El
día 20 de agosto publicamos nuestra crítica, a las desastrosas
misas que por desgracia nos obligan a presenciar. Frente a la
indiferencia y al cómplice silencio de quienes deben poner fin a la
liturgia coribante o de la festichola, se me
hace un deber exponer ciertos criterios frente a ciertas misas que
estos sacerdotes y obispos, oriundos en la patria de Bergoglio,
pretenden imponernos.
Decía Nuestra Señora el día 12 de
enero de 2009: “Pido resistencia...”.1
Así es, el nuestro es un movimiento de resistencia. Decía Carl
Schmitt, que la resistencia era una contrarrevolución; por
consiguiente, nuestra resistencia es contraria a la Revolución
Vaticana, al bergoglianismo y sobretodo a la liturgia de la
festichola.
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