Análisis del discurso
bergogliano, en el cierre del Sínodo para la familia.
Exordio
Quisiera ante todo
agradecer al Señor que ha guiado nuestro camino sinodal en
estos años con el Espíritu Santo, que nunca deja a la Iglesia sin
su apoyo.
El apoyo del Espíritu a la
Iglesia, es como la del viento en un desierto, nunca se sabe en qué
dirección soplará. Que el Señor ha guiado el camino
sinodal en estos años con el apoyo del Espíritu
Santo, es una interpretación bergogliana altamente subjetiva.
Podría ser todo lo opuesto, que el espíritu de Lucifer es quien ha
guiado el camino sinodal de estos años. Es fácil confundir el
Espíritu divino con el espíritu luciferino. Esta distinción (donde
un jesuita debería ser experto), la superficialidad de la acción
bergogliana es tan manifiesta, como la de un corcho flotando en el
agua.
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