Calesita

viernes, 15 de enero de 2021

Naturaleza y Persona

En la decadente civilización actual, se ha perdido casi por completo la noción de persona. Se habla del individuo, lo cual no es sino una parte de todo lo que la persona implica, o se habla de sociedad, lo cual es otra parte que incluye la personalidad. Por consiguiente persona no es solo un individuo ni es un viviente que se mueve dentro de un hormiguero.

Persona y naturaleza

Esta decadencia, no logra ver si existe diferencia entre la persona y su naturaleza. Este debe ser el primer planteo. ¿En qué se diferencian la naturaleza de la persona? Tanto una como otra existen juntas y esto nadie lo puede negar. En otras palabras, ¿dónde está la hypóstasis, que es lo que encontramos debajo de todas las partes que componen el hombre?

Boecio y Santo Tomás

Santo Tomás de Aquino (1225-1274), cuando traza la descripción de la persona, sigue los pasos de Boecio (477-524), quien dijo que era una substancia individual de naturaleza racional.

Esta definición une dos conceptos que pueden distinguirse el uno del otro. Por un lado presenta el concepto de substancia y por otro lado el concepto de la individualidad.

Esto hace que para algunos, esta definición no refleje bien la tradición de los Santos Padres. Se llega a ella porque el término griego hypóstasis (υπόστασις), es, como dirían los modernos, un término polisemántico, el cual tiene dos significados, por un lado es el ser subsistente y por otro lado es la substancia. Para ser más gráficos, por un lado es la existencia de Pedro o de Pablo, y por el otro lado es la substancia de Pedro o Pablo.

La substancia no es la existencia y aquí radica la distinción fundamental.

De nada vale hablar de persona o de naturaleza cuando estas no existen. Aparece entonces la subsistencia como un elemento indispensable dentro de la realidad. La subsistencia, ¿lo proporciona la naturaleza o es el constitutivo intrínseco de la persona?

El problema de los términos

Cuando se tradujo el término hypóstasis, Boecio como latino tomará el de substancia y posteriormente lo seguirá Santo Tomás.

San Basilio fue el primero que insistió en la distinción, una cosa era la ousía (ουσία) o substancia y otra la hypóstasis.

Por lo tanto, al hablar de la Santísima Trinidad, dirá que la única fórmula aceptable es que aquí se tiene μία ουσία, τρεις υποστάσεις, es decir, una substancia y tres hypóstasis. Para él, ousía significa esencia o entidad substancial de Dios, mientras que hypóstasis quiere decir una forma particular de existencia o la manera de ser de cada una de las Personas.

Ousía corresponde a substantia en latín, aquella entidad esencial que tienen en común el Padre, el Hijo y el Espíritu. En cambio la hypóstasis en los conceptos de San Basilio, es la particularidad de cada una, o el τό ιδίως λεγόμενον, lo cual corresponde a persona en la terminología legal de los latinos.

La subsistencia

Volvamos a preguntarnos, ¿quién posee la subsistencia? ¿Lo tiene la naturaleza o la tiene la persona? La pregunta no es menor, y se plantean tres salidas:

1. Si la subsistencia está en la naturaleza, la individualidad dejó de ser la hypóstasis, que es lo que está debajo de todo. Sin lugar a dudas, ninguna persona puede existir sin una naturaleza, ¿pero es la naturaleza la hypóstasis?

2. Si en la persona está la subsistencia, esta es la hypóstasis.

3. Si la subsistencia está en la unión de ambas, sería imposible definir la convivencia en Jesucristo de dos naturalezas y podemos hacer como los bergoglianos, negar alguna de las dos naturalezas o mezclarlas, y así llegamos a la moderna herejía del “tutti frutti”.

Para resolver el problema, se debe definir la naturaleza no como la subsistencia en sí misma, sino como un modo de subsistir. Por lo tanto, la subsistencia se puede dar con distintas naturalezas, por consiguiente no se encuantra en la naturaleza.

En otros términos, la distinción, se hace necesaria entre lo que es la sustancia individual por un lado y su modo de subsistencia por el otro.

El origen de la persona

Una vez que se tiene la luz de distinguir substancia de persona, se plantea el segundo problema: ¿Es la naturaleza que crea la persona o es la persona que toma una naturaleza? ¿Qué relaciones existen entre una y otra?

Este es el dilema del decadente mundo moderno. Dilema de esta civilización que el cristianismo resolvió en el siglo IV.

Si la naturaleza crea la persona, entonces los padres gozan del derecho de vida y muerte de la misma. Este principio se daba en el mundo romano de los comienzos, donde el pater familias determinaba si el hijo vivía o debía morir.

Del mismo modo sucedía en el mundo cananeo o filisteo, donde el primer hijo se debía sacrificar a Molok. Era el famoso “pasar por el fuego”. El judaísmo resolvió esta abominación, dejando el rito de ofrecimiento del primogénito a Dios y rescatándolo con el pago del sacrificio .

Es lo que se lee en el Génesis (22), donde Abraham intenta sacrificar a Isaac, siendo detenido por el ángel y reemplazando su vida por un carnero.

Si la persona recibe una naturaleza, los padres solo le otorgan la propia naturaleza, siendo la vida y muerte de dicha persona ajena a ellos.

¿En este caso, quién hace la persona?

Ella es creación directa de Dios mismo, esto hace que el aborto de esta decadente civilización sea una abominación. De este modo, aparece la primera soledad del hombre, quien responde de sus actos ante el creador.

Por lo tanto, la persona no procede de la naturaleza, sino que tiene una naturaleza.

Cuando Dios creó las potencias angélicas, las creó como personas y a cada una de ellas las dotó de una naturaleza angélica.

Cuando los padres generan un nuevo hijo, Dios crea la persona, mientras los padres lo dotan de su misma naturaleza.

Pensar que los padres son los creadores de la persona o hypóstasis, es estar en el atrio del templo erigido al dios Molok.



 

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