Calesita

lunes, 27 de octubre de 2025

El Gran Despertar del Método

 

Mientras en la Deutschland reinaba la Kritic como una razón implacable para diluir todo lo que se analizaba; mientras los nuevos griegos de habla teutona enfrentaban aguerridos a los viejos troyanos de la Roma milenaria; mientras el pietismo desembocaba en un agudo idealismo; ¿qué sucedía en las islas del oeste? ¿Qué rumbo tomarían allí los reformadores?

El hijo de Albión no es ningún teutón. No es idealista, es concreto y pragmático y le cuesta volar con el raciocinio.

Mientras la Deutschland miraba hacia adentro, la Albión miraba hacia afuera.

La marinería y la reforma, habían condicionado la vida y la moral. Peste y miseria ocupaban las calles del viejo Londres.

William Hogarth (1697-1764), un artista barroco y satírico, dejó en imágenes un crudo testimonio de la decadencia moral ciudadana de la época. Sus pinturas y grabados son realmente desgarradores. Su sátira pasa por la caída hacia la bebida en Beer Street y Gin Lane (1751), a la decadencia de la vida familiar en la alta nobleza. La presenta en sus dos versiones de Mariage à-la-mode o Casamiento a la moda. La vida social con el “Antes y después” (Before and After). La prostitución con su sífilis en “La carrera de una prostituta” (A Harlot's Progress). “El progreso del libertino” (The Rake 's Progress).

A Hogarth le sigue el suizo Johann Heinrich Füssli (1741), quien fallece en Londres durante 1825. No es un testigo con sus sátiras, sino un pintor de ilustraciones. Sin embargo en las pesadillas que pinta, se filtraban demonios o íncubos junto a un caballo fantasmal. “Pesadilla” en alemán se dice Nachtmahr y es el nombre del caballo de Mefistófeles.

Mientras todo esto se movía en la sociedad, los reformistas inician el camino del “despertar”, el revival. Se buscaba regresar a la vida de los “primeros cristianos”. Un regreso idealizado, pues todo ese momento había pasado definitivamente. Un método que solo existía en sus mentes. Era un espejo salvador, donde al mirarse en él, se buscaba salir de la mediocridad en la cual se revolcaba la Reforma. Mientras los teutones se idealizaban negando este espejo con la Kritic, los reformadores del oeste se idealizaban no por medio de la Kritic, sino por el revival. Este movimiento dará origen a the methodical way in which they carried out their Christian faith. Este methodical way, en cierto modo se bebe y se corresponde con el pietismo de la Deutschland. Por supuesto, el method, influenciado por el pietismo tendrá características propias, donde su evolución, lo llevará a caminos impensados. Este camino, llamado pomposamente el First Great Awakening, dará origen al Metodismo.

Los hermanos Wesley y en especial John, fundaron, mientras estudiaban en Oxford, el Holy Club. Un club de oración, ayuno, atención a necesitados y asistencia frecuente a las funciones anglicanas.

Como era de esperar, siempre los persiguió la acusación de católicos. Esta vida rozando lo monacal, causa horror y espanto en cualquier reformista. Eran burlonamente tildados de "The Oxford Methodists".

Este es un proceso que también acontece hoy con los católicos modernistas, cuando se les habla de los solitarios eremitas, dado que en las filas del catolicismo, los reformadores hicieron estragos mentales. Para estos retrasados mentales, el monje o el monk en copto, significa una persona solitaria. Esto les resulta aberrante pues dicen que no vive en comunidad, como si la compañía debería ser vista con los ojos de la carne y no con los ojos del espíritu.

John Wesley (1703-1791), clérigo y teólogo anglicano británico, tomó contacto con los pietistas moravos en su viaje a las colonias inglesas. Como misionero fue un fracaso, huyó de la colonia en Savannah y regresó a Inglaterra. En Londres concurrió a una reunión de moravos en Aldersgate Street. Luego de oír la lectura del prefacio de Lutero a la Epístola a los romanos, John revolucionó todo su method. La experiencia de Aldersgate es hoy una fiesta dentro del metodismo. Así lo relata él mismo:

Alrededor de las tres de la mañana, mientras seguíamos orando, el poder de Dios descendió sobre nosotros con tanta fuerza que muchos gritaron de alegría y muchos cayeron al suelo. Tan pronto como nos recuperamos un poco de ese asombro y admiración ante la presencia de Su Majestad, prorrumpimos en una sola voz: «¡Te alabamos, oh Dios! ¡Te reconocemos como el Señor!».

