Calesita

miércoles, 1 de febrero de 2023

La Verdad es quien gobierna la Iglesia

por Santiago Grasso

Luego del esperpento producido por Fray Alexis Bugnolo el 30 de enero, ha quedado la verdad al descubierto.

Para echarse la Iglesia al hombro, se requiere como mínimo una señal divina personal. Con una pintura del Hotel Mariott Park no alcanza. Hubiera el Fraile ermitaño, consultado una vidente, tal como algunos sacerdotes vi que hicieron, para obtener una respuesta justa. Nada de eso. Por el contrario habla de ellas como inspiradas por el demonio. Una opinión que no deja de ser tan infantil como su forma de elegir un Papa.

Por otro lado, ¿cómo se explica esta postura en una persona cuya carta de presentación, es haber traducido a San Buenaventura? Cuando este santo doctor, afirma que cuando la Iglesia sufra los males del fin de los tiempos, Dios aumentará las personas con dones seráficos y extáticos.  

Una cosa son los cánones, otra cosa son las realidades históricas. No se puede aplicar un método de elección papal cuando las circunstancias históricas variaron abruptamente. Los romanos de hoy, no son los de ayer. No estamos en el medioevo. Lo que intentó hacer el fraile es anacronismo puro.

Las leyes nacen de las buenas costumbres. No se puede aplicar una ley, cuando las costumbres ya no existen. Es idealismo puro.

Lo mejor que puede hacer el Fray Alexis, es llamarse a silencio por un tiempo. Seguir el ejemplo del tan criticado Ganswein y meditar en su error. Pero sabemos que no lo hará y persistirá en sus opiniones personales. Es incapaz de una mínima autocrítica, pues por lo visto, los cánones le dieron la inerrancia.

Todo nos indica, que a partir de febrero, tendremos un nuevo bergogliano: Fray Bugnolo. Lástima que no puedo darle la bienvenida a la Mafia de San Galo, pues no soy miembro de la misma.

«No se resuelven los problemas de la Iglesia con datos estrictamente jurídicos, porque toda ley tiene que servir al Derecho Divino, al orden pensado y querido por Dios en Su Iglesia, que es un orden espiritual, no material, no humano, porque la Iglesia es el Reino del Espíritu, no es un Estado, no es una sociedad humana. Es el Cuerpo Místico de Cristo, en que el alma es la principal en esa sociedad espiritual.»(Visto en -->)

No sería raro ver girar al fraile hacia el bergoglianismo, como le vimos hacer a otros, que de una oposición extrema, de repente se hicieron bergoglianos de la primera hora. Algo de este giro, ya lo percibimos.

Como dicen los peronistas, hemos seguido un canonista, pues parecía lógico lo que opinaba, lo seguimos hasta la puerta del cementerio; pero adentro donde están las tumbas, no pensamos entrar, allí solo entrará él.

En esta hora de tinieblas, todos cometemos errores, por esto es indispensable la autocrítica. La humildad nos empuja a ella, pues se hace difícil ver la Luz. Por este motivo se hace necesaria la máxima de San Pablo:

«Prueben todo, retengan lo mejor.» (1Tes. 5,21)

 

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