Por Tony Velázquez Ruiz
Nuestros dos delantales platican en una confitería de New York, ahora con las puertas bien abiertas:
—¿Pusieron una bomba en Guidestones?
—Sí, Harry, y bastante potente.
—¡Pobre R. C.!
—¡Y eso que eran de granito!
—¡Qué vandalismo! ¡Hay que exterminarlos a todos!
—Mira, Oliver, los ataques de estos vándalos comenzaron con pintadas en tinta roja. Había que limpiar el granito a cada rato. Entonces se decidió poner cámaras por todas partes.
—¿Quedó algo filmado de estos nazis extremistas?
—La cap los está revisando.
—Si estuviéramos en Cuba, nadie tocaría una piedra.
—Y mucho menos poner una bomba.
—Ahí, el arma no pasa de un cuchillo de cocina.
—En cambio acá, cualquiera tiene una ametralladora en la pieza.
—Habría que aprender algo de Fidel.
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