Calesita

miércoles, 13 de marzo de 2019

Buenas noches


Un fatídico trece de marzo se sentó en la ocupada silla de Pedro, un magisterio que después de saludar con un frío “buenas noches”, lentamente fue haciendo tabla rasa con el pasado.
De la teología pasó a la ciencia; de la ética pasó a la misericordia; del centro de la cristiandad, pasó a las inútiles periferias, tanto musulmanas como judías y pentecostales; del ecumenismo pasó a la religión universal; de la pastoral pasó a la acción simple y llana; de los principios morales al reinado de la casuística; de lo sagrado a lo profano; de lo religioso a lo político; y dentro del orden político.
¿Todo esto en nombre de qué?
Cuando el dialéctico Bergoglio lanza al ruedo su pensamiento personal, ese mismo al que en Buenos Aires llaman “teología”, afirma:
Enunciaría cuatro principios fundamentales: El tiempo es superior al espacio, la unidad es superior al conflicto, la realidad superior a la idea, el todo es superior a la parte. 1
Superior e inferior.
El primer problema que se nos presenta, es el criterio usado, para presuponer de donde surgen las categorías mentales de inferior y de superior. ¿En qué criterio se basa? ¿Qué parámetros utiliza para esta medición?
Tan solo nos resta analizar los principios y observar en qué los fundamenta, para poder sacar algunas conclusiones coherentes.
Todo se hace en nombre de la realidad.
Personalmente, parto de la base que de los cuatro principios expuestos por el dialéctico Bergoglio, el más importante es el tercero, dice Bergoglio en Buenos Aires:
La realidad es. La idea se elabora, se induce. Es instrumental en función de la comprensión, captación y conducción de la realidad. ...
Sin embargo, entre realidad e idea: ¿qué está primero? La realidad. Por eso la realidad es superior a la idea. 2
Aquí el criterio de las categorías mentales de superior e inferior, se da por lo que aparece primero dentro del orden cognoscitivo de la persona. Primero está la realidad, luego le sucede la idea, ergo concluye nuestro dialéctico, que la realidad es superior a la idea.
Bergoglio, es un buen modernista, en el sentido que hace tabla rasa con toda la historia anterior al pensamiento. Bergoglio en este aspecto se iguala con Descartes. Su magisterio, si así se le puede llamar, es hacer tabla rasa de todo el magisterio pasado. Poco y nada encontramos de Tradición en su enseñanza.
Aquí el problema se plantea en quien está primero, y de allí surge la superioridad. Ahora bien, antes de toda realidad, está la idea divina que la concibe, y está el Logos que la plasma, por cuyo motivo, la superioridad no se encuentra en la realidad, ni en la idea humana, sino en la idea divina, o como lo definió San Buenaventura en la “idea expresa” del Dios Padre que es quien concibe el universo.
Por este principio, para conocer cualquier realidad debemos remitirnos a la idea expresa del Padre.
Acontece que el Dios Padre está dentro de la penumbra divina, y es imposible conocer a ciencia cierta como es tal idea expresa.
Solo queda un camino, recurrir al mediador, Jesucristo, que es el icono de la misma idea divina. Es en Jesucristo que conocemos la realidad, de allí acontece que ya la realidad no es superior a la idea; sino que la idea divina, usando las categorías mentales del dialéctico Bergoglio, es desde ya, superior a la realidad.
Por consiguiente San Buenaventura llama arte, a la idea divina plasmada por Jesucristo en el universo.
Por consiguiente el orden natural responde a la superioridad de la idea divina.
La doctrina de Jesucristo, es la doctrina visible del Padre que habita en la tiniebla divina, de allí que toda realidad de los hombres, que no cuadran ni encajan con la doctrina de Jesucristo, es inferior y lo es por error y/o falsedad.
Toda acción que atenta contra el orden natural, es inferior e inmoral.
Por tal motivo las elucubraciones de la atea sociedad moderna, a la que Bergoglio respeta y por momentos sigue, es inferior por confusión o mentira.
El feminismo moderno, la sociedad gay con sus múltiples géneros, la matanza de inocentes antes de nacer y todas las perversiones de una civilización que se encuentra en veloz y plena decadencia, son confusión y mentira.
Por lo tanto, cuando mi idea se ajusta al orden natural, cuando mi idea se ajusta al arte de Jesucristo, cuando mi idea se ajusta a la doctrina del enviado del Padre, cuando mi idea se ajusta a la idea expresa, mi idea es muy superior a lo que el dialéctico Bergoglio llama “realidad”.
Y desde la realidad del torpe papado de Bergoglio, la idea divina sobre la función o el munus papal es superior y totalmente opuesto al accionar de estos nefastos seis años.
Buenas noches, Bergoglio, total ya estamos en las tinieblas.


1 Conferencia del Sr. Arzobispo en la XIII Jornada Arquidiocesana de Pastoral Social: Buenos Aires, 16 de octubre de 2010. Fuente: http://www.arzbaires.org.ar/inicio/homilias/homilias2010.htm#XIII_Jornada_Arquidiocesana_de_Pastoral_Social
2 Ibídem.

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