Calesita

jueves, 28 de noviembre de 2019

El silencio de la dicotomía


El domingo 24 de noviembre fue, para la liturgia occidental, aquella que se origina con Pedro y Pablo, el último domingo del año; donde como es costumbre por siglos, se lee el capítulo 24 del Evangelio de San Mateo.
Frente a la escatología tratada por este apóstol, tanto en el capítulo citado como en el siguiente, se presentan varios personajes y actitudes frente a la segunda venida de Jesucristo, además de recalcar la actitud del vigía con su famoso velad (γρηγορειτε).
Una de estas parábolas, en el capítulo 24, nos muestra al esclavo puesto por su Amo al frente de la servidumbre (οικετέιας), para velar por ellos y darles el alimento a su tiempo, mientras él debe salir de viaje (Cfr. v. 45).
Como el amo demora en regresar, se siente el dueño. Como afirman algunos observadores, nadie es más cruel, que aquel que procede de las clases más bajas y se hizo con el poder. O como dicen en ciertos círculos políticos: “Para conocer bien a una persona, hay que darle poder”. La actitud del esclavo constituido en amo, consiste en apropiarse de la servidumbre.
Esto lo lleva a cometer excesos y comienza a golpear a sus compañeros, mientras come y bebe con los ebrios (Cfr. 49), y lo hace porque la servidumbre ahora es suya.
Es indudable que esta parábola se refiere a los jerarcas de la Iglesia, que piensan que ella les pertenece, por tal motivo cambian la doctrina y por dicha doctrina cambian la moral y se pasan al bando del mundo, ebrio de concupiscencias.
Esta interpretación, la da San Hilario de Poitiers (310-368):
Aunque el Señor nos había exhortado en general a vivir con mucha vigilancia, encomienda de un modo especial a los príncipes de su pueblo (esto es, a los obispos) la solicitud en la expectación y su venida. Pues el siervo fiel y cabeza prudente de su familia significa el pastor que provee de lo útil y conveniente al rebaño que le está cometido. Por esto dice: "¿Quién creéis que es el siervo fiel y prudente?"... 1
San Juan Crisóstomo (†407) señala lo que el Señor le pide al esclavo:
Dos cosas exige de semejante siervo. A saber, prudencia y fidelidad: llama en verdad fiel a aquél que no se apropia nada de lo que pertenece a su Señor, ni gasta inútilmente sus cosas. Y llama prudente a aquél que conoce el modo con que conviene administrar lo que se le ha confiado. 2
Luego observa que esta parábola también se puede aplicar a la autoridad civil:
Esta parábola se adapta también a los príncipes del siglo... 3
¿Pueden ir juntas la fe y la prudencia?
Esto es lo que cuestiona Orígenes (184 ó 185- 254) y hace una reflexión sobre esta parábola muy oportuna, afirmando que es raro verlas juntas:
Si alguno lo observa, encontrará muchos fieles que se ejercitan en la práctica de la fe; pero no muchos prudentes, porque a los necios del mundo eligió Dios (Cfr. 1Co 1:27).
Y por el contrario hallará otros que son prudentes, pero de poca fe. Y es raro encontrar en uno solo fidelidad y prudencia. 4
Rábano Mauro (780-856) concuerda con Orígenes:
Difícil es, pues, encontrar en una sola persona la prudencia y fidelidad, pero no es imposible. 5
Esto es lo que observamos en la actualidad, no sabemos si nuestros prelados tienen fe o si actúan solo por prudencia; y si actúan por prudencia, ¿no es acaso que perdieron la fe? ¿Quién es el águila que presenta ambas virtudes? ¡Qué difícil se hace responder a esto! El silencio en esta gravísima situación que ha creado la cabeza visible de la Iglesia, ¿cómo lo debemos interpretar? ¿Es prudencia, o ya no tienen fe?
Escasos son los que poseen las dos virtudes, porque hoy ambas cosas parecen no coincidir.
A su vez el alimento que debe proveer este siervo, es la doctrina, como lo afirma San Hilario:
Esto es, obedeciendo los preceptos de su Señor, y dispensando con oportunidad a la familia el alimento de la doctrina y la palabra de vida eterna. 6
El pecado consiste en adueñarse de la propia naturaleza, tal como afirmaba Máximo el Confesor (†662). La cual no es nuestra, sino que se nos fue confiada por Dios. Del mismo modo sucede con la Iglesia, los obispos se adueñan de ella, sobretodo cuando están acostumbrados a ser dueños de su naturaleza.