En 1738 fue a estudiar a Herrnhut, la sede de Moravia en Alemania, De regreso, el anglicanismo lo vio como una rara avis y le cerró las iglesias. Esto lo obligó a predicar al aire libre, junto a su amigo George Whitefield, quien también pasó por los moravos.

En 1739 rompe con los moravos y funda la Sociedad Metodista en Inglaterra. Ellos eran los tocados por Dios para el revival del cristianismo. Dio un paso más, cualquier laico medianamente capacitado, podía predicar. Esto le dio al method una difusión más amplia.

El problema del anglicanismo, es siempre hacia donde camina. Es un poco el dilema de las tierras de Albión. ¿Existe un puente entre la isla con Europa, o es algo totalmente separado? Del mismo modo, el anglicanismo, ¿es un catolicismo a la “Albión”? ¿O es una reforma a la Deutschland? Esto plantea una feroz influencia de los reformadores, que desvirtuaron lo poco de católico que el anglicanismo sustentaba, a tal punto que perdieron la sucesión apostólica; de este modo sus ritos se hicieron vacuos.

Este mismo planteo se dio en el nuevo methodism. En el fondo, ¿eran reformadores? Y dentro de los reformadores, ¿hacia dónde iban?

George Whitefield (1714-1770) se inclinó hacia el calvinismo y lo exportó a las colonias de América, mientras Wesley se definió por el arminianismo.

El metodismo señalaba el error grave del monje rebelde Lutero. La sola fides era insuficiente, era necesario probarla con las obras, caso contrario, los reformadores se percataron que ya estaba muerta. 

El method se convirtió en el reloj despertador que había sonado en la Albión. Como reloj despertador podía adquirirse en cualquier “congregaciónde religiosos reformados. No importaba ya el nombre ni los dogmas, solo importaba despertarse a la nueva regeneración.

Los reformadores se levantaron de su sueño con el primer Evangelical Revival, llamado First Great Awakening o el Primer Gran Despertar. Mientras en la Deutschland se “criticaba”, en la Albión sonaba el reloj de una sola fides a punto de morir.

sábado, 18 de octubre de 2025

La unidad de Pussycat, no convence

 


por Tony Velázquez Ruiz

Cuando planteamos en un blog anterior la alternativa: ¿División o Unidad?, no estábamos tan equivocados. Mientras unos se tragan el sapo de la traición a la doctrina de Jesucristo, otros optan por la división, como en este caso.

El Capítulo General de los Hijos del Santísimo Redentor (FSSR) ha decidido separarse de lo que denominan "la nueva Iglesia sinodal"; y la verdad es que no les faltan motivos.

Para quien desee conocer la historia de esta orden, puede recurrir a este sitio. Mientras tanto, su web la hallará en este otro lugar.

Que el último Cónclave buscara una unidad dentro de la Estructura Eclesial, fue la conclusión más evidente. Por ello eligieron a Pussycat como sucesor de Paco I. ¿Pero hasta cuándo piensan estos masones traidores que se puede sostener esta situación? Alguien se separó y alguien debía ser el primero.

Gloria TV resume su historial de este modo:

La orden es conocida como los Redentoristas de Papa Stronsay, Escocia. Papa Stronsay" significa "Isla de los Sacerdotes de Stronsay". La comunidad es propietaria de la isla escocesa y lleva una vida austera en este remoto lugar.

En 1987, la pequeña congregación de rito romano se afilió a la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X (FSSPX).

En 2007, la orden se expandió y estableció una nueva fundación en Christchurch, Nueva Zelanda.

En 2008 se inició un proceso de reconciliación con el Vaticano bajo el papa Benedicto XVI, y en 2012 la comunidad abandonó la FSSPX para convertirse en un instituto clerical de derecho diocesano en la diócesis de Aberdeen, Escocia.

Tras años de dificultades con la diócesis de Christchurch, la comunidad perdió una apelación final en el Vaticano en 2025 y se le prohibió permanecer en Nueva Zelanda.

