Calesita

lunes, 20 de mayo de 2019

Cansancio revolucionario


Toda revolución es obra de los hombres, y el Espíritu Santo nunca habita en ella. La Revolución Vaticana de estos momentos, con sus dos papas, uno activo y el otro pasivo, es obra de la improvisación y de la torpeza humana, no del Espíritu Santo, y por mas que ladre Spadaro, jesuita de vanguardia, esto no cambia.
Esto lo manifiesta a las claras, el cansancio de esta revolución humana, cuyas fuerzas comienzan a debilitarse, y en estos días, algo parece que se ha roto.
Como Bergoglio es un buen peronista, de acuerdo a la última visión que tenía este anciano líder argentino, en toda revolución estaban los apresurados y los retardatarios. Eran los términos con los cuales ilustraba en sus conferencias a los trabajadores.
En otras palabras y usando figuras de otras revoluciones, podemos hallar en esta auténtica Revolución Vaticana, “jacobinos” y “cordeleros”, o tal vez, “bolcheviques” y “mencheviques”.
Estas alianzas iniciales, en un punto de cada revolución se rompen. Lo mismo acontece en esta Revolución Vaticana, y nos lo dicen algunos acontecimientos de estos días.
El detonante han sido las últimas declaraciones de Bergoglio contra las diaconisas.
El “jacobino” Andrea Grillo, (Savona, 1961) quien desde 1994, enseña Teología de los sacramentos y Filosofía de la Religión en Roma, en el Pontificio Ateneo S. Anselmo; y Liturgia en Padua, junto a la Abadía de Santa Justina, era el que quería en el 2017 desterrar a Benedicto XVI.
Personaje revolucionario de alto vuelo, se afirma que estaba elaborando una misa ecuménica, como si el Novus Ordo no lo fuera ya en forma suave. Grillo quiere más. Es entonces que este “jacobino” arremetió contra las afirmaciones del “cordelero” Bergoglio, que en sus dichos y desdichos afirmó el 10 de mayo, que con las diaconisas “no podemos ir más allá de la Revelación":
"Este es precisamente el punto. Establecer cuál es el límite de la Revelación. El silencio no es un límite insuperable, excepto para los que no tienen coraje".
Ya lo escribía en su sección, el conspirador Martini, “manager” de Bergoglio en el Corriere della Sera de 2009, quien era otro “cordelero”:
El sacerdocio de las mujeres ha sido excluido aún últimamente por el Papa Juan Pablo II. Recientemente hubo ordenaciones presbiteriales y episcopales de mujeres en distintos lugares de la Comunión Anglicana. Esto ha creado muchas oposiciones internas y no pocos presbíteros anglicanos y también algunos obispos se pasaron a la Iglesia Católica. En la acción de la Iglesia latina no existe discriminación, porque todos los cristianos son iguales y tienen los mismos derechos, pero no existe para ninguno el derecho de ser ordenado sacerdote. Existe también el argumento de la igualdad de oportunidades, pero esto no ha penetrado bien en la praxis de la gente.
Bergoglio sigue su línea. Hay que esperar, esto todavía no ha penetrado bien en la praxis y aquí lo que manda, no es la Revelación, como se creyó tontamente el “jacobino” Grillo, aquí lo que manda es la praxis revolucionaria, la cual no está todavía en pleno auge. Esto explica qué hace Tucho en la Plata, o que hará Mattasoglio en Perú.
Lógicamente, los curas "jacobinos" que rompieron con su celibato, se pusieron algo nerviosos, así leemos:
En un artículo en la especie de medio digital que dirige otro ex-cura, Jose Manuel Vidal; el auto proclamado «teólogo» y «cura casado», Jorge Martínez, le dice a su «Hermano Francisco» que estamos entrando de nuevo en un proceso de involución; y le pregunta… ¿por qué nos «desinflas» las expectativas de una profunda reforma de la Iglesia? 1
Acusar al “cordelero” Bergoglio de involutivo, es un espantoso insulto revolucionario a su persona, que indica que en esta Revolución Vaticana, algo se ha roto, y los “jacobinos” están desencantados y han retirado su apoyo revolucionario, al menos por el momento.
Es el cansancio revolucionario, que lentamente va desgajando los apoyos iniciales de estos iluminados dejando escoria por el camino.
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