La era
Bergoglio no se hizo en un día, se fue preparando lentamente desde
el Vaticano II. De este suceso a la fecha, se produjo un ciclo que
cierra en nuestros días. Hoy, la Revolución Vaticana impone la tan
ansiada era masónica de la neutralidad. Analicemos los sutiles pasos
transitados durante este medio siglo transcurrido que dieron paso a
esta desolación.
La
Tradición
El
Catecismo de Pío X afirmaba que el demonio es el más perverso
enemigo de Dios y de los hombres. (Art. 366)
Este ángel caído por apóstata mantiene un principado en el mundo,
como lo expresaba al tentar a Jesucristo en el desierto:
Todo
esto te daré si de rodillas me adorares. (Mateo 4,
9)
El
mundo es el reinado del demonio, y como el demonio es el enemigo
acérrimo de Dios y de su Iglesia, su odio lo transmite a este mundo
que niega todo demonio, pero sigue fielmente sus dictámenes.
Así
lo presentaba el Catecismo de Pío X (Art. 34):
El
demonio, que queriendo contrariar los designios de la Iglesia,
hace los mayores esfuerzos para inducir a los cristianos a que vivan
según los dictámenes del mundo y de la carne.
Y en
su Art. 49:
Jesucristo,
antes de su Pasión, quiso entrar triunfante en Jerusalén, como ,
estaba profetizado ... 2°, para enseñarnos que con su muerte
triunfaría del demonio, mundo y carne y nos abriría la entrada del
cielo.
El
enemigo del alma
En su
Art. 366, el Catecismo de Pío X, lo llama enemigo:
Quien
recurriese al demonio o lo invocase cometería en pecado enorme, pues
el demonio es el más perverso enemigo de Dios y de los hombres.
***
Los
pasos hacia la era de Bergoglio
Primer
Paso: Amortiguar la Tradición
Lo que
presentamos es la doctrina de la Tradición de la Iglesia. Veamos
ahora como se socavó sutilmente esta doctrina.
El
nuevo catecismo hablará de los ángeles caídos, pero no
hablará de ellos como enemigos. La palabra “enemigo” ya
no existe. Si la guerra es tener en claro quien es el amigo y quien
es el enemigo; este nuevo catecismo prepara un soldado
espiritual, el cual no sabe contra quien pelea.
Hemos
iniciado la era de la neutralidad. Este fue el primer triunfo del
demonio, si bien dirá el art. 395 de este nuevo catecismo:
Sin
embargo, el poder de Satán no es infinito. No es más que una
criatura, poderosa por el hecho de ser espíritu puro, pero siempre
criatura: no puede impedir la edificación del Reino de Dios. Aunque
Satán actúe en el mundo por odio contra Dios y su Reino en
Jesucristo, y aunque su acción cause graves daños —de naturaleza
espiritual e indirectamente incluso de naturaleza física—en cada
hombre y en la sociedad, esta acción es permitida por la divina
providencia que con fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y
del mundo. El que Dios permita la actividad diabólica es un gran
misterio, pero "nosotros sabemos que en todas las cosas
interviene Dios para bien de los que le aman" (Rm 8,28).
Analicemos
este artículo:
1. No
posee poder infinito, lo cual es real, pero su poder, como en la
guerra, puede aumentar o disminuir. Nada se dice de esto.
2. El
poder le viene dado por solo ser espíritu puro. Nada se dice de la
distinta diversidad y diversa potencia de los ángeles caídos, y
mucho menos de su poderosísimo jefe, Lucifer. Por otra parte, su
poder aumenta o disminuye de acuerdo a la asociación del hombre, de
lo cual aquí se hace nuevamente silencio. Esto es un triunfo para el
“Satán”, como lo llama este novedoso catecismo.
3. No
se dice que es el príncipe de este mundo, donde gobierna no por sí
mismo, sino por el mundo que secunda sus mandatos.
4. Si
la divina providencia ...dirige la historia del hombre y del
mundo, y lo hace con fuerza y dulzura, ¿qué sucede con
las guerras, hambrunas, terremotos, maremotos, epidemias y otros
males?
Es
indudable que el nuevo catecismo no goza de unidad, se pueden
hallar distintos criterios y muchas adiciones. Para responder la
pregunta del punto 4to. será necesario recurrir a otro tema, como
los males en el mundo.
Resumiendo
el segundo paso: Lo que interesa, es ver como en un catecismo se
presenta a las fuerzas personales del mal como enemigos, y en el
novedoso catecismo se busca minimizar la guerra que la Iglesia
viene sosteniendo con los demonios.
De
hecho no existe en el nuevo catecismo, la concepción que el
demonio, el mundo y la carne son los enemigos del alma y actúan en
forma aliada. Como lo demuestra el artículo 395:
Aunque
Satán actúe en el mundo por odio contra Dios y su Reino en
Jesucristo, y aunque su acción cause graves daños —de naturaleza
espiritual e indirectamente incluso de naturaleza física—en cada
hombre y en la sociedad, esta acción es permitida por la divina
providencia.
