Calesita

viernes, 14 de agosto de 2015

¡Elévate, María!

Juan Martín Cabezalero. Asunción de la Virgen, hacia 1670.
Esto es misticismo puro, es decir, no la mística como elevación del alma incomprensible que Dios otorga a ciertas personas; sino la mística como misterio que puede ser contemplado y vivido por todos.
Sí, mis buenos racionalistas de la más augusta cepa de la diosa Razón, esto es teología mística, algo que la corriente racionalista no logra, ni logrará entender.

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