Cuando Goethe invertía el evangelio, no respondía a su propia concepción, sino que reflejaba la Reforma del romanticismo. De la sola fides, en tan solo un paso, se había pasado a la sola actio. El pietismo había sido el modelo para este rápido pasaje. Las disputas teológicas eran interminables y no existía una autoridad que las regulara. La libertad implantada por el luteranismo, llevaba a una disputa eterna y sin solución. La reforma era la mismísima torre de Babel. Por lo tanto, mientras en la Deutschland por medio del pietismo se buscaba una acción interior, en Moravia se buscó una acción exterior.
Nicolás Ludwig von Zinzendorf (1700-1760) fue un pietista autodidacta y pragmático. En sus viajes comprende la división dogmática entre los distintos grupos protestantes y se plantea como objetivo la unidad cristiana. ¡Había nacido ya la concepción de Juan XXIII!
Su método activo consistía en dejar de lado las disputas dogmáticas para mantener una actividad común. Acercar la caridad y alejar los dogmas. Es lo que hacen hoy ciertos prelados, invitando en las funciones a los herejes, para destacarlos a su lado. ¡Nada nuevo bajo el sol! Es el método de Zinzendorf que después de casi 300 años, goza de novedad para un catolicismo ignorante y mentecato.
La figura de Zinzendorf es controvertida. Una cosa es lo que se dice de él entre sus seguidores, otra los que han intentado investigar su figura. Todo parte de haber destruido sus escritos, diarios y crónicas. Lo único que se salvaron fueron poemas, himnos, algunas reflexiones y una apología de la iglesia morava. No es la primera vez que se da esta situación dentro del protestantismo. Algo similar ocurrió al narrar la muerte de Lutero.
La comunidad de Zinzendorf se componía de varias sectas bautistas, presbiterianos, luteranos, schwenk feeders y moravos.
De todos ellos, los moravos y anabaptistas, poseían una tradición acerca de formar comunidades aisladas, que de acuerdo con sus planes, vivieran el cristianismo primitivo.
En esto, se coincidía con el luteranismo.
La Unitas Fratrum había tenido su primer ensayo.
El conde de Zinzendorf redactó el Acuerdo Fraternal. Un documento con reglas que los habitantes de la comunidad debían aceptar o irse; y de este modo aplastó los debates y sobre todo, las diferencias.
El acuerdo iba mucho más lejos. Basado en la historia de la protesta morava, que había nacido cien años antes que la protesta del monje rebelde Lutero, el conde Zinzendorf restablece la CB morava.
Aquí no existen votos, tan solo acuerdos. Mirado a la distancia, se podría decir que había nacido la comunidad de Taizé fundada en 1940 por el “hermano” Roger Schütz, protestante reformado y experto en ingeniería religiosa. La diferencia entre ambas comunidades existen, dado que en Taizé se compara con el monacato católico y también admite supuestos “católicos” dentro del mismo. Como comprobamos, Enzo Bianchi al fundar la “Comunidad de Bosé” en 1965, no inventó nada. Fue una vieja copia. En lugar de votos, los “monjes” de Bosé, viven en celibato, en comunión fraterna de bienes y en obediencia del Evangelio. Son los votos del ecumenismo. La pregunta para estos ingenieros religiosos es la siguiente: ¿Cómo se puede permanecer en el Cuerpo Místico de Jesucristo, con aquellos cuya fe es distinta y persiguen falsas verdades? ¿Se puede engañar al prójimo con este método? ¿Realmente es esto caridad? El demonio, siempre es el genio de los híbridos.
Con dicho acuerdo, todos los “hermanos moravos” comenzaban con una oración matutina y terminaban con una hora de canto; los domingos hacían un servicio religioso. Aparecieron las fiestas de amor, el lavatorio de pies, la Liturgia de las Horas y las vigilias nocturnas. ¿Disputas dogmáticas? Ya no existía tiempo ni lugar para ellas.
