Calesita

sábado, 7 de octubre de 2017

Impacto


La aparición de la Correctio, removió toda la débil estructura del clericalismo bergogliano. Hubo dos instancias de salir al encuentro de la iniciativa, por parte de la clerecía vaticana.
EL AVESTRUZ. – La primera fue la del Cardenal Müller, quien es difícil saber a qué juega, y en este caso actuó primeramente como el avestruz que ante el peligro hunde su cabeza en la tierra:
La Iglesia está "muy lejos" de una situación en la que el Papa necesita una "corrección fraterna" sobre Amoris Laetitia, porque el Santo Padre no ha puesto en peligro la fe y la enseñanza de la Iglesia. 1
Eran las primeras horas, cuando solo se manifestaba menos de un centenar de firmas. Negar el hecho era lo lógico y aconsejable. Es lo que la clerecía, la misma que Bergoglio tildó de mundana, y a la cual él pertenece, cuando surge algo que los incomoda, niegan como cuerpo el fenómeno. El silencio es la primera respuesta. Luego como veremos, viene la mentira:
¿Corrección? ¿Qué corrección? Aquí no hay ninguna corrección.
Si se demuestra que hubo herejías, es inútil decir que no las hubo. Siguen los pasos de su maestro Lutero y dicen: No somos herejes, aquí la doctrina no se toca. Pero ocurre, que cuando las procesiones se cambian, es porque la doctrina ha cambiado, algo tan simple, pero la lógica del hereje consiste en no contemplar la realidad que se le presenta, sino solo su pensamiento.
PAROLIN Y SUS SUTILES SOFISMAS. – Pero a medida que pasaban las horas, el Vaticano observó con desesperación que las firmas aumentaban frenéticamente, entonces salió el cardenal Parolin a tratar de frenar un poco la avalancha:
Las personas que no están de acuerdo expresan su disentimiento, pero en estas cosas uno tiene que razonar, tratar de entender.
Típico sofisma “a lo Parolin”. ¿Qué es lo que hay que razonar? ¿Qué es lo que hay que entender? Como se ve, luego de razonar, y por ende entender bien a donde nos conduce esta clerecía mundana, se nos pide otro razonar y otro entender, pero no se dice lo que se debe razonar ni lo que se debe entender.
LA PALABRA MÁGICA. – ¿Cómo se soluciona esto? Y allí surge la palabra mágica: Diálogo.
Esta clerecía ha hecho del diálogo el mecanismo generador de la nueva doctrina. Repito lo dicho en otros artículos; esta clerecía ha adoptado el concepto masónico consistente en que las acciones generen la teoría, por ello dialogan para buscar un camino como salida a no se sabe donde.
Según estos clérigos, dialogando podemos llegar a un nuevo dogma, y a esto se lo llamará, como lo pregona la clerecía argentina: la lícita evolución del dogma. Bergoglio lo dijo con toda parresia en Bolonia:
Os recomiendo que, en vuestras comunidades, en vuestras parroquias, en vuestros grupos, os aseguréis de que haya este diálogo. Este diálogo hará milagros.
SORDERA INICIAL. – Veamos ahora como es este diálogo. Dice Parolin que se debe dialogar, pero desde el vamos se niega la Correctio. ¿Entonces a qué viene el diálogo? Sencillo, es para “razonar” y “entender”, con el fin de terminar afirmando que la clerecía tiene razón. En esto consiste el “diálogo de sordos”, y la primera sordera nace de la clerecía.
EL GRAN SORDOMUDO. – Veamos otro ejemplo. Cuatro cardenales presentaron sus Dubia a Bergoglio. Bergoglio es sordo, y por ser sordo es mudo, no responde; tan solo se anima a decir que las críticas son respetables, pero equivocadas. He aquí el diálogo del clérigo Bergoglio:
Primero cambia la esencia del tema; los Dubia no son críticas, la Correctio no es una crítica.
Por último, luego de cambiar la esencia del hecho, agrega: Están equivocadas. ¿Entonces, es posible un diálogo con esta clerecía mundana?
