Como es su
costumbre, en cada viaje por avión, el iluminado Bergoglio, toma,
como hacen los iconoclastas evangélicos, un micrófono en sus manos
y comienza a hablar sin papeles, cuyo orden lo establecen solo las
preguntas. El resultado no debe despreciarse, pues es realmente
genuino, tan genuino como su mismo corazón. Como dirían algunos:
“¡Este es el Padre Jorge!” A este sistema de comunicación
se lo llama: entrevista.
Los sacerdotes que tienen a su cargo el
Denzinger-Bergoglio, con las palabras bergoglianas, y la
abrupta torpeza de las expresiones que emite cuando acostumbra viajar
por avión, como afirman los porteños, se hacen un pic-nic. 1
No es que contradiga al
Denzinger-Bergoglio, estoy con todo lo que afirma; y en la
entrevista durante el viaje a Armenia el 26 de junio de 2016, 2
afirma este pragmático profeta del futurismo católico:
Yo repetiré
lo que dije en el primer viaje. También repito
lo que dice el catecismo de la Iglesia Católica:...
CUANDO SOLO SE REPITE. – Como se
comprueba, Bergoglio no enseña, simplemente repite. Muy natural en
quien ha renunciado a enseñar y solo se ocupa de repetir; y repite
todo lo que puede no enseñar, sino convulsionar; siendo la
convulsión el eterno oficio del demonio.
Como dice, el catecismo está sobre él,
lógico pues no enseña. ¿Pero a qué Catecismo se refiere? No es el
Catecismo de Pío X, sino el neomoderno, donde nadie se extrañe que
en sus páginas se pueda encontrar un lenguaje donde un párrafo
contradiga el anterior. Es el nuevo lenguaje colegiado, totalmente
falto de unidad e inaugurado por el Vaticano II, el cual es
dogmatizado por esta Revolución Vaticana.
En la entrevista este genio del catecismo
neomoderno pide que los homosexuales ...
...no sean discriminados, que deben
ser respetados, acompañados pastoralmente. Se puede condenar, pero
no por motivos ideológicos, sino por motivos digamos de
comportamiento político, como ciertas manifestaciones un poco
demasiado ofensivas para los demás.
NUEVO LENGUAJE, NUEVOS TÉRMINOS. –
Más allá de las coherentes afirmaciones del
Denzinger-Bergoglio, nótese
los términos que salen a la lengua de este profeta: no
sean discriminados, evidente
nomenclatura de esta modernidad tecnológica. Término que dice y no
dice, afirma y no afirma, señala y no señala. Ambiguo como
marquesina luminosa que se prende y se apaga, solo útil para
conducir a las masas; imprescindible para el nuevo lenguaje de la
Revolución Vaticana. Luego agrega: Se puede condenar, pero
no por motivos ideológicos, sino por motivos digamos de
comportamiento político.
LA IDEOLOGÍA SIN IDEAS. – Significa
que apartarse de los homosexuales, es ideología, y solo se
puede hacer por comportamiento político;
pero ¿acaso, no es la ideología un protocolo del comportamiento
político? Seguramente, pero estos destructores de la teología
clásica, usan este nuevo lenguaje, donde la ideología pasó a ser
una forma ambigua de teología. Dijimos que la Revolución Vaticana
debe buscarse en el lenguaje. Bergoglio es como el Robespierre de
esta Revolución, que viene como un incorruptible,
para hacer un trabajo sucio y lo lleva a cabo sin tapujos.
LA
INFALTABLE INCULTURACIÓN. – De
la ideología y la no discriminación del ideólogo Bergoglio, nos
vamos a la inculturación de Arrupe y de toda la nefasta vanguardia
jesuítica moderna:
Después, hay tradiciones en algunos
países, en algunas culturas, que tienen una mentalidad diversa con
respecto a este problema.
Más adelante completa este concepto:
Yo recuerdo de niño, en Buenos Aires
-la cultura católica cerrada, yo vengo de allí-, donde, si había
una familia divorciada, no se podía entrar en su casa. Estoy
hablando de muchos años atrás. La cultura ha cambiado, gracias a
Dios.
LA NEO-CULTURA. – ¿Qué es la
cultura para esta generación moderna de jesuitas? No tiene nada que
ver con el clásico concepto griego, sino con las simples
manifestaciones que nacen de las acciones de los hombres en un
determinado lugar.
La cultura moderna surge de la acción y
por medio de ella se impone: En el principio fue la acción.
Pero este protocolo de la acción,
llamado por los vacuos pensadores de la modernidad, cultura; vive en
guerra, tal como lo manifiesta Bergoglio, donde una resultante de las
acciones de conjunto fue reemplazada por otra.
Acontece que este Titán, ignorante
supino de la historia de la cultura, no percibe que este reemplazo
cultural obedece al antropologismo que lleva inevitablemente al
individualismo. La “cultura cerrada” que él define,
indica decididamente que se tenía un sentido solidario de sociedad,
y que ciertas formas no eran bien vistas. La hipóstasis de la
persona humana, tiende por naturaleza a unirse con otras personas,
tal como lo hacen las hipóstasis divinas: puesto que el género
humano es un icono de la divinidad.