5.
Como surge de la lectura del art. 395, nada se dice de las acciones
directamente físicas que el Satán puede producir, como castigar
ferozmente a los santos. ¿Qué decir de San Antonio del desierto?
¿Qué del Santo Padre Pío? ¿Qué de las almas místicas que
cruelmente lo padecen? Silencio absoluto del novedoso catecismo.
Tan
solo se concede que su acción cause graves daños —...
indirectamente incluso de naturaleza física—en cada hombre y en la
sociedad,...
Tampoco
habla de ciertos daños causados a la naturaleza física, cuando el
hombre en su impiedad, le otorga derecho y fuerza para hacerlo, pues
su objetivo es destruir todo lo creado.
Tercer
Paso: Los frutos del nuevo catecismo
Este
nuevo catecismo, producirá sus frutos, son los que vemos hoy
en la era Bergoglio.
Los
pentecostales creen en el demonio, ergo Bergoglio también lo
menciona, pero dentro de un contexto que se puede definir con las
expresiones genéricas que se le escuchó a una endemoniada:
– La
mitad de los sacerdotes no cree en mí, y la otra mitad me tiene
miedo.
Eclipsada
y contenida por miedo la Serpiente antigua de la enseñanza oficial
de la Iglesia y de la mente de sus representantes, su aliados como
el mundo y la carne, perderán lentamente su carácter de enemigos
del alma humana.
Es lo
que vemos en la era Bergoglio, quien realizó un pacto amistoso con
este mundo. De la carne, ya se ocupará en los Amores de Leticia
1,
de fantasear que ciertas almas, las cuales son incapaces de cambiar,
con una Gracia que le es siempre ineficiente, aceptando situaciones
donde el alma no guerrea, pues el enemigo ya no existe; sino que se
entrega atada de pies y manos, al inexistente e inofensivo demonio,
al mundo amigo y a la carne, en la cual nada hay de malo.
Aparecerán
las luminarias de la era Bergoglio, como Cupich, el impresentable; o
el cardenal Marx, el obeso y rico teutón, afirmando que nada hay de
malo en la homosexualidad.
Ahora
la carne, no es enemiga, sino amiga.
Si el
capítulo XII del Apocalipsis presenta una guerra cósmica, que se
inicia entre San Miguel y el Dragón, y dicha guerra se traslada
entre los hombres; nuestros jerarcas, ya con sobrados síntomas de
cansancio en la batalla, se han rendido y han firmado la paz, la paz
de la neutralidad.
Concluyó
la guerra contra el Dragón, contra el mundo y contra la carne. En la
era Bergoglio, el Satán se muestra vencedor de esta batalla.
Ahora
el mundo es nuestro amigo y toda sal (la cual ha dejado de darse en
el bautismo), puede tirarse a la basura, pues daña el corazón de la
paz masónica. Como afirmaba Carl Schmitt:
Con
la técnica, la neutralidad espiritual llega a su expresión más
simple: la nada. Tras de haber reducido a abstracciones la religión
y la teología, y, más tarde, la metafísica y el Estado, nuestro
patrimonio intelectual y moral parece haberse convertido enteramente
en una abstracción, y la neutralidad absoluta fue por último, el
anuncio de su completa dilapidación.
La
Iglesia de la nada
Esta
es la nueva era de la Iglesia, transitada por Bergoglio. El demonio
es un mito, el mundo un amigo y la carne un complemento para aceptar
en cualquiera de sus formas o justificar en sus depravaciones.
A todo
este enfoque, el idealismo no solo dará el sustento filosófico,
sino que esta actitud de ineptitud total, será sublimada en aras de
la Historia y de la Evolución.
Si la
Historia hegeliana es la que posee un Espíritu que la dirige
evolutivamente de menor a mayor, entonces, el nuevo catecismo
dirá que la divina providencia ...dirige la historia del hombre y
del mundo, estando de este modo, la Iglesia atada a la evolución
del mundo. Posición esta de la Escuela de Tubinga, con Kasper a la
cabeza.
Si la
idea del hombre es la que construye la realidad, por consecuencia, la
idea del sexo es la que construye el sexo, de allí emanará la
ideología de género. El sexo ahora viene creado por la mente humana.
La
nada para esta iglesia, es llamada en las Escrituras, la desolación
(ερημωσις), y esta es
consecuencia directa de la abominación (το βδελυγμα)
hacia el Satán, el mundo y la carne. ¿Acaso vamos a preguntarnos el
motivo de la disminución de las vocaciones, el vacío de las
iglesias y las masas que aplauden la transformación de esta iglesia
en la nada?
Estamos
ante una iglesia que suscribe lo que decía la esotérica película
muda de Metrópolis:
¡Qué
grande es el hombre!
1
Amoris Lætitia.
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