Calesita

miércoles, 23 de enero de 2019

Revolución y Evangelio (II)


Hemos comprobado en la entrada anterior, la base de la tesis hegeliana, concepto no científico sino ingenuo, tal como lo define su crítica. Una tesis que solo siguen por puro acto de fe los socialistas y los evolucionistas, como los viejos marxistas; y en nuestro país, seguida por los escasos peronistas que todavía piensan.
Como explicitamos, la hipótesis de Hegel afirma que la razón es inmanente a la procesión de la historia:
Además se halla esa razón inmanente en el devenir histórico, dentro del cual y mediante el cual se realiza. 1
Si la Razón es inmanente a la procesión histórica, la Historia se moverá como se muevan las ideas. De aquí se originan las distintas dialécticas, entre la cuales Bergoglio desarrolla la suya con sus cuatro principios, de los cuales ya he hablado en este artículo.
Lo nefasto del pensamiento de Bergoglio, jesuita devenido en heresiarca, es que eleva los principios dialécticos igualándolos a la doctrina de fe, caso contrario no estarían presentes en sus encíclicas.
En este punto se hace necesario explicitar el espectro revolucionario y la amplia gama de sentidos que abarca el concepto de revolución, de tal modo que Bergoglio, el dialéctico, quede expuesto en lo que enseña.
La gran Revolución de la neutralidad
Con acierto afirmó Carl Smichtt:
Ninguna revolución intelectual ha tenido mayor repercusión que tuvo en el siglo XVII el paso de la teología al espíritu científico. Todavía estamos pagando hoy las consecuencias. 2
Esta fue la gran revolución que abrió las puertas a la era moderna. Es el fin del mundo antiguo y de la cultura cristiana. De estar Dios en el centro del universo, se pasó a colocar al hombre en su lugar. Es lo que se afirma con los términos del teocentrismo al antropocentrismo. Revolución esta que con el nefasto Vaticano II se introdujo de lleno en la teología católica. Tal como lo escribía en los apuntes de teología, mi profesor en el año 1969:
La Teología, si no quiere ser inadecuada, tiene que ser antropocéntrica; fundada en la Historia de la Salvación, existencial, personalista, dialogal, comunitaria, social; y volcada en las categorías dinámicas de una visión evolutiva del mundo.
Consecuencias de esta Revolución
Esta revolución trajo como consecuencia que ...
...(Dios) dejó de ser un ente para convertirse en un concepto. 3
¿Qué causó esta revolución?
La causa profunda de esta primera gran revolución se explica simplemente por la preocupación harto característica de procurar al espíritu humano un terreno de conciliación común y neutro. Después de las polémicas y de las luchas (religiosas) del siglo XVI, a nadie puede ya extrañar esa necesidad. 4
La Revolución de la Neutralidad, a lo largo de las centurias seguirá dando sus pasos cruciales, pues toda revolución es obra de varias generaciones, y donde muchos perderán la visión de este desafortunado proceso.
La Historia reemplaza la Teología
A esta Revolución Neutral, se hace indispensable insertar a Hegel, para quien la Historia es conducida fatalmente por el Espíritu:
La historia universal es precisamente ese largo proceso implicado en el nacimiento y desarrollo ascendente del espíritu, constituyendo una verdadera teodicea, vale decir la justificación de Dios en la historia, prescindiendo de la espectacularidad de sus muchos y variados capítulos. 5
Sumando a Hegel dentro de esta profunda revolución neutral, la teología es reemplazada por la historia y no tan solo por la historia sagrada, sino también por la historia profana, la cual para algunos pasará a ser toda en su conjunto una fatal Historia de Salvación. Como enseñaban mis viejos apuntes de idealismo:
La Teología, si no quiere ser inadecuada, tiene que ser ... fundada en la Historia de la Salvación,...
Revolución Mística
Luego de establecer esta mentalidad se dará otro paso fundamental y se reemplazará la historia por la política.
Decían mis viejos apuntes:
La Teología, si no quiere ser inadecuada, tiene que ser ... existencial, personalista, dialogal, comunitaria, social;...
En otras palabras, la teología debía configurarse como política.
Según el planteo de Carl Schmitt, el cual puede ser discutido, se produce este fenómeno consecuente al anterior:
En el siglo XIX, el monarca primero y después el Estado, van a convertirse también, a su vez, en órganos neutros; y la neutralidad cierra así un ciclo, que luego se hace clásico bajo el nombre de teología política, gracias a la doctrina liberal del poder neutro, que pone el poder político al alcance de su mano.
La mística vendrá con el Sturm und Drang (tormenta e ímpetu). Este movimiento alemán proporcionará a la política su visión mística, la cual tomará su gran base con la afirmación de Goethe en su Fausto:
