Comentaba
un pensador :
Si
robas gallinas serás un ladrón, si robas un reino serás un rey.
En
esto consiste la toma del poder revolucionario, no en asaltar
la diligencia tapándose la cara con un pañuelo, sino en asaltar el
estado. Tal como hacen en nuestro país ciertos piqueteros, quienes
hasta se cubren la cara. Lógico, si están en pleno asalto.
La
toma del poder
La
tentación de la toma del poder, es tan vieja como el Génesis. Fue
lo que realizó la mujer al tomar el fruto prohibido y dárselo al
hombre. Lo que se buscaba era el poder total para ser igual a Dios,
en alianza con el Dragón, quien deseaba erigirse en dios.
Decía
San Pablo:
Todos
habéis de estar sometidos a las autoridades superiores, que no hay
autoridad sino por Dios, y las que hay, por Dios han sido ordenadas, de
suerte que quien resiste a la autoridad resiste a la disposición de
Dios, y los que la resisten se atraen sobre sí la condenación. (Rom. 13, 1 y 2)
Como
lo afirma el apóstol la autoridad civil proviene de Dios. Pero dentro
de la Revolución Neutral, donde la divinidad fue desplazada por el
hombre, transformándose en un mero concepto abstracto, la
legitimidad del poder sufre cambios severos en el espíritu de este mundo.
La
toma del poder, consiste en caer en la primera tentación de
la humanidad, y abre interrogantes sobre la legitimidad del poder.
Quien
sintetizará magistralmente el cambio producido dentro del orden
político, será Maquiavelo, quien ya en su primer capítulo del
Príncipe, describe los detalles del fruto tomado por la Mujer en el
Edén, y enumera las distintas formas para que el hombre se haga del poder:
Todos
los Estados, todas las dominaciones que han ejercido y ejercen
soberanía sobre los hombres, han sido y son repúblicas o
principados. Los principados son, o hereditarios, cuando una misma
familia ha reinado en ellos largo tiempo, o nuevos. Los nuevos, o lo
son del todo, como lo fue Milán bajo Francisco Sforza, o son como miembros agregados al Estado hereditario del príncipe que los
adquiere, como es el reino de Nápoles para el rey de España. Los
dominios así adquiridos están acostumbrados a vivir bajo un
príncipe o a ser libres; y se adquieren por las armas propias o por
las ajenas, por la suerte o por la virtud.
Lo que
en esta reseña nos ocupa, es el concepto de revolución, dentro del
cual se desarrolla la toma del poder, como asalto al estado, o como
decía Maquiavelo, por las armas propias o por las ajenas.
Sin
embargo este planteo de Maquiavelo es anterior al Sturm und Drang,
al que hoy se deben añadir las distintas insurrecciones, con o sin
apoyo de las masas.
Dentro
del catolicismo la forma por la cual se da la legitimidad del poder
que viene de Dios, presentó distintas teorías, no las expondré
aquí porque no deseo abrumar al lector en esta ligera exposición.
Fuera
del catolicismo, a mi criterio, todo estaría sintetizado en una máxima que
Mussolini le dio a un político conservador argentino, cuando este le
pidió un consejo:
– Suba
como pueda, – le dijo – pero
haga buen gobierno.
Suba
como pueda, es la toma del poder; pero este poder no es legítimo,
por ello debe buscarse legitimarlo de alguna forma, y la legitimidad
se obtiene con los resultados positivos de un buen gobierno. En
última instancia, quien otorga legitimidad en la era moderna, ajena
a Dios, es el resultado del gobierno, de allí el terreno propicio
para las distintas revueltas que presenta la política.
La
toma del poder papal
Si
robas gallinas, eres un ladrón; si robas un reino serás rey;
por lo tanto, si robas un papado, serás papa. En el 2013 asistimos
no al asalto de la diligencia, sino al asalto del Vaticano.
La
forma como se realizó el asalto al poder papal, está escrito en
parte en la biografía de Godfried Maria Jules Danneels, cardenal
belga, arzobispo metropolitano de Malinas-Bruselas y presidente de la
conferencia episcopal de su país natal desde 1979 hasta 2010. Este
fue quien según la televisión flamenca, trató de convencer al Rey
Balduino para que firmase la ley de aborto.
En
esta biografía se exponen los conciliábulos que mantuvo para
“ascender” un Papa “progresista” a la sede de san Pedro.
El
Papa Sol, San Juan Pablo II, había traído para el belga un período
de tinieblas. Por ello, algunos buscaron reunirse, para ayudarse
“espiritualmente” en este feroz período, y así conspirar sobre
el papado; de esta forma formaron el grupo “San Galo” en Suiza.
El
problema consistía en evitar que Ratzinger llegase a Papa.
Luego
el problema consistió en ver como se salía del “desastroso”
papado de Benedicto XVI.
