Este
tradicional himno de vísperas en Navidad, se dice que fue compuesto
por San Ambrosio (337-397). Muchos himnos dicen tener en él su
origen, como un clásico de dicha escuela tiene forma en siete
estrofas, un número simbólico. Cada una posee cuatro versos de ocho
vocales, en
términos técnicos, cuatro dímetros yámbicos acatalécticos.
Esta
composición es uno de los himnos más manoseados por la reforma de
Urbano VIII (1568-1644).
El
texto tiene su auge en el Siglo VI. ¿Cuál es el texto original?
Los
monjes siguen por tradición el texto que está a continuación, pero
para el anglicano John Mason Neale (1818-1866), quien realizó un
estudio sobre los himnos, debería tener algunas variantes, las
cuales dejamos entre paréntesis.
Con la
contrarreforma, el Papa Urbano VIII alteró los himnos en su revisión
de 1632. Analizaremos aquí, el posible motivo de la reforma de este
himno.
***
El
título
El
primer verso del himno se inicia como Christe, Redemptor
omnium, pero en la reforma del Papa Urbano VIII, comienza Jesu,
Redemptor omnium.
Aquí
se produce el primer choque. Al cambiar el primer verso, se cambia el
nombre del himno. Francamente no entendemos el cambio de Jesus
por Christe. Solo resta pensar que buscaron adaptarlo al
Jesús infante, puesto que en la versión original, hace referencia
al Jesús resucitado. Con el cambio de nombre, se procede en la
práctica a escribir sobre el tradicional ambrosiano, un himno nuevo.
Los
tres versos siguientes, están profundamente modificados:
ex
Patre, Patris unice,
solus
ante principium
natus
ineffabiliter.
Mientras
la reforma de Urbano VIII dice:
quem
lucis ante originem
parem
Paternae gloriae
Pater
supremus edidit.
Ambos
hacen referencia al origen de Jesucristo. El tradicional habla de su
nacimiento inefable del Padre (ex Patre...natus ineffabiliter),
y recalca, único origen del Padre (Patris unice), solo o
único antes del principio (solus ante principium).
En
cambio el reformador Urbano habla que salió de Padre supremo (Pater
supremus edidit) como una Luz antes del origen de todo (lucis
ante originem), y que es igual al Padre en su gloria (parem
Paternae gloriae).
El
cambio puede explicarse por los tiempos que corren. Para Ambrosio,
apodado “El Martillo contra los Arrianos”, se busca
enfrentar la doctrina católica con los arrianos. Por ello se hace
mención de su origen único del Dios Padre, y se lo llama Cristo.
Urbano VIII tiene delante a los iconoclastas protestantes, no a los
arrianos, quienes no cuestionan esta doctrina y por momentos parece
entrar el antropologismo renacentista. El cambio de Jesus por
Christe daría esa sensación.
He
aquí una traducción bien lograda de la versión reformada:
Oh
Jesucristo, Redentor de todos,
Que
antes de que la luz resplandeciera
Naciste
de tu Padre soberano
Con
gloria semejante a la paterna.
***
La
segunda estrofa no conlleva cambios:
Tu
lumen, tu splendor Patris,
Tu
spes perennis omnium :
Intende
quas fundunt preces
Tui
per orbem famuli.
Tú
que eres luz y resplandor del Padre
Y
perpetua esperanza de los hombres,
Escucha
las palabras que tus siervos
Elevan
hasta Ti de todo el orbe.
***
La
tercera estrofa lleva sus cambios. Dice la monacal tradicional:
Memento
salutis auctor,
(Salútis
auctor, récole)
Quod
nostri quondam corporis,
Ex
illibata Virgine
Nascendo,
formam sumpseris.
El
primer verso impreca el recuerdo del Autor de la salvación. El
anglicano cambia el verbo memento por recole, parece un
cambio superficial pues ambos significan recordar, pero no es así.
Recolo lleva implícito el significado de volver a cultivar o
trabajar, por supuesto trasladado esto a la mente, implica recordar y
puede chocar con lo que sigue en los versos siguientes, donde el
autor naciendo (nascendo) de una Virgen intacta tomó la forma
(formam sumpseris) de nuestro cuerpo (nostri quondam
corporis). Mientras el tradicional pide se recuerde, el anglicano
puede interpretarse como que se vuelva a encarnar.
Por su
parte el reformador Urbano VIII lo modifica para refutar a los
protestantes, quienes se empeñan en destruir la Virgen María. Por
consiguiente cambiará el salutis auctor por rerum
Conditor. Es decir el autor de la salvación por el
fundador de todas las cosas, y dirá de estas cosas que el
Conditor naciendo eligió (nascendo, ...sumpseris) la
forma (formam) de nuestro viejo cuerpo (olim corporis)
del vientre (ab alvo) de una Virgen sagrada (sacrata
Virginis). La vieja forma, es la de Adán anterior a su caída.
Memento,
rerum Conditor
nostri
quod olim corporis
sacrata
ab alvo Virginis
nascendo,
formam sumpseris.
La
traducción versificada del reformado, podría ser esta:
Oh
Creador de todo lo creado,
Acuérdate
del día en que este suelo
Te
vio nacer del vientre de la Virgen
Vestido
con un cuerpo igual al nuestro.