Este sistema dio pie al mítico pentecostés romántico. Según el relato de sus seguidores, fue el 10 de agosto mientras el pastor de la iglesia de Berthelsdorf dirigía una reunión alrededor del mediodía en el pueblo de Herrnhut:
Mientras el pastor Rothe dirigía la reunión en Herrnhut, se sintió abrumado por el poder maravilloso e irresistible del Señor, y se hundió en el polvo ante Dios, y con él se hundió toda la congregación reunida, en un éxtasis emocional. En este estado de ánimo continuaron hasta la medianoche, dedicados a la oración, el canto, el llanto y la súplica. (https://romans1015.com/moravian-revival-2/)
¿Es casualidad que se dé un “miércoles 13” de agosto de 1727? 13 es un número esotérico para la masonería, la comunidad se reunió en la iglesia de Berthelsdorf, donde Zinzendorf predicó un sermón sobre la cruz y el cordero de Dios, tal cual lo vemos en su escudo actual. Justo cuando la congregación se disponía a “comulgar”, creyeron ver descender el Espíritu Santo sobre ellos. Muchos lo llamaron un Pentecostés moravo:
Vimos la mano de Dios y sus maravillas, y todos estábamos bajo la nube de nuestros padres bautizados con su Espíritu. El Espíritu Santo vino sobre nosotros y en aquellos días se produjeron grandes señales y prodigios entre nosotros. Desde ese momento, apenas pasó un día sin que contempláramos sus obras todopoderosas entre nosotros. Un gran hambre por la Palabra de Dios se apoderó de nosotros, de modo que teníamos que tener tres servicios cada día, a saber: a las 5:00 y 7:30 am y a las 9:00 pm. Todos deseaban por encima de todo que el Espíritu Santo tuviera pleno control. El amor propio y la propia voluntad, así como toda desobediencia, desaparecieron y un torrente abrumador de gracia nos arrastró a todos al gran océano del Amor Divino. (https://romans1015.com/moravian-revival-2/)
De acuerdo con sus seguidores, Zinzendorf, comentando este momento, dijo:
Un sentimiento de la cercanía de Cristo fue otorgado, en un solo momento, a todos los miembros presentes; y fue tan unánime que dos miembros que estaban trabajando a veinte millas de distancia, sin saber que se estaba celebrando la reunión, se volvieron al mismo tiempo profundamente conscientes de la misma bendición. El Salvador permitió que viniera sobre nosotros un Espíritu del que hasta entonces no habíamos tenido experiencia ni conocimiento. Hasta entonces, habíamos sido los líderes y ayudantes. Ahora, el Espíritu Santo mismo tomó pleno control de todo y de todos.
(https://romans1015.com/moravian-revival-2/)
De acuerdo con el escrito, Zinzendorf lo reconoce como “espíritu”. Reconoce que no lo conoce y sin conocerlo lo asocia al Espíritu Santo. Cuando no conocemos algo, en vez de investigar de qué se trata adoptamos erróneamente dos caminos. El primero consiste en asociarlo a lo que ya conocemos. El segundo es hilvanar un mito. El conde Zinzendorf usó los dos.
Fuerte debió ser este “espíritu” pues retumbó a “veinte millas”, nada menos. El conde describe una vivencia interna, de origen mítico, calcada del Pentecostés del libro de los Hechos, como una experiencia mística, pues lo es. Todo depende de qué “espíritu” se trate. Al respecto no posee ningún discernimiento. Tan solo redacta una objetividad de dos testigos bastante lejanos, a veinte millas que acuden al evento. La milla alemana (Meile) equivalía a 24.000 pies alemanes, o sea 7,586 km; esto hace un total de 151,72 km. Para ver lo absurdo del relato, por esta distancia yendo al oeste casi llegamos a Leipzig, por el norte estamos en los umbrales de Berlín, por el este llegamos a Częstochowa, Polonia; y por el sur llegamos a Praga. Tal vez quien traduce, se refiera a la milla inglesa, lo cual nos daría 32 km, con lo cual los testigos podrían estar a mitad de camino de Dresde por el oeste, en Niesky por el norte cruzando una geografía muy accidentada, y entraríamos en Polonia por el este. ¿Cómo hicieron para recorrer las 20 millas en tan corto tiempo? El absurdo o el mito, es la respuesta.
Por otra parte, el número dos es lo que se requiere en la ley hebrea para atestiguar algo. Se diría que la mente viaja más rápido que la realidad. Todo un fenómeno. ¿Raya en lo mítico, o tal vez en el fraude impulsado por la emoción?
Sobre esta mitología, se fundará el gran pentecostés romántico, que expandirá la actividad de Goethe por todo el mundo. Los moravos influyeron en el metodismo y se dieron a la actividad misionera. De este modo el activismo romántico, fue exportado por todo el orbe. Este fue el origen del famoso Revival.
¿Cuál fue el motivo para destruir sus escritos?