Al concluir el actual capítulo general el 16 de octubre, los redentoristas declararon en una carta abierta que "ya no es posible conciliar la Fe de nuestros Padres con la nueva religión promovida por la Iglesia moderna". Y lo hace de este modo:

Queridos fieles, ¡Viva Jesús nuestro amor y María nuestra esperanza!
Es con gran pesar y profunda tristeza que nos dirigimos a ustedes. Lo que nos une es nuestro gran amor por nuestra Santa Madre, la Iglesia Católica y Esposa de Jesucristo, por quien los mártires derramaron su sangre y los santos entregaron sus vidas. Es este amor el que nos obliga a expresar una verdad que es difícil, sin embargo esencial. (Lc. 12: 4-9)
Al igual que ustedes, nosotros también hemos atesorado una gran esperanza durante muchos años. Creímos que era posible vivir como hijos fieles de la Tradición dentro de las estructuras de la Iglesia moderna. Creímos que las viejas y hermosas tradiciones de nuestra Fe, en particular la Misa Latina de todos los tiempos, nos serían devueltas justamente. Esto nos dio esperanza, especialmente durante el tiempo de Benedicto XVI. Esperábamos con confianza que podríamos practicar libremente la Fe de nuestros Padres en la Iglesia. ¡No sabíamos lo equivocados que estábamos!
A través de años de pruebas y experiencia hemos llegado a la desafortunada conclusión de que la Fe Católica Tradicional, la Fe de todos los tiempos y de los santos, es incompatible con la nueva Iglesia moderna, fruto del Concilio Vaticano II. Simplemente no pueden coexistir en un mismo cuerpo.
Dado que apreciamos y honramos profundamente la Misa Tradicional en Latín y no podemos renunciar a la Santa Misa de los siglos y de los santos, esta nueva Iglesia no nos quiere. Debido a nuestra fidelidad, nos han considerado tercos, difíciles y rebeldes; suturados y difamados en una acritud interminable.
Esta carta apela a todos los que sienten que algo está tremendamente mal en la Iglesia o que piensan que la nueva Iglesia y la Fe inmutable pueden coexistir pacíficamente. ¡Ay! Permítanos declarar la triste verdad que nuestra experiencia muestra claramente como imposible. Seguramente, esta nueva Iglesia escandalizaría a todos los santos Papas que declararon una y otra vez que el indiferentismo religioso es un mal muy grande, absolutamente incompatible con la Fe Católica.
Les decimos que no seremos cómplices por silencio en esta destrucción continua de la Iglesia. Debemos alzar la voz en algún momento, ¿y qué mejor momento que ahora? Después de 17 años como comunidad dentro de las estructuras de la Iglesia, hemos sido continuamente aislados y hostigados. Especialmente en estos últimos años, el Obispo de Christchurch nos ha hecho sentir como la escoria o suciedad de la tierra. Por sus numerosos decretos y recursos ante Roma, ha buscado expulsar a nuestros monjes de la diócesis.
Él quiere que quince vocaciones locales sean perpetuamente exiliadas de sus familias y patria. Les decimos ahora que un deber superior lo prohíbe. Mientras haya una sola alma que nos pida el Santo Sacrificio de la Misa, los Sacramentos o ayuda espiritual, con la gracia de Dios no la abandonaremos. El Buen Pastor nos insta a dar la vida por sus ovejas y a mantener a raya al lobo hambriento. Es nuestro deber en la caridad, en la teología y en el Derecho Canónico.
¿Por qué? Porque la cadena de mando ha sido rota. La autoridad en la Iglesia es ministerial (sirviendo a Nuestro Señor), no absoluta (haciendo lo que le plazca): nos obliga porque ella misma está ligada a Cristo, al depósito de la Fe, al Magisterio constante. Cuando un superior se aparta de su propia obediencia a Cristo Rey, su mandato deja de ser el brazo de Cristo y se convierte en el gesto de un hombre. (S.T., IIa IIæ, q. 104, a. 5) Estos eclesiásticos desobedecen a Dios. Y luego, habiendo destruido la cadena del mandamiento de Dios, intentan invocar la obediencia religiosa para asuntos que agotan a la Iglesia y le quitan la Santa Misa. «Tolle Missam, Tolle Ecclesiam – Quita la Misa, destruyes la Iglesia» (Lutero). ¡No! Debemos obedecer a Dios antes que al Hombre.
Y por lo tanto, aferrándonos con toda nuestra fuerza y dedicación a nuestra profunda comunión con nuestra Santa Madre la Iglesia, nuestro deber ante nuestro Señor Jesucristo y hacia las almas exige que:
Repudiemos Amoris Laetitia que permite la Comunión a parejas viviendo en pecado.
Repudiemos la persecución de la Misa y de los católicos por parte de Traditionis Custodes.
Repudiemos Fiducia Supplicans que permite la bendición de parejas del mismo sexo.
Repudiemos “El Documento sobre la Fraternidad Humana” que afirma que Dios quiere todas las religiones.
Repudiemos la falsa teología de las “iglesias hermanas” y la “comunión parcial”.
Repudiemos a los falsos pastores que procesionaron triunfantes el ídolo de la Pachamama en San Pedro.
Repudiemos a Francisco por disculparse del héroe católico que arrojó ese ídolo al Tíber.
Repudiemos el azote de la indiferencia religiosa en Nueva Zelanda y en toda la Iglesia.
Repudiemos los actos de los obispos de Nueva Zelanda de cerrar iglesias y negar los sacramentos en sumisión cobarde a la opresión del Covid-19.
Repudiemos al Obispo de Christchurch por recibir sus cenizas el Miércoles de Ceniza del obispo anglicano de Christchurch.
Repudiemos la corrupción de los niños y el escándalo causado a los inocentes mediante programas catequéticos malignos.
Repudiemos a Francisco por enseñar que todas las religiones son como diferentes idiomas y preguntar “¿Es mi Dios más importante que el tuyo?”
Repudiemos el silencio de aquellos obispos que no se pronunciaron contra esa traición a la Fe.
Repudiemos la Iglesia Sinodal como distinta de la Iglesia Católica constituida por Dios.
Repudiemos la continua destrucción y humillación de nuestra Santa Madre, la Iglesia.
Repudiemos a quienes atacan o socavan a la Iglesia en su dogma, moral, sacramentos o disciplina con un nuevo culto al hombre.
A todos los que leen esto: ¿Hasta cuándo continuará toda esta tontería? Sea cual sea el costo para nosotros, con el Apóstol debemos decir: ¡Anathema!
Pero aunque nosotros, o un ángel del cielo, os predicara un evangelio diferente del que os hemos predicado, sea anatema. Como dijimos antes, así digo ahora de nuevo: Si alguien os predica un evangelio diferente del que habéis recibido, sea anatema.” (Gál. 1:8-9)
¡No permanezcas en silencio! ¡Defiende la Fe de nuestros Padres!
Aunque todas las naciones obedecen al rey Antíoco, para que cada hombre se aparte de la ley de su padre y consienta en sus mandamientos: Yo y mis hijos y mis hermanos obedeceremos la ley de nuestros padres.” (1 Macabeos 2:19-20)
Por el contrario, está escrito (Hechos 5:29): Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres. Ahora bien, a veces las cosas que un superior manda están en contra de Dios. Por lo tanto, no se debe obedecer a los superiores en todo.” — Santo Tomás de Aquino (S.T., IIa IIæ, q. 104, a. 5)
Expecta Dominum, Viriliter Age et Confortetur cor tuum. Espera al Señor, sé valiente y que tu corazón tome ánimo. (Sal 26:14)
Gaude, Maria Virgo
Alégrate, oh Virgen María; tú sola has aplastado todas las herejías en todo el mundo.

