Calesita

lunes, 24 de septiembre de 2018

Tarde piaste Brandmüller


El Papa Benedicto XVI responde al Cardenal Brandmüller e intenta infructuosamente defender su renuncia. Analicemos su defensa. Dice la carta:
Benedictus XVI Papa emeritus
Ciudad del Vaticano, 9 de noviembre de 2017
Su Eminencia Reverendísimo
Cardenal Walter Brandmüller
Presidente Emérito del Comité Pontificio de Ciencias Históricas
Palazzo della Canonica
00120 Ciudad del Vaticano

Eminencia.
En su reciente entrevista con FAZ Usted dice que yo creé, con la construcción del Papa Emérito, una figura que no existe en la totalidad de la historia de la Iglesia. Por supuesto, usted sabe muy bien que los papas se han retirado, aunque muy raramente. ¿Qué fueron después? ¿Papa emérito? ¿O qué en cambio?
Como usted sabe, Pío XII dejó instrucciones en caso de ser capturado por los Nazis: que desde el momento de su captura ya no seria Papa sino Cardenal nuevamente. Si este simple regreso al Cardenalato hubiera sido de hecho posible, no lo sabemos. En mi caso seguramente no tendría sentido simplemente reclamar un regreso al Cardenalato. Entonces habría estado constantemente expuesto al público como lo hace un cardenal, incluso más aún, porque en ese Cardenal uno habría visto al anterior Papa. Esto podría haber conducido, intencionalmente o no, a consecuencias difíciles, particularmente en el contexto de la presente situación. Con el Papa Emérito he intentado crear una situación en la que estoy absolutamente inaccesible a los medios y en la que esté completamente claro que solo hay un Papa. Si conoce una mejor manera y entonces cree que pueda condenar la que yo he elegido, por favor dígamela.
Lo saludo en el Señor
Suyo
Benedicto XVI
Análisis del Texto
En su primer párrafo, Benedicto menciona el título de Papa emérito, al cual la mayoría interpreta sin sutilezas, cuyo significado es un simple nombre de alguien que fue Papa y ha dejado de serlo.
Pero en el segundo párrafo notamos que el planteo del primer párrafo lleva a la ambigüedad. El Papa emérito no es un simple calificativo sin connotaciones, porque Benedicto da un paso más audaz, cuando dice: “Traté de crear”. Benedicto es perfectamente consciente que es el inventor de una nueva forma de papado, la cual no viene por Tradición, sino por su propia ocurrencia, o como la llama él, por su propia invención.
Su intención de crear un papado emérito fue buena, pero ambigua y como resultado lleva a la confusión. Según afirma, la creación está basada en la situación. Para Benedicto la renuncia fue un hecho moral, no teológico. Las circunstancias se lo impusieron; pues si con la renuncia busca crear una situación, es porque la circunstancias son más poderosas que las consideraciones teológicas.
¿Él estaba decidido a renunciar? En ningún momento cuestiona en público la renuncia en sí, la cual es el primer elemento para cuestionarse. No se pregunta, si dicha renuncia es voluntad de Dios o voluntad del hombre; si dadas las circunstancias era conveniente, si existió motivo suficiente para la misma. Esto es lo primero que se deberá cuestionar.
Al compararse con Pío XII, olvida que ambas renuncias son de orden diverso. Pío XII ante la posibilidad de ser detenido, obligaba a la Iglesia a que se eligiera un nuevo Papa que la condujera, burlando el nazismo. Benedicto no fue detenido y permanece en el Vaticano estorbando como papa emérito. Una cosa es un expapa en un campo de concentración, y otra muy distinta un Papa más en el Vaticano, vestido de blanco y firmando como Papa. Pío XII dejaba de ser Papa, Benedicto sigue siendo Papa.
Nadie cuestiona si la renuncia estuvo bien formulada. Tan solo se la toma como un hecho sin marcha hacia atrás. Mayoritariamente se cayó en la ambigüedad del primer párrafo, y se aprobó como hecho consumado.
¿Fue conveniente esta renuncia o fue forzada por la mafia de San Galo y el putrefacto lobby gay, o fue una ocurrencia caprichosa? Si solo se miran las circunstancias, la renuncia pasa al fuero moral, pero queda sin analizar el aspecto filosófico y el teológico que no se resuelve, ni se plantea.
Todo parece indicar que Benedicto no quería seguir siendo Papa. No afirma los motivos de esta drástica decisión, a la que tiene derecho, pero no obligación, y podía poner en serio peligro a la Iglesia, como sucedió. No fue una determinación laudable, sino lamentable, que es ahora lo que se le echa en cara, algo que debe conturbarlo profundamente, y con pena lo expreso, algo que lo perjudica en toda su figura. Ya sus escritos pasaron como agua bajo el puente, solo queda su triste final abierto.
Benedicto se justifica ante los hombres, pero su justificación la debe buscar en Jesucristo. Los hombres, que no estamos para juzgarlo, sino para lamentarlo. Pues si él se sintió realizado en renunciar, la iglesia, a la cual él se debía, no se vio realizada sino amenazada como nunca en su historia.
Es imposible acceder a un juicio de su renuncia, pero sí se puede acceder a sus catastróficas consecuencias, porque esto no es un enjuiciamiento, sino un simple y elemental análisis histórico. En historia se analizan causas y consecuencias, como lo hacemos aquí. De las causas poco sabemos, pero de las consecuencias nada nos falta por aprender.
La invención del papado emérito acarrea más problemas todavía.
Al inventar el papado emérito por simples circunstancias, se ve amenazado el sentido común, se ve amenazado el sentido teológico y se amenazó a la Iglesia.
La destrucción del sentido común es evidente. Benedicto divide el papado en activo y pasivo. En el hilemorfismo universal, activa es la forma y pasiva la materia. Por lo tanto, dividió el papado en materia y forma, renunció a la forma y se quedó con la materia. Filosóficamente, Benedicto es el Papa, pues su renuncia es inválida. Para que esta sea válida, Benedicto debe renunciar también a la materia del papado.
Cuando afirma:
Si conoce una mejor manera y entonces cree que pueda condenar la que yo he elegido, por favor dígamela.
Sí, existe una mejor manera, y es la de dejar de crear ambigüedades. Salir del Vaticano vestido de cardenal, comenzar a firmar como J. Ratzinger, no como Benedicto, tal cual lo vemos en la carta, retirarse a un monasterio en perfecta y absoluta clausura.
Tarde piaste Brandmüller. ¿Y ahora de qué nos quejamos? Antes debías hablar, en vez de subirte al carro de los triunfadores.
Benedicto actuó a lo Bergoglio, con la moral forzó el aspecto filosófico, y con este dañó el aspecto teológico. La puerta de entrada para la Mafia San Galo, se llama Benedicto XVI. No se equivocó Martini en apoyar a Ratzinger para el papado, él sería quien facilitaría el acceso del papa negro. Bergoglio y Benedicto actúan en estos momentos del mismo modo:
Ambos son ambiguos, ambos son sinuosos, ambos son equívocos, ambos llevaron a la Iglesia a la confusión, a las sombras, a estos tres días de tinieblas.



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