Calesita

Cuando el asunto no es claro


El calendario del rito gregoriano recuerda hoy a los santos Cornelio y Cipriano, papa el primero y obispo de Cartago, el segundo, a quienes se recuerda en el canon de dicho rito junto a otros, puesto que vivimos unidos a ellos.
BIOGRAFÍA SINTÉTICA. – Acerca de Cipriano, algunos hacen hoy en la lectura de su día, un sumario que dice:
Cipriano nació en Cartago hacia el año 210, de familia pagana. Se convirtió a la fe, fue ordenado presbítero y, el año 249, fue elegido obispo de su ciudad. En tiempos muy difíciles gobernó sabiamente su Iglesia con sus obras y sus escritos. En la persecución de Valeriano, primero fue desterrado y más de tarde sufrió el martirio, el día 14 de septiembre del año 258. 
SU ACTA DE MARTIRIO. – De Cipriano se conserva El Acta de su martirio:
El día catorce de septiembre por la mañana, se congregó una gran multitud en la Villa de Sexto, conforme al mandato del procónsul Galerio Máximo. Y, así, dicho procónsul Galerio Máximo, sentado en su tribunal, el atrio llamado Sauciolo, mandó ese mismo día que trajeran a Cipriano a su presencia. Cuando se lo trajeron, el procónsul Galerio Máximo dijo al obispo Cipriano:
¿Tú eres Tascio Cipriano?
El obispo Cipriano respondió:
Lo soy.
El procónsul Galerio Máximo dijo:
¿Tú te presentas ante los hombres como jefe de esta doctrina sacrílega?
El obispo Cipriano respondió:
Así es.
El procónsul Galerio Máximo prosiguió:
Los sacratísimos emperadores te ordenan que sacrifiques.
El obispo Cipriano respondió:
No lo haré.
Galerio Máximo insistió:
Piénsalo bien.
Pero el obispo Cipriano replicó con firmeza:
Haz lo que se te ha mandado; tratándose de un asunto tan claro, no hay por qué pensarlo más.
Galerio Máximo, después de consultar con sus asesores, pronunció, como a regañadientes, la sentencia, con estas palabras:
Por mucho tiempo has vivido según esta doctrina sacrílega y has hecho que fueran muchos los que te imitaran en este nefando acuerdo, con lo que te has constituido en enemigo de los dioses de Roma y de los sagrados cultos, sin que sirvieran de nada los esfuerzos de los sacratísimos príncipes Valeriano y Galieno, Augustos, y de Valeriano, nobilísimo César, por atraerte de nuevo a la práctica de su religión. Así pues, habiendo sido hallado autor y abanderado de gravísimos crímenes, servirás de escarmiento para aquellos que te imitaron en tu delito: con tu sangre será restablecida la justicia.
Dicho esto, leyó la fórmula de la sentencia:
Decretamos que Tascio Cipriano sea decapitado.
El obispo Cipriano dijo:
Gracias sean dadas a Dios.
Al oír esta sentencia, la muchedumbre de los hermanos decía:
Seamos decapitados junto con él.
Y se originó un tumulto entre la gran muchedumbre que lo seguía al lugar del suplicio. Así, pues, Cipriano fue conducido al campo de Sexto, y allí se despojó del manto, se arrodilló y se prosternó ante el Señor en oración. Luego se despojó también de la dalmática y se la entregó a los diáconos, y, quedándose en su túnica de lino, esperó la llegada del verdugo.
Cuando éste llegó, Cipriano mandó a los suyos que dieran al verdugo veinticinco monedas de oro. Los hermanos tendían ante él lienzos y pañuelos. Luego, el bienaventurado Cipriano se vendó los ojos con sus propias manos. Pero, como no podía atarse por sí mismo las manos, lo hicieron el presbítero Juliano y el subdiácono Juliano.
De este modo sufrió el martirio el bienaventurado Cipriano, y su cuerpo fue colocado en un lugar cercano para evitar la curiosidad de los gentiles. Al llegar la noche, lo sacaron de allí y fue llevado triunfalmente, con cirios y lámparas, al solar del procurador Macrobio Candidiano, lugar situado en la vía Mapaliense, junto a las piscinas. Al cabo de pocos días, murió el procónsul Galerio Máximo.
El bienaventurado Cipriano sufrió martirio el día catorce de septiembre, siendo emperadores Valeriano y Galieno, bajo el reinado de nuestro Señor Jesucristo, a quien sea el honor y la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
LAS ENSEÑANZAS DE CIPRIANO. – Del Acta de su martirio, se desprenden algunas enseñanzas para nuestra generación:
1. En primer lugar, Cipriano veía con toda claridad; para nuestros obispos de hoy, las cosas no son tan claras. La claridad se pierde cuando ingresan doctrinas corruptas, como lo es la inculturación, aportada por una vanguardia jesuítica que bordea el cisma. De esta tonta doctrina de la inculturación, podemos llegar a sacrificar a los dioses paganos, y esto no es especulación, sino simple realidad, como esta:
Concelebrando al dios Inti
"Arrojando incienso" al dios Inti

2. Cipriano fue un ejemplo, por ello, por su claridad, figura en el Canon Gregoriano, los que siguen doctrinas corruptas, son el anti-ejemplo, el anti-Cipriano, a quienes es mejor no seguir, ni escuchar sus enseñanzas, puesto que se han corrompido con doctrinas exóticas.

3. Afirma el Acta que una muchedumbre lo seguía, hoy a estos anti-ejemplos, nadie los sigue, pues muestran un poco más de lo que es esta civilización que agoniza.
Algunos de estos "purpurados", dicen que las modernas apariciones marianas, dañan la Fe. Y este escándalo, este acto pagano, ¿acaso no daña la Fe?

No hay comentarios:

Publicar un comentario