(A continuación siguen las firmas).

Ver el documento original --->


lunes, 13 de octubre de 2025

El luterano de las fronteras

 



En el siglo XX hizo su aparición, el luterano de las fronteras. ¿De qué fronteras hablamos? De la existente entre ciencia y filosofía; de la que se crea entre filosofía y teología; de la del tiempo entre edad antigua y modernidad. Frontera entre el ser y la nada. Frontera entre la fe y la angustia del absurdo. En un primer momento, daría la impresión que se trata de un anti sócrates que se las sabía todas. Parece un ave que vuela todos los campos. Con sus alas planea sobre el arte, la Kultur, el psicoanálisis o la sociología. Sin embargo, cuando nos adentramos a leer sus argumentos en el “Coraje de existir”, nos da la sensación de un ser angustiado, que toma apuntes sobre el sermón que le dio su terapeuta, para salir del consultorio y sentirse sano. A todo esto se añade la estructura de una filosofía alambicada por el ser, que lo hace un oscuro cóctel discursivo. ¿Es este personaje que nos presenta como fenómeno la masonería moderna?

Paul Tillich (1886-1965), hijo de un pastor luterano de Prusia. En 1911 recibe el doctorado en filosofía en la Universidad de Breslau. En 1912 se licenció en teología en Halle Wittenberg. Capellán durante la Primera Guerra Mundial. Hospitalizado tres veces por trauma de combate. Un dato no menor, pues su pensamiento parece sacado de la angustia de las trincheras y parece ser la clave de todo su pensamiento. El buen luterano ve como en la guerra, todo se destruye. Inconscientemente aprehende la destrucción, la cual se da en su propia vida servida como plato de hostería.

