Calesita

lunes, 15 de febrero de 2016

Catena Plumbea in Matthaeum, 14,17-20


Ellos respondieron: «Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados». «Tráiganmelos aquí», les dijo. Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. (Mateo 14,17-20)
San Juan Crisóstomo, homiliæ in Matthæum, hom. 49,1
Porque no es menor obra que ésta la que ahora va a hacer, porque indudablemente no es operación más pequeña el alimentar con cinco panes y dos peces a tan numerosa multitud, que el hacer que la tierra produzca frutos, y las aguas reptiles y otros seres animados; todo lo cual nos prueba que El es Señor de la tierra y del mar. El ejemplo de los discípulos debe enseñarnos que aunque sea poco lo que poseamos, conviene que lo distribuyamos entre los necesitados; porque al mandar el Señor a sus discípulos que trajeran los cinco panes, no dicen éstos: Y nosotros, ¿con qué apagaremos nuestra hambre? Y por eso sigue: "Y habiendo mandado a la gente que se recostase sobre el heno, tomó los cinco panes y los dos peces, y alzando los ojos al cielo, bendijo", etc. ¿Y por qué alzó los ojos al cielo y bendijo? Porque quiso hacernos ver que El venía del Padre y era igual a El, demostraba que era igual al Padre por el poder, y que venía del Padre refiriéndolo todo a El e invocándolo en todas sus obras. Y para demostrar las dos cosas, unas veces obra los milagros con poder y otras con súplicas. Es de advertir, que para las cosas pequeñas alza los ojos al cielo, y en las cosas mayores obra con su poder; así cuando perdonó pecados, resucitó muertos, dio vista a ciegos de nacimiento (obras todas propias de Dios), no lo hizo con súplicas; pero en la multiplicación de los panes (obra menor que todas las anteriores) alzó los ojos al cielo, a fin de enseñarnos que su poder, aun en las cosas pequeñas, le viene únicamente del Padre. También nos enseña que antes de ponernos a comer debemos dar gracias a Dios que nos da la comida, y por esta razón levantó los ojos al cielo. Los discípulos tenían ejemplos de otra multitud de milagros, pero de éste no tenían ninguno.
San Jerónimo
Con la partición de los panes, hizo el Señor una porción de comida, porque si hubieran estado enteros, y no los hubiera partido en pedazos, ni los hubiera multiplicado en tantísima abundancia, no hubiera podido alimentar a una multitud tan grande. Mas las gentes reciben del Señor, por manos de los Apóstoles, los alimentos; y por esta razón sigue: "Y los dio a los discípulos".
San Hilario, in Matthæum, 14
No fueron multiplicados los cinco panes en multitud de panes, sino que se sucedieron los pedazos a los pedazos. Fue la materia del pan la que aumentó, pero ignoro si lo fue en el lugar que servía de mesa o en las mismas manos de los convidados.
Bergoglio, in Cýmbalis Benesonántibus
Respecto a los panes y los peces quisiera agregar un matiz: no se multiplicaron, no, no es verdad. Simplemente los panes no se acabaron. Como no se acabó la harina y el aceite de la viuda. No se acabaron. Cuando uno dice multiplicar puede confundirse y creer que hace magia, no. No, no, simplemente es tal la grandeza de Dios y del amor que puso en nuestros corazones, que si queremos, lo que tenemos no se acaba. Mucha confianza en esto. 1


1 Discurso al Comité Ejecutivo de Caritas Internationalis, 16 de mayo de 2013.

No hay comentarios:

Publicar un comentario