"Sin
dudas la elección de Bergoglio fue preparada en San Galo. Y los
contornos de su programa son aquellos sobre los cuales Danneels y sus
colegas discutían desde hace más de diez años" 1
El
jefe del grupo San Galo, era el Cardenal de Milán Carlo Maria
Martini, un buen jesuita de vanguardia, para quien Bergoglio fue
siempre su pupilo y candidato al papado. Danneels riendo, definió al
grupo como "un club mafia y llevaba el nombre de San Galo".
Desde
un comienzo, la Mafia de San Galo se movió como una logia secreta,
una iglesia dentro de la Iglesia. Fue el “club revolucionario”,
que tomó decisiones secretas, tal como lo acostumbran hacer las
logias. Sus miembros parecen estar familiarizados con estas
prácticas. No es casual, que al grupo San Galo, Danneels lo haya
tildado de “club”.
La
logia secreta de San Galo, revolucionaria y conspiradora, fue el
“club” para la toma del poder, en este caso el poder papal, se
movió con este mecanismo, tal como lo describe Agustín Cochin en su
análisis de la Revolución Francesa:
1.
El lazo de unión obligatoria entre los adeptos, después entre las
sociedades, presionando sobre los vacilantes.
2.
El secreto sobre los manejos de orden interior, que aseguran el
funcionamiento de cada grupo, después de las federaciones de
sociedades.
3.
La eliminación de los recalcitrantes o de aquellos que son superados
por los acontecimientos. Es lo que en el lenguaje social se llama la
clásica depuración.
Unión,
secreto, depuración; tales son los medios constantemente puestos en
práctica en las sociedades, en las logias, en los clubs. 2
Existen
dentro de la Iglesia muchos miembros que sospechan maniobras
fraudulentas por las cuales esta logia secreta de San Galo se hizo
del papado, entre ellos como observador, me incluyo. Todos sentimos
olor a gato encerrado. Es lo que Antonio Socci trató de explicitar
en sus últimos libros. El olor del fruto arrancado del árbol
prohibido, es nauseabundo.
El
Vaticano fue asaltado en el consistorio de 2015, pues esta
iglesia era como una diligencia en marcha, dentro de la cual sus
viajeros venían dormitando plácidamente, el sueño de los
angelitos. Con el asalto se privó a Beneldicto XVI del papado, donde
muy pocos constataron que la renuncia llevaba señales de perfecta
invalidez. Bergoglio al sentarse en la silla del poder, se sacó el
pañuelo que le cubría el rostro y se vio su sonrisa, aquella que
nunca mostró en Buenos Aires y despertó a los ocupantes de la
diligencia saludándolos, como saludan los sacerdotes al comenzar la
Misa vespertina en Buenos Aires:
– Hermanos
y hermanas, buenas tardes.
Entonces
se produjeron los acontecimientos revolucionarios, como afirma Carl
Schmitt en la Época de la Neutralidad:
El
más audaz siempre impone sus concepciones a su semejante, se erige
en su carcelero y le obliga a realizar su propio parecer.
Es lo
que estamos viviendo hoy en esta Revolución Vaticana, un líder al
que llaman “papa”, se ha erigido en carcelero de los miembros de
la iglesia y por todos los medios, les impone un nuevo paradigma.
Ya no se habla de doctrina, ni de teología, esto es lo abstracto y
forma parte de un pasado teológico anterior a la Revolución
Neutral, forma parte de otra época; ahora lo importante es la acción
y dentro de ella la nueva forma que tomará la iglesia, llamada
vulgarmente un paradigma. Hemos llegado a la “teología
adecuada” de mis viejos apuntes de 1969.
Dentro
del catolicismo, es la doctrina tradicional la que da legitimidad al
papado, no su simple elección, puesto que este posee como misión
fundamental su enseñanza. Si el papa no sigue la doctrina
tradicional, pierde su autoridad.
Siguiendo
en parte el consejo de Mussolini, Bergoglio subió como pudo; pero su
papado fue desastroso.
Hoy
quienes todavía dormitan en esta diligencia asaltada por el “club”
de San Galo, no despertaron a toda la realidad que los rodea. Me
refiero al nuevo paradigma, o a la nueva imposición del
“carcelero” Bergoglio, a quien todavía llaman “papa” y los
más dormidos lo tildan de “santo padre”.
¿Dónde
está la sacralidad en el nuevo paradigma? Si se profana la
eucaristía, se debe forzosamente profanar la iglesia, la cual es
usada para conciertos, actos públicos o simplemente para algún
banquete. El nuevo paradigma, no tiene casas para comer 3,
por ello la casa de Dios es un restaurante.
Por
último, si el βδέλυγμα 4
ingresa en la Casa de Dios como fruto de la toma del poder papal, es
lógico que aparezca la ἐρήμωσις 5,
y cada día notemos como lentamente se vacía la plaza San Pedro. Es
el triste fruto, no ya del árbol que comió la Mujer, sino de la nueva
toma del poder.
1
Jürgen Mettepenningen en Karim Schelkens, Godfried Danneels -
Biografie, Polis, 558 blz., 39,50 euro.
2
Antoine de Meaux. Génesis de las Revoluciones. Cap.III.
3
Cfr. 1 Cor. 11,22.
4
Monstruo, idolatría.
5
Desolación.
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