EL EJEMPLO DE SAN PABLO. – De
última, no sin errores puntuales, hacía esta “cultura cerrada”
lo que San Pablo afirma en su carta:
Entrego a ese tal a Satanás, para
ruina de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del
Señor Jesús. 3
La “cultura abierta” que
reemplazó a esta “cultura cerrada”, no nace de la
solidaridad, sino que se origina en el individualismo, que nace
inevitablemente del antropocentrismo y nos conduce a este libertinaje
social. Esta es la cultura que Bergoglio defiende. Esta
es la cultura que Bergoglio alaba. Esta es la cultura que Bergoglio
agradece a Dios.
UN POCO DE HISTORIA. – Y para la
burrada de sus seguidores incondicionales, ofrecemos un pantallazo
cultural de la involución de la cultura cristiana, la cual se
origina en el humanismo renacentista:
¿En que consiste el humanismo del
Renacimiento? He aquí cómo lo define mi compatriota; Philipp
Monnier, en el primer volumen de su Quattrocento: «El humanismo no
es tan sólo el gusto de la antigüedad; sino su culto ¡ culto
llevado tan lejos que no se limita a adorar y se esfuerza en
reproducir. El humanista no es solamente el hombre que conoce a los
antiguos y se inspira en ellos; es el hombre que está hasta tal
punto fascinado por su prestigio, que les copia, les imita, les
repite, adopta sus modelos y modas, sus dioses, su espíritu y su
lengua. Un movimiento semejante, llevado a sus extremos lógicos, no
tendía ni más ni menos que a suprimir el fenómeno cristiano. 4
Y con toda lógica Gonzaga de Reynold
concluye:
El espíritu humanista es una rebelión
contra el dogma del pecado original y todo el mundo moderno le ha
seguido.5
De allí esta reflexión:
No se volvió, por cierto, al
paganismo, sino tan sólo en un sentido estético, pero se volvió
sí, a los principios del paganismo. El hombre no es ya el ser
heredero del pecado. Es bueno, es la naturaleza buena, de la que es
la flor suprema. Su razón, su sabiduría innata, bastan para
conducirle a la verdad y a la dicha. Su ciencia no tiene otros
límites que el mundo terreno. Puede vivir seis días a la semana sin
pensar en Dios, y aun hasta puede vivir sin Dios. 6
EL TRABAJO SUCIO. – Como se
puede leer, el profeta Bergoglio, líder de esta Revolución del
lenguaje, hace el trabajo sucio, coloca la cultura de los hombres en
primer plano, superior a la ley divina, destruyendo de este modo, el
icono divino; y hasta posee el descaro de decir que esto sucede
“gracias a Dios”.
SIGUE LA INVOLUCIÓN. – Del
individualismo llegamos a la revolución sexual, y del sexualismo a
la homosexualidad en todas sus formas y formatos. Ella es el fruto
que la humanidad moderna arrancó del árbol individualista de la
Ciencia del Bien y del Mal, con su desenlace fatal, lleno de
enfermedades y de muerte. Todo esto configura una concepción atea e
hipócrita, la cual actúa contra toda la naturaleza humana, porque
como afirma Gonzaga de Reynold:
Partiendo del racionalismo, [el
hombre] cae en las actitudes antiinlelectuales más extremas. 7
Es interesante la observación que hace
de esta “cultura abierta”, este mismo pensador:
Uno de sus representantes en Alemania,
Günther Gründei, se expresa como sigue: «Alguna vez quizá, habrá
de designarse con el nombre de «época de Lucifer», esta tercera
fase de la creación, que comprende el período inserto entre el
Renacimiento y la guerra mundial. Lucifer no es tan sólo el diablo,
sino también el ángel caído, en su variedad nórdica y occidental.
Unicamente por estar vinculado de manera íntima a lo bello y a lo
apetecible, es que este principio, iluminado por un falso resplandor
arrebatado a la claridad original, ha podido conquistar semejante
poder sobre el hombre occidental. Le ha suministrado adquisiciones de
las que ya no podríamos prescindir. Pero en cada uno de esos dones
se oculta un germen peligroso y demoníaco. Lucifer da a los suyos,
la belleza y todos los tesoros de este mundo, pero en compensación,
se apropia de sus almas. Simula hacerles avanzar sobre una ola
triunfal, pero ésta «marcha hacia adelante», conduce al
precipicio. 8
Esta Cultura de Lucifer, es la que
Bergoglio alaba, esta es la Cultura producto de su “Gracias a
Dios”; con la diferencia que ese Dios es un dios:
el dios del mal.
Por esto volvemos a repetir lo que
escribimos otros días: Bergoglio
no necesita un sínodo, ni un psiquiatra, ni un petitorio firmado
para que renuncie. Bergoglio necesita un exorcismo.
1
http://adelantelafe.com/homosexualidad-problema-cultura-tradicion/
2
Entrevista completa:
http://www.revistaecclesia.com/entrevista-avion-al-papa-francisco-tras-viaje-armenia/
3
I Corintios, 5,5.
4
La Europa Trágica II Pág. 281.
5
Ibídem.
6
Ibídem. Págs. 286 y 287.
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