Calesita

lunes, 7 de julio de 2025

La Revolución Romántica: Los tres utópicos de Tubinga

Hegel, Hölderlin y Schelling asistieron al seminario de la Universidad de Tubinga. Fueron compañeros de clase y compartían la misma habitación. Juntos compartieron los mismos ideales de juventud.

¿Cuáles eran estos ideales?

Franz Rosenzweig en 1917 publica un manuscrito de carilla y media, cuya letra se comprobó que pertenecía a Hegel. Rosenzweig lo tituló en alemán: Das älteste Systemprogramm des deutschen Idealismus.1 El escrito está ubicado entre 1796/97. Por entonces Hegel y Hölderlin tenían alrededor de 26 años y Schelling, 21.

Un alumno de Hegel, Friedrich Christoph Förster editó sus obras póstumas y accedió a sus manuscritos, quedando éste relegado y casi perdido.

En esta página y media, se dan los principios utópicos de la Revolución Romántica, con una claridad meridiana.

El manuscrito es continuación de otro texto perdido, y he aquí su contenido:

... una ética. Puesto que, en el futuro, toda la metafísica caerá en la moral, de lo que Kant dio sólo un ejemplo con sus dos postulados prácticos, sin agotar nada, esta ética no será otra cosa que un sistema completo de todas las ideas o, lo que es lo mismo, de todos los postulados prácticos.

Primer ideal básico. No existe metafísica, sino tan solo moral.

De la moral se desprende que el ich romántico es libre, idea generada por el luteranismo:

La primera idea es naturalmente la representación de mí mismo como de un ser absolutamente libre.

Esto configura un nuevo arjé (αρχη), un nuevo Anfang que como el Génesis, surge de la nada:

Con el ser libre, autoconsciente, emerge, simultáneamente, un mundo entero —de la nada—, la única creación de la nada verdadera y pensable.

Nótese que “la creación de la nada” señalada en el Génesis, no es verdadera ni pensable.

La física es para esta generación, lo que hoy podríamos llamar ciencia.

Aquí descenderé a los campos de la física; la pregunta es ésta: ¿Cómo tiene que estar constituido un mundo para un ser moral? Quisiera prestar de nuevo alas a nuestra física que avanza dificultosamente a través de sus experimentos.

La ciencia de dicho momento no condice con el espíritu creador que saca todo de la nada. Para esto se requiere una ciencia que nazca de una unidad entre filosofía y experiencia:

Así, si la filosofía da las ideas y la experiencia provee los datos, podremos tener por fin aquella física en grande que espero de las épocas futuras. No parece como si la física actual pudiera satisfacer un espíritu creador, tal como es o debiera ser el nuestro.

Ahora entramos en la política. Ella está manejada por una máquina llamada “Estado”. Dicha máquina es el absolutismo real predominante. Esto quita libertad, y por tanto no existe idea, dado que libertad e idea son complementarias o sinónimas:

De la naturaleza paso a la obra humana. Con la idea de la humanidad delante quiero mostrar que no existe una idea del Estado, puesto que el Estado es algo mecánico, así como no existe tampoco una idea de una máquina. Sólo lo que es objeto de la libertad se llama idea.

Conclusión. La política debe ser totalmente anárquica:

¡Por lo tanto, tenemos que ir más allá del Estado! Porque todo Estado tiene que tratar a hombres libres como a engranajes mecánicos, y puesto que no debe hacerlo debe dejar de existir.

También se debe dar una explicación, a las ideas que no hablan de libertad:

Podéis ver por vosotros mismos que aquí todas las ideas de la paz perpetua, etc., son sólo ideas subordinadas de una idea superior.

Estamos en la Filosofía de la Historia. ¿Cuáles son sus principios? Para comenzar, el orden político es miserable:

Al mismo tiempo quiero sentar aquí los principios para una historia de la humanidad y desnudar hasta la piel toda la miserable obra humana: Estado, gobierno, legislación.

Lo religioso, para estos “seminaristas luteranos”, forma parte del orden moral, y lo que opinan no tiene desperdicio:

Finalmente vienen las ideas de un mundo moral, divinidad, inmortalidad, derrocamiento de toda fe degenerada, persecución del estado eclesiástico que, últimamente, finge apoyarse en la razón, por la razón misma.

Fe degenerada” y “por la razón misma”, puesto que no tienen su apoyo en la libertad. La fe se ha degenerado. Alusión al catolicismo romano. Es la versión luterana que caló en el alma romántica.

La libertad absoluta de todos los espíritus que llevan en sí el mundo intelectual y que no deben buscar ni a Dios ni a la inmortalidad fuera de sí mismos.

Lo que están afirmando estos luteranos utópicos, es que tanto Dios como la inmortalidad es inmanente al hombre. De hecho, los tres afirman un cierto panteísmo explícito.

Luego viene la influencia de Schiller:

Finalmente, la idea que unifica a todas las otras, la idea de la belleza, tomando la palabra en un sentido platónico superior. Estoy ahora convencido de que el acto supremo de la razón, al abarcar todas las ideas, es un acto estético, y que la verdad y la bondad se ven hermanadas sólo en la belleza. El filósofo tiene que poseer tanta fuerza estética como el poeta. Los hombres sin sentido estético son nuestros filósofos de la letra. La filosofía del espíritu es una filosofía estética.