Está escrito: En un principio existía el Verbo. Ya, aquí, tengo que pararme. ¿Quién me ayudará para ir más lejos? Es esta traducción tan difícil, que tendré que darle otro sentido si el espíritu no me ilumina. Escribo: En el principio existía el espíritu. Reflexionemos bien sobre esta primera línea, y no permitamos que la pluma se deslice. Es indudable que el espíritu lo hace y lo dispone todo; por tanto, debiera decir: En un principio existía la fuerza. Y, sin embargo, al escribir esto, siento en mí algo que me dice no ser este el verdadero sentido. Por fin, parece venir el espíritu en mi auxilio; ya empiezo a ver con más claridad y escribo con mayor confianza. En un principio existía la acción.
La acción antes que el Logos, nuevo proceso revolucionario, que junto al nefasto Vaticano II ingresará en la nueva teología católica, donde la acción será más importante que el pensamiento, y la pastoral será más importante que la teología. Como está escrito en mis apuntes de 1969:
La Teología, si no quiere ser inadecuada, tiene que ser … volcada en las categorías dinámicas...
La mística política se hace acción con el Sturm und Drang, y con ella aparece en el romanticismo el oficio de revolucionario, el sacrificado servidor de la tormenta y el ímpetu.
Esta política devenida en teología la cual se transforma en acción mística, incorporará el proceso revolucionario para explicar de algún modo la procesión de la Historia. Perón que fue un gran sintetizador, lo hizo en estos términos:
Es posible que la revolución sea tan vieja como el mundo, porque el mundo nunca ha sido estático, sino que ha estado siempre en evolución permanente, y las revoluciones siempre son parte de esa evolución. 6
Bergoglio, revolucionario peronista
Con esta óptica, entendemos al peronista Bergoglio, cuando afirma que el evangelio es revolucionario. Negarlo sería como excluirse del proceso evolutivo tan querido por los jesuitas de vanguardia y aceptado por los obispos latinoamericanos, a quienes los confirma en su visión evolutiva con estas significativas palabras, en las cuales comprendemos su aversión hacia los Franciscanos de la Inmaculada y su firme voluntad de destruir toda organización anclada en la Tradición anterior al Vaticano II:
Ante los males de la Iglesia se busca una solución sólo en la disciplina, en la restauración de conductas y formas superadas que, incluso culturalmente, no tienen capacidad significativa. ... Fundamentalmente es estática, si bien puede prometerse una dinámica hacia adentro: involuciona. Busca “recuperar” el pasado perdido. 7
Palabras que se desprenden de las enseñanzas de la década del 60, cuando se escribía en las aulas de teología:
La Teología, si no quiere ser inadecuada, tiene que ser … volcada en las categorías ... de una visión evolutiva del mundo.
Por tales palabras, piensen los que han hecho del arcaico Vaticano II un dogma de fe, que no hacen más que dar un virtual apoyo a Bergoglio en su destrucción hacia toda organización católica basada en los principios de 1960.
Bergoglio, el fósil
Bergoglio es el mejor fósil que podemos dar de esta Revolución Neutral que se inició en el siglo XVII, donde el teocentrismo se hace antropocentrismo, donde la teología se hace acción pastoral, donde la acción pastoral pasa a ser política, donde la política se hace mística, y por consiguiente, las enseñanzas evangélicas pasan a ser revolucionarias para insertarse en la evolución.
Bergoglio es el gran fósil de esta generación perdida de Argentina, donde se evoluciona cuando se profesa la Revolución Neutral del siglo XVII, cuando se considera a Jesucristo hecho Historia, y cuando se opta por los pobres o los inmigrantes, para acompañarlos en un proceso revolucionario.
Ahora podemos apreciar las afirmaciones del Cardenal Martini, quien propuso a Bergoglio para el papado en el cónclave de 2005, para quien la Iglesia estaba atrasada en doscientos años. Lógico, no había entrado de lleno en la Revolución Neutral.
Como es fácil apreciar, con este criterio revolucionario, toda la doctrina de Jesucristo quedó patas arriba. Hoy nos quejamos de las consecuencias de esta Revolución Neutral, la cual tomó el poder en el Vaticano, donde el demonio no existe, el mundo se hizo amigo y la carne en todas sus formas, ya no es mi enemiga, sino mi gran amiga y donde la iglesia es un inmigrante y si el inmigrante es musulmán, tanto mejor.


1 G. F. W. Hegel. Fiolosofía de la Historia. Bs. As. Ed. Claridad. 1976. Pág, 56.
2 Carl Schmitt. La época de la neutralidad.
3 Ibídem.
4 Ibídem.
5 G. F. W. Hegel. Fiolosofía de la Historia. Bs. As. Ed. Claridad. 1976. Pág, 460.
6 J. D. Perón. Discurso a la CGT del 30 de junio de 1973.
7 Palabras dirigidas al Comité de Coordinación del CELAM, en Río de Janeiro, el 28 de julio de 2013,

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