El ejemplo es concreto, un homosexual, no puede ser cura ni obispo, mucho menos cardenal y muchísimo menos un protegido del Papa, o ir de la mano con él. Este personaje se adueñó de su naturaleza, por lo tanto se adueñará de la Iglesia, y esto sigue, pues ahora se adueñó de la tierra, a la cual nombrará su diosa especial, la Pachamama bergogliana. Tal como lo refiere Orígenes:
Peca por consiguiente contra Dios todo Obispo que no administra como siervo, sino como dueño; y frecuentemente como amargo dueño, que domina por la fuerza, y no acoge a los indigentes, sino que se regala con los ebrios. Y siempre se imagina que el Señor tardará en venir. 7
Y no solo cambia la doctrina, sino que también golpea...
Como dice San Mateo, el Señor demora y el siervo se pone a golpear (τυπτειν) a sus compañeros (Cfr. v. 49). ¿Acaso no vemos esto en la actualidad? ¿Cuántos comisariamientos llevamos desde 2013? ¿A cuántos ha pegado este imprudente e infiel?
Pero acontece que el Amo regresa y mucho más enigmática parece su acción cuando sorprende al siervo bebiendo con los ebrios de este mundo:
Y le cortará (διχοτομησει) en dos, y su parte pondrá con los hipócritas. (v.51)
El verbo usado es διχοτομήω, de aquí viene nuestra palabra dicotomía como el hecho de dividir dos cosas opuestas. El verbo griego suele usarse como un castigo realmente severo.
San Jerónimo explicará el sentido del verbo diciendo:
"Le dividirá", no se ha de entender que le partirá con la espada, sino que le separará de la comunión de los Santos.
¿Pero qué es lo que propiamente divide?
De un lado pondrá lo que es divino y del otro lado lo que aporta el siervo. Ambas cosas no están unidas por la persona, sino que viven en dicotomía como elementos opuestos. Es la hipocresía.
La antropología de Orígenes
En esta interpretación del verbo dikhotoméo διχοτομήω, Orígenes saca a relucir su concepto antropológico, el cual comparto aunque no en sus detalles. Para su concepción, el ser humano tiene alma, cuerpo y espíritu. Al afirmar que el Amo practica la dicotomía, no hace sino poner las cosas en su lugar, puesto que el hipócrita, es aquel que manifiesta un espíritu que no tiene.
El término hipócrita, proviene del latín, pero éste lo toma del griego. Hipócrisis υπόκρισις, era la actuación teatral, e hipocrités υποκριτής era el comediante. El hipócrita actúa y como en el teatro, desarrolla un papel; pero él es otra cosa en su vida íntima. Por lo tanto dirá Orígenes que el Amo lo dividirá, le quitará el espíritu, que es el papel divino que actúa, pues no le pertenece y dejará el resto para el infierno.
O le dividirá cuando su espíritu (esto es, su casa espiritual) vuelva al Dios que se la dio, y su alma con su cuerpo vaya al infierno. El justo no es dividido, sino que su alma va con su espíritu (esto es, su don espiritual) al reino de los cielos. Los que son divididos no tienen en lo sucesivo en sí parte del don espiritual, que era de Dios; sino que queda la parte que era de ellos mismos, esto es, el alma que con el cuerpo será castigada. De donde sigue: "Y su parte será con los hipócritas". 8
Poseemos dos papas, que se adueñaron del papado. Esto hace que la parábola tenga tanta actualidad. Un papa inventó el papado pasivo, al que tontamente llamó “emérito”. Fue el primer apropiamiento papal. Se afirma que es fiel, aunque no sé con qué argumentos se pueda decir que sea prudente, después de ver los resultados de su renuncia.
El otro papa, hereje consumado desde hace tiempo, se apropió de su doctrina y de su moral, donde realiza una actuación teatral frente el horizonte católico. Políticamente se cree un Julio II, con la diferencia que su papado está sumido en el caos financiero, y la diosa Pachamama, lo ha hecho el hazmerreír de la modernidad.
¡Menos mal que la iglesia tenía un atraso de 200 años! Con la diosa Pachamama ahora se cargó con un retraso mental de miles de siglos. Mientras tanto, el resto vive en el silencio de la dicotomía entre la fe y la prudencia.
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1 Catena aurea. In Matthæum,27.
2 Ibídem. Homiliæ in Matthæum, hom. 77,3.
3 Ibídem.
4 Ibídem. In Matthæum, 31.
5 Ibídem. Expositio in Matthæuum.
6 Ibídem. In Matthæum, 27.
7 Ibídem. In Matthæum, 31.
8 Ibídem.

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