de San Lucas (IX, 12-17), el revolucionario che, puso todo su acento en los verbos, pues es lo que a él solo le importa. Habló del “decir” y del “hacer”; y pasó al “bendecir”, “partir”, “distribuir” y “compartir”.
¿Por qué esta preferencia por los verbos y las acciones?
Por su gnosis modernista. El revolucionario che vive de pleno en la modernidad, y a los modernos no le vayan con conceptos e ideas abstractas, a los modernos solo les importa la acción. “En el principio fue la acción”, dice Goethe por la boca de Fausto. Lógicamente de esta acción surge la gnosis que muestra la misericordia divina, a tal punto, que a Sodoma y Gomorra no les cayó fuego del cielo, sino que fueron “misericordiadas”. No olvidemos, que el che revolucionario, asienta su papado en una lacra de maricones que deambula por los pasillos vaticanos, y quien no me cree, que se lo pregunte a Zanchetta, Paglia o Coccopalmerio.
El che revolucionario ya no consigue sorprender como en sus comienzos, todos ya le conocen su pedigree.
Como hizo en los famosos Amores de Leticia, la herejía no asoma limpia y suelta como un Arrio o un Nestorio; la herejía en el che, asoma nadando en el mar revuelto de la ambigüedad. Es lo que cualquier persona sensata observa en esta homilía del “santo padre”.
Por supuesto, para el che revolucionario la transustanciación ya no existe. No hay modernidad. No evoluciona, sino que involuciona. Por ello ahora con la acción de los verbos, llegamos a la gnosis evolucionada de la “empanación”:
Jesús convertido en Pan.
En el 2013, era Jesús hecho historia, hoy es solo pan.
No le pidan que hable de Jesucristo, el “santo padre” habla como un cripto-arriano. Por lo tanto, el “Jesús” ahora se empana, se hace pan. Recordemos lo que dijimos en el artículo del 11 de julio de 2018.
Aquí prevalece el concepto algo degenerado por cierto, de la consustanciación luterana. La eucaristía luterana, es como la empanada, en vez del relleno, adentro va el “Jesús” del che revolucionario. Es lo que Bergoglio dice y hace en su desolada liturgia.
Acto seguido el “santo padre” pasa a dar pinceladas surrealistas de sus cinco empanadas, o como se decía antes, del milagro de la multiplicación de los panes, narrada por San Lucas y afirma sin titubear:
El Señor... No realiza milagros con acciones espectaculares, no tiene la varita mágica.
Es la única vez que emplea el término milagro en la homilía, y lo hace para contraponerlo a la magia.
En la gnosis accionista del che, magia no es una acción demoníaca, sino un concepto hueco del malabarismo circense. Por este concepto avellanado y hueco de magia, su “Jesús” no hace milagros, y así lo afirmó, aunque bien disimulado: No realiza milagros con acciones espectaculares; pero no afirmará que hace milagros, y la multiplicación de los panes en su homilía o no existe, o si existe, reviste una mínima importancia.
Reafirmará esta idea disimulada de esta manera:
En efecto, sorprende que en la narración de la multiplicación de los panes nunca se habla de multiplicar.
Tal vez sería porque San Lucas era médico y no Pitágoras.
Como lo hace siempre en su exégesis tendenciosa y gnóstica, el verbo “multiplicar” no existe, ergo por suerte no hubo “magia”, por consiguiente tampoco hubo “milagro” que es el resultado de la “magia”.
¿Entonces, que pasó Bergoglio?
Jesús reza, bendice esos cinco panes y comienza a partirlos, confiando en el Padre. Y esos cinco panes no se acaban.
Veamos lo retorcido de la gnosis. La cantidad de materia es siempre la misma, lo importante es que dicha cantidad alcanzó para las cinco mil personas. Lógicamente, debemos pensar en poco más de una miga de pan para cada uno, de esta forma alcanzó de sobra para satisfacer el hambre. Y el “santo padre” remata la idea diciendo:
Esto no es magia, es confianza en Dios y en su providencia.
Y para los ingenuos que piensan que retuerzo el discurso, vean lo que dice a continuación:
Es importante: Jesús no hace magia, no transforma los cinco panes en cinco mil. (!)
Chocolate por la noticia. A cambiar los títulos muchachos, no escriban de título “La multiplicación de los panes” en este pasaje de Lucas. ¿Y entonces como lo titulamos? Com-partiendo los cinco panes con cinco mil personas, o sea, un pan para cada mil:
En resumen, no se destaca la multiplicación, sino el “compartir”.
Y si no se destaca la multiplicación, es porque no existe y si se com-parte, es porque los cinco panes se parten.
Ahora bien, una cosa es la transformación y otra la multiplicación de la cantidad. Como se ve, su gnosis no distingue bien los conceptos. Si transforma, cambia el ser de pan en otra cosa; si multiplica aumenta la cantidad, no por nada afirma San Lucas:
Se recogieron de las sobras doce cestos de mendrugos. (IX,17b)
De acuerdo a su estilo, debemos deducir que transformar es multiplicar, puesto que se desprende de su concepto de magia, por la tanto, la multiplicación no existió, lo que existió es la confianza en el Padre, que estiró la cantidad de materia para que fuese com-partida, tal como se hace con un chicle.
Si alguien imaginó que aquí la galería de la pintura surrealista del “santo padre” concluyó, le digo que se equivoca. Este jesuita, este nuevo Santo Tomás, da otro dogma velado, pero inconfundible:
La eucaristía es “este Pan humilde que contiene todo el bien de la Iglesia”.
No puede faltar en su galería surrealista un cuadro de la Iglesia, asociada a la eucaristía. Observemos bien su gnosis: el Pan contiene hasta la Iglesia. Es la empanada de Bergoglio, la empanación, la consustanciación, donde hasta la iglesia se mete dentro de esta empanada.
Una cosa es la eucaristía y otra la estructura jerárquica de la Iglesia, que en estos momentos transmite no solo el bien sino también el mal, como el fenómeno profano de comulgar usando las manos.
La estructura jerárquica de la Iglesia no es la propietaria del bien, el cual pertenece a Jesucristo, su cabeza; como sí puede ser propietaria del mal por medio de sus miembros que no siguen el camino de Jesucristo.
Es que la iglesia del che revolucionario, es esencial, pues es la que define la nueva iglesia, la iglesia del futuro, la iglesia futurista, la iglesia surrealista, donde la teología transmuta en dialéctica, para que dicha dialéctica se plasme en esta gnosis que oímos.
Y alguien se preguntará, ¿qué tiene que ver en el título las empanadas con los cinco panes?
Le respondo: así como él usa el surrealismo gnóstico afirmando que no hubo multiplicación de la cantidad, así yo uso el surrealismo que él me enseña, para afirmar que los cinco panes eran cinco sabrosas empanadas, donde adentro va el bien, el “buen decir”, por eso alcanzan y sobran para los cinco mil.
Es que el surrealismo, no solo existe en pintura o poesía, también existe en la homilía bergogliana y también en el título de mi comentario.

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