Es lo que se preguntan algunos autores modernos. Todo parece llevar a que el conde no era un santo varón y como se destruyeron sus diarios, no posee defensa alguna, sobre los rumores que circulan sobre él.
Su nombre figura en el luterano Calendario de Santos. Andreas Tasche, estudioso de Zinzendorf y pastor de una pequeña iglesia, escribió el libro Zinzendorf und Amerika: Wie aus der Brüdergemeine eine Kirche wurde, (Zinzendorf y América: Cómo la comunidad morava se convirtió en una iglesia). Freddy Dutz comentando dicho libro afirma:
...el propio Zinzendorf, diligente cronista y prolífico escritor, destruyó sus propios escritos. Sus diarios verdes, en los que confiaba sus pensamientos más íntimos, fueron destruidos poco después de su muerte, lo que sugiere que debieron resultar muy perturbadores para quienes lo rodeaban. Y las generaciones posteriores han suprimido repetidamente sus textos y documentos, o mejor dicho, los han destruido. (https://mission.de/lese-tipps/zinzendorf-und-amerika.html)
Su figura es enigmática, pero su obra, si es que así lo quiso, no lo es. Fue expulsado de Sajonia, su patria. Dió refugio a los perseguidos en una localidad limítrofe entre Alemania, Polonia y Moravia. Se propuso misionar por donde el cristianismo no existía. Pésimo administrador, emprendió numerosos viajes y exportó la Unitas Fratrum por el mundo. Su vida familiar tampoco es muy clara. Su matrimonio con Erdmuthe Dorothea, la condesa Reuß zu Ebersdorf, en 1722 le dio hasta 1740 doce hijos, de los cuales cuatro llegaron a la edad adulta. En 1732, dejó el castillo de Berthelsdorf a su esposa como su residencia. Su último hijo nace en 1740. En 1747 regresa de sus viajes, pero no para una vida ordinaria familiar, puesto que la relación de Zinzendorf con Anna Nitschmann puso mucha “tensión” en su esposa Erdmuthe Dorothea, quien en 1756 fallece. Al año siguiente, Zinzendorf se casa con Anna, una compañera de viajes. Boda secreta, pues Anna permaneció viviendo en la casa de las Hermanas Solteras. No anunciaron oficialmente su matrimonio hasta noviembre de 1758. Todo da señales de un amor secreto antes del fallecimiento de su primera esposa.
El mejor elogio que recibió Zinzendorf, fue el de Karl Barth quien lo llamó el "primer verdadero... ecumenista".
Anna Nitschmann (1715-1760) merece un capítulo especial, quien a los catorce años, llamaba a Zinzendorf, “papá”; por supuesto a los 42 fue su esposo oculto y en 1758 ambos anunciaron oficialmente su matrimonio.
En 1740, viajó con su padre y su primo a las Colonias de América del Norte preparando el terreno para que al año siguiente llegara Zinzendorf con su hija.
En 1743 regresa a la Deutschland y viaja por Europa. En Riga, fue encarcelada. ¿Por qué motivo?
Acontece que en su vida, Anna había acumulado varios títulos y recibido órdenes, llegando al grado de “obispa”.
Que el anglicanismo ahora se quiebra por la actual “papisa” de Canterbury, no es ninguna novedad; ya lo habían hecho los moravos. Parece que los anglicanos muy poco aprendieron de ellos.
Que un catolicismo mentecato los imite, tampoco es novedad, y puede ser el quiebre definitivo entre la actual iglesia marica y la del Cuerpo Místico.
Más aún, Anna recibió el título de “Madre de la Iglesia”. Su retrato pendía en las paredes de estos iconoclastas y las damiselas celebraban su cumpleaños. Cuando el antipapa Francisco negaba el título de Madre de la Iglesia a la Virgen María, es porque se lo usurpaba a otra, tal vez a la lesbiana Lucía Caram.
De este modo se comenta que Anna, la pastora y obispa, dirigió la primera consagración oficialmente documentada de mujeres para su ministerio. Por tanto en 1757 se casaba el obispo Zinzendorf con la obispa Anna. Con mucha razón se debía mantener oculto para preparar el terreno.
Como aconteció con la primera experiencia morava, la Unitas Fratrum tiende inevitablemente al luteranismo, quien veía con malos ojos estas ordenaciones femeninas y por lógica, las suprimieron.
Ahora podemos entender mejor, cuáles fueron las causas para destruir escritos, tanto del obispo Zinzendorf como de la obispa Anna.


