Calesita

jueves, 18 de julio de 2019

Empapado en la gnosis jasídica



Un reciente estudio publicado por Maurizio Blondet en su web Blondet & Friends y tomado de La Scure di Elia, marca una cierta correspondencia entre el gnosticismo jasídico y el esporádico razonamiento de la mente del jesuita Bergoglio. 1
El hebraísmo mundial, enfrenta su sino de siempre: la drástica división de sus miembros. En este ámbito existen dos grandes corrientes, la ashkenazi y la sefaradí.
Aquí nos interesa brindar unas pocas pinceladas sobre la primera división.
Durante el siglo VIII, los jázaros que habitaban en el Asia central, por oposición a los ortodoxos bizantinos y a los musulmanes, se pasaron al hebraísmo. Esta corriente al ser presionada por los mongoles se desparramó por toda la Europa oriental.
La religión, mutó en los jázaros su origen racial, donde a partir de su conversión, comenzaron a ser semitas. Esta corriente es la mayoritaria, y hoy en día, la que mayor poder económico posee, así leemos en dicho informe:
La organización más poderosa en este ámbito se llama Chabad-Lubavitch y está muy extendida en todo el mundo; su sede se encuentra en Nueva York.
Es un verdadero poder transnacional capaz de controlar a los principales gobiernos del planeta gracias a los capitales de ciertos miembros llamados Rothschild y Rockefeller, así como a las ceremonias de la magia negra.
El padre Julio Meinvielle (1905-1973), explica que dentro de este ámbito, existen tres literaturas: el Tanaj, que viene a ser nuestra Biblia con solo el Antiguo Testamento (descartando ciertos libros escritos en el original griego); el Talmud, que recoge toda la tradición hebrea; y la Cábala que es la mística judía, con su libro central, el Zohar.
Del Zohar se desprenden ciertas interpretaciones místicas, una de ellas es el gnosticismo jasídico de los ashkenazis.
Dice el artículo en cuestión:
La doctrina de los maestros khassidîm se basa en la gnosis cabalística, la cual considera al diablo y al mal como una emanación del ala izquierda de la divinidad; el hombre piadoso y justo tendría la tarea – pensad un poco – de restablecer la armonía entre los contrarios, ayudando así a Dios mismo (que se identifica con el universo) para encontrar la realización en un equilibrio superior en el cual el pecado sería superado mediante su reabsorción en el bien.
Esta alta misión se realiza mediante el conocimiento y prácticas ocultas en las cuales solo ciertos rabinos, por supuesto, son custodios.
Esto lo destaca el Padre Meinvielle en su libro De la Cábala al progresismo, y afirma que cuando le expuso a ciertos rabinos esta teoría, muchos de ellos se tomaban la cabeza por habérseles permitido lanzar estas ideas, que en definitiva, iban contra ellos mismos.
Al llegar el fatídico Vaticano II, se produce una apertura en el catolicismo, donde muchos salen a beber las aguas de otras corrientes, y la jasídica fue una de ellas.
De acuerdo con un biógrafo de Bergoglio, Omar Bello, este narra que la Universidad del Salvador, fue entregada por él mismo, a un grupo de la corriente peronista de Argentina.
Digo esto, puesto que recuerdo un alumno de dicha universidad, me preguntó en una ocasión qué era la nada. No hubo forma que entendiera que significa la ausencia del ser. Permanentemente me insistía que en la universidad le decían que era “algo”, concepto que no lograba entender en profundidad. El Salvador, universidad entregada al parecer, a la corriente jasídica.
Yendo propiamente al artículo mencionado, este encuentra a Bergoglio en la mística jasídica en los siguientes casos:
1. Ya en su calidad de arzobispo se había distinguido por varias manifestaciones de sujeción al recibir en la catedral, en repetidas ocasiones, a miembros de la alta masonería de Bᵉnè Bᵉrith, en algunos casos reunidos a su alrededor, en el presbiterio, incluso durante la misa.
2. El 5 de diciembre de 2016 recibió al rabino jasídico Adin Steinsaltz, príncipe del nuevo Sanedrín reconstituido en 2006;