¡MILAGRO! – ¿Y dónde está el milagro? Es el milagro de la nueva doctrina, algo similar a Los Amores de Leticia. Ya no es el Logos enviado por el Padre para enseñar su doctrina a los hombres; sino que ahora es esta clerecía mundana que nos quiere imponer un diálogo que reemplaza al Logos para cambiar la doctrina revelada. La jugada es clara y patética.
ÚLTIMA JUGADA DE MÜLLER. – Luego de esta manifestación de Parolin, Müller saca su cabeza del pozo cambiando velozmente de posición y hace un esfuerzo para colocarse en el centro de la escena, de allí que propone el diálogo de Parolin según leemos en este sitio:
...esta iniciativa podría llevarse a cabo con “algunos destacados representantes” de los “dubia”, así como de la “corrección filial”, y se centraría en las “diferentes y a veces polémicas interpretaciones de algunas afirmaciones del capítulo VIII de Amoris Laetitia”. 2
Entonces nos preguntamos, ¿para qué se gastaron tanto dinero en montar dos sínodos? Es ridículo, y el ridículo parece formar parte de la política de Müller.
¿CINISMO? – ¿Qué nos proponen, hacer la hermenéutica de Los Amores de Leticia? Ahorremos tiempo, que Bergoglio rompa su caprichoso silencio y diga con claridad y parresia lo que propone, pues caso contrario nos vemos tentados a pensar que lo dicho en Bolonia es cinismo puro:
Tengan el coraje de hablar, sean transparentes a la manera de San Pablo, que insiste mucho sobre la parresia.
UNA SOLA RESPUESTA. – La única respuesta a estos cardenales caídos en la degradación mental del mundo, es esta: La doctrina de Jesucristo no se dialoga, se acepta, se cree y se ejecuta contra el mundo y sus sofismas.
Como se puede notar, no salen a decir que es falso lo que se dice, y no lo pueden hacer porque es la verdad; salen a decir que se dialogue, para que nosotros que somos los tontos del caso, ingresemos en el juego de ellos.
A esto solo existe una respuesta: firmar la Correctio. Es una forma de demostrales que no estamos de acuerdo con esta clerecía empapada de la moderna mundanidad.
ESENCIA DE LA NUEVA HEREJÍA. – Monseñor Giuseppe Lorizio, en el mismo diario de la Conferencia Episcopal Italiana, afirma la primacía de la pastoral sobre la teología.
He aquí el dogma de esta clerecía herética: Las procesiones generan la doctrina, es decir la pastoral modifica la doctrina.
Y para rematar la herejía, Roberto de Mattei nos dice como se impone:
Monseñor Forte añadió en Avvenire que al documento no pueden adherirse «quienes son fieles al sucesor de San Pedro, en el cual reconocen al pastor que dio el Señor a la Iglesia como guía para la comunión universal. La fidelidad siempre se dirige al Dios viviente, que actualmente habla en la Iglesia a través del Papa».3
Lo que se busca no es obedecer a Cristo, sino a la clerecía mundana, la cual busca contra toda doctrina, la comunión universal. Con esto se cambió el discurso de Jesucristo antes de la ascensión, quien según estos clérigos, no mandó evangelizar, bautizar y enseñar, sino que ahora quiere la comunión universal, y se manifiesta milagrosamente por medio de un caprichoso sordomudo, porque ha sido tocado por la vara mágica del diálogo en el monte Sinaí, y como otro Moisés es su intérprete, o como lo define Antonio Socci, ahora Bergoglio es ni más ni menos que Jesús II.


1 https://www.thecatholicthing.org/2017/01/10/muller-no-correction-forthcoming/
2 https://infovaticana.com/2017/09/29/parolin-la-correctio-filialis-importante-dialogar/
3 http://panoramacatolico.info/articulo/impacto-a-nivel-mundial-de-la-correctio-filialis

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