El
último capricho y berrinche de Bergoglio, es subir al difunto obispo
Angelelli a los altares. Cuando este porteño peronista se decide por
una cosa, nada ni nadie lo hace retroceder.
Nada
pudo contra este disparate, la investigación sensata y seria.
Nada
pudo contra este disparate, la falta de pruebas que admitan estos
martirios.
Nada
pudo contra este disparate, el pedido de muchos católicos para que
abandone este dislate.
La
única respuesta a todas la voces que se interpusieron, es capricho y
berrinche, o si lo prefieren, berrinche y capricho. No existe otra
respuesta.
La
iglesia soy yo, – se dice Bergoglio para sus adentros – y hago
lo que se me ocurre.
Y para
que Colombo, Ojea y su pandilla, no digan que soy un oligarca que ve
con malos ojos esta acción que afecta mis intereses, les respondo a
este superestrato de obispos esquizofrénicos:
Tuve
dos sacerdotes que fueron mis buenos amigos, quienes en la era del 70
fueron muertos por la represión de esos tristísismos años; pero ni
por asomo se me ocurrió en algún momento, pensar que eran mártires.
Cada uno murió en lo suyo. Se hicieron un camino, peligroso y
controvertido, caminaron por él y murieron cada uno en lo suyo. No
pienso levantar una bandera por cada uno de ellos, allá ellos con la
misericordia divina.
Este
estrato nefasto de obispos, no sintió el zumbido de las balas en los
años 70, como lo sentí yo; no respiraron la atmósfera de los años
70, como la respiré yo. Estos son los que ahora nos dicen, no solo
políticamente, sino religiosamente, como se termina esta historia.
Política
y catolicismo, son dos polos que pueden congeniar o excluirse.
Mientras en una época se buscaba colocar la política al servicio de
la catolicidad. Hoy esto se ha invertido, a tal punto que podemos
decir que la religión se ha atado al carro inútil de la política.
¿Qué
saben estos obispos de Historia? ¿Qué saben quien es santo? El único
que santifica es el Padre eterno, y ni Colombo, ni Ojea, ni Bergoglio
se le parecen.
¿Se
imaginan un paraíso montado por Colombo, Ojea, y Bergoglio? Esto es
lo que quieren hacer, después de todo, se creen los dioses eternos.
Sabíamos
que el episcopado argentino es uno de los peores del mundo, ¿pero
dónde radica su incapacidad?
Aquí
no estamos ante un problema teológico, tampoco estamos ante una
presión de cierto grupo de católicos que intentan imponer un
personaje, nada de eso, estamos ante la versión más cruda y cruel
de un clericalismo en todo su esplendor, bien al estilo jesuita, que
se ha alejado tanto de la realidad que solo respira su propio mundo.
El
episcopado argentino, entendiendo siempre los inútiles que lo
encabezan, está metido en un agudo ataque de esquizofrenia.
Los supuestos mártires riojanos, son la puebla palpable y
contundente que su ideología radica en su total alejamiento con la
realidad.
Estos
son los obispos que afirman que no se deben difundir manifestaciones
marianas, porque en ellas la gente pierde la Fe. Y yo les pregunto:
¿Quién puede creer en estos martirios sin perder la Fe?
Tampoco podemos cargar esto sobre todos los obispos argentinos, cuando solo asistieron a la ceremonia el 25 % de ellos, en fin, otra "multitud".
Es el porcentaje de obispos argentinos presentes, que no son buenos, tampoco son malos, simplemente son esquizofrénicos.
***
Hoy, viernes 3 de mayo, sabemos con precisión en qué consistió esa "multitud" que según AICA asistió a este desatino. Esperaban cien mil personas, solo asistieron doce mil, en su mayoría ajenos a la provincia de La Rioja. ¡Cuánta multitud!, cuando para la beatificación del cura Brochero se superaron los cien mil.Tampoco podemos cargar esto sobre todos los obispos argentinos, cuando solo asistieron a la ceremonia el 25 % de ellos, en fin, otra "multitud".
Es el porcentaje de obispos argentinos presentes, que no son buenos, tampoco son malos, simplemente son esquizofrénicos.
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