3. el 17 de enero de 2018, en un discurso celebrado en Chile, citó a Gershom Scholem (1897-1982), el mayor erudito contemporáneo de la Cábala y él mismo un cabalista activo.
4. El espíritu talmúdico del legalismo farisaico, con su pretensión de anular la ley divina a través de las extrañas interpretaciones rabínicas y los estudios de casos, emerge inequívocamente en los sofismas de Amoris Lætitia.
5. Por lo tanto, el pecado original, ya no consistiría, como se afirma en la Sagrada Escritura, en desobediencia a un precepto divino, sino, – según las nuevas fuentes de "fe", – en una escisión entre el hombre y el mundo causada por una modalidad de conocimiento que haría del segundo objeto el primer explotador codicioso e irrespetuoso de sus recursos.
De este punto jasídico, nace inequívocamente la Laudato sí y su imposición del “undécimo mandamiento”: no contaminar la tierra. Y sigue su análisis el artículo citado:
6. La mística del pueblo, con la cual "Francisco" ha reemplazado hábilmente la teología de la liberación, tiene rasgos panteístas evidentes, dado que en el pueblo idealizado, viviría y hablaría Dios mismo, el cual no es, aquí, el Ser personal increado e inmutable y distinto de la creación, el de la Revelación cristiana, sino mas bien como una mejor energía definida inmanente a la historia y en continua evolución, como la que describe otro jesuita heterodoxo, Carlo Maria Martini, en sus Conversaciones nocturnas en Jerusalén, que aportan toda la medida de su apostasía. Esta idea de la divinidad puede ser identificada con el Dios bíblico solo a través de una radical falsificación de las Escrituras, de la que uno de los arquitectos principales fue él mismo.
El jasidismo, penetra en el panteísmo, del cual ya en 1913 alerté en otro sistio web que Bergoglio manifestaba cierta tendencia al mismo; pues si la Historia que es una procesión se transforma en un ente real, y Jesucristo “se hace Historia” como afirmaba permanentemente, Jesucristo pasa a ser un ser colectivo, y así llegamos queriendo o sin querer al panteísmo.
A esto se le suma otro jesuita, muy en boga por Argentina a fines de la década del 60, Theilhard de Chardin, con su evolucionismo propio. Jesuita que pervirtió buena parte del clero argentino.
7. De esta actitud ideológica surge el rechazo del pensamiento metafísico clásico (que permitió la elaboración del dogma cristiano y el desarrollo de la ciencia moderna) en beneficio de un presunto conocimiento como una experiencia vital en la cual el ser humano pierde sus connotaciones de criatura racional para fusionarse con la realidad que la rodea, alógica y muda.
8. De aquí nace también ese catastrofismo ambiental, totalmente anticientífico, que atribuye a la actividad humana las variaciones climáticas que en la historia siempre han ocurrido.
Su manipulación del clima nos lleva al undécimo mandamiento: No contiminarás. Aquí el hombre moderno es el verdadero culpable de las catástrofes climáticas, pecado que pide se confiese. Por contrapartida se exaltan las así llamadas culturas primitivas, si es que les cabe el nombre de cultura, cosa que niego.
Esto nos lleva a un solo camino, volver al buen salvaje de Rousseau, al hombre prehistórico, con sus chamanes y ritos de hechicería. Algo que vimos reflejado en la caduca jerarquía de la iglesia chilena.
Lo curioso de todo esto, es quien piensa como gnóstico cabalista, culpe al católico observante de gnóstico, como el ladrón, que al ser descubierto imputa a otro su misma fechoría.
El artículo continúa con su análisis, pienso que con estas pinceladas a la rápida, efectuadas por un torpe impresionista, son suficientes para enmarcar el cuadro de Jorge Bergoglio, quien en varias ocasiones afirmó ser judío. No contradigo esta afirmación bergogliana, tan solo contradigo que Bergoglio se llame católico, motivo por el cual su papado carece de todo sentido, llevándolo al triste vacío que padecemos hoy.

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