En la novela de Mary Shelley, es el Dr. Víctor Frankenstein quien anima un verdadero monstruo construido con partes de cadáveres. Este es el icono del ecumenismo bergogliano, este es el Prometeo de esta modernidad, una unidad hecha con organizaciones que integran un nuevo ser, donde el catolicismo pasa a ser otro cadáver que trata de darle vida al nuevo monstruo.
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