Calesita

viernes, 22 de julio de 2016

El coro de viejos cantores

En estos últimos días, ciertos obispos argentinos han salido por turno a defender a su Francisco. Raro coro de viejos cantores, en este virtual naufragio de la Barca de Pedro, donde estos marineros cantores, son de una cantidad tal (pues ellos viven de las cantidades), que iguala lo que cantaba Virgilio:
Rari nantes in gurgite vasto. 1
¿Qué es lo que quieren que valoremos de Bergoglio? ¿Su teología plagada de errores? ¿Su accionar contra toda Tradición y tradiciones? ¿Su visión peronista de la iglesia? ¿Su política inoportuna y totalmente falta de visión? ¿Quién no vio su cara de peperoncino all'aceto cuando lo visitó el presidente argentino?
¿Qué le debemos valorar? ¿Su lenguaje viperino cargado de dobles mensajes? Su poderoso imán para atraer pecadores públicos sin una muestra pública de arrepentimiento? ¿Su erróneo concepto de misericordia? ¿Su permanente destrucción del auténtico concepto misionero? ¿Su oculta vía libre al adulterio?
Dentro de todo, yo encuentro algo para alabarlo, si bien no para apoyarlo. Alabo su enorme habilidad para conspirar a la silla de Pedro oculto en la mafia de San Galo. Su ascenso lleno de maniobras extrañas, pero como buen fariseo, respetando los códigos del derecho canónico. Sin lugar a dudas, no ha nacido el Maquiavelo que pueda describir y alabar sus brillantes maniobras, bien marquetineras, para estar siempre sobre la cresta de la ola.
Y dentro de este coro de viejos cantores, no podía faltar el intrascendente obispo de Quilmes, como es natural, brindando su apoyo desde una radio local, para más no da.
Si tan solo una manifestación mariana de la Argentina, hubiera afirmado la mitad de las cosas que todos los días le escuchamos a Bergoglio, este coro de viejos cantores, la habría cerrado luego de rasgarse el clergyman; afirmando que ha faltado contra la moral y las buenas costumbres. Pero la vara para medir es muy distinta dentro del coro de los viejos cantores. Con una vara muy estrecha se miden las manifestaciones marianas y con otra muy liberal se miden los dichos bergoglianos. Y como esta no es una manifestación mariana, sino que se trata de Bergoglio y su metamorfosis en “el Francisco”, el coro de viejos cantores, no se rasga el clergyman sino que salen para sus laudes matutinas teniendo todos la misma partitura en sus manos.
Digo esto, para que no piensen que olvidaremos este flaco favor que le hacen a la sana doctrina de la Iglesia, esa que no muta, esa que se originó en los apóstoles, esa que es eterna.
Tal vez debamos entender que este apoyo, es el plato de lentejas que se les ofreció, para mantenerse en los cargos que se les confiaron.
Sin embargo, mientras el coro de viejos cantores, entonaba sus laudes al “Francisco”, Monseñor Fellay dio un nuevo portazo en las mismas narices de Bergoglio. Como dijo uno de sus referentes, una aprobación canónica hacia la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, por parte de Francisco, caería como descrédito sobre la asociación: tan mal se ve la gestión bergogliana.
Y el coro de viejos cantores debe elevarse, pues es la señal evidente que la barca del papado del Francisco, hace agua por todas partes. Las críticas de religiosos y laicos serios, no fueron vanas, y señalan que el rumbo de este pirata Capitán, está totalmente errado.
Como se afirma en las Academias Militares, todo soldado olfatea cuando se va a la derrota. Sí, todo soldado, excepto el coro de viejos cantores de Argentina.

1Virgilio. Eneida I. Raros navegantes desparramados por el vasto mar.

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