Se opone filósofos "de la letra" (Buchstabenphilosophen), con la estética del espíritu, (Die Philosophie des Geistes ist eine asthetische Philosophie). Filosofía inexistente. Todos los caminos del pensamiento, parecen llevar al reciente invento de la estética y de la estética a la poesía. Ya vimos en Herder que la poesía era la Revelación.

No se puede ser ingenioso, incluso es imposible razonar ingeniosamente sobre la historia, sin sentido estético. Aquí debe hacerse patente qué es al fin y al cabo lo que falta a los hombres que no comprenden [nada de las] ideas y que son lo suficientemente sinceros para confesar que todo les es oscuro, una vez que se deja la esfera de los gráficos y de los registros.

¿Qué papel juega la poesía en esta revolución?

La poesía recibe así una dignidad superior y será al fin lo que era en el comienzo: la maestra de la humanidad; porque ya no hay ni filosofía ni historia, únicamente la poesía sobrevivirá a todas las ciencias y artes restantes.

Aquí se percibe la mano de Holderlin. La historia pasará, lo mismo que la filosofía, solo la poesía permanece.

¿Pero que hacemos con la religión de masas?

Al mismo tiempo, escuchamos frecuentemente que la masa [de los hombres] tiene que tener una religión sensible. No sólo la masa, también el filósofo la necesita.

Suponemos, que esto es lo que se les enseña en su seminario, hacer “una religión sensible”. Es lo que se parece al pietismo, dentro del cual militan. Lo que sigue, es una simplificación realmente vaga y curiosa:

Monoteísmo de la razón y del corazón, politeísmo de la imaginación y del arte: ¡esto es lo que necesitamos!

El inicio del siguiente texto, puede tener la autoría de Holderlin y su final como una corrección de Hegel:

Hablaré aquí primero de una idea que, en cuanto yo sé, no se le ocurrió aún a nadie: tenemos que tener una nueva mitología, pero esta mitología tiene que estar a servicio de las ideas, tiene que transformarse en una mitología de la razón.

¿Qué es una mitología de las ideas? Tal vez Platón con sus mitos puede llamarse un filósofo mitológico. Pero ellos invierten los términos. No es una mitología que explique las ideas, sino algo más complejo, una idea hecha mitología. Estética y mitología se dan la mano. Es el nuevo politeísmo.

Mientras no transformemos las ideas en ideas estéticas, es decir en ideas mitológicas, carecerán de interés para el pueblo y, a la vez, mientras la mitología no sea racional, la filosofía tiene que avergonzarse de ella. Así, por fin, los [hombres] ilustrados y los no ilustrados tienen que darse la mano, la mitología tiene que convertirse en filosófica y el pueblo tiene que volverse racional, y la filosofía tiene que ser filosofía mitológica para transformar a los filósofos en filósofos sensibles.

El plan parece ser, llevar la filosofía a la sensibilidad. En otros términos, lograr una especie de “pietismo” dentro de la filosofía.

Entonces reinará la unidad perpetua entre nosotros. Ya no veremos miradas desdeñosas, ni el temblor ciego del pueblo ante sus sabios y sacerdotes. Sólo entonces nos espera la formación igual de todas las fuerzas, tanto de las fuerzas del individuo [mismo] como de las de todos los individuos.

Parece ser esta la llave del nuevo mundo:

No se reprimirá ya fuerza alguna, reinará la libertad y la igualdad universal de todos los espíritus.

Lógicamente, esta es una tarea ciclópea, que debe ser ejecutada por otro "mesías":

Un espíritu superior enviado del cielo tiene que instaurar esta nueva religión entre nosotros; ella será la última, la más grande obra de la humanidad.

Con este texto se percibe fehacientemente, hasta donde fue el pietismo luterano, capaz de encender las mentes más destacadas de esa gran nación, para llevarlas a una total utopía.

¿Cuáles fueron sus efectos en “Los Tres de Tubinga”?

Con pena se debe afirmar, que Holderlin terminó totalmente loco. Hegel dejará la mitología y el politeísmo para Holderlin. Elaborará una filosofía donde toda la Historia confluya en el pensamiento alemán y se sienta imbuido por ese "espíritu superior", como un ser "enviado desde el cielo", para la superioridad del pensamiento germánico. Será un Mesías. Es decir, la puerta tanto para la superioridad racial, germánica, como para un alumno suyo, el “rabino de Epicuro”, o como lo apodaron, el “Moro” Marx.

Tan solo Schelling irá corrigiendo lentamente su modo de pensar. No se descarta en el mismo un influjo del esotérico Jacob Boehme muerto en 1624. Su influencia se nota como un contacto, a lo luterano, con un cierto misticismo a lo neoplatónico. Mística y luteranismo, son como agua y aceite, muy similar al utrarracionalismo católico de nuestros días. O tal vez, como se cita que Lutero dijo:

Hice una alianza con Dios: que Él no me mande visiones, ni sueños, ni siquiera ángeles. Estoy satisfecho con el don de las Escrituras Sagradas, que me dan instrucción abundante y todo lo que preciso conocer tanto para esta vida cuanto para lo que ha de venir.

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1 Primer programa de un sistema del idealismo alemán.