Es Lucifer un maestro de la
ilusión, de la farsa y del engaño. Esta fotografía vale más que
mil palabras, pues no solamente se habla moviendo la lengua. Todo lo
que aquí se dice en el lenguaje de la imagen es falso. La mujer no
es mujer. El hombre no es hombre, pues adolece de un elemento
esencial de su naturaleza: la virilidad. El Papa no es Papa, pues se
trepó a la silla de otro. Todo ilusorio, todo un montaje luciferino
de alto vuelo. ¿Para qué?
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