***
La
cuarta estrofa lleva algunos cambios:
El
primer verso para la tradición monacal, se inicia con sic
mientras que el anglicano lo modifica por hic. Sic
significa así, y no admite cambios; mientras que el hic
anglicano relativiza la dureza del adverbio con su hic al
decir entonces, en estas circunstancias...
El
verso continúa afirmando que este día presente es el que fue
atestiguado (præsens testatur dies), que atraviesa el círculo
de los años (currens per anni circulum). Esto se dice para
indicar la fiesta litúrgica que se celebra en la rueda de todos los
años. Día en el cual llegaría (adveneris) la salvación del
mundo (mundi salus) desde el trono del Padre (sede Patris), quien fija los tiempos para la salvación del mundo.
Sic
(Hic) præsens testatur dies,
Currens
per anni circulum,
Quod
solus a sede Patris
Mundi
salus adveneris.
Por su
parte la versión de Urbano dirá que se atestiguó en este día
presente (testatur hoc præsens dies) que recorre el círculo
de los años (currens per anni circulum) en el cual solo
(Jesucristo) sale del seno del Padre (quod solus e sinu Patris),
para que llegue la salvación del mundo (mundi salus adveneris).
Su traducción libre versificada:
Hoy
es el día en que conmemoramos
El
hecho portentoso de aquel día,
Cuando
dejando el seno de tu Padre
Viniste
a darnos la salud perdida.
***
La
quinta estrofa también lleva sus cambios:
En
este cielo, tierra y en este mar (hunc cælum, terra, hunc mare),
y todo lo que está en ellos (omne quod in eis est) exulta
(exsultat) alabando (laudans) con un cántico (cantico)
al autor del de tu venida (Auctorem adventus tui).
Por su
parte los anglicanos invierten los verbos del último verso, diciendo
alaban exultando (laudat exultans).
Hunc
cælum, terra, hunc mare,
Hunc
omne quod in eis est,
Auctorem
adventus tui
Laudans
(laudat) exsultat (exultans) cantico.
La
versión de la contrarreforma modifica el primer verso cambiando mare
por æquora, término genérico aplicado a cualquier
extensión, ya sea mar, río o llanura, en el segundo verso hace
referencia a todo lo que habita bajo el cielo (hunc omne, quod
cælo subest), ya no es lo que está en el cielo, sino bajo él;
puede tomarse como una exclusión de los ángeles y santos, y de
acuerdo a esta interpretación, un sutil paso hacia un antropologismo
renacentista.
El
tercer y cuarto verso proclaman al Autor de la nueva salvación
(Auctorem novæ salutat) con un cántico nuevo (novo
cantico). El autor hace una especie de epanadiplosis con los
términos salutis ... novæ / novo salutat.
Hunc
astra, tellus, æquora,
hunc
omne, quod cælo subest,
salutis
Auctorem novæ
novo
salutat cantico.
Una
traducción de la estrofa reformada:
La
tierra, el mar, el cielo y cuanto existe
Bajo
la muchedumbre de sus astros
Rinden
tributo con un canto nuevo
A
quien la nueva salvación nos trajo.
***
La
sexta estrofa bajo la tradición monástica, que siempre es la
más fiable, nos habla que nosotros (nos) que fuimos redimidos
por la sangre (redempti sanguine sumus), cantamos en comunidad
(concinimus) un himno nuevo (hymnum novum) por el día
de su nacimiento (ob diem natalis tui).
La
versión anglicana invierte dos términos del segundo verso, tal vez
por motivos musicales.
Nos
quoque, qui sancto tuo
Redempti
sanguine sumus, (sumus sanguine)
Ob
diem natalis tui
Hymnum
novum concinimus.
El
reformado en la contrarreforma, se modifica de este modo:
Y
nosotros (et nos) a los que (quos) regó (rigavit)
la ola de sangre (unda sanguinis), explayamos (solvimus)
un tributo en el himno (hymni tributum), por el día de tu
nacimiento (natalis ob diem tui).
Et
nos, beata quos sacri
rigavit
unda sanguinis
natalis
ob diem tui
hymni
tributum solvimus
Su
traducción libre versificada:
Y
nosotros, los hombres, los que fuimos
Lavados
con tu sangre sacratísima,
Celebramos
también con nuestros cantos
Y
nuestras alabanzas tu venida.
***
La
séptima estrofa es una doxología, idéntica para las tres
versiones:
Gloria
tibi Domine,
Qui
natus es de Virgine,
Cum
Patre et Sancto Spiritu,
In
sempiterna sæcula.
Amen.
Su
traducción libre versificada es la que sigue:
Gloria
sea al divino Jesucristo,
Que
nació de tan puro y casto seno,
Y
gloria igual al Padre y al Espíritu
Por
infinitos e infinitos tiempos.
Amén.
A
continuación, los monjes del Monasterio de Santa Magdalena en Barroux, quienes siguen el Rito Romano antiquor con toda su belleza,
hoy destruida por los neomodernos, cantarán este himno en su versión
original.
El
texto se toma del Antifonale Monasticum de 1934, pág. 238.
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