En 1919 se divorcia de su esposa Margarethe Wever embarazada de otro hombre. Fue otra destrucción. Se casa con Hannah Werner-Gottschow, casada y ya embarazada. Ahora mantiene un matrimonio “abierto”. Estamos en otra destrucción.

El colapso de la República de Weimar lo llevó a imaginar que había llegado el momento oportuno (καιρος) para un cambio histórico que brindara una comunidad socialista armoniosa, inspirada en los ideales cristianos de justicia e igualdad. Camino que ya vimos hacer a Barth y Bultman. Fue una desilusión y otra destrucción.

Se relaciona con Martín Heidegger, quien tenía en ese entonces afinidades con el nazismo, siendo él un “socialista religioso”. Tal vez aquí comience su aventura sobre las fronteras.

Desde 1924 a 1933 lo encontramos como profesor en distintas universidades.

En 1933 lo expulsan de sus cátedras por antinazi ―otra destrucción en su vida― y se radica en Estados Unidos, donde dicta cátedras.

¿Acaso todas estas secuelas no terminaron influyendo en su Teología Sistemática de dos tomos?

El argumento para demostrar que “Dios” no “existe

Lo que más llama la atención del público, en su pensamiento, es su demostración sobre la inexistencia de Dios. Es la novedad del luteranismo, donde dentro de sus filas un teólogo afirma sin ambages: «Dios no existe» y «argumentar que Dios existe es negarlo».

¿Acaso Tillich es ateo?

En “El Coraje de Existir” escribe toda su ambigüedad:

No puede haber ninguna negación actual sin una afirmación implícita… Lo negativo vive en lo positivo que niega. (VI. El valor y la trascendencia)

Pero ¿qué es lo que afirma?

Para su estructura mental, ―y suponemos no enferma por los horrores de la guerra―, Dios no es un ser, ni el Ser. En esto, nuestro socialista, sigue el pensamiento del nazi Heidegger, quien levantó la mano derecha para saludar a su Fürer. Dios es la base del ser, para el hombre que es un ser finito.

Este "fundamento del ser" es el ganz Anderes que ya vimos en protestantes anteriores, con la diferencia que ahora se le niega la posibilidad de ser, por lo tanto si no es un ser, no existe. Atrás quedó la definición del Éxodo (3,14):

Yo soy el que soy.

Menos mal que Lutero pedía “sola scriptura”. Tillich lleva la destrucción a su máxima expresión. Si para Nietzsche Dios había muerto, para Tillich Dios había saltado por los aires de su trinchera.

De este modo, ¿qué viene a ser Dios?

Estamos ante un sustantivo abstracto, llamado Dios. No es un “soy” (ὁ ὢν), ni un “era” (ὁ ἦν) y mucho menos “el que viene” (ὁ ἐρχόμενος) (Cfr. Ap.1,8 ). No es un Ser.

Pero entonces, ¿por qué los hombres hablan de Dios?

Porque es un símbolo que representa un modo de pensar. Así como la Estatua de la Libertad de Nueva York es un símbolo que controla la entrada al puerto, así la Estatua mental de Dios controla el puerto de la fe del hombre.

El catecismo de Pío X en se preguntaba, ¿dónde está Dios? Y respondía:

Dios está en el cielo, en la tierra y en todo lugar.

Mientras este catecismo afirmaba que Dios se encontraba en cada lugar, el catecismo de Tillich afirma que no se encuentra en ningún lugar, ni en ningún tiempo. No es esencia, pero sí es objeto de un símbolo.

¿Pero es existencia?

¿Pero qué es la existencia para un traumatizado de la guerra? Todo radica en dos términos, “a lo teutón”. Uno es el nonbeing que se ha traducido por el "non-ser". Consiste en una partícula que se adelanta al sustantivo para indicar que no lo tiene. La otra es not being o "no ser". Aquí el not se emplea como ausencia para usarse con verbos. En conclusión, la existencia pasa a ser una carencia, ausencia o falta.

Xavier Zubiri explica el origen de la palabra existencia:

Ricardo de San Víctor introdujo una terminología que no hizo fortuna, pero que es maravillosa. Llamó a la naturaleza sistencia; y la persona es el modo de tener naturaleza; su origen, el "". Y creó entonces la palabra existencia como designación unitaria del ser personal. Aquí existencia no significa el hecho vulgar de estar existiendo, sino que es una característica del modo de existir: el ser personal. La persona es alguien que es algo por ella tenido para ser: sistit pero ex. Este "ex" expresa el grado supremo de unidad del ser, la unidad consigo mismo en intimidad personal. Aquí la unidad personal es el principio y la forma suprema de unificación: el modo de unificarse la naturaleza y sus actos en la intimidad de la persona. (El Ser sobrenatural 422-433)

Mientras para la super-teología de Tillich existencia es carencia, para la bárbara e inculta teología medieval era una forma de tenencia.

Tillich, el opuesto de San Anselmo

El argumento tillichiano sobre la inexistencia de Dios, nos recuerda el argumento ontológico contrario de San Anselmo. Si para Tillich «argumentar que Dios existe es negarlo»; para San Anselmo, argumentar que Dios no existe es afirmarlo.

Para San Anselmo, Dios es lo máximamente pensable, lo más perfecto que cabe concebir; por lo tanto ha de existir también en la realidad ya que si no existiera, no sería lo máximamente pensable. Ergo, Dios necesariamente ha de existir.

Y agregamos, si alguien niega que lo más perfecto pensable no existe, es porque sabe que existe.

Nadie que entienda, pues, lo que Dios es, puede pensar que Dios no existe, aunque pueda decir estas palabras en su corazón sin darles ningún significado, o dándoles algún significado impropio. Puesto que Dios es aquello mayor que lo cual nada se puede pensar. Quien entiende esto, entiende sin duda que es un ser tal que ni siquiera en el pensamiento puede no existir. Por consiguiente, quien entiende así el ser divino no puede pensar que no existe. (Proslogion IV)

¿Qué eres sino la sumidad de todo, único existente por sí mismo, que hizo todo lo otro de la nada? Todo lo que no sea esto es menos de lo que puede pensarse, y no puede pensarse de ti. Porque ¿qué bien podría faltar al sumo bien por el que todo bien existe? Así pues, tú eres justo, veraz, feliz, y todo lo que es mejor ser que no ser; ya que sin duda es mejor ser justo que no serlo, y ser feliz que no serlo. (Proslogion V)

Para Tillich, Dios estaba fuera del Universo, más allá del espacio y el tiempo, la existencia y la esencia.

Para San Anselmo:

Tú, en cambio, a pesar de que nada sea sin ti, no estás en lugar ni tiempo alguno, si bien todas las cosas están en ti. Nada te contiene y, sin embargo, tú lo contienes todo. (Proslogion XIX)

A todo esto, podemos imaginar dónde fue a estacionar la fe, o sea, la base de toda la lógica luterana, la sola fides como el “fundamento último” del ser de la Reforma.

Mas (la fe) es una experiencia que tiene un carácter paradójico, el carácter de aceptar la aceptación. Ser sí-mismo trasciende todo ser finito infinitamente; Dios en el encuentro divino-humano trasciende al hombre incondicionalmente. La fe llena este abismo infinito aceptando el hecho de que a pesar de ello el poder de ser está presente, de que aquel que está separado es aceptado. La fe acepta «a pesar de»; y del «a pesar de» de la fe nace el «a pesar de» del valor. La fe no es una afirmación teórica de algo incierto, es la aceptación existencial de algo que trasciende la experiencia ordinaria. La fe no es una opinión, sino un estado. Es el estado del ser captado por el poder del ser que trasciende a todo cuanto es y en el que participa todo cuanto es. Aquél que es cogido por este poder puede afirmarse a sí mismo por que sabe que es afirmado por el poder del ser sí-mismo. En este punto la experiencia mística y el encuentro personal son idénticos. En ambos la fe es la base del valor de ser. (El Coraje de Existir. VI.)

¿Y cómo hacemos un acto de fe?

El acto de aceptar el absurdo es en sí un acto significativo. Es un acto de fe. (Ibídem)

¿Por qué motivo?

Es simplemente fe, no-dirigida, absoluta. Es indefinible, ya que todo lo definido es disuelto por la duda y el absurdo. (Ibídem)

De esta manera se contradice con la sola scriptura de su Reforma, que dice:

La fe es hipóstasis (ὑπόστασις) de lo que esperamos, la prueba (πραγμάτων ἔλεγχος) de lo que no vemos. (Hebr.11,1)

En conclusión, Tillich, dejó de lado la Reforma, para abrazar las fronteras entre cristianismo y utopía, entre fe y absurdo. The